Manifiesto del Frente de Izquierda

Domingo 20 de agosto de 2006

Por una alternativa para Brasil
Contra los banqueros, el imperialismo y los corruptos
¡Ni Lula, ni Alckmin! ¡Heloísa Helena Presidente!

Lanzamos este llamado desde el Quilombo dos Palmares, inspirados en la fuerza de la lucha de Zumbi, para construir el frente de izquierda (PSOL, PSTU, PCB), y proclamar la candidatura de Heloísa Helena a la Presidencia de la República.

Así como fue necesaria la resistencia de los esclavos y un fuerte movimiento abolicionista para terminar con la esclavitud en el pasado, para derrotar la esclavitud moderna y conquistar una patria justa y soberana, trabajadores, campesinos, clases medias, intelectuales, artistas, la juventud brasilera y el pueblo pobre, necesitan alzar su voz y movilizarse.

El pueblo brasilero no puede se condenado a elegir entre Lula y Alckmin, dos candidatos que defienden el mismo programa neoliberal y la misma práctica política de corrupción que impera en el Congreso Nacional y en el gobierno. La candidatura de Heloísa Helena es una alternativa real para el pueblo brasilero ante esos dos candidatos apoyados por los banqueros.

El Frente de Izquierda quiere liberar al país de las garras del capital financiero y del imperialismo. Tienen lugar en este frente los trabajadores, los desempleados, los millones de hombres y mujeres que están en la economía informal, viviendo a duras penas de su trabajo, las organizaciones políticas y sociales de los trabajadores, los activistas independientes. En fin, todos los brasileros que rebelan ante la corrupción y la sumisión a los grandes capitales financieros y banqueros.

Vamos a estar juntos a las luchas directas en las calles y en las entidades de masas, y vamos a disputar también el apoyo electoral de los trabajadores contra los dos bloques de la clase dominante, PT y PSDB-PFL.

PT y PSDB gobiernan para 20 mil familias

La batalla electoral es parte de la lucha del pueblo. En las elecciones, vamos a mostrar que los banqueros y los grandes empresarios representados por los políticos y partidos conservadores ya gobiernan y no significan una alternativa para Brasil. Vamos a presentar una nueva alternativa ante el bloque gubernamental del PT y de la "oposición" burguesa del PSDB-PFL.

Ellos apenas disputan y pelean para ocupar más espacio político, para ver quien se queda con la máquina del gobierno, pero tienen acuerdo en lo esencial, el plan económico neoliberal y la defensa de las instituciones marcadas por la corrupción. Es solo una pelea que para ver quien usufructúa más los privilegios del poder.

PSDB y PFL ya mostraron con FHC (Fernando Henrique Cardoso) que gobiernan para los banqueros, que usan la corrupción en el día a día del poder. Pero la derecha no está solamente con el PSDB-PFL, también está en el gobierno Lula. Los bancos han tenido más ganancias con el gobierno del PT de que las tenidas con FHC (que ya eran fabulosas). No por casualidad, donaron R$ 7,9 millones al PT y R$ 4,3 al PSDB en las elecciones 2004.

Lula va a pagarle a los banqueros en su gobierno cerca de R$ 520 millones de intereses de la deuda pública. Pero el 70% de esa montaña de dinero irá a las cuentas de las 20 mil familias más ricas de Brasil. Mientras tanto, el gobierno gasta R$ 5,5 millones por año con la Bolsa Familia, programa asistencial utilizado como principal clintelismo electoral.

Para combatir la concentración de la renta, defender al pueblo y cambiar el Brasil, el Frente de Izquierda presenta una serie de propuestas, hace un llamado a la lucha y pide su voto.

Conquistar la verdadera soberanía e independencia nacional, rompiendo con el imperialismo y el capital financiero

La política económica del gobierno está dirigida a atender los intereses de los mercados internacionales, con latas tasas de intereses, libre circulación de capitales especulativos y remesa de las ganancias de las empresas extranjeras, haciendo de Brasil un exportador de capitales para los países ricos.

