Correo recibido: "Corrupción político-inmobiliaria y Presupuestos Participativos"

Jueves 2 de octubre de 2003

[i]Correo recibido... y perdido en alguna cuenta de correo (es lo que tiene usar distintos ordenadores). Remediamos el asunto recogiendo el artículo de [url=http://www.attacmadrid.org/]Attac-Madrid[/url], donde fue publicado originalmente. Gracias -aunque tardías- por el envío, Antonio.[/i]

[b]Corrupción político-inmobiliaria y Presupuestos Participativos[/b]

Por [b]Antonio Cruz[/b]

Si nos atrevemos a escribir sobre el tema es porque nuestro criterio no lo vemos expuesto con claridad en los medios de comunicación.

Teóricamente, desde el punto de vista político de una izquierda democrática, las tramas inmobiliarias, el transfuguismo, la corrupción en suma, tenían que estar resueltos. Sin embargo ahí tienen los casos más escandalosos, Madrid y Marbella, y nos atreveríamos a decir que son la puntita del iceberg del resto de los municipios….excepto…

Excepto claro está, en aquellos que funcione la transparencia. Y dónde puede funcionar la transparencia en un tema que tiene como dos grandes coordenadas, 1) la carencia de suelo urbano y 2) las zonas urbanas y la información privilegiadas, que conducidas por la ambición de la especulación inmobiliaria, y añadiendo la ausencia de una justicia rápida que ampare al débil, que suele ser el ciudadano carente de medios, por los elevados costes de la especulación y del suelo, y sus prácticamente nulas posibilidades de arreglar algo, vía tribunales. Así se suceden estafa tras estafa, escándalo tras escándalo. Pero, inevitablemente, se llega a la acumulación de capital. ¿Por qué esta expresión?. Por qué de la estafa individual y privada, pasamos a la participación colectiva de delitos a través de grandes concesiones urbanas de suelo, que se deciden desde lo público, con maneras que se salen de los linderos de la ley, que se basan en el hábil manejo de las relaciones públicas con políticos o bien utilizando los escaños públicos para ocuparlos por los hábiles inmobiliarios o sus testaferros, formando parte de un proceso salvajemente capitalista neoliberal.

Es decir una maraña mafiosa tejida alrededor de la política y sobre todo de la política establecida en el poder, a la que muchas veces se llega simplemente dándose de alta en militancia, y trabajando alrededor de los consejeros y concejales. No es monopolio de ningún partido, como intenta hacernos creer el Partido Popular, porque este entramado va infiltrándose en los huecos que permite la legislación o simplemente creándolos a través de instancias, que sin ser legales, a través del mismo poder, pueden llegar a serlo.

En conclusión, corrupción que no se para en banderas políticas, que coloca sus peones, más qué peones, ¡alfiles, caballos y torres!, en la esfera de la política, integrando debido a la carestía de medios de los partidos, en sus propias filas, a los constructores e inmobiliarios o sus hábiles representantes.

Todo lo anterior por bien sabido y bien aireado, no quiere decir que ya esté resuelto. Y sin embargo lo está. Existe solución. No es una solución utópica. Ya funciona, sólo hay que querer aplicarla.

En una carta a El País, envíada antes de las pasadas elecciones locales y comunitarias, como casi siempre no publicada, le indicabamos al Jefe de Opinión, Sr. Ceberio, que la solución a todos los males municipales o regionales, era el Presupuesto Participativo al estilo Porto Alegre, y que votaríamos a aquella formación política que lo incluyera en su programa.

Es evidente que este tipo de solución necesita varios pasos: En primer lugar, una formación política o varias, dispuestas a realizarlo; en segundo lugar, cambiar de la democracia representativa a la participativa; en tercer lugar “representar” en un primerísimo paso a la ciudadanía, “invitándola” a colaborar. Esto al principio es muy costoso, pero también sucedió en Porto Alegre, y se superaron las etapas.

Así, en “Radicalizar la democracia”, Sara Barceló y Zainer Pimentel (1) nos indican que “el presupuesto participativo, es el proceso por el cual un gobierno comparte con la población las decisiones sobre el uso de los recursos financieros.”

