Contra el cementerio nuclear

Martes 14 de abril de 2009

www.kaosenlared.net .jpgLadislao Martínez, militante del grupo de ecosocialismo de Izquierda Anticapitalista - Madrid

La gestión de los residuos radiactivos de alta actividad en el Estado Español ha sido siempre uno de los puntos débiles de la industria nuclear en estas tierras. A diferencia de otros países (Francia, Holanda, Alemania,…) no existe lo que técnicamente se conoce como Almacén Transitorio Centralizado (ATC) y popularmente como cementerio nuclear. Es decir, un lugar donde se almacena el combustible irradiado de las centrales nucleares una vez que se extrae del núcleo del reactor. Por esto, cada central nuclear debe almacenar sus propios residuos radiactivos de alta actividad dentro de las piscinas de combustible.

El problema es que la capacidad de las piscinas de almacenamiento es limitada (la de la central nuclear de Trillo está saturada desde principios de este siglo) y no existe emplazamiento para los residuos de las centrales cerradas (Vandellós I en 1989 y Zorita en 2006). Desde la lógica de Enresa, la empresa pública que gestiona los residuos radiactivos, mantener la actual situación es algo caro y engorroso, por lo que viene presionando desde hace más de 10 años por la construcción de un ATC (cementerio nuclear).

La respuesta social a los intentos de gestionar los residuos radiactivos de alta actividad, ya sea en forma de cementerio provisional (ATC) o definitivo (Almacén geológico profundo-AGP) , ha sido desde hace más de 20 años, espectacular. A principios de los 80 se intentó construir un laboratorio de experimentación en los Arribes del Duero (Salamanca) y la impresionante respuesta social provocó su paralización. Le siguieron con igual suerte los proyectos de Nombela (Toledo) y todos los emplazamientos posibles para el AGP en diversas partes de este país. Más recientemente (2006) el anuncio del disparatado alcalde de un pequeño pueblo de Zamora (Peque) de su interés en albergar el cementerio nuclear provocó enormes movilizaciones sociales que también desbarataron sus proyectos. Las características comunes a todas estas movilizaciones son su carácter masivo e interclasista, la rapidez con que prenden y se autoorganizan y el sentimiento común de que el mundo rural, en el que se producen, ya ha pagado una cuota suficiente de solidaridad con las ciudades. 

El contexto es ahora algo distinto. Existe una ofensiva mundial para relanzar la industria nuclear que se plasma en una propaganda masiva en todos los grandes medios de comunicación, y en nuestro país, ese relanzamiento es impensable sin contar con un sistema de gestión de los residuos radiactivos de alta actividad más funcional que el vigente en la actualidad. A ello se unen condicionantes también endógenos que lo hacen más urgente. La industria eléctrica arrastra un notable “déficit tarifario” al que empresas y gobierno tratan de poner fin, lo que obliga a negociaciones en las que la energía nuclear aparece como posible motivo de trueque. Se apunta a la prolongación de la vida de las centrales nucleares más antiguas (Garoña) que tienen bajos costes de explotación y márgenes altos de beneficios y la autorización del ATC, como las ofertas al sector del gobierno en este contexto. 

Los primeros rumores han provocado notable revuelo en los entornos de las centrales nucleares que funcionan en la actualidad. Son estos los lugares en los que un proyecto de estas características tiene más posibilidad de prosperar ya que cuentan con una población acostumbrada a vivir cerca de una instalación nuclear,… y a recibir los copiosos fondos que a ellas vienen dedicándose desde Enresa desde finales de los 80. 

En la provincia de Guadalajara y su entorno cercano (Alcarria conquense y madrileña) viene desarrollándose como respuesta una importante movilización. Desde que se filtró a los medios de comunicación que dos poblaciones del entorno (Yebra con alcalde del PP y Almoguera con alcalde expulsado del PSOE desde que se probara que aceptaba sobornos) parecían dispuestas a ofrecerse como candidatas para el citado cementerio, la movilización ha crecido. Se han desarrollado más de una decena de actos informativos en poblaciones cercanas con una asistencia masiva. Por cuantificar hablamos de actos con 100-300 personas en poblaciones que no llegan a 500 habitantes. Se prepara una concentración en Yebra el sábado día 18 a las 18.30 en la que se medirá de forma fehaciente el impulso de esta movilización. Sorprende ver como una población pasiva y muy envejecida como la de la Alcarria, se moviliza y se autoorganiza para rechazar el proyecto. Estas semanas todos los pueblos de los contornos son recorridos por caravanas informativas y se llenan de carteles de rechazo al cementerio. 

En definitiva son unas movilizaciones sociales muy interesantes que permiten convertir en sujetos a sectores por lo general poco activos y que, voluntariamente o no tienen un fuerte sesgo antinuclear, vale decir antisistema en las actuales circunstancias. Es por ello importante la presencia en estas movilizaciones de agentes, como Izquierda Anticapitalista, que busquen, desde los objetivos comunes (No al cementerio nuclear) ampliar el alcance del discurso y hacer presente reivindicaciones más amplias entre los sectores movilizados.  

* Ladislao Martínez. Grupo Ecosocialista de IA

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