Constitución Europea: ¿Un referéndum con problemas?

Jueves 23 de septiembre de 2004

Miquel García

En febrero del año próximo- la fecha inicialmente propuesta es la del 27 de febrero -tendrá lugar en el estado español el referéndum de ratificación de la nueva Constitución Europea. La consulta será la primera de las que se celebren en Europa sobre este tema y conllevará una importante carga simbólica que puede tener su reflejo en otros plebiscitos que se realicen posteriormente.

Las fuerzas políticas se posicionan

El PSOE ha decidido lanzarse a la piscina del referéndum consciente de las dificultades que éste conlleva pero dispuesto a hacer buen uso de las diferentes herramientas a su alcance, entre ellas su propia imagen pública, no deteriorada- y seguramente reforzada -desde su victoria en las elecciones generales del 14-M. Este envite constituye la primera gran medida, en orden a limitar los derechos sociales y las libertades de la ciudadanía, que el PSOE se dispone a implementar desde que accedió al gobierno del estado. El primero de los, por así decir, grandes pagos que este partido deberá ingresar regularmente en las arcas del neoliberalismo para mantenerse dentro de los principios de buen gobierno que rigen actualmente en Europa y en el mundo.

Para esta empresa el PSOE contará con el respaldo del PP de Rajoy, en ruptura clara con la política obstruccionista hacia la UE desarrollada por Aznar en los últimos tiempos, a pesar de significadas voces disonantes como la del mismo Aznar y la FAES y de que el resentimiento contra el eje “franco-alemán-español” sea fuerte entre sectores de los populares. PSOE y PP, los dos grandes partidos del estado, conforman ahora mismo el bloque partidario del “Sí” a la Constitución Europea, aislados sin embargo del resto de las fuerzas políticas institucionales, si exceptuamos a Coalición Canaria y al socio menor de CiU, Unió Democràtica de Catalunya. Está por ver, fundamentalmente en el caso del PSOE, hasta que punto los respectivos electorados responderán al llamado, con previsibles tonos perentorios y apocalípticos, de sus respectivos partidos.

Enfrente de ellos se ha situado masivamente el resto de la izquierda institucional (ERC, IU-ICV y componentes del Grupo Mixto). Dentro de ésta, ERC ha sido la formación que con mayor prontitud y claridad se apresuró a manifestarse en contra de la Constitución, mientras que IU e ICV, después de debates internos, han decidido finalmente decantarse por el “No” a la Constitución. En el caso de ERC su oposición está determinada sobre todo por el no reconocimiento de las realidades nacionales como la catalana en la Constitución, mientras que para IU e ICV tiene un peso mayor su contenido neoliberal y antisocial. Hay que señalar que, en el caso de estas dos últimas organizaciones, la opción por el “No” se ha producido tras un intenso “tira y afloja” interno en el cual las opciones dubitativas de las direcciones (“Sí crítico”...) han cedido finalmente ante la presión de los partidarios del “No” que han conseguido arraigo entre las bases militantes.

A la vista de lo sucedido en IU e ICV hay que quedar en estos momentos a la expectativa de la opción definitiva de los grandes sindicatos CCOO y UGT en relación a la Constitución. Aunque los indicios iniciales no han sido demasiado esperanzadores, puede pensarse que llegara a acontecer en ellos un proceso semejante al de IU-ICV, en le cual podría jugar un papel importante la acción organizada de los respectivos sectores sindicales partidarios del “No”.

En cuanto al nacionalismo de derechas representado por el PNV i Convergència, ambas formaciones tienen pendientes procedimientos para resolver sobre la cuestión. Sin embargo, sea cual sea el resultado de éstos, lo que ya ha quedado claro es que tanto PNV como Convergència albergan en su seno sectores con posturas muy enfrentadas sobre la Constitución Europea. Dicha división ha de existir igualmente entre las bases de electores de ambos partidos y, tanto en Catalunya como en Euskadi, será un elemento más que dificultará tanto la participación como el “Sí” masivo en el referéndum.

