Elecciones, con más calma.

Miércoles 17 de junio de 2009

Julio Labrador / Grupo promotor de Izquierda Anticapitalista en el Campo de Gibraltar

En algunas ocasiones es mejor dejar que el análisis repose un poco antes de afrontarlo con ciertas garantías de serenidad y objetividad. De ahí la idea de dejar pasar unos días antes de analizar los resultados de Izquierda Anticapitalista en las pasadas europeas (otros análisis más generales y certeros que el mío sobre el proceso electoral y sus resultados han sido hechos ya por compañeros/as que gozan de más elementos de juicio que yo).

En mi opinión dos son los peligros en los que se puede caer a la hora de analizar los resultados obtenidos por la candidatura IZAN-RG:

 * Perder la referencia original. Es decir, dejarse llevar por el proceso electoral y olvidar los objetivos que nos habíamos marcado al enfrentarnos a él.
 * Ser presas del vértigo electoral. Algo así como analizar los resultados viajando en volandas de las buenas sensaciones, de la camaradería militante, del esfuerzo realizado frente a la frialdad de los números y los porcentajes. Y claro, aterrizar contra el frío suelo.

Si de verdad queremos hablar de un análisis político de los resultados, deberemos hablar de números de votos, de porcentajes, de ámbitos territoriales, etc. Pero también de los demás efectos que pretendíamos conseguir, recordemos: visualizar el proyecto a nivel general, multiplicar los contactos con otras personas y colectivos, aumentar el número de militantes y simpatizantes, fortalecer el trabajo de la militancia en objetivos concretos, desarrollar la capacidad de propuesta desde el diálogo, etc. Es decir, todo lo relacionado con evitar el primer peligro comentado anteriormente.

Si estos últimos eran los objetivos más importantes (y yo al menos así lo entendí desde el principio), mi percepción es que los resultados han sido más que buenos.

 * A día de hoy IA es una fuerza política conocida y reconocida en ámbitos que van mucho más allá de lo que lo fuera el Espacio Alternativo, incluso con cierta repercusión mediática.
 * Durante todo este proceso y gracias a él, hemos sido capaces de contactar con mucha más gente, con colectivos interesados en nuestras propuestas, con gente para la que hemos empezado a contar como referencia dentro del anodino y desmovilizador panorama político institucionalizado.
 * No manejo datos organizativos, pero creo que el número de militantes ha debido aumentar durante todo el proceso de recogida de firmas y la campaña electoral, de cualquier forma estoy convencido de que en un futuro inmediato sí lo hará. Sin embargo, y eso sí lo puedo afirmar desde la experiencia directa, el número de simpatizantes sí que ha crecido mucho y no debemos olvidar que una organización política no sólo necesita militancia sino también un entorno cercano con el que compartir ideas, propuestas y luchas y que sirva para hacer llegar nuestras propuestas hasta donde la organización propiamente dicha no puede hacerlo.
 * De la elaboración de propuestas a partir del diálogo habla por sí sólo el proceso para la confección del programa y del trabajo de la militancia y de los comités de apoyo, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de las veces se trataba de personas muy jóvenes con poca experiencia en estas lides, sólo se pueden hacer elogios y expresarles nuestra más sincera gratitud.

Pero hablemos también de números y porcentajes, aunque sólo sea para exorcizar el segundo peligro del que hablaba antes. Hemos conseguido 25.243 votos, un 0,16%. Si queremos ser justos hemos de analizar esas cifras cuantitativa y cualitativamente.

En lo que se refiere al número y, sobre todo, al porcentaje lo podemos calificar de modesto, pequeño, corto... como queramos; pero quizás es que yo sea excesivamente cauto o que tal vez esté demasiado habituado a las decepciones electorales, el caso es que considerando que con un esfuerzo importante habíamos sido capaces de recoger algo más de 18.000 firmas en las que además sólo pedíamos que se nos reconociera el derecho a presentarnos, sinceramente he de reconocer que nunca esperé que el resultado final fuera más allá de los quince mil votos. En cualquier caso lo que sí es un dato objetivo es que 25.243 personas han depositado su confianza en nosotros/as en una cita electoral que, si bien se presta a más alegrías ideológicas que otras, a tenor de los resultados generales tampoco ha variado mucho las tendencias básicas del comportamiento del electorado en otras elecciones de ámbito estatal.

Ahora bien, si el análisis de los datos lo hacemos desde el punto de vista cualitativo, a mi modesto entender el resultado es todavía más importante. A nadie se le escapa que el voto a Izquierda Anticapitalista es, por definición, un voto consciente y meditado, un voto libre que no acepta hipotecas ni de unos ni de otros, máxime en un estado donde por narices hay que ser del madrid o del barça y donde la rebeldía tiene su lugar natural de expresión en la barra del bar. Es verdad que no podemos considerar que sea un voto consolidado, no tenemos perspectiva para hacerlo, pero sí tenemos derecho a pensar que es muy importante que más de veinticinco mil personas hayan apoyado ante las urnas a una candidatura que planteaba como su seña de identidad fundamental la confrontación radical con el sistema capitalista que, no nos engañemos, es el único conocido por estos lares y por lo tanto, refugio primario de la mayoría de la gente cuando las cosas pintan mal (si no véase los buenos resultados de sus más acérrimos defensores en estos comicios).

En resumen, lejos de caer en una euforia insensata, para la que tampoco hay motivos, me atrevo a afirmar que tampoco sería justo minusvalorar el paso dado. Como decía alguien reflexionando sobre el mismo tema, el camino para la construcción de un bloque anticapitalista en Europa y en el Estado español es largo, no admite atajos y, en nuestro caso, tan solo hemos dado pequeños pasos. Pero, no perdiendo de vista esta perspectiva, también es cierto que este último ha sido un paso importante que nos hace avanzar, consolidarnos como fuerza política y dar cuerpo a tantas ilusiones como hemos depositado en este proyecto. Ahora vendrán, deben venir, los debates sobre cuáles deben ser los pasos siguientes en la acción política y en lo organizativo, cómo incorporar al proyecto a la mayor cantidad posible de gente que nos ha apoyado con su voto, cuáles son las líneas de fractura en las que poder incidir para poder volcar cada vez a más personas hacia las posiciones anticapitalistas, cómo conjugar las luchas de siempre con las nuevas luchas... Seguramente las respuestas a todas estas preguntas no sean fáciles de encontrar, yo, al menos, no las tengo, pero tengo la absoluta seguridad de que entre todas y todos seremos capaces de hallarlas. Porque Izquierda Anticapitalista existe y está ahí y porque para eso sirve un instrumento político que quiere contribuir a cambiar el mundo de base.

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