El cartero vuelve a llamar

Viernes 11 de julio de 2008

olivierOlivier Besancenot (LCR) se erige en la figura más popular de la izquierda francesa

Lluís Uría / La Vanguardia

"Vamos a haceros con Besancenot lo que vosotros nos hicisteis con Le Pen". La frase, más en tono de chanza que de amenaza, la dirigió Nicolas Sarkozy al primer secretario del Partido Socialista, François Hollande, el pasado 7 de junio en el avión que trasladaba al presidente de la República y los principales dirigentes políticos franceses a Líbano.

La comparación era un poco forzada: ni el líder de la Liga Comunista Revolucionaria tiene el apoyo electoral que en su día tuvo el fundador del Frente Nacional, ni –a diferencia de lo que pasó con la extrema derecha bajo la presidencia de François Mitterrand- nadie va a regalar a los trotskistas la entrada en el Parlamento con el sistema electoral proporcional. Y sin embargo… su popularidad ha empezado a inquietar al PS.

A sus 34 años, Olivier Besancenot, licenciado en historia y cartero de profesión –cuatro días por semana reparte el correo en Neuilly-sur-Seine, el feudo de Sarkozy-, se ha erigido en el líder más valorado de la oposición y uno de los políticos más populares. Un sondeo de Opinion Way para "Le Figaro" le situaba en junio como el mejor opositor al presidente francés (17%), por delante del alcalde de París, Bertrand Delanoë (13%), y de la ex candidata socialista al Elíseo, Ségolène Royal (9%). Otros estudios de opinión le colocan entre las figuras más valoradas de la izquierda.

La inhibición y desorientación del PS, falto de liderazgo y volcado sobre sí mismo en un combate interno entre clanes cara a su próximo congreso, ha despejado el camino al líder de la LCR. Pero el resto lo ha hecho él sólo. Populista y radical –gusta de identificarse con la figura revolucionaria del Che-, Besancenot está presente en todas las trincheras, así sea en las fábricas en huelga, así sea en el programa estrella de la televisión, Vivamente domingo, de Michel Drucker. Con un discurso claro y directo, simple y diáfano –antiliberal, anticapitalista, antiglobalización-, y dotado de una indudable telegenia, el simpático cartero de Neuilly –tejanos y camisa negra- se ha convertido en el portavoz del descontento social. "El síntoma de una Francia que sufre pero no quiere oír hablar de razón o compromiso", según el director general de TNS Sofres, Brice Teinturier.

Candidato al Elíseo por primera vez en 2002, Besancenot dio la campanada al obtener 1,2 millones de votos (el 4,2 %) y consolidó su figura en el 2005 al erigirse en el abanderado del no a la Constitución Europea. En las presidenciales de 2007 -1,5 millones de votos, el 4,1%- ganó la baza al resto de fuerzas a la izquierda de los socialistas, ¡incluido el PCF!.

Ahora trabaja en la constitución de una nueva formación política, el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), con la aspiración de ocupar todo el espacio radical. Puede salirle bien. Como ha dicho el analista Jacques Juillard: "Besancenot es una aberración que siempre ha tenido éxito en Francia".


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