Anticapitalistas
Comunicado de Revolta Global
La actuación de los ’Mossos’ de Escuadra el el pasado sábado, 17 de noviembre, reprimiendo la manifestación antifascista convocada por diferentes colectivos de la izquierda radical en la Plaza Universitat de Barcelona, representa un salto cualitativo en la línea de criminalización y persecución que la Consejería de Interior está desarrollando contra los movimientos sociales contestatarios, el independentismo y las corrientes alternativas. De una manera casi unànime, los medios de comunicación denuncian la "violencia" que misteriosos "grupos antisistema" habrían desatado contra la policía. Desde la derecha, los portavoces del PP y de CIU berrean contra Joan Saura, exigiendo más represión, quejándose de las pocas detenciones practicadas...
Lo cierto, pero, es que los barullos que se extendieron por todo el centro de la ciudad serían el resultado de las sucesivas cargas policiales que, desde un buen comienzo, sufrió la manifestación, y que acabaron disgregándola y desencadenando los enfrentamientos fragmentados que han mostrado todas las cadenas de televisión. Además, hace falta decir que, si bien estos choques serían puntuales, el comportamiento brutal de los Mossos y de los antidisturbios de la Guardia Urbana se prolongó durante horas en una amplia zona desde el Paseo de Gracia hasta las Ramblas y Ciudad Vieja, "cazando" y apaleando - incluso en el interior de los furgones policiales - a grupos de jóvenes "sospechosos".
Estamos hablando de un atentado a las libertades democráticas y al derecho de manifestación, que, en este caso, tiene muchos agravantes: el contexto - la protesta por el asesinato de un joven antifascista a manos de un nazi, ahora hace una semana, en Madrid -, el crescendo de actuaciones represivas por parte de la policía autonómica que representa tras el asunto de Núria Pòrtulas, las detenciones a raíz de la quema de fotos del Rey, el episodio del "kubotan" y el secuestro de cortejos enteros... Pero, sobre todo, es especialmente grave porque al fin y al cabo se produce bajo gobiernos de izquierdas, en el Ayuntamiento como en la Generalitat. Los dirigentes de ICV, así como los socios mayoritarios del "gobierno d’entesa" se han apresurado a justificar la actuación de los Mossos - PSC- o bien se han estimado más mirar hacia otra parte - ERC. Con respecto a EUiA, la denuncia de "elementos provocadores" y de el griterío de la derecha sirve una vez más para enmascarar la injustificable gestión de Interior. He aquí una actitud que acentúa la subalternidad de EUiA, la degradación de su proyecto transformador original y que añade un elemento suplementario a la crisis, probablemente terminal, de Izquierda Unida a nivel estatal.
Muchas cosas están pues en cuestión. De entrada, un modelo policial - ciertamente heredado de la derecha - que la izquierda "gestora" sigue promoviendo al servicio de una "Catalunya globalizada" en qué no hay lugar para la contestación social. La necesidad de una profunda reorganización, o más bien dicho, de la reconstrucción de una izquierda de combate, anticapitalista, aparecerá cada día con más fuerza. Y, de manera más inmediata, la urgencia de un movimiento unitario y organizado de los grupos y colectivos críticos que permita recuperar la calle como espacio público democrático frente a la extrema derecha, pero también enfrente de las derivas autoritarias del poder y las provocaciones.
20 de noviembre de 2007
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