Frenemos la ofensiva reaccionaria del Nacional Catolicismo

Lunes 4 de febrero de 2008

 Comunicado de Espacio Alternativo

Cada día que pasa la jerarquía católica aumenta sus ataques contra los derechos más básicos de las libertades sociales y políticas de un estado, supuestamente, aconfesional. Desde el comienzo de esta legislatura la estructura de la iglesia católica ha vuelto a mostrar su verdadera cara, la del nacional catolicismo.

En estos últimos cuatro años las sotanas púrpuras se ha movilizado clamando contra la ley de matrimonios homosexuales, lo que consideraban un ataque a la “sagrada” institución de la familia o incluso “una marcha a tras de los derechos humanos”. Después fue contra la LOE, una ley hecha para la derecha y la iglesia que la derecha y la iglesia rechazaron, ya que de forma timorata, rebajaba las prebendas acordadas con la institución eclesiástica en la Ley de Calidad de la Enseñanza, además de criticar vorazmente e incluso proponiendo la insumisión a la asignatura de educación para la ciudadanía.

De forma pareja al debate y aprobación de la “descafeinada” Ley de la Memoria Histórica, la jerarquía de la iglesia católica ha realizado su propio proceso de recuperación selectiva de la memoria. De esta forma han vuelto a conseguir que sus privilegios no se cuestionen eliminando del redactado final de la ley la obligatoriedad de retirar los símbolos franquistas de sus iglesias e instituciones. Mientras que simultáneamente realizaban la mayor beatificación de la historia, 498 mártires españoles “asesinados” por el bando republicano subían a los altares y los ajusticiados por el franquismo seguían en el olvido de la historia.

Los obispos se han permitido influir en la vida política de forma determinante opinando sobre el Estatut de Catalunya, el proceso de negociación que se estableció con ETA e incluso ha llamado a votar a partidos ultraderechistas, como fue el caso del arzobispo de Pamplona “Hoy en España hay algunos partidos políticos que quieren ser fieles a la doctrina social de la Iglesia en su totalidad, como Comunión Tradicionalista Católica, Alternativa Española, Tercio Católico de Acción Política, Falange Española de las JONS.

Esta situación ha propiciado que la jerarquía eclesiástica se convierta en uno de los actores sociales con mayor capacidad de movilización, postrando al gobierno y obligándole a rectificar en casi todas las leyes que podían de alguna forma “atentar” contra sus intereses. De tal forma que, incluso, han conseguido renegociar al alza un nuevo convenio economico con el estado, que se ha concretado en: elevar al 0’7 % la cuota que se destina a la Iglesia sobre la cantidad total del impuesto sobre la renta (antes esa cantidad era el 0’52%). El Estado transferirá íntegramente esta cantidad a la Iglesia. A partir del año 2008 (correspondiendo a la declaración del año 2007), a cambio el Estado no aportará ninguna cantidad complementaria, por lo que en los Presupuestos Generales no se destinará ninguna cantidad a la Iglesia.

Ante los ataques constantes de esta iglesia ultramontana el gobierno no solo no ha reaccionado eliminando los privilegios heredados de una transición pactada con la misma jerarquía que fue la gran legitimadora de la dictadura franquista. Sino que por el contrario se ha plegado constantemente ante las exigencias y presiones de los obispos. Esta actitud timorata ha envalentonado a los obispos que, en los dos últimos meses, han aumentado la agresividad de sus proclamas y discursos. El arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, afirmó, en la concentración por la familia de finales de diciembre, “que las leyes españolas que regulan el aborto, el divorcio "express" y las bodas gays suponen una marcha atrás en los derechos humanos".

Estas actitudes, manifestaciones y declaraciones, junto con la febril actividad de los lobys “pro vida” y los elementos más conservadores del sistema jurídico, han propiciado una campaña de acoso y derribo al derecho de las mujeres a decidir, cuestionando las bases de la ya de por si insuficiente ley del aborto.

Por ultimo, añorando los viejos tiempos en los que los obispos formaban parte de judicatura franquista, la conferencia episcopal ha entrado en la precampaña electoral con la difusión de una nota de “orientación moral” titulada: “Ante las elecciones generales de 2008”. En la que se desestima y desautoriza la negociación política como herramienta para solucionar el conflicto en Euskal Herria y se llama a votar a aquellos partidos que rechacen por tanto la negociación con ETA.

Desde Espacio Alternativo creemos que es imprescindible una removilización social que frene y, conteste, en la calle, los ataques del nacional catolicismo, no podemos seguir esperando a que la izquierda institucional articule una respuesta contundente. Esta debe de nacer del seno de los movimientos sociales y de los colectivos de la izquierda anticapitalista, siguiendo el camino y el ejemplo de las/os compañeras/os compañeros italianas/os que impidieron la visita del Papa a la Universidad de Roma; del movimiento feminista en Portugal que consiguió ganar el referéndum del aborto en 2007; y del movimiento feminista que salio a la calle el pasado 23 de Enero para impedir que los rosarios se sigan entrometiéndose en nuestros ovarios.

Tenemos que caminar hacia la ofensiva, que para Espacio Alternativo debe de pasar por reclamar: la eliminación de las prebendas de las que goza la iglesia católica; la instauración de un verdadero estado y una educación laica; la depuración del sistema y la estructura judicial, que permite el acoso a mujeres por el mero hecho de haber abortado; y reclamar el derecho de las mujeres a decidir, mediante la eliminación del aborto del código penal y su inclusión real en la red sanitaria publica.

Por lo tanto, las movilizaciones del 8 de marzo, deben de ser para el movimiento feminista en particular y para la izquierda, que aun conserve su dignidad, en general, una fecha imprescindible en la que mostrar en la calle nuestro rechazo a los obispos y a la derecha post-franquista que los ampara.

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