Las bajas que EEUU mantiene ocultas

Miércoles 14 de abril de 2004

Por Robert Fisk y Patrick Cockburn *

Por lo menos 80 mercenarios, guardias de seguridad reclutados en Estados Unidos, Europa y Sudáfrica y que trabajan para empresas estadounidenses, murieron en los últimos ocho días en Irak. Las fuerzas de la ocupación mantuvieron la cifra en secreto. El teniente general Mark Kimmet admitió ayer que “unos 70” estadounidenses y otras tropas occidentales habían muerto durante la insurgencia iraquí desde el 1º de abril, pero no mencionó a los mercenarios, aparentemente por temor a que el número total de muertos occidentales pudiera tener efectos políticos serios. Tampoco dio una cifra de los muertos iraquíes, que en el país puede llegar a 900.

Se cree que por lo menos 18 mil mercenarios, muchos de ellos empleados para proteger las tropas y el personal de Estados Unidos, están en Irak, algunos de ellos ganando mil dólares por día. Pero sus empresas muy raramente reconocen sus pérdidas salvo, como los cuatro estadounidenses asesinados y mutilados en Faluja hace tres semanas, cuyas muertes fueron de dominio público. La presencia de un número tan grande de mercenarios, por primera vez publicado en The Independent hace dos semanas, inevitablemente produciría más muertos. Pero aunque muchos de los hombres de seguridad occidentales fuertemente armados están trabajando para el Departamento de Defensa de Estados Unidos, y la mayoría son ex soldados de las fuerzas especiales, no están catalogados como sirviendo a personal militar. Así, sus pérdidas pueden ocultarse a los ojos del público.

Pero las autoridades de Estados Unidos en Irak saben bien que más mercenarios occidentales perdieron sus vidas la semana pasada que los soldados de la ocupación en los últimos 14 días. La coalición ha tratado de apoyarse en trabajadores extranjeros contratados para reducir el número de soldados que utiliza como conductores, guardias y otras tareas normalmente llevadas a cabo por soldados uniformados. A menudo, los trabajadores extranjeros contratados son ex soldados muy bien pagos, armados con armas automáticas, lo que lleva a que los iraquíes consideren a todos los trabajadores extranjeros como posibles mercenarios o espías.

Las fuerzas de ocupación estaban manteniendo dos débiles treguas con los dos principales oponentes iraquíes ayer, en la sacudida ciudad de Faluja y en ciudades del sur a las órdenes de Muqtada al Sadr, el clérigo radical chiíta, y sus ejército de Mahdi. Los milicianos de Al Sadr vestidos de negro comenzaron ayer a salir de las comisarías en la ciudad santa de Najaf, en señal de que él no quiere luchar hasta el final. El teniente general Ricardo Sánchez, el comandante de las fuerzas de tierra de Estados Unidos en Irak, dijo que la misión de la coalición es matar o capturar a Al Sadr. La tregua en Faluja fue renovada ayer (ver nota aparte) después de algunos choques durante la noche para permitir un tiempo para las conversaciones entre los líderes locales y los mediadores del Consejo de Gobierno iraquí. Mohammed baisi –del partido islámico iraquí, que está tomando parte en las negociaciones– dice que continuarán hoy. El Consejo de Gobierno, desesperado por mostrar que tiene alguna influencia con Estados Unidos, también está en conversaciones con el movimiento de Al Sadr.

La ofensiva de Estados Unidos contra Faluja ayudó a esparcir la rebelión a otras áreas de Irak, produciendo ataques que dañaron las líneas de provisiones estadounidenses. Un convoy de camiones transportando tanques blindados M113 fue emboscado e incendiado ayer en una carretera a Latafiya a 20 millas al sur de Bagdad. Otro camión estadounidense de provisiones fue incendiado cerca del aeropuerto de Bagdad y su contenido saqueado mientras la policía iraquí miraba. Los insurgentes iraquíes ahora están secuestrando extranjeros sin considerar su nacionalidad. El teniente general Sánchez dijo ayer que dos soldados estadounidenses y siete empleados de la contratista Kellog, Brown & Roots de Estados Unidos estaban desaparecidos, presuntamente secuestrados.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.

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