Huelga General en Euskal Herria el 21 de Mayo

Viernes 3 de abril de 2009

Rubén Belandia, militante del sindicato STEE-EILAS y militante de Ezker Alternatiboa

En 2008 se destruyeron en el estado español un total de 620.000 empleos (310.000 contratos temporales no renovados, 217.000 despidos improcedentes y el resto mediante Expedientes de Regulación de Empleo). La crisis es la causa o la excusa de la destrucción de empleo y esta situación tiene unas consecuencias sobre las vidas de las personas trabajadoras, tanto de las que han perdido su puesto de trabajo, como de las que pueden perderlo en cualquier momento y de las que lo mantienen.

Quienes han perdido sus puestos de trabajo viven en primera persona las consecuencias de los sucesivos recortes que han sufrido las prestaciones de desempleo. También echarán de menos el reciclaje de las personas trabajadoras al que supuestamente se han destinado ingentes cantidades de dinero en los últimos años.

Para quienes mantienen su empleo, el miedo a perderlo hace que vayan a trabajar incluso cuando están enfermas, les obliga a aceptar condiciones de riesgo laboral que en otras circunstancias no aceptarían, o a prolongar su jornada laboral incluso sin compensación económica. Y es que la presión sobre quienes todavía tienen trabajo se incrementa. Si ha habido recorte de plantilla, las personas que quedan tienen que hacer frente a un volumen de trabajo que en muchos casos no ha disminuido. Y esta situación no sólo se da en las empresas privadas, sino que los servicios públicos ven congelados sus presupuestos y sus plantillas, porque los gobiernos neoliberales dedican todos sus recursos a subvencionar a los bancos o a proyectar grandes infraestructuras.

Frente a esta situación social de extrema gravedad, la respuesta de la izquierda social y política ha dejado mucho que desear. Mientras en Francia han llevado a cabo ya dos huelgas generales exigiendo un giro radical de las políticas públicas, para que apuesten por las personas trabajadoras en lugar de por los banqueros, en el estado español los sindicatos mayoritarios plantean el diálogo social como única estrategia de actuación. Los mejores ejemplos de movilización se habían dado hasta ahora en Catalunya.

En Euskal Herria, la atomización sindical había limitado hasta ahora la respuesta a la crisis a concentraciones de delegados de cada uno de los sindicatos por separado. El empeoramiento de la situación económica y el envalentonamiento de la patronal han ido poniendo de manifiesto la necesidad de una movilización contundente y unitaria de la clase trabajadora de Euskal Herria. Finalmente, los sindicatos nacionalistas ELA y LAB han superado sus rencillas y se han puesto de acuerdo para convocar, junto a los sindicatos ESK, STEE-EILAS, EHNE e HIRU, una Huelga General en la Comunidad Autónoma Vasca y en Navarra para el próximo 21 de mayo.

Pero la convocatoria se ha realizado absolutamente al margen del resto de sindicatos. Ni siquiera se les ha dado la oportunidad de participar. Sólo se les deja la opción de sumarse u oponerse a una convocatoria ya cerrada. Es muy probable que las direcciones de CC.OO. y UGT hubieran rechazado la convocatoria de Huelga General, pero se podía haber presionado desde la base para que se sumasen. Sin embargo, al haber sido excluidos de la preparación, tienen una excusa perfecta para oponerse con un coste interno muy escaso. Tampoco se explica la exclusión de otros sindicatos que podían haber estado por la labor de convocar la huelga, como CNT, CGT o USO. Esta división desde la propia convocatoria supone una dificultad añadida para romper con la pasividad y conseguir una incidencia importante de la Huelga General.

Otro obstáculo es que todas las fuerzas conservadoras presentan la convocatoria como la respuesta del mundo nacionalista al nuevo gobierno del PPSOE presidido por Patxi López. El secretismo con el que se ha preparado no ayuda a demostrar lo contrario. Pero en materia económica, social y laboral, no hay diferencias entre Ibarretxe y López. Y la huelga se convoca también en Navarra, donde, por cierto, el PSOE también sostiene al gobierno de la derecha de UPN.

Sin embargo, cada vez es más evidente que esta crisis es algo más que coyuntural, que nos encontramos ante el fracaso de un sistema de organizar el trabajo y la sociedad en el que las personas quedan reducidas a la condición de mercancías, piezas reemplazables que no tienen valor en sí mismas. Este sistema es insostenible, desde un punto de vista ético, social y humano. Por eso las trabajadoras y trabajadores tenemos que plantarle cara. Porque nuestras vidas valen más que sus beneficios. Porque sólo actuando de forma colectiva, unitaria y radical podremos hacer frente a una situación que no sólo amenaza nuestros empleos y nuestras condiciones de trabajo, sino que amenaza nuestra salud y hasta nuestras vidas.
El secretario general de CC.OO., Fdez. Toxo, dijo que la huelga general había que reservarla para cuando se produzcan agresiones a los derechos de los trabajadores. ¿Le parecen pocos los ataques que se están produciendo? También ha dicho que convocaría la huelga si con ello se creara el millón de empleos que hacen falta hoy en día. Pero si los gobiernos destinaran las mismas cantidades que han regalado a los bancos a potenciar las coberturas sociales y los servicios públicos fundamentales (educación, sanidad, atención a las personas mayores y discapacitadas...) sí se crearía ese millón de empleos.

Por ello y por encima de todos los obstáculos, desde Ezker Alternatiboa apostamos por impulsar la Huelga General del 21 de mayo, al tiempo que solicitamos a los convocantes que hagan todos los esfuerzos necesarios para incorporar a la movilización a todos los sindicatos y colectivos sociales y políticos y personas que estén dispuestas a plantar cara a la patronal y forzar un giro social que es más necesario que nunca.
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