Por Javier Ortiz
Los medios de comunicación recogían ayer la noticia, pero era difícil saber de qué hablaban. Todo resultaba muy confuso. «Garzón deja en libertad a la presunta etarra Ainara Gorostiaga», titulaba un importante periódico. Así no había manera de entender nada. Porque, para empezar, no tenía sentido calificar a Ainara Gorostiaga de «presunta etarra». De hecho, ésa era precisamente la noticia: que, tras dos años de cárcel, había sido puesta en libertad sin cargos. Exculpada por completo.
Sin embargo, la historia no era tan difícil de contar. Es patéticamente sencilla. Gorostiaga fue detenida en febrero de 2002 en compañía de su amigo Mikel Soto y ambos, junto con otros dos amigos arrestados posteriormente, fueron acusados de integrar un llamado «comando Urbasa» de ETA y de haber dado muerte en julio de 2001 al concejal de UPN José Javier Múgica. El procesamiento de los cuatro jóvenes pamploneses se basó exclusivamente en la declaración autoinculpatoria de Ainara Gorostiaga ante la Guardia Civil. Tiempo más tarde, la Policía francesa interceptó una carta suscrita por el presunto miembro de ETA Andoni Otegi, detenido en el país vecino, en la que éste se atribuía el asesinato del concejal navarro. Interrogado al respecto, Otegi aportó tantos detalles sobre el crimen que no quedó duda alguna sobre su autoría y, en consecuencia, sobre la inocencia de Gorostiaga y sus compañeros.
Eso es lo sucedido.
En el auto suscrito por Garzón para decretar la puesta en libertad sin cargos de Gorostiaga, decidida horas después de que la prensa navarra aireara los detalles de su injusto encarcelamiento, el juez afirma que la joven fue interrogada «con arreglo a la Ley de Enjuiciamiento Criminal y, por tanto, con todas las garantías». El titular del Juzgado Central número 5 se precipita: hay unas diligencias abiertas para esclarecer en qué circunstancias Ainara Gorostiaga se declaró culpable del crimen que no había cometido. Ella denunció que había sido torturada.
En todo caso, tal cosa sería indiferente a los efectos de su encarcelamiento. Porque el hecho es que Garzón la ha mantenido durante más de dos años en prisión pese a que no obraba en el sumario ningún indicio racional que apuntara a la culpabilidad de la muchacha y sus amigos. Salvo su autoinculpación.
Garzón sabe de sobra qué institución se hizo tristemente célebre por apoyar sus procesamientos en la sola declaración del acusado: la Inquisición española.
¿Qué habría sido de Ainara Gorostiaga de no haber mediado la confesión de Andoni Otegi? ¿Cuánto tiempo más habría seguido en la cárcel? ¿Habría salido?
Ahora a Garzón únicamente le queda por probar que, si la muchacha se declaró culpable del asesinato del concejal Múgica, fue por vicio. O para dejarle a él en mal lugar.
(Martes 30 de marzo de 2004) http://www.javierortiz.net/apuntes.htm
Enlaces relacionados / Seleccionados por José Enrique Ema (Elkarri-Madrid)
Sobre las garantías de la ley de enjuiciamiento criminal puede consultarse:
Más/otra información sobre la noticia:
Enlaces sobre derechos humanos y tortura:
Manual de acción contra la tortura / Amnistía internacional
AMNISTIA INTERNACIONAL / Sección española
AMNISTIA INTERNACIONAL Secretariado internacional
COMITE CONTRA LA TORTURA DE LAS NACIONES UNIDAS
OFICINA DEL ALTO COMISIONADO PARA LOS DERECHOS HUMANOS
RELATOR CONTRA LA TORTURA DE LAS N.U.
COMITÉ PARA LA PREVENCION DE LA TORTURA
COORDINADORA DE SOLIDARIDAD CON LAS PERSONAS PRESAS
ACCIÓ DELS CRISTIANS PER L´ABOLICIÓ DE LA TORTURA
OBSERVATORI DEL SISTEMA PENAL I ELS DRETS HUMANS
TORTURAREN AURKAKO TALDEA (Grupo contra la Tortura)
ORGANIZACIÓN MUNDIAL CONTRA LA TORTURA
ASOCIACIÓN PARA LA PREVENCIÓN DE LA TORTURA
INTERNATIONAL REHABILITATION COUNCIL FOR TORTURE VICTIMS (Copenhague)