William Blum | CounterPunch | rebelion.org
El 4 de julio, el
senador Patrick Leahy declaró que era optimista que, a diferencia de
las fuerzas soviéticas que fueron expulsadas de Afganistán hace veinte
años, las fuerzas de EE.UU. tendrían éxito en ese país. El demócrata de
Vermont declaró: “Los rusos fueron puestos en
fuga como se lo merecían. Ayudamos a que los pusieran en fuga. Pero
estaban ahí para conquistar el país. Nosotros hemos dejado bien claro,
y todos aquellos con los que hablo en Afganistán se sienten de la misma
manera: saben que estamos allí para ayudar y que nos iremos. Hemos
dejado muy claro que nos iremos. Y que se lo vamos a devolver. Los que
cometieron los errores en el pasado son los que trataron de
conquistarlos.” (Vermont TV station WCAX, 4 de julio de 2009, WCAX.com)
Leahy
es un antiguo liberal en temas de política exterior, un campeón de la
retención de la ayuda contra la droga de EE.UU. a unidades militares
extranjeras culpables de serias violaciones de los derechos humanos, y
un franco crítico del despojo de sus derechos humanos y legales a
presuntos terroristas. Pero está dispuesto a enviar a innumerables
jóvenes estadounidenses a un auténtico infierno, o una muerte horrible,
o a una supervivencia como mutilados.
¿Y para qué? Cada punto de su declaración es simplemente erróneo.
Los
rusos no fueron a Afganistán para conquistarlo. La Unión Soviética
había existido junto a ese país durante más de 60 años sin ningún tipo
de invasión. Los rusos invadieron para enfrentar a los yihadistas
islámicos apoyados por EE.UU. sólo después que EE.UU. intervino en
Afganistán para reemplazar a un gobierno amigo de Moscú por uno
anticomunista militante; precisamente lo que EE.UU. hubiera hecho para
impedir un gobierno comunista en Canadá o México.
También
es bastante difícil que EE.UU. afirme que está en Afganistán para
ayudar a la gente en ese país cuando ha matado a miles simplemente por
resistir a la invasión y ocupación estadounidense o por estar en el
lugar equivocado en el momento equivocado; ni una sola de las víctimas
ha sido identificada como alguien con algún tipo de conexión con el
ataque terrorista contra EE.UU. del 11 de septiembre de 2001, el evento
citado usualmente por Washington como justificación para la
intervención militar. Además, Afganistán está ahora repleto de uranio
empobrecido, bombas de racimo y minas terrestres, fósforo blanco, una
mezcla infernal de otros deliciosos productos químicos, y una
población, después de 30 años de guerra casi ininterrumpida, de seres
humanos física y mentalmente mutilados, excesivamente susceptible a la
promesa de paraíso, o por lo menos alivio, presentada por los
talibanes.
En cuanto a que EE.UU. se vaya a ir… es una
propaganda sin significado hasta que suceda. Hay que preguntar a la
gente en Corea del Sur – 56 años de ocupación estadounidense y no hay
fin a la vista; preguntar a la gente en Japón – 64 años. ¿E Iraq?
¿Apostarías tus ahorros a cuál sería la década en la que el último
soldado y contratista militar abandone el país?
Ni siquiera
es exacto cuando se dice que los rusos fueron puestos en fuga. Fue
esencialmente la decisión del presidente ruso Mikhail Gorbachov, y fue
más una decisión política que militar. La ambición más cara de
Gorbachov era convertir a la Unión Soviética en una socialdemocracia al
estilo europeo occidental, y buscaba fervientemente la aprobación de
esos dirigentes europeos, y casi todos ellos eran anticomunistas de la
guerra fría y se oponían a la intervención soviética en Afganistán.
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William
Blum es autor de “Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions
Since World War II,” “Rogue State: a guide to the World’s Only Super
Power,” y de “West-Bloc Dissident: a Cold War Political Memoir.”
Para contactos escriba a: BBlum6@aol.com