Los refugiados no llegan a España

Viernes 13 de agosto de 2010

local/cache-vignettes/L148xH104/imagesqtbnANb1b6-fb838.jpgLydia Molina Periodismo Humano

3000 personas pidieron asilo en España en 2009, sólo 179 lo obtuvieron

El control de las fronteras contra la inmigración clandestina está vulnerando los derechos de los refugiados, denuncia CEAR. "No somos migrantes económicos. Nos vemos involucrados en situaciones
de injusticia en nuestros países".

Jonathan Ponce huyó de Honduras después de que su novio fuese torturado y asesinado durante el golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya. Jonathan ambién participó en las manifestaciones contra el gobierno de Roberto Micheletti, le costó caro porque, según denuncia, su nombre fue a parar a la lista de los escuadrones de la muerte, y ahí empezó la huída. Entre sus planes no estaba tener que esconderse cada noche en un lugar distinto ayudado por una ONG hasta que
consiguiera salir del país, como tampoco lo estaba dejar a los suyos y montarse en un avión sin saber cuándo volvería a verlos. Pero lo hizo para “poder seguir denunciando lo que allí ocurre” y el ocho de
febrero llegó al aeropuerto de aeropuerto de Barajas donde fue entrevistado por la Oficina de Asilo, su solicitud fue admitida a trámite y entró en España. Ahora espera a que se resuelva su petición para saber si le conceden, finalmente, el estatuto de refugiado.

“Los asilados políticos no somos migrantes conómicos. Nos vemos involucrados en situaciones de injusticia en nuestros países” recuerda. El año pasado 3000 personas pidieron asilo en España, una cifra que a pesar de tener muchos ceros es un 33 por ciento menor que la que se registró en 2008. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) asegura que es la más baja de la historia del asilo en España y es consecuencia, dice, de las políticas la UE contra la inmigración clandestina, “que tiene como una de sus principales víctimas el derecho al asilo”.

Las cifras hablan solas, mientras el año pasado sólo 179 personas obtuvieron el estatuto de refugiado, países como Bélgica reconoció a 2.400 refugiados, Francia a 3.900 e Italia a más de 2000. Mauricio
Valiente, jurista de CEAR que ha coordinado el informe “El asilo en tiempos de crisis” (pdf), asegura que “el descenso de peticiones de asilo y de admisiones no son consecuencia de la crisis económica; nuestros países se han convertido en aplicados alumnos para controlar
las fronteras, pero en alumnos distraídos a la hora de garantizar el acceso a la protección de este derecho”. CEAR denuncia que son las actividades del Frontex y los convenios bilaterales “los que han hecho de los países de origen y tránsito de migrantes enormes cárceles donde éstos quedan atrapados, impiden que lleguen a territorio europeo inmigrantes y también solicitantes de asilo”.

Hamidou Drame (CEAR) 

Hamidou Drame es la voz de la experiencia, de la suya y la de decenas de personas con las que se ha sentado a hablar en la calle desde que llegó a España en 2005. “Quiero conocer sus motivos, cuando les preguntas te das cuenta de que más gente huyendo que la que consigue
el asilo. Sus historias son mi historia”. Él salió de su país, Costa de Marfil, cuando sus amigos empezaron a desaparecer durante la guerra civil. “Se llevaban a uno para hacerle una entrevista pero ya no volvía. A los cuatro días encontrábamos su cadáver. Me dio miedo”. Ese miedo le llevó a Mali, donde empezó el viaje a España y quedó camuflado entre otros inmigrantes que salen de sus países, perseguidos o no. Cruzó el desierto, llegó a Marruecos y de sus costas salió en la
patera que le llevó a Fuerteventura, de ahí a Madrid y allí lo soltaron. Un viaje de dos meses. En 2006 fue reconocido como refugiado. “Me pidieron mogollón de pruebas”. Esa es la principal dificultad que, dice, encuentran los refugiados. “Yo tuve suerte
porque pude demostrar todo lo que me pidieron, pero hay mucha gente que es perseguida en su país. ¿Por qué piden tantos papeles a una persona que ha tenido que escapar?”.

Un obstáculo a veces insalvable, según CEAR. “La forma precipitada en la que se ven obligados a salir de sus países o el hecho de que muchos se hayan visto forzados a hacerlo a través de redes de tráfico de
personas hace que una gran parte de los solicitantes no tengan pasaporte de su nacionalidad. En ocasiones, son las propias embajadas las que se niegan a expedirles dicha documentación, sin contar con las
dificultades en países en conflicto para la expedición de documentos oficiales”, dice el informe. Burocracia frente a derechos. Igual que ocurre con los plazos, en 72 días un solicitante sabe si pasa el primer filtro y continúa el procedimiento, pero el Gobierno tarda una
media de dos años en analizar el caso y responder concediendo o denegando la protección.

Principales trabas según CEAR

- El control de fronteras y los convenios bilaterales impiden que lleguen a territorio europeo inmigrantes y también solicitantes de asilo

- Los polizones: oscurantismo de los puertos y las dificultades para atenderlos tanto en Barcelona como en Valencia.

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