Está surgiendo una nueva generación de sindicalistas

Miércoles 9 de mayo de 2007

La irrupción –aunque sea incipiente- de una nueva generación de sindicalistas que hagan nuevamente honor a este título, es una buena noticia que nadie hasta ahora parece haber publicado.  Pepe Gutiérrez-Álvarez (Kaos en la Red)

Para un veterano un tanto escéptico, da gusto encontrar a jóvenes empeñado en discusiones que no tienen porque ser aburrida aunque sea entorno de cuestiones sindicales, una materia que en los últimos tiempos ha sido parecido como cosas propias de expertos y “enterados” cuando en realidad se trata de hablar de una actividad que tendría que importa a todos los asalariados, y especialmente a los jóvenes obreros que se encuentran ante un panorama que no invita precisamente al optimismo. Cuando tratar de hablar de sindicalismo se relaciona –normalmente-  con el aburrimiento es que está en decadencia. Sí provocara entusiasmo o al menos interés, se podría decir que por el contrario, está en alza, pero de momento este no es el caso, por lo tanto entiendo que os sintáis bastante aislado, en medio de una mayoría que ha tomado como divisa tan idiota como esa de “!Que cada uno cuide su culo¡”. 

Estas conversaciones intergeneracionales debían ser algo natural, y bastante común. No ha sido otra cosa lo que se ha hecho en otros tiempos, sobre todo en los que era obligado comenzar de nuevo, como ocurrió en los años sesenta-setenta. Y eso fue lo que hicimos muchos cuando teníamos vuestra edad, y nos quemaba la realidad social. Como suele ocurrir normalmente (sobre todo cuando no existe una formación suficiente), también por aquel tiempo el contexto nos sobrepasaba y mucho, quizás más que ahora porque existía también el riesgo. En un principio, el que más y el que menos también se albergaba una sensación generalizada de asistir a una situación histórica bloqueada, ante la que –nos insistían en casa- “no había nada que hacer”, algo que también escucharéis ahora a menudo, y que resulta característico de las fases históricas reaccionarias. 

Antes del 68 y de todo lo que le siguió, era muy propio alimentar el pesimismo creyendo que el franquismo era poco menos que eterno (y allí estaban los impresionantes desfiles militares para atestiguarlo), que lo que se llamaba “movimiento comunista internacional” era una opción sin posibles alternativas al menos por su izquierda. Por supuesto, igualmente parecía “eterno” el llamado neocapitalismo o “welfare state” gestionado habitualmente por socialdemócratas pero también aceptado por liberales y conservadores, y en relación a las épocas de “capitalismo salvaje” representaba un invento “integrador” del movimiento obrero, que demostraba que el sistema capitalista liberal era capaz de reformarse (en situaciones de miedo al comunismo y a la revolución, un detalle que olvidan sus exegetas). Y sin embargo, a pesar de aquel horizonte que parecía “eterno”, y que abarcaría varias generaciones (observa sino 2001: una odisea en el espacio, que preveía viajes siderales en plena “coexistencia pacífica” USA-URSS), todo cambiaría, y tanto que cambiaría. Claro que todo aquello persiste en no poca medida en el presente, pero se puede asegurar que ya nada es lo mismo. 

Creo que existen los suficientes indicios para creer que algo más o menos similar nos está tocando vivir. De momento, el paseo triunfal del capitalismo sin control (ellos hablan de “flexibilidad”) empieza a ser cada vez más cuestionado, precisamente porque su triunfo está demostrando día a día 
- determinando el signo de nuestro tiempo- que lejos de solventar los problemas del mundo, no ha hecho más que empeorarlos, y de qué manera. Se habían hecho la idea de que habían llegado a un punto de no retorno, y que habían impuesto su lógica reaccionaria según la cual el socialismo era el problema, y que si existían “culpables” esos eran los que se oponían y querían superar el “horror económico” llamado neoliberalismo. Así pues, se puede afirmar que desde hace cierto tiempo el viento neoliberal ya no sopla con la misma insolencia, lo cual no quiere decir que ya contemos con alternativas fiables. Y sí ahí está el caso Lula para desanimarnos, justo es considerar la rápida constitución de una izquierda opuesta al PT gubernamentalista en el Brasil, y la existencia de un conjunto de movimientos sociales que no han sido desactivado. Esta es la diferencia con la experiencia del PSOE de los tiempos de Felipe González, y con la cual se empezó a comparar nada más que el PT llegó al gobierno. 

