No olvidéis a l@s pres@s de «Acción Directa»

Jueves 17 de junio de 2004

Por Fernando Agustín Pato

La organización Acción Directa tuvo su origen en la coordinación de diversos grupos autónomos, comunistas y libertarios. Desde el 79 al 87, cuando fueron detenidos los últimos de sus componentes que quedaban en activo, realizaron en territorio francés acciones armadas contra el Capital y el Estado. Ahora mismo, el Estado francés mantiene encarceladas en condiciones especialmente duras (algo parecido a los FIES) a cinco personas, condenadas a cadena perpétua por haber participado en ellas. Régis Schleicher lleva veintiún años en prisión y hace tiempo que, según la ley francesa, podría haber sido liberado, pero el Estado ha rechazado varias veces las peticiones en ese sentido, porque no ha cambiado de forma de pensar. Los otros cuatro están en la cárcel desde hace más de diecisiete años. Todos han pasado gran parte de ese tiempo en aislamiento, sometidos a un verdadero programa de aniquilación en el que el Estado ha hecho de todo para destruirlos tanto física como psíquicamente. Como consecuencia, Natalie Ménigon se encuentra semiparalítica por causa de dos ataques cardiovasculares y afectada por una depresión profunda, después de varios intentos de suicidio. Joëlle Aubron tiene un tumor cerebral, cuyo tratamiento es mucho más difícil estando en la cárcel. A Jean Marc Rouillan le han diagnosticado cáncer de pulmón. Georges Cipriani ha sido psiquiatrizado a la fuerza desde el 93 y su estado mental es desastroso. Necesitan cuidados, no malos tratos. Sus abogados han presentado varias demandas de suspensión de pena por su estado de salud -las últimas el mes pasado- pero el Estado francés las ha denegado siempre, lo cual era de esperar, visto el trato que les ha dado hasta ahora y su política general en cuanto a liberación de presos con enfermedades incurables, tan restrictiva como la española, cuando no se trata de nazis como Maurice Papon -responsable de la deportación a los campos de la muerte de 1560 judíos y del asesinato de 200 manifestantes en 1961, en Argelia- o de otros asesinos al servicio del Estado, o de ladrones de "alto standing", lo mismo que aquí.

En Francia, se han venido produciendo últimamente testimonios públicos de solidaridad con esta gente, exigiendo su liberación por enfermedad, en apoyo de las peticiones legales. No estaría de más que hiciéramos lo mismo desde el territorio del Estado español. Es verdad que se les acusa de haber matado gente (un general traficante de armas, un gran empresario de la Renault, responsable de 26.000 despidos...) ¿Pero qué legitimidad tienen unos Estados que han nacido y medrado en el crimen y la explotación para condenar a nadie por éso? Si los tienen presos en condiciones infrahumanas no es por haber matado, sino por haberles declarado la guerra, a ellos y a sus dueños, los capitalistas, explotadores y destructores de todo ¿Y no se lo han hecho pagar ya bastante caro? ¡Basta ya de que el Estado y el Capital torturen a quienes han elegido como chivos expiatorios para distraer la atención de sus propios crímenes! ¿Es que no estamos viendo todos los días cuáles son sus verdaderas virtudes? ¡Basta ya de este vampirismo hipócrita! Las campañas de solidaridad con esta gente no van a cesar, hasta que el Estado francés se decida a liberarlos, pero más bien tendrían que extenderse, si se quiere conseguir algo. Esto es un llamamiento a la participación en ellas.

Acordémonos de cuando, igual que otra gente que participó después en Acción Directa, Jean Marc Rouillan, que había estado ya con los Grupos Autónomos de Combate y con el MIL, se comprometió, formando parte de la coordinación de grupos autónomos que se llamó GARI, en el intento de impedir que el Estado español ejecutara a Salvador Puig Antich -lo cual no fue posible- y de liberar a otros presos del MIL sobre los que pesaba también amenaza de pena de muerte -y ésta sí que consiguieron pararla, actúando con mucha intensidad y coraje. Démonos cuenta de que esta gente, sea cual sea la evolución que siguieron después, forzados por las durísimas condiciones de una lucha extremadamente desigual, empezó a actúar en defensa de la autonomía del movimiento de desobediencia proletaria que, en los años sesenta y setenta puso en jaque a la dominación capitalista, en toda Europa y en el resto del mundo, y lo hicieron con un ánimo internacionalista y el propósito de ayudar a intensificar y extender esas luchas lo suficiente para que ya no pudieran ser derrotadas en el aislamiento. La derrota se produjo, pero ellos no quisieron reconocerlo. Mientras todo el mundo se hundía en el aislamiento y la desilusión, intentaron seguir resistiendo, durante una época en que la dominación había logrado suprimir tanto la práctica como la conciencia colectivas que hubieran podido oponérsele. Si han de resurgir alguna vez esa práctica y esa conciencia -y este llamamiento va dirigido a quienes quieren precisamente éso- no se puede mirar hacia otro lado cuando los prisioneros de otras batallas de esa misma guerra nos piden ayuda. Porque esta gente está siendo aniquilada desde hace años en venganza por aquellos sucesos, para conjurar el miedo del enemigo a la revolución, para humillar y disuadir a quienes todavía la desean, y para justificar de forma abyecta la servidumbre voluntaria. Así pues

¡POR LA ABOLICIÓN DEL SALARIO Y DE LA MERCANCIA!

¡POR LA DESTRUCCIÓN DE LAS CÁRCELES!

¡CONTRA EL CAPITAL Y EL ESTADO!

¡LIBERTAD PARA L@S PRES@S DE ACCIÓN DIRECTA !

Joëlle Aubron

Georges Cipriani

Nathalie Ménigon

Jean-Marc Rouillan

Régis Schleicher

Información en internet: http//action-directe.net

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