Contra la mercantilización de la universidad (octavilla del mes Espacio Alternativo)

Miércoles 16 de noviembre de 2005

Espacio Alternativo - Octavilla del mes - Noviembre 2005

La educación se enfrenta a múltiples amenazas que pretenden reducirla a la condición de mercancía; ya sea a escala mundial a través del Acuerdo General del Comercio de Servicios (AGCS) promovido por la OMC como a nivel europeo con el proyecto, por ahora abortado, de Tratado por el que se establece una constitución para Europa, la directiva Bolkestein o el desarrollo del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Éstas posteriormente se traducen en las reformas educativas con las que cada uno de los Estados están impulsando un proceso de privatización directa o indirecta de los servicios públicos, que intenta poner fin al derecho a una educación pública y universal para tod@s.


Ante el denominado ‘proceso de Bolonia’ iniciado en 1998 que establece los principios rectores del EEES con el ‘objetivo de incrementar la competitividad del sistema Europeo de educación superior’, planteamos las siguientes cuestiones críticas:

  • El proceso de elaboración e implementación en cada Estado no ha contado con la participación efectiva de la ‘comunidad universitaria’ ni del resto de la sociedad, pero sí con las directrices de la OMC y las presiones de diferentes “lobbies” empresariales

  • La intención que subyace en estas iniciativas es, más allá de aspectos secundarios relacionados con la renovación pedagógica, subordinar los contenidos, estructuras, métodos y fines de la universidad a las necesidades del mercado, primando la lógica del máximo beneficio sobre la función social del conocimiento.

  • Establece un modelo basado en la implantación de los ECTS (del inglés European Credit Transfer System) que equipara la jornada del estudiante a la jornada laboral de 40 horas semanales. Este modelo consagra el alumno a tiempo completo, obviando que con el actual sistema de becas son muchos los y las alumnas que necesitan trabajar.

  • Implanta una estructura de los estudios dividida en grado y posgrado, que fomenta una inserción inmediata en un mercado laboral precarizado en el caso de los grados y una elitización del acceso al posgrado.

  • Introduce criterios de rentabilidad a la hora de elaborar el catálogo y la distribución de las titulaciones. Este proceso supone una homogeneización de contenidos y, por tanto, la tendencia a la eliminación de aquellos no considerados rentables en términos de mercado, así como una amenaza para las identidades y lenguas minorizadas, que pasan a ser concebidas como un coste económico para las universidades según la lógica de mercado.


El curso pasado asistimos a las movilizaciones sectoriales de l*s estudiantes de Historia del Arte, Filologías, Humanidades y Enseñanzas Técnicas frente a los planes del Consejo de coordinación universitaria que sugirió la reducción de las actuales 170 carreras a 77 en una suerte de racionalización para adaptarse a la nueva estructura de estudios definida por el plan Bolonia. Estas movilizaciones se vieron acompañadas de la proliferación de manifiestos en defensa de las titulaciones; especialmente desde Profesores por el conocimiento se lanzó una iniciativa que recogió 2500 firmas de profesores en toda Europa (900 en la UCM) en contra de esta convergencia europea en educación superior. Gracias a estas iniciativas, el MEC dio marcha atrás en su propuesta de reducción de titulaciones y la ha aplazado hasta el 1 de Octubre de 2007.


El movimiento estudiantil ha de continuar adelante con la jornada europea del 17 de Noviembre contra la mercantilización de la universidad. Porque las reformas Zecchino y Moratti de la educación en Italia, como la reforma Fillon de los liceos franceses, la introducción de las tasas en las universidades alemanas, su aumento en las universidades portuguesas o la anunciada reforma de la LOU por el PSOE son las aplicaciones en el ámbito de cada Estado del proyecto neoliberal de la UE y conviene plantear la lucha en el terreno preciso, esto es, mediante una coordinación europea para la jornada del 17 de Noviembre.


Para articular este movimiento, es fundamental la convergencia entre estructuras de base de profesores y estudiantes (colectivos, asambleas, asociaciones) junto a las centrales sindicales que tengan una presencia real y por tanto sean capaces de trasladar el conflicto a los centros y puedan hacernos salir de la situación de impasse en que nos encontramos.


El problema no es la convergencia europea en abstracto. El problema es que esta convergencia europea no parte de un diagnóstico sobre la situación real de las Universidades y sus verdaderos problemas: déficit y pésima conservación de infraestructuras, baja financiación pública, mercenariados y patronazgos del capital, privatización del conocimiento, estructuras de gobierno feudales, masificación unida a la no democratización, precariedad en las condiciones de trabajo de investigadores y profesorado contratado, ‘externalización’ de servicios esenciales (limpieza, reprografía, librería, contratas de hostelería, seguridad,...). A todo esto es a lo que hay que dar respuesta. En cambio, el “proceso de Bolonia” pretende revolucionar la enseñanza superior sobre la base de la adaptación a las necesidades de la “economía del conocimiento”, tal como es concebida en la Estrategia de Lisboa y en documentos como “El papel de las universidades en la Europa del conocimiento” de la Comisión Europea, con el objetivo claramente prioritario de buscar una asociación cada vez más estrecha de las universidades con los intereses de los grandes grupos empresariales para así poder estar en mejores condiciones de competir con los otros polos de la Tríada. Y todo esto supondría una agravación mayor de los problemas actuales.


El proceso de Bolonia no da respuesta a la condición estudiantil y las necesidades que afrontamos como la vivienda, becas, transporte o renta. Tampoco tiene en cuenta el carácter precario y esquizofrénico del mercado laboral conforme al cual se quiere reformar la estructura de las titulaciones. Si el conocimiento no es una mercancía, si la Universidad no está en venta, ¿qué lógica cabe oponerle?


Para nosotr@s, la de la resistencia, frente a este nuevo ataque a la educación, comenzando a organizar y movilizar a todo el sector educativo, aquí y en Europa.


¡ NO A ESTE ESPACIO EUROPEO DE EDUCACIÓN SUPERIOR!

¡ POR UNA UNIVERSIDAD LIBRE Y DESMERCANTILIZADA!

¡ RESISTENCIA EUROPEA FRENTE A LOS ATAQUES A LA EDUCACIÓN!


 



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