Guerras ‘públicoprivadas’ por los recursos naturales

Lunes 16 de junio de 2008

Miguel Romero / Periódico Diagonal

En el capitalismo globalizado, la guerra no es solamente la continuación de la política por otros medios ; es también, y a la vez, la continuación de la economía por otros medios.

Todas las guerras del presente y el futuro tienen un estado mayor conjunto, más o menos en la sombra, constituido por Gobiernos y transnacionales. Esta ‘alianza público-privada’, por utilizar el lenguaje de moda en la cooperación al desarrollo, diseña estrategias en las que cada acción militar es un negocio, y cada negocio cuenta con protección militar. Así ocurre especialmente en el negocio del petróleo. Ocurre ya hoy en Iraq el modelo de lo que David Harvey llama el nuevo imperialismo basado en la “acumulación por desposesión”.

Ocurrirá mañana de nuevo en Oriente Medio, o en la región andina latinoamericana, o en el Caspio, o en Nigeria... enclaves petroleros acompañados de despliegues militares, en los que están creciendo las guerras del futuro inmediato. Necesitamos oponer a estas guerras, aún embrionarias, movimientos pacifistas muy diferentes a los de los años ‘80. Movimientos que comprendan que las guerras no son solamente la responsabilidad de Gobiernos con ambiciones imperialistas y sus agentes directos no son solamente militares y fabricantes de armas. Ahora hay responsables y agentes que encabezan los ránkings de las bolsas ; tienen entre sus principales accionistas a entidades financieras de impoluta “responsabilidad social corporativa” ; sus intereses son defendidos con uñas y dientes por los Gobiernos de sus países en nombre del “interés nacional” ; adoptan una imagen de inocencia ecológica por medio de campañas publicitarias cínicas hasta la obscenidad... Y también tienen entre sus accionistas a ciudadanos que no se atreverían ni a tocar un arma ; tienen en sus consejos de administración a representantes de “sindicatos de clase” y en sus plantillas a cientos de afiliados sindicales y votantes de partidos considerados de izquierda... Y tienen entre sus clientes a todas y todos nosotros. Por poner un ejemplo, Repsol YPF, aquí y ahora, en este país y con este Gobierno.

Hacen falta, y urgentemente, movimientos que comprendan que el petróleo se está utilizando como un arma de destrucción masiva de las personas y de la naturaleza ; movimientos que articulen la oposición a todas las guerras en curso, en Iraq o Afganistán, con la defensa del derecho de los pueblos a la propiedad de sus recursos naturales ; que combinen la solidaridad internacional con la denuncia de las responsabilidades cercanas de los Gobiernos y las empresas de sus países ; que se dirijan a la “base social” de estas empresas, pequeños accionistas, trabajadores, sindicalistas... y no dejen que miren a otro lado, que se desentiendan de los desmanes de las empresas que les dan dividendos y primas de productividad ; que utilicen todos los medios de movilización social y presión política : las acciones en la calle, la contrapublicidad, las denuncias jurídicas y simbólicas, los observatorios sociales, las “contracumbres”, las brechas en la prensa convencional y la prensa alternativa...

Tendremos que afrontar muchas dificultades para desarrollar este pacifismo del siglo XXI. Una de ellas es especialmente compleja : somos, en mayor o menor grado, clientes de estas empresas, beneficiarios de un modo de vida que devora energía y constituye la trama civil de las guerras del petróleo. Hay que buscar una coherencia difícil entre la vida cotidiana y el compromiso social. Traducir a esta época la vieja aspiración de cambiar el mundo y la vida.

SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0