La deuda externa sigue siendo una sangría de los recursos nacionales. El presupuesto de la Unión es consumido en cerca de 40% por el pago de los intereses de la deuda pública, quedando para las inversiones menos del 5%.

Defendemos la propuesta de Jubileo Sur contra la deuda: suspender el pago de la deuda externa y realizar una auditoria. En relación a la deuda interna, defendemos una auditoria, conforme está prevista en la Constitución de 1988, y la discriminación de su perfil, para identificar a los especuladores y grandes empresas, a ellos proponemos no pagarles.

Grupos extranjeros utilizan áreas estratégicas para enviar grandes ganancias a sus matrices. Estas áreas - como petróleo, telecomunicaciones, energía y siderúrgica - deben estar bajo control del pueblo brasilero.

La propuesta de un nuevo proyecto alternativo económico y social, exige cambios estructurales que el capitalismo brasilero nunca realizó y que, en los marcos de la globalización neoliberal, están más distantes que nunca, porque no podrán ser realizados sin una ruptura con la dominación imperialista.

La eliminación de la tiranía financiera, de la especulación y del fardo de las deudas, el control de capitales, la recuperación de la capacidad de intervención y regulación estatal, la expansión de los servicios públicos, así como la redistribución y garantía de la renta, generación de empleos, reforma agraria y urbana, la preservación ambiental, son medidas imprescindibles para superar la miseria de la mayoría de la población brasilera y atender las reivindicaciones históricas de los trabajadores y del pueblo.

Con los R$ 520 millones de deudas que Lula habrá pagado a los banqueros en su mandato, sería posible hacer un gran cambio nacional y resolver los problemas sociales gravísimos. Podríamos construir, por ejemplo, seis millones de casas populares (el déficit habitacional del país) a un costo unitario de $ 12 mil, y emplear en este esfuerzo a la masa de desempleados del país.

Este dinero daría todavía para financiar un plan real de reforma agraria que asentase a las 4,5 millones de familias sin tierras, a un costo de R$ 17,5 mil por cada una. Y podríamos doblar el presupuesto nacional de educación (R$ 21 billones) y de salud (R$ 40 billones) de 2005. Esas iniciativas, cualitativas para resolver los problemas sociales del país, costarían R$ 394,5 billones, mucho menos que la absurda cantidad de dinero que Lula entrega a los banqueros.

Por nuevas instituciones realmente democráticas que signifiquen un nuevo poder bajo el control directo de los trabajadores y el pueblo

El gobierno Lula se transformó en el palco de una crisis política que, como ninguna otra, mostró a la opinión pública las viseras del régimen de la falsa democracia del poder económico y de la corrupción. Los escándalos revelaron, de forma descarnada, la podredumbre de sus instituciones. Desde la Presidencia y el Ejecutivo, hasta el Judicial, pasando por el Congreso Nacional y los partidos políticos, las principales instituciones de la República fueron identificadas de manera avasallante como instrumentos de las clases dominantes, al servicio de la corrupción y la explotación del pueblo.

Lula y Alckmin son representantes de la corrupción reinante en el país. No es posible que la idea de que "todos son así" sea diseminada, porque la mayoría absoluta del pueblo no es así. La corrupción de los políticos y de las elites es propia del sistema capitalista.

La presentación de una propuesta de democratización radical del poder y de la acción política debe ser hecha combinando, siempre y sistemáticamente, la denuncia de la decadente democracia del dinero y la corrupción, con el contrapunto de la verdadera democracia de la participación de los trabajadores y del pueblo que precisamos construir. La necesidad de democratizar radicalmente el poder, alterando su contenido de clase, deberá ser repetida profundamente como condición preliminar para la aplicación de un programa de emergencia, capaz de sacar al país de la crisis y resolver los problemas de la mayoría del pueblo.

Queremos que los electores puedan revocar el mandato de los que fueran electos y no cumplieran sus promesas. Exigimos la prisión y la confiscación de bienes de los corruptos y corruptores. Queremos la alteración radical de representación popular y de sus mandatos, a través del financiamiento público exclusivo de la campaña, de la democratización de los horarios para la propaganda electoral en los medios de comunicación, de la revocabilidad de los mandatos, y del fin de la cláusula barrera que dificulta la representación de los partidos y candidatos sin poder económico.

