Memoria del POUM en los Caminos del Exilio

Lunes 23 de noviembre de 2009

 Pepe Gutiérrez-Álvarez / Marià de Delàs

La Fundació Andreu Nin es un punto de encuentro y reflexión para gente de izquierdas de perfil diverso, socialistas con diferentes matices, pero todos convencidos de la necesidad de poner fin al capitalismo. Una organización abierta, modesta pero con influencia creciente, que reivindica la memoria del revolucionario catalán que da nombre al colectivo y la de su histórico partido, el POUM.

Así se puso de manifiesto durante las jornadas convocadas por la propia Fundació en algunos lugares y caminos de la comarca catalana de l’Alt Empordà, sitios cargados de historia silenciada, de recuerdos sobre el exilio, ahogados durante décadas por la fuerza de la represión.

Cerca de cuarenta personas se citaron el sábado 14 de noviembre en el MUME (Museo Memorial del Exilio), en La Jonquera, un centro muy activo, inaugurado hace dos años para responder a la necesidad de preservar la memoria de las víctimas del franquismo.

En el caso de los militantes del POUM, el esfuerzo que hay que hacer para recordar lo que les ocurrió es todavía mayor. Tal como explicó Pelai Pagès, “El POUM fue el único partido del bloque antifascista catalán que, al finalizar la guerra civil y después de la ocupación de Cataluña, se encontraba en una situación atípica, paradójica y contradictoria: el partido había sido ilegalizado, muchos de sus dirigentes - la mayoría – estaban en prisión y los militantes que habían sobrevivido a la represión estalinista vivían en plena clandestinidad”.

La represión por partida doble que padecieron los poumistas se denunció claramente con la proyección en el mismo museo de una película de Jordi Gordon sobre la història del partido, a través de un dirigente histórico excepcional, Wilebaldo Solano. El título del documental es sobradamente significativo, “Doblemente olvidados”. Aporta, entre otros argumentos, datos necesarios para entender los hechos de mayo de 1937 y valorar el significado de la detención, tortura y asesinato de Andreu Nin.

En febrero del 39, aproximadamente medio millón de persones pasaron por tierras de l’Alt Empordà debido al avance del ejército fascista. Huían en condiciones indescriptiblemente duras. Para hablar de esta tragedia, los asistentes a las jornadas fueron a Mas Perxès, en el que se habían alojado los presidentes Companys y Aguirre, junto a otras 300 persones, amontonadas en todos los rincones de la casa.

El historiador Enric Pujol habló sobre la naturaleza del éxodo del 39 pero también de la prolongación del exilio durante décadas. Junto a la propietaria de la casa, Maria Perxès, describieron los bombardeos, la destrucción de Figueres, convertida en la Gernika catalana, el río de gente que avanzaba penosamente por los caminos, dejando en cunetas y márgenes todo tipo de objetos de uso cotidiano, para aligerar la marcha hacia los pasos fronterizos, que sólo se abrían para conducir a campos de concentración a los refugiados supervivientes.

Los participantes en las jornadas cambiaron otra vez de escenario y se trasladaron a la población de Agullana, que en los años treinta llegó a tener alcalde del POUM y que fue durante dos semanas la última sede de las instituciones republicanas. Fueron recibidos por su actual alcalde, el republicano Alfons Quera, que dio paso a expertos de la Fundación. Andy Durgan dió detalles sobre la implantación que tuvo el POUM en l’Empordà i otras comarcas de Girona. Pepe Gutiérrez i Pelai Pagès dedicaron sus ponencias a explicar la actividad de este partido en la resistencia antifranquista, las dificultades que tuvieron que superar para reconstruirlo y los motivos políticos y organizativos de su posterior desaparición.

Al día siguiente, domingo, el encuentro se mudó a la montaña, para recorrer a pie uno de los itinerarios que siguieron los refugiados, desde La Vajol hasta el caserío de Les Illes, al otro lado de la frontera.

En la misma línea fronteriza, en el llamado Coll del Lli, la Fundació se explicó a si misma: sus actividades, razón de existir y objetivos.

La Fundació Andreu Nin reivindica la memoria de un revolucionario catalán, intelectual y activista, radicalmente demócrata y comunista, internacionalista e inequívoco defensor del derecho de autodeterminación de los pueblos.

Es una organización dedicada al estudio, la investigación, el pensamiento y  difusión del legado de un partido que la izquierda consecuente puede asumir orgullosamente como propio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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