La difícil búsqueda de la legitimidad

Aunque el hecho mismo de que tanto PSOE como PP vayan a apoyar el “Sí” en el referéndum parece garantía sobrada para el triunfo de esta opción, una victoria del “Sí” útil a los propósitos legitimadores de la Consititución de ambos partidos y de sus socios europeos requiere que se cumplan condiciones adicionales, como son una participación ciudadana relativamente alta en el plebiscito y unos márgenes relativos del “Sí” igualmente amplios en relación al “No” y a opciones como la abstención o el voto en blanco.

Vistos los bajísimos resultados de participación en las últimas elecciones europeas, el PSOE se ha apresurado a plantear una serie de medidas encaminadas a favorecerla en el próximo referéndum. En esta línea se encuentran propuestas como la de permitir la participación del gobierno en la campaña, financiar las propias campañas de los partidos o poner en funcionamiento el sistema de voto electrónico. Es de preveer pues una fortísima campaña institucional y mediática llamando a la participación en el referéndum y al voto “Sí”, en nada parecida a las mortecinas y aburridas campañas de unas elecciones europeas.

Y a todo eso, ¿qué piensa la ciudadanía?

Lo que se puede afirmar, sin excesivo temor a equivocarse, es que en la calle impera un gran desconocimiento sobre los verdaderos contenidos de la Constitución Europea. Por esto poco se sabe del nexo existente entre las políticas neoliberales y la Carta Magna europea que pretende legitimarlas. Y ello seguramente puede hacerse tambien extensivo a los sectores de la izquierda social y a muchas de las personas que en los últimos tiempos se han manifestado en las calles en contra de la globalización neoliberal y de sus consecuencias.

Pero al tiempo esta “ignorancia” colectiva podría albergar también altas dosis de fatalismo y de “laisser faire” en los temas tocantes a Europa, algo así como que se trata de cuestiones que siguen su propio curso inevitable y sobre las que no es posible tener influencia alguna. Otra cuestión a plantearse sería hasta que punto la gente establece una relación entre sus problemas vitales y cotidianos y el nuevo marco europeo. El oscurantismo burocrático de la UE tiene como una de sus consecuencias más evidentes la de ocultar la influencia real de las políticas de la UE sobre cada uno de los estados miembros. Se mantiene así la “soberanía nacional” como ficción y puede llegar a pensarse que lo “realmente importante” es lo que “se cuece en casa” en el país de cada uno, siendo las políticas comunitarias politicas de segundo orden con poca o nula influencia en nuestro día a día.

Desenmascarar la Constitución y lanzarla a la calle

El éxito de los partidarios del “Sí” ha de verse muy favorecido en la medida en que la campaña del referéndum y sus prolegómenos se desarrollen en una forma exclusívamente mediática. Su victoria significaría un impulso importante para legitimar la Constitución Europea en el estado español e influiría negativamente para que ésta pueda ser rechazada en otros referéndums europeos.

Aunque los partidos contrarios a la Constitución Europea van a tener también acceso a los medios de comunicación éste tendrá unas dimensiones mucho menores que los que estarán en manos del PSOE y del PP. Por ello habrá que ver hasta que punto pueden surgir iniciativas capaces de romper estos marcos constreñidos, trasladando el debate sobre los verdaderos contenidos de la Constitución Europea a la calle y propiciando algún tipo de movilización. Aunque esto último pueda parecer difícil en estos momentos, ha de contarse con el hecho de que los sentimientos e ideas antineoliberales están extendidos entre sectores relativamente amplios de la ciudadanía del estado, que en otras circunstancias han sido capaces de manifestarlos de manera activa. Un primer paso en esta dirección, que ya no admite dilación, es la de ayudar a que se visualice públicamento el nexo real existente entre la Constitución Europea que se quiere ahora legitimar y las políticas neoliberales que la mayoría de la población viene padeciendo desde hace decenios. Los partidos de izquierdas que se oponen a la Constitución deberían jugar un papel importante en este trabajo explicativo, pero también los núcleos organizados del movimiento antiglobalización y otras iniciativas ciudadanas que se puedan poner en pie para ello.

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