Esas medidas tienen que atacar radicalmente la corrupción, instituyendo también el fin de los foros privilegiados y de los secretos bancario y fiscal, y definiendo el salario de los parlamentarios y gobernantes a través de plebiscito, vinculándolos con el salario mínimo.

Con el propósito de conquistar la verdadera soberanía popular en Brasil, el Frente de Izquierda anuncia que, en el gobierno de la compañera Heloísa Helena, el pueblo brasilero será llamado, a través de una intensa jornada de movilizaciones, a decidir y dar la última palabra sobre: las relaciones con el imperialismo (FMI, ALCA, etc.); las deudas externa e interna y la necesidad de una verdadera independencia nacional; la reforma agraria y urbana y un nuevo estatuto sobre la propiedad de la tierra; el valor del salario mínimo y las prioridades presupuestarias; los parámetros para la preservación de la ecología; etc.

Es necesaria una nueva abolición para acabar con la moderna esclavitud

Un contingente gigantesco del pueblo brasilero todavía vive en situación de semi-esclavitud. Comenzando por la esclavitud del trabajo asalariado mal pagado y con derechos laboral desamparados.

Son 22 millones los brasileros que viven del salario mínimo, uno de los más bajos del mundo. Datos del IBGE revelan que 46,7% de las familias consideran no comer lo suficiente, índice que llega a casi 70% en el Nordeste. Mientras tanto, las cinco mil familias más ricas del país (0,01% de las familias existentes), concentran un patrimonio equivalente a 46% de toda la riqueza generada por año en el país (PIB).

En el caso que Lula o Alckmin fueran electos, la situación empeorará mucho más. Lula ya se comprometió a implementar una reforma laboral que va a significar un golpe durísimo contra las conquistas históricas de los trabajadores, cortando vacaciones y el aguinaldo. El proyecto del Super Simples, en discusión en el Congreso, es un anticipo de esa reforma, cortando esos derechos para los trabajadores de las micro y pequeñas empresas.

Una política radical para enfrentar la sobreexplotación en Brasil, motor del desempleo crónico y de la precarización del trabajo. Directrices del programa del Frente de Izquierda:

Queremos un plan de obras públicas para absorber el desempleo, al mismo tiempo de la reducción de la jornada de trabajo, sin reducción del salarial. Queremos doblar el salario mínimo de inmediato. Por una reforma agraria amplia y controlada por los trabajadores del campo. Defendemos la revocación de las reformas neoliberales, comenzando por la reforma de la Previsión social. No a la reforma laboral y sindical del gobierno y del FMI. No a la reforma universitaria privatizante del gobierno. Queremos la revocación inmediata de las privatizaciones de las empresas estatales, comenzando por la Vale do Río Doce. Anulación de las privatizaciones parciales de la Petrobrás y de la subasta de las reservas petroleras. Por el retiro inmediato de las negociaciones del ALCA.

En defensa de la mujer trabajadora, defendemos la creación de las guarderías pre-escolares para niños de cero a seis años. Luchamos contra toda forma de discriminación racial y sexual.

Además de eso, defendemos la tributación severa de las grandes fortunas, y de las ganancias de los bancos y de las grandes empresas. El control público de los trabajadores y de los consumidores sobre la producción de bienes esenciales, es una necesidad para que la distribución de la renta ocurra de hecho, acabando con la enorme desigualdad que es una vergüenza a nuestro país.

Desde el Quilombo de los Palmares, llamamos a los trabajadores a rebelarse, una vez más, contra la esclavitud. La dignidad del trabajador comienza por su derecho al trabajo y a un salario digno. Es preciso audacia y crear lo nuevo. Y lo nuevo es el Frente de Izquierda.

* Sitios con información diaria sobre las elecciones y la campaña del Frente de Izquierda:
Traducción de Ernesto Herrera (Correspondencia de Prensa)
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