Crónica viaje comisión gallega a los Territorios Ocupados del Sahara Occidental

Jueves 2 de noviembre de 2006

Prada / SaharaLibre.es

María Villar, la periodista que viajó a los Territorios Ocupados del Sahara Occidental junto con tres compañeros más el dia 23 de octubre, nos cuenta la experiencia de esta comisión gallega que se reunió con 15 activistas saharauis.

28 de octubre de 2006, recibimos un correo a través de la web:

"Tu Nombre: María Villar
Tu Email: Maríaxxxxxx@xxxxxxxxxx.xxx
Mensaje: En primer lugar, gracias por la felicitación a la delegación gallega que visitó el Aaiún, ya que yo soy una de sus integrantes. Me gustaría enviaros nuestro comunicado de prensa para que lo fueseis distribuyendo entre todos los contactos y lo colgarlo en la web. (...) Dadme una cuenta de correo y os envío el comunicado de forma que todo el mundo lo pueda leer tal y como fue.
Un saludo, espero impaciente vuestra respuesta."

Mi respuesta no se hizo esperar, respondí inmediatamente y María tampoco se hizo esperar, me envió su teléfono por correo. La llamé y me contó todo el viaje.

Ella es periodista, ni le faltaron las palabras ni se le quedó nada en el tintero. Minuto a minuto relató su experiencia; como lo hicieron, con quien estuvieron, que vieron, que oyeron y como lo vivieron. A su vuelta la rueda de prensa en el parlamento gallego, la presencia de los medios y las ausencias (EuropaPress entre otras).

Son cuatro personas: Duarte Correa (miembro del Consejo Nacional del Bloque Nacionalista Gallego); María José Andrade (Vicepresidenta de la asociación "Solidariedade Galega co povo Saharaui); Xosé María Permui (Teniente de Alcalde de Fene - Municipio próximo a El Ferrol) y María Villar (Periodista).

Marruecos ha denegado la entrada en los últimos meses a diversas delegaciones por considerar que sus integrantes no son imparciales, sino que han tomado partido en favor del Frente Polisario, que lucha por la autodeterminación del Sahara Occidental.

Los cuatro, sin avisar, han conseguido lo que casi nadie, con responsabilidades políticas o que pertenecieran a alguna organización, televisión o periódico, había hecho: viajar a los territorios ocupados del Sahara y ser testigos de lo que allí suceda cada día. Lograron entrar en la ciudad de El Aaiún y fueron testigos de "la ocupación militar" de la "guerra encubierta" y de la "situación de genocidio" en la que se encuentra el Sahara Occidental.

Llegaron en avión a El Aaiún por separado, como turistas. Ya en el aeropuerto le preguntaron quién era, qué hacía, si tenía reserva en el Parador, parecía que sospecharan de ellos, pero pasaron sin más problemas.

En el hotel, en el que no había más que un cliente, fueron alojados en plantas diferentes. Desde ese momento se sintieron vigilados, un policía dentro del hotel, otro fuera.

Hasta ese momento nadie estaba al corriente del viaje, ningún activista sabía que estaban allí. Decidieron hacer una visita turística y de vuelta al hotel contactaron con los saharauis. Un activista quedo en pasar a buscarlos con la excusa de haber sido contratado como guía. A cara descubierta, con descaro, la mejor forma de despistar a las fuerzas ocupantes.

Les dijeron que no era el mejor momento para una visita ya que se había celebrado el primer aniversario de la muerte del primer mártir de la Intifada, Hamdi Lembarki, y habían habido 80 detenciones entre los que fueron al cementerio.

Al salir del hotel con el "guía" el policía que estaba fuera anoto la matricula del coche e hizo una llamada telefónica; esto sucedía cada vez que pasaban al lado de policías. Siguieron de "visita turística" y vieron con sus propios ojos que El Aaiún estaba tomado por las fuerzas de ocupación marroquíes, no había calle en la que no se encontraran policías o militares con armas de guerra. La situación reflejaba un "estado de sitio permanente".

