El golpe de Estado en Chile (I parte)

Lunes 13 de septiembre de 2010

A consideración por la muerte de William Lara

Stalin Pérez Borges / Marea Socialista

Este 11 de septiembre, a raíz de la muerte del Camarada William Lara, me he informado por distintas vías, que muchos ciudadanos y ciudadanas de la derecha venezolana, se han atrevido a vomitar sus venenos, exteriorizando: “uno menos”. Estos insolentes escuálidos, hicieron esos mismos comentarios, semanas atrás cuando fallecieron Tascón y Muller Rojas. Ahora que me estoy informando del fallecimiento de Guillermo García Ponce, seguro que el sadismo escuálido celebrará de “otro menos”, olvidándose que seguimos siendo millones, e importándoles poco o desconociendo que somos mayoría. El odio de la burguesía y de los que defienden su ideología, en los momentos de crisis revolucionarias, es capaz de llevar a hombres y mujeres, civiles o militares, a las peores y ruines pasiones hasta llegar hacer estos tipos de comentarios contra estos “malvados o comunistas enemigos” fallecidos. Para ellos estos ejemplares compañeros no llegan a tener la consideración de personas.

Por esos inhumanos comentarios de algunos escuálidos criollos, entonces recordé, hoy cuando se cumplen 37 años del golpe de Estado en Chile, que así mismo se expresaban, entre 1972 y 1973 la burguesía y pequeña burguesía chilena, cada vez que había un muerto entre los partidarios del gobierno del presidente Salvador Allende. Pero esas macabras opiniones de la clase media y los capitalistas de nuestro hermano país sureño pasó por de bajo de la mesa hasta que el 11 de septiembre de 1973 dieron el golpe de Estado y el ejercito masacró a miles de chilenos, cuyo único delito había sido soñar durante 3 años, ver a su pueblo libre de la explotación patronal y de la tutela imperialista. Allende terminó gobernando al viejo estilo Frente Popular con varios ministros militares de derecha dentro de su gabinete, entre ellos el pinocho asesino Pinochet y, a pesar de esto la burguesía no confió en él, sobre todo, porque le temía mucho a la acción revolucionaria que venían ejerciendo en los últimos meses los trabajadores y los sectores populares. 

Desde ese fatídico día 11, por semanas y meses, en su afán de borrar vestigios y a la vanguardia de lo que había pasado, el “uno menos” lo convirtieron en decenas, centenas y millares menos”. La burguesía y su servidora clase media saciaron así su sanguinaria sed de venganza. Tengamos la seguridad que si los escuálidos vuelven al poder en Venezuela, nos esperan días y noches trágicas. Serían tiempo de dolor, sangre y lágrimas porque también esta burguesía y el imperialismo buscaran dar un gran escarmiento y una derrota histórica a los que nos hemos atrevido a echarlos del gobierno. Ellos no tendrán ninguna consideración aún cuando se conviva con ellos y conserven todavía sus “quintas columnas” dentro de los partidarios del proceso bolivariano.

Así que los que desde este lado les gusta las mediaciones y las reformas para no alborotar a los capitalistas, su clase media y al gobierno gringo, que se olviden de esas medias tintas porque la derecha escuálida, que celebran los “uno menos”, no cesaran en su empeño de volver y querer ser ellos, los amos y señores del destino del país. Por ahora, la única manera de volver es a sangre y fuego. Estos 11 años ha sido una penitencia que no quieren seguir soportando y que pretenden que nunca jamás se repita. Este 26S para ellos es una oportunidad al camino de regreso a la que ya están sacando provecho y, si se hacen de muchos diputados, mucho más aprovecharan. Pero la solución no es sólo derrotarlos en estas elecciones parlamentarias sino es sobre todo, no cometer los errores que se cometieron en Chile en esos 3 años.

De esa trágica experiencia y de las demás derrotas históricas de las revoluciones del siglo XX nos toca hurgar en profundidad. Del Chile 1971-1973 no podemos conformarnos con sólo ver la conspiración criminal imperialista y, el sacrificio de Allende. Hay que ir a los hechos de la lucha de clase y a la realidad de ese país y del mundo en ese momento. Situación que estuvo influenciada por la revolución cubana del 58, las rebeliones de la década del 60 y todavía por las escrituras marcadas y deformadas por el estalinismo en nombre de la revolución rusa y el “comunismo” y por los discursos de los dirigentes de los partidos de la socialdemocracia, sus gobiernos y su Internacional Socialista en nombre de la democracia y el estado de derechos. Enmarquemos allí el papel de Allende y el de los otros dirigentes, la actuación del PC y PS, el de los otros partidos de la UP y del resto de la izquierda y ultra izquierda, las posiciones de la CUT y las acciones disciplinadas o independientes de la clase obrera y las masas populares chilena.

Nota:

Mañana en una 2da parte compartiré recuerdos y hechos del golpe del 11S de 1973 y del gobierno de Allende. Les confieso que el triunfo de UP en Chile me impactó. Por esta razón a continuación hago la siguiente referencia personal. A los 19 años me vine a buscar trabajo en Caracas dejando la tranquilidad de Tocuyo de la Costa en donde vivía, atendía y administraba la única farmacia existente y además me ocupaba de actividades culturales. Allá por mi iniciativa comencé a leer a Marx, al Che y a escuchar en las madrugadas a Fidel por radio Habana Cuba. Seguí con atención y la admiración de un joven pueblerino el Mayo francés y las rebeliones de Chescolovaquia.

Creía que el triunfo electoral de Allende, si se consolidaba, abriría una situación revolucionaria y, extendería las revoluciones al resto de los países de América latina y que la clase obrera volvería ser el sujeto social que había dejado de ser. Simpatizante del MIR venezolano por analogía acompañaba las posiciones del MIR chileno y desde acá seguía la lectura de “Punto Final”, “Chile Hoy” y a todas las otras publicaciones que llegaban desde Chile. Para allá se fueron muchos jóvenes revolucionarios de nuestro país, entre ellos algunos conocidos militantes de pequeños grupos subversivos.

En Caracas empecé a militar en unos Comité Obrero organizados por quién había sido responsable sindical del MIR Caracas, quién se opuso y no acompañó la posición del partido de ir a la guerrilla. Cuando ocurre el golpe del 11S acompañé por noches las concentraciones que se dieron en la Plaza el Venezolano, esperanzado de que las informaciones dadas por José Vicente Rangel y otros dirigentes del incipiente MAS, del supuesto avance del General Prats en contra de las posiciones de los golpistas se desarrollaran y triunfaran. Supuestamente este era institucionalista y no compartía las brutalidades y asesinatos de Pinochet. Con esas esperanzas he quedado hasta hoy porque en Chile todavía están vivas las instituciones que impuso la dictadura asesina de Pinochet. 

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