Acuerdos OMC: reglas a gusto de los ricos

Jueves 12 de agosto de 2004

Anindya Bhattacharyya *

No crea en el bombo publicitario sobre el acuerdo de la OMC

Se está fabricando una catástrofe para los pobres. Ésa es la realidad del último acuerdo de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El pacto desastroso se anunció el fin de semana pasado después de una intensa ronda de negociaciones en Ginebra, Suiza.

Pero la prensa oficial presentó el acuerdo de Ginebra como un triunfo para las naciones más pobres del mundo.

La secretaria de comercio del New Labour, Patricia Hewitt, describió el acuerdo de la OMC como un “paso crucial en el camino de lograr una ronda de negocios que nos beneficiará a todos, especialmente a los países en vías de desarrollo.”

En verdad, el trato abrirá más caminos a las multinacionales para que puedan devastar los servicios públicos.

Intensificará las presiones hacia la privatización, y podría abrir aún más los lucrativos mercados de la salud y la educación a compañías cuya única preocupación es la ganancia.

EE.UU. y la Unión Europea (UE) dicen haber hecho grandes concesiones en el área de los subsidios que les pagan a sus propios grandes granjeros para que compitan contra los más pobres del Tercer Mundo.

Pero, como dice Arvind Panagariya en el periódico patronal Financial Times:

“Los mayores beneficiarios de los recortes de los países ricos sobre los subsidios agrícolas serán los propios países ricos.”

Los subsidios a la exportación para la agroindustria en Occidente no se abolirán; simplemente serán rebautizados con otro nombre, según Aileen Kwa, analista de la ONG Focus on the Global South, quien ha estado supervisando a la OMC desde la fundación de este organismo en 1995.

“Es muy claro que están legalizando el statu quo,” dice.

“Las mismas personas obtendrán la misma cantidad de dinero, y hay muchas aspilleras en el acuerdo.”

Mark Curtis del Movimiento por el Desarrollo Mundial dice que EE.UU. y la UE no han puesto fechas para el retiro de los subsidios a la exportación.

“No hay ningún cronograma, y hay tiempo suficiente como para que se desdigan de estos compromisos,” dice. En todo caso, subraya Curtis, los subsidios a la exportación son sólo una parte de un cuadro mucho más grande:

“Las naciones en vías de desarrollo han prometido abrir sus economías a las manufacturas y los servicios. Hay un montón de otros problemas que no se han discutido.”

Uno de esos problemas es la “protección de la industria”, dice. Esto les permitiría a las naciones más pobres utilizar aranceles para evitar que sus industrias en vías de desarrollo sean socavadas por las empresas de los países más ricos.

Pero las naciones en vías de desarrollo no han logrado obtener ninguna concesión significativa en este problema.

En vez de esto, están obligándoles a que le pongan la firma al “paradigma liberal” de los mercados libres y a que abran sus industrias a la competencia global.

Dice que la OMC está obsesionada con la “liberalización”, que opera en su favor a expensas de los países más pobres. Pero precisamente es esta dogma el que “hay que revertir” si esas naciones quieren desarrollar sus economías.

El texto adoptado en el encuentro de Ginebra era casi idéntico al texto rechazado en la reunión de la OMC del año pasado en Cancún. Por ejemplo, sobre el problema crítico de los subsidios al algodón norteamericano, el único cambio fueron un par de líneas que ofrecen una promesa vaga de negociaciones futuras.

¿Pero por qué las conversaciones de Ginebra no se desacarrilaron de la misma manera en que lo hicieron las de Cancún?

Kwa culpa a las presiones comerciales sobre las naciones en vías de desarrollo más grandes, como Brasil e India.

Advierte que “Brasil jugó un papel crítico en Cancún,” actuando como líder de un bloque de naciones en vías de desarrollo. “Pero no se prepararon de la misma manera esta vez.”

Kwa sospecha que este cambio de temperamento se debe a “conflictos internos” en la economía brasileña, que enfrentan a los pequeños granjeros contra las grandes compañías agrícolas.

“Hay fuertes intereses agroindustriales en Brasil”.

“Esos intereses están muy ansiosos de tener algún acceso al mercado.”

* De Socialist Worker, Gran Bretaña. Traducción de Guillermo Crux, especial para Panorama Internacional

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