En cuanto se llegue a la armonización con la población, con los ciudadanos, es evidente que de la propia participación aparecen los inconvenientes a la corrupción. Cuando “EL” ciudadano vigila la concesión de suelo, controla el procedimiento, se sitúa desde la posición de la ciudadanía, revisando precios, revisando controles del tiempo, de la calidad, del orden de la venta, de la legalidad vigente, en suma, de “las decisiones sobre los recursos financieros”, la corrupción desaparece como por encanto. Los concejales de urbanismo son controlados para que se cumplan las condiciones del contrato. Los constructores y las inmobiliarias son vigilados para que no se salgan de las condiciones establecidas. El presupuesto en el apartado “obras y viviendas” se agotará en la propia legalidad, y de esta participación se restablecerá la democracia ciudadana.

¿De dónde nace la corrupción inmobiliaria?. Hay que establecer varios puntos. No vamos a acusar infantilmente al sistema de todos los males, si algunos tienen solución. Esta solución no es en ningún caso fácil de iniciar. Pero existe. Así los autores citados nos indican los principales elementos que componen el Presupuesto Participativo: 1) No sustituye sino que complementa a la democracia representativa tradicional, ampliándola y controlando al Gobierno y los representantes políticos. 2) Corolario de lo anterior, encuentro del ciudadano con sus gobernantes, para consensuar las decisiones sobre la gestión pública, especialmente en el capítulo inversiones. 3) Reducir las posibilidades de cooptación y de corrupción, vía transparencia, indicamos nosotros. (1)

Este proceso presenta otra dificultad, está naciendo, está en progreso de construcción constante y es autorregulado. También cabe destacar la dificultad en la participación ciudadana con diversos grados: a) directa en las asambleas, b) semidirecta a través de representantes para el Consejo del Presupuesto Participativo y para los Foros de los Delegados. Dentro de la dificultad, no mayor que la participación de socios de grandes compañías o entidades deportivas (socios, compromisarios, etc.), el proceso es totalmente lógico: 1) una forma descentralizada, 2) una división del territorio (ciudad, región) con criterios geográficos y sociopolíticos y 3) una actuación democrática: asambleas, actuaciones prioritarias, votación de representantes, áreas de discusión temática: cultura, asistencia social, tráfico, vivienda, etc. (1)

Uno de los puntos que hay que revisar, fundamentalmente, es la financiación de los partidos. ¿Por qué acuden partidos con tantos años de experiencia a tener en sus filas a traidores antidemocráticos? Evidentemente por los tiempos de las vacas flacas. Y a buen entendedor con pocas palabras basta. Los partidos necesitan financiación. Y esto es global. Desde Bush buscando el apoyo de socios que dominan las multinacionales más importantes y que en caso de vencer en las elecciones pasan a ser ministros, hasta constructores y promotores de inmobiliarias, que apoyan con sus empresas a concejales y partidos, para una obtención posterior e incluso al unísono, de prebendas territoriales. Y por supuesto, que intervienen en la política, cuando estos supuestos militantes y concejales ven peligrar sus privilegios no dudan en pasarse al “enemigo” que ahora es su amigo. Si no se tolera estas “malas compañías”, adiós financiación.

Superar todo este entramado, supone una resistencia sobrehumana, en muchos casos, por las presiones a que nos vemos, se ven, sometidos, los que intentamos mejorar este mundo o mejor dicho, cambiarlo.

Creemos firmemente que la solución de todo el entramado mediático comienza por lo más pequeño, esa alcantarilla que no funciona, esa iluminación de esa calle, esas plazas de parking, esos árboles necesarios, esas viviendas sociales, esa financiación para el acceso a becas, residencias geriátricas, y tantos otros servicios públicos que son llamados a establecerse cercanos a los ciudadanos, en la esfera local, en nuestro caso también en la esfera comunal o regional.

Todos los abusos que se están cometiendo en esta ciudad de Madrid, obras no necesarias, como la superestación de la Puerta del Sol, árboles arrancados para establecer una plaza dura (Mº de Economía), servicios de transporte mal atendidos, carencia de plazas para nuestros mayores de carácter público, desviando a éstos a residencias de costes millonarios. Pensiones que se esfuman después de estar toda la vida cotizando. Desempleo a una edad joven que te impedirá cotizar los últimos años y por tanto acceder a una pensión. Inmigración controlada (para que no moleste) o descontrolada (por no establecer bien las normas). Y siempre problemas de automóviles, conducción de aguas, luz, gas. Violencia en las calles. Desatención urbana a minusválidos y ancianos por mala regulación del tráfico de superficie. Desamparo del sexo femenino y de los niños en la violencia doméstica, etc., etc.

