Comunicado de ’Rojos i Roges’
Tras el desalojo de Can Ricart – “de buen rollo”, por favor –, hoy le ha tocado el turno del Centro Social Liberado “Calamarsa” de Sabadell. Esta vez, con cargas policiales, contusionados y actitudes de intimidación de los Mossos hacia losvecinos y vecinas que se solidarizaban con losjóvenes okupas.
Desde “Rojos/roges” queremos llamar la atención sobrela gravedad de lo queestá pasando, y que sólo es el principio de unaespiral. ¡Que no nosexpliquen historias sobreel protocolo de actuación de las fuerzas de seguridad, ni sobre el amparo de órdenes judiciales instando al desalojo quenuestro “pobre” conseller de interior se vería obligado a ejecutar!
La percepción que tiene la juventud es ésta: el conseller y cabeza visible de la coalición ICV-EUiA, desde sus funciones de gobierno, defiendelos negocios especulativos de personajes comoel marqués de Santa Isabel, heredero de un linaje de traficantes de esclavos y de promotores del “alzamiento” franquista. Ahora que reclamamosque sean designados nominalmente los verdugos de la dictadura y reprochamos su cobardía al gobierno del PSOE, he aquí un ejercicio práctico de memoria histórica. Y, cuando hace falta “restablecer el orden” contraestos peligrosos chicos y chicas, ¡varapalo para que se vayan enterando deque con la propiedad de los poderosos no se juega!
Losjóvenesque tienen esta percepción de las cosas - y que en estos momentos nos están diciendo de todo – no van errados. Aquí no valen excusas jurídicas. Anteuna ley injusta, la posición de unaizquierdadigna de este nombre es la rebeldía, y no la gestión diligente de la policía. Hoy mismo, el equipo municipalsocialista de Barcelona reclamaba una modificación de la ley quepermita desalojar más rápidamente e inculpar como delincuenteslos okupas. ERC y ICV han hechosabersu desacuerdo. Pero, ¿de qué vale refunfuñar en voz baja... sidespués se aplica disciplinadamente la represión? Con el giro hacia la derecha del PSOE y las orientaciones anunciadas por el nuevo gobierno “d’entesa”, vamos hacia unamayor conflictividad social en Catalunya (con la MAT, elCuarto Cinturón, las nucleares...). La criminalización y represión de las okupaciones son la primera prueba de ello.
EUiA no puede aceptar esta responsabilidad, contraria a sus postulados y a sus tradiciones. EUiA no puede permanecer en el organigrama de este gobierno, compartiendo antela opinión pública la responsabilidad de unaspolíticas y unas actuaciones quereprobamos. Esta es la verdadera discusión sobreelprograma del gobierno y nuestra participación. En el último Consell Nacional de EUiA, que votó la participación enelnuevo gabinete tripartito, alguien hablaba de que ahora se trataría “de acompañar socialmente la obra del gobierno progresista”. ¿En qué consistiría concretamente este “acompañamiento”? ¿Deberemos formar piquetes por reforzar eldispositivo de los antidisturbios?
Por otra parte, esta presencia residual de EUiA empieza a ser un lastre para la política de Izquierda Unida ensuconjunto. IU, dolida por los pactos de Zapatero con CIU en materia fiscal, con respecto a la reparación de las víctimas del franquismo, etc., había anunciado que tomaría distancias con el gobierno del PSOE. ¿Acaso estámás a la izquierdael PSC de Montilla? ¿Tal vez creemos en la existencia del “oasis catalán”? En lugar de empujar a IU hacia la firmeza, la actitud de subordinación de nuestra organización desarma a todala izquierda y la compromete.
La opción es concreta y cada día se convertirá en un imperativo más insoslayable: o bien estamos con los compañeros y compañeras de “La Calamarsa”, con la gente de “La Makabra”, con el vecindario solidario de Sabadell y del Poblenou... o estamos encubriendo la represión. Sialguienduda todavía acerca de si la gente que deberíamos esforzarnos por atraer a nuestro proyectovelas cosas así, quesalga a la calle o eche una ojeada a las redes alternativas de información...
“Rojos/roges” creemos urgente replantear nuestra actitud frente al gobierno de Montilla antes de que los acontecimientos nossuperen del todo. Hay que salir sin tardanza de este gobierno, renunciar a los cargos de confianza y otras prebendas, y empezar por ponerse al lado a nuestra gente de una manera creíble y consecuente – y no sólo con palabras. Y, sobreestabase, reconsiderar también nuestra relación con ICV.
Barcelona, 19 de Diciembre de 2006