7 de junio: elecciones en el Parlamento europeo

Martes 21 de abril de 2009

SD

En toda Europa, somos muchas y muchos a querer la misma cosa: participar en un verdadero cambio de organización de nuestras sociedades, basado en la repartición de las riquezas y la instauración de la justicia social.

Somos muchas y muchos los que denunciamos los planes dictados por los intereses capitalistas, y empezamos a hacer propuestas políticas serias y alternativas explicando en nuestro entorno que no se trata de una utopía cuándo decimos que otra Europa es posible y necesaria.

 

Como nosotros, diferentes organizaciones anticapitalistas se han lanzado a la campaña de las elecciones europeas con los mismos objetivos y propuestas: el NPA de Francia, la LCR de Bélgica, el PPP de Polonia, el Bloco de Esquerda de Portugal, el Partido Socialista de Suecia...

Las razones que nos han llevado a presentarnos a las elecciones europeas desde diversos países de la UE son las mismas que nos empujaron, el año 2005, a decir No al Tratado Constitucional diseñado para servir a las grandes corporaciones industriales y financieras - y que fue rechazado por los referéndums de Francia y Holanda. Queremos una Europa constituida sobre la base de los intereses de la mayoría social, de la defensa del medio ambiente y de principios realmente democráticos.

Si no nos ocupamos de Europa, Europa se ocupará de nosotros desde Bruselas, auténtico fuerte de los lobbys capitalistas y militaristas más influyentes. Y con la crisis, que avanza inexorablemente hacia una crisis de civilización, tragándoselo todo a su paso, hay urgencia.

Una izquierda radical y combativa

Hay una discusión europea extremadamente importante. Hay un intento por parte de organizaciones de la izquierda radical europea de pesar efectivamente sobre el curso de los acontecimientos. Y con respecto a esta contienda hay una voluntad de hacer visible un referente de izquierda combativa, claramente independiente de las direcciones institucionalizadas de la izquierda oficial adaptada al orden neoliberal y que, durante años ha practicado la alternancia gubernamental con los partidos de una derecha cada vez más agresiva, cómo lo demuestran Sarkozy y Berlusconi.

En primer lugar, se trata de hacer visibles las múltiples luchas sociales que se están produciendo en Francia, Grecia, Italia, Irlanda, Polonia, Bélgica o Portugal. Estas luchas permanecen todavía dispersas, pero tienen su base común en la resistencia a los estragos del capitalismo. Cuando se alcance a unificarlas, se abrirá paso a una politización, a una toma de conciencia que se extenderá por todo el continente. Sólo así se puede crear una nueva correlación de fuerzas.

Salimos de un largo periodo con momentos de intensas luchas -mayo del 68-, pero también de graves frustraciones que han permitido el avance del liberalismo y la globalización, socavando hasta los cimientos las conquistas del estado del bienestar. He ahí los precedentes de la crisis que empieza.

Las direcciones de las organizaciones sindicales y políticas arrastran una larga cultura de manifestaciones tranquilas y divididas, de negociaciones en frío y concertación social, de rutinas electorales y programas sin contenido, de instalación en unas instituciones cada vez más alejadas de la ciudadanía ... Sin embargo, por todas partes las direcciones tradicionales se ven presionadas o desbordadas por sus bases.

Candidaturas contra el sistema

Somos y seremos anticapitalistas en la duración, y no sólo el 7 junio. Queremos en el Parlamento europeo mujeres y hombres que no acepten el sistema, fieles representantes de movimientos y resistencias que utilicen esta tribuna para ayudar a construir, con los compañeros y compañeras de los diferentes países de Europa y de todo el mundo, la alternativa a esta maquinaria infernal.

A través de estas elecciones, queremos sobre todo dar la palabra a las personas y colectivos que no la tienen: jóvenes, mujeres, inmigrantes, trabajadores y trabajadoras, desempleados, asalariados precarios, minorías discriminadas... En una palabra: las nuevas "clases peligrosas" que turban el sueño de los poderosos.

En Francia, por ejemplo, un obrero del automóvil, Ivan Zimmerman, será candidato del NPA en el Este, un hijo de inmigrantes magrebíes en la región centro, una enfermera encabezará la lista en el Suroeste... Más allá de las personas, se trata de una simbología, de un programa comprometido con aquéllas y aquéllos que hoy no tienen nada, pero que mañana lo serán todo en un mundo humano, liberado de explotación y opresiones.

 

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