Despidos de SEAT: ¿un toque de atención para quién?

Domingo 31 de enero de 2010

  Intersecciones

SEAT despidió recientemente a 300 trabajadores supuestamente por “bajo rendimiento”. Después de las negociaciones entre la empresa y los sindicatos, los trabajadores tendrán dos opciones: O bien escogen abandonar para siempre la empresa cobrando la indemnización de 60 días por año trabajado, o bien optan por 20 días por año a cambio de la posibilidad de reingresar en 2011, aunque perdiendo su antigüedad y el complemento salarial asociado a ella. Además, según la empresa, la readmisión no está garantizada, ya que los trabajadores tendrán que acreditar “un cambio de actitud” mediante el seguimiento de cursos de formación durante todo este año y la realización de un examen. Es decir: o a) pierdes el trabajo para siempre o b) lo pierdes durante una temporada y quizás te readmitimos pagándote menos dinero y humillándote con cursos y exámenes. Escojas a) o b) la culpa será tuya porque no has trabajado lo suficiente.

No tiene que sorprender, de esta manera, que sólo 40 de los 300 despedidos hayan optado por la readmisión. De los que no lo han hecho, algunos están cerca de la jubilación y muchos están indignados por la acusación de que no trabajan. Lo que sí sorprende, no obstante, son las declaraciones de CCOO y UGT, que consideran un triunfo los resultados de las recientes negociaciones entre SEAT y los sindicatos. Según ellos, el desenlace del conflicto es un “toque de atención” para la empresa, ya que demuestra que no se pueden llevar a cabo despidos colectivos de forma unilateral. La autoindulgencia de las cúpulas sindicales contrasta con la satisfacción de la empresa, que no ha sentido ningún pudor a la hora de declarar que han alcanzado su objetivo de despedir a casi 300 trabajadores sin tener que presentar un Expediente de Regulación de Empleo.

Yo no soy un experta en estos temas, pero en un escenario en el que los trabajadores tienen que escoger entre el despido definitivo y uno temporal que no deja de ser una coartada para recortar salarios y garantías y un castigo arbitrario bajo la rúbrica de la “baja productividad” del que sólo serán redimidos si “se portan bien”, si hay algún “toque de atención” para alguien, éste es, sin duda, para los mismos trabajadores, para los sindicatos y para todas nosotras.

Un toque de atención a los trabajadores porque les recuerda que la empresa tiene la capacidad de ponerles en su sitio en cualquier momento utilizando discursos que los culpabilizan de su situación y, sin tener que salir de los márgenes de la ley, recortar sus derechos laborales de manera impune. Además, desgraciadamente, este desenlace nos recuerda que la presencia del dilema entre el mal y el mal menor se está convirtiendo en dolorosamente frecuente y familiar.

Un toque de atención a los sindicatos mayoritarios porque se constata, una vez más, que las estrategias sindicales, más basadas en este “mal menor” que en la dignidad, la verdad y la lucha no hacen más que seguir erosionando las condiciones y la moral de los trabajadores, así como disminuyendo la credibilidad de los propios sindicatos. ¿Desde cuando tener que escoger entre una putada y una gran putada ha sido un triunfo de la lucha sindical?

Y un toque de atención a todas nosotras porque seguimos abriendo el periódico cada mañana temblando mientras nos hacemos la pregunta de “¿qué gol habrán colado hoy”? y contemplamos cómo la lucha de clases y la defensa de los derechos de todo el mundo quedan cada vez más encorsetados en los marcos de dilemas falsos y derrotistas, convirtiéndose en una pantomima de pacto entre “caballeros” donde cada vez hay menos que celebrar y más razones para sublevarse.

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