Una vez acabada la "visita" se reunieron con 15 activistas saharauis, muchos de ellos habían pasado por las cárceles marroquíes, algunas clandestinas. Las condenas iban desde el año a más de 20 de prisión. Padres asesinados y enterrados en fosas comunes, familias destrozadas, hombres y mujeres torturados, quemados, violados, todo esto tenían en común.

Los saharauis les contaron que desde el inicio de la Intifada hay 30 desaparecidos, que las torturas son diarias. El día anterior habían violado a un joven con una porra y había desaparecido otra persona. Les contaron que está de moda quemarlos con gasolina, arrancarles los dientes, orinarles encima, hacer que se beban su propia orina. Les contaron que las torturas a los presos de Irak por parte de soldados americanos es el día a día de los detenidos saharauis.

Les contaron que obligan a los jóvenes saharauis a coger la patera o a aguantar en el Sáhara. Decían que la costa estaba muy vigilada, pero que si eras saharaui casi hasta te regalaban la patera para que te fueras. Huir o reventar.

Les contaron que las manifestaciones saharauis se inician de forma pacifica, que los incidentes los provocan policías infiltrados que dan la excusa para las cargas policiales. Les contaron que los heridos no pueden ir a los hospitales porque les inyectan drogas para hacerles firmar declaraciones inculpatorias de delitos que no han cometido y les detienen. Que las acusaciones son de delitos comunes o por vandalismo, nunca por manifestarse ni por reclamar la independencia.

Les contaron que los pequeños negocios de los saharauis son asaltados por colonos marroquíes, que lo hacen delante de la policía y no pasa nada, que también asaltan y desvalijan las casas de los saharauis.

Les contaron que no tienen acceso al trabajo si no es temporal, que el que quiere ser funcionario tiene que abstenerse de militancia y subyugarse al régimen marroquí.

María nos habla de "situación de genocidio", de un plan diseñado por el régimen marroquí para reducir la población saharaui al mínimo, para marginar, más si cabe, a los que se quedan. En definitiva, para acabar con ellos.

Les pidieron que los españoles dediquemos un día al año a favor de los saharauis, que eso seria suficiente para hacerse oír, para ayudarlos.

Los saharauis saben que los españoles estamos con ellos, por eso no entienden la postura del gobierno español. Se preguntan por qué votamos a alguien que no nos representa, que no hace lo que queremos que se haga, que va en sentido contrario a nuestros deseos.

María nos cuenta que lo que vieron y oyeron es mucho peor de lo que nos habían contado, que es "una situación de guerra encubierta".

María teme por la integridad física de los activistas con los que se reunió. Le han informado que el barrio donde estuvieron fue tomado por la policía al día siguiente. Teme que sufrirán las consecuencias de haber hablado.

Al salir del hotel hacia el aeropuerto fueron seguidos por un coche durante todo el camino. Al pasar en control fueron registrados a fondo (uno de los policías secretas era el conductor del vehiculo que les había seguido desde el hotel), tuvieron que mostrar una a una las fotos de la cámara, oyeron la música de la cinta que tenia en el walkman, les abrieron los paquetes de clinex, todo mirado con lupa. Al contrario de lo que se ha dicho en algún medio no se les incautó nada.

Fueron tratados como terroristas; fueron los únicos a los que registraron, los demás pasajeros esperaban a que acabara el registro.

María quiere que esto se sepa, que no se quede aparcado en los cajones de las redacciones, que se de a conocer. María quiere que todo lo que vió deje de pasar, que se acabe esta pesadilla en la que está inmersa el Pueblo Saharaui. María quiere que no les dejemos solos, que nuestro gobierno se acuerde de ellos. María quiere volver a al Sahara, pero al Sahara Libre. Eso queremos todos.

Ver las fotos del viaje

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