14 de febrero: los y las maestras queremos el pan y las rosas

Jueves 3 de abril de 2008

Robert Gonzàlez

Son las 11 de la mañana de un jueves y las cafeterías y bares próximos a Plaça Universitat presentan un aspecto inusual. Centenares de mujeres y hombres con cara de maestro desbordan las máquinas de café. "Parece que hay bastante ambiente, viniendo para acá he visto muchísima gente repartiendo pancartas en la plaza," comenta una profesora de secundaria en una horchatería de la calle Aribau. Haciendo cola para pagar, otro compañero se exclama: "¡1,45 por un cortado!” El sueldo de maestro no da para tanto como dicen los medios de comunicación las últimas semanas.

Salimos de la cafetería y enfilamos la calle Aribau en dirección a la plaza. Tenemos dificultades para avanzar y todavía falta un cuarto temprano para las 12. ¡La convocatoria ha sido un éxito! ¡Pancartas de institutos, colegios y guarderías, de los sindicatos de maestros y de estudiantes, gente del movimiento por la vivienda digna, la furgoneta de la gente de SEAT en huelga de hambre, ríos de personas y en un punto nos encontramos con las maestras del CEIP de nuestro pueblo -Palau-Solità, no está “Plegatdemans”! Unos cuarenta maestros y profesores de la mencionada población del Vallès Occidental nos proponemos hacer el recorrido juntos.

Las 12:45h y todavía estamos delante del Estudiantil. Nos llaman por teléfono: ¡la cabecera ya ha enfilado la Vía Laietana, somos decenas de miles! Las maestras están impacientes y quieren avanzar; un profesor de secundaria, megáfono en mano, entona el primer cántico y la gente se añade mientras empezamos a caminar:
 
“No volem ser escola concertada,
no volem ser un col·legi privat.
Volem, volem, volem més aules d’acollida,
Volem, volem, volem, un bon finançament!”

 
¡Silbatos, grallers, samba, bailes, cánticos, gritos de "Maragall, dimisión!" y alguien recupera una vieja canción del verano:
 
“Help ayúdame!, l’escola vol privatitzar el Maragall.
Help ayúdame!, amb una llei classista i capitalista”

La manifestación es de las mayores y más radicales que todo el mundo puede recordar los últimos años en Barcelona. La combatividad y originalidad de los manifestantes recuerda los mejores momentos del movimiento contra la guerra. Nos llaman por teléfono con las primeras cifras: ¡"La Guardia Urbana ha dicho que somos 50.000! Seguro somos unos millares más, que éstos siempre tiran hacia abajo". "¡No somos todas, faltan los servicios mínimos!" claman a algunas maestras con fotos de sus compañeras en forma de pancarta. 

Ya llegamos hacia Sant Jaume, pero hay tanta gente que la mani entra por varias calles al mismo tiempo. Los ánimos están encendidos: "Bote, bote, bote, Maragall quien no bote"!. No faltan los reproches contra los medios de comunicación por la campaña de desprestigio de nuestro trabajo y sus ataques constantes contra la huelga: "¡Matins punt sí, som aquí!" "¡Televisión, manipulación!” 

Ya hemos llegado, estamos cansadas pero eufóricas. Las personas que hemos ido a la manifestación tenemos la conciencia de que hemos asistido a la primera movilización masiva contra las políticas neoliberales del gobierno del Entendimiento, y de que ¡la lucha no ha hecho más que empezar!

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