Vale la pena rememorar que no hace tanto que cualquier que tratara de denunciar esa lógica dominante que nos estaba llevando a los infiernos (más hambre y miseria, acentuación del deterioro ecológico, más guerras, más inhumanidad y mediocridad), lo más natural era que le trataran de idealista, buenista, romántico, alguien en definitiva que no se había enterado que ya no existían alternativas.

Está claro que estamos asistiendo a un nuevo ciclo de (re)movilización de una amplitud inusitada, y aunque sus perspectivas están todavía marcadas por la incertidumbre (con Lula tropezando en la misma piedra que Jospin, y Bertinotti tropezando en la misma piedra que Lula), se han ampliado considerablemente unas expectativas que parecían bajo mínimos, con ejemplos muy a tener en cuenta como la victoria del NO en el Referéndum sobre la Constitución europea en Francia y Holanda, la emergencia de una creciente y variada “contestación” en los Estados Unidos, o las revueltas de los barrios marginales en Francia, evidencias de que, como os decía, el viento está soplando en otra dirección. Esto por no hablar de la lucha de los jóvenes contra CPE, importante sobre todo porque muestran el camino de otras que ya están en el amiente. La reciente victoria electoral de Mariano Sarkozy significa otra vuelta a la tuerca, y por lo tanto, la exigencia de una respuesta mayor.

No parece que en estas apreciaciones tengamos muchas diferencias, aunque para vosotros deberán ser unos primeros apuntes. Es más, y confirmo la impresión del “buen rollo” que evocáis de nuestro primer (y prolongado) encuentro en el marco de la Xarxa en Barcelona y que no he olvidado. Con todo, aunque acepto gustosamente el papel de “abuelo” que amablemente me otorgáis debo de advertiros que aunque se suele decir que la veteranía es un grado, tampoco significa ninguna garantía.

De entrada porque la realidad siempre es mucho más rica complicada que los análisis y las reflexiones teóricas, sobre todo en una fase histórica tan movida como ésta. Al decir esto me viene a la memoria aquella consigna del Mayo del 68 francés que aconseja desconfiar de los que tenían más de treinta años. Espero por lo tanto que los comentarios os sirvan para ampliar la discusión entre vosotros y entre los vuestros, con esos amigos y amigas, trabajadores con los que tenéis que lidiar día a día -como bien decís- para crear inquietud y conciencia capaz de dar respuesta a ese malestar presente, aunque todavía no se crea en alternativas y posibles avances, esto ya llegará.

Llegará porque de el viejo colchón de las conquistas sociales del antifranquismo se está quedando en casi nada, y porque las nuevas generaciones obreras están obligadas a comenzar de nuevo como ayer. Será quizás más difícil porque ahora los obstáculos no provienen de un régimen tan desacreditado como el franquista, pero también será más fácil porque las libertades pueden dar mucho de sí cuando se saben emplear...De hecho, esto es algo que ya está sucediendo. El viejo Marx decía que había que aprender a ver crecer la yerba, y puede verse un brote desde el momento en que se generaliza el malestar, y aquí y allá surgen jóvenes que lo tienen claro o que, cuanto menos, lo quieren tener. Ya tenemos unas series de luchas sobre las que hablar, y sobre las que hacer experiencias. Al tiempo, se crean instrumentos. Lo que hay o es un obstáculo no es suficiente (¡Ay Dios, esas enfermedades sectarias¡), además, los jóvenes, que en un primer momento solamente se habían batido contra la guerra. también se han empezado a moverse en otras direcciones como las plataformas por una vivienda diga y asequible.

De momento, pequeños riachuelos, que al juntarse, crecerán inevitablemente. Cuando esto ocurra , las discusiones y las expectativas, estarán ya en un estadio mucho más avanzado. Si no, tiempo al tiempo.

 

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