No es una utopía, todo ello se puede arreglar con el presupuesto participativo municipal y regional. Los que soportan el gasto y las incomodidades van a decidir cómo se solucionan. No se van a solucionar a la primera, pero es el único camino para impedir que los mafiosos de la construcción y el dinero negro, escapen, una vez más con los bolsillos llenos.

No basta con las leyes. Las leyes las hacen quienes después se las saltan. Y no basta con una represión posterior, a través de la justicia, porque la justicia también se somete a las leyes. Queremos decir que la garantía de la ley es parcial. Las interpretaciones prácticas son tan numerosas, en temas como el suelo, las clasificaciones del mismo, la utilización de las parcelas, el uso de las mismas, el englobamiento en planes de urbanismo, antiguos o nuevos, la capacidad de decisión, mayor o menor de los órganos municipales o regionales, etc. etc., que es de todo punto necesario crear un espacio político nuevo, solidario, ciudadano, democrático, anticorrupto, claro y hábil. E ir pasando de la democracia en que unos pocos, herederos de los privilegios del pasado, toman decisiones, a otra democracia participativa, en que de acuerdo con la constitución y las leyes, se creen nuevas decisiones emanadas de todos. ¡Para que cese el espectáculo lamentable de la especulación y la “desordenación” urbana!.

¿Quién es un alcalde para decidir sobre arrancar árboles o cambiarlos de sitio? ¿Para abrir túneles o quitar puentes? ¿Para desviar el tráfico o impedir accesos? ¿Por qué un alcalde o unos concejales o unos delegados de Gobierno, infringen las leyes no habilitando acceso a minusválidos, no impidiendo el aparcamiento en carriles de bus, cortando las calles de la ciudad para “sus” celebraciones o impidiendo, por el contrario, la manifestación democrática de sus ciudadanos, según convenga a “sus” intereses?.

Pues bien todas esas decisiones son pequeños pecados, si las comparamos con la concesión de terrenos supermillonarios , a empresas de dudosa validez, en un proceso viciado, del que salvo en raras excepciones, como los citados antes, salen a la luz.

Nos dice Boaventura de Sousa Santos (2): “ Como el presupuesto participativo no es un movimiento popular, sino una constelación institucional, concebida para que funcione como un punto de encuentro seguro (anticorrupto diríamos nosotros), con un funcionamiento regular, entre el movimiento popular y el gobierno municipal (o regional añadimos), la cuestión de la autonomía del Presupuesto Participativo debe formularse como la capacidad real de que los representantes populares puedan modificar las agendas, los plazos, los debates y las decisiones de esas instituciones.”

Esta capacidad real de conjunción, ciudadanos-gobierno, evitará la “delegación” de voto cuatrienal, para que una vez en el confortable sillón del poder se repartan prebendas, se incurran en corruptelas o sean posibles los chantajes empresariales, con amenazas de traición y transfuguismo.

Una pregunta para reflexionar: ¿Creen ustedes que si en vez de decidir Manzano y su equipo, el cambio de unos terrenos deportivos por suelo urbano, en los que se favorece de forma clara y sin ninguna duda a un equipo de fútbol y su presidente, cambiando y agregando otros terrenos para el uso deportivo, en una operación que milagrosamente se ofrece legalmente, a la espera de lo que decidan los tribunales, y que enjuaga toda la deuda millonaria de esa entidad deportiva, esta operación hubiera sido posible con la colaboración de los ciudadanos de Madrid, en una decisión democrática?. Pues sinceramente, por muy madridistas que fueran los ciudadanos, cremos que NO se hubieran concedido estos privilegios a los que evidentemente no pueden acceder otros entes menos favorecidos.

Precisamente el recuperar los valores democráticos es restablecer la voluntad del pueblo por encima de los intereses de unos pocos. Los ciudadanos debemos presionar a los partidos y éstos deben encaminarse a un estilo de democracia que aunque doloroso en sus inicios nos alejarán de las mafias y del fascismo.

Antonio Cruz González. Madrid, verano 2003.

Notas.-

(1).- Sara Barceló y Zainer Pimentel. Radicalizar la democracia. Porto Alegre un modelo de municipio participativos. Libros de La Catarata. Madrid. 2002.

(2).- Boaventura de Sousa Santos. Democracia y Participación. El ejemplo del Presupuesto Participativo de Porto Alegre. El Viejo Topo. Barcelona Agosto 2003.

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