El fantasma del mayo del 68 asusta a la derecha

Domingo 24 de octubre de 2010

Pepe Gutierréz

En ausencia de cualquier referencia a la realidad concreta –incremento escandaloso de los beneficios empresariales, y deterioro creciente de las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera-, la señora Pilar Rahola echaba mano al fantasma del mayo del 68…

En nuestra prensa adicta –o sea toda salvo la excepción parcial de Público que, por cierto, no le ha hecho la rosca a Zapatero con la Huelga-, se hace patente la preocupación por la “deriva” de las luchas obreras y juveniles en el vecino país.

No hay día sin que informativos o portadas no reseñen sobre algún acto de “vandalismo”,

entre los que –no hay que decirlo- no incluyen a la policía. Pero la cuestión es que se denota una preocupación entre las y los “creadores

de opinión”, entre los que se ha hecho un lugar propio Pilar Rahola, la misma que el pasado jueves en su rincón estable en La Vanguardia de Barcelona (La Vanguardia, 21/10/2010, pg. 25) pontificaba con la prepotencia varonil que la caracteriza, arguyendo que “resulta sorprendente que el Gobierno de Sarkozy, poco dado a la tibieza, haya permitido llegar hasta aquí”, no obstante, la autora del conjuro, Pilar Rahola, metida hasta las cejas en su papel de espada de Occidente, no se olvida de tranquilizar a su clientela, precisando que: “Aunque conociendo a Sarko, poco amigo de perder el control, debe de estar presto a tomar

la iniciativa…” Se podría leer entre líneas la admiración por la capacidad de iniciativa mostraba en su actuación contra los gitanos, un gesto que lo define como define a los que los han “comprendido” como el “compañero” Zapatero.

En un alarde de sociología fantástica, Rahola deduce que toda la “culpa” radica en el milagroso hecho de que más de cuarenta años después “los franceses aún no han hecho la digestión del Mayo del 68 y acarrean desde entonces su pesado estómago. Su afición por intentar alcanzar el caos en cada protesta parece tener algo de genético. Como si el ADN francés se hubiera impregnado de su azarosa historia, tan repleta de episodios de toma de La Bastilla”.

Aunque –vaya bucle- tampoco es eso ya que “a diferencia de los tiempos en que esa misma historia cambió la historia de todos, los tiempos actuales se parecen más a una borrachera juvenil de fin de semana” Ya puesta a interpretar la historia desde su púlpito, la señora Rahola machaca con su modestia característica, y sentencia nuevamente:

“Aún no sabemos si el Mayo del 68 fue el inicio de un mundo nuevo, o los primeros estertores del final del viejo, pero el balance ya no resulta tan esplendoroso como parecía en los tiempos de la nostalgia. "La barricada cierra la calle pero abre el camino", decía uno de los grafitis de la literatura de la revuelta que fueron los muros de aquel mayo. Y otro, parafraseando a Bakunin, remataba: "¡La pasión de la destrucción! Es una alegría creadora".

Este alarde de erudición analítica queda rematado con una estocada mortal: “Prohibido prohibir", decía el Mayo del 68, no se sabe si por exceso de alcohol o de estupidez. Porque algo está claro. Ese patético lema no era el principio de la libertad, sino el final de la civilización” algo de eso debe de haber, de manera que “os que toman el asfalto imponen la ley del fuerte al resto y, en consecuencia, sustituyen la ley por la jungla. Es un happening revolucionario, más que una protesta, y es un pulso político, mucho más que una lucha ciudadana”.

Y todo ello, ¿por qué?. Pues por defender unos privilegios. Detrás de todo no hay más que el rechazo a la muy razonable tentativa de “recortar en dos años el enorme privilegio que han tenido los trabajadores franceses, jubilándose durante décadas mucho antes que el resto de sus colegas europeos. Una edad que, a todas luces, resulta insostenible mantener, so pena de entrar en un crac del Estado de bienestar. Hay una diferencia

entre luchar por los derechos o luchar por mantener los privilegios, y hoy la calle francesa está luchando por lo segundo...”.

Recuerdo muy bien que estos alardes argumentales eran muy propios de la prensa franquista que bramaba contra los estudiantes “hijos de papá”, y “privilegiados”, como lo harían contra los trabajadores que ya no recordaban lo mal que estaban antes, y lo que habían mejorado en los años del “milagro económico español”. También recuerdo el exabrupto de un ministro de Franco cuando le preguntaron por los argumentos de unas estadísticas,

y respondió que “las estadísticas eran cosas de comunistas”, y deben de serlo porque los y las tribunalistas huyen como de la peste de esos daos estadísticos que maneja con tan precisión nuestro Vicens Navarro.

Cierto es que no creo que a la señora Rahola la escuchen mucho más personal que reaccionario, y que mucho más sibilina sean las argumentaciones de la portavoz del PSOE en la Comisión de Seguimiento del Pacto de Toledo, Isabel López i Chamosa, quien con un aspecto de asistenta social de barriada obrera, aseguraba al entrevistador de TVE24 que 2nadie” le ofrecía otras alternativas que las que ofrecía el gobierno, que sí hubiesen otras a ella le gustaría…A mi esta ausencia de lo concreto me recuerda un viejo chiste del viajante que iba desmintiendo todas las grandes obras y reformas de las que alardeaba en un discurso público un procurador en Cortes, a lo que la Guardia Vil se acercó para interrogarle el porqué

de sus desmentidos. El viajante respondió a la Benemérita: “Hombre, porque todo lo que dice es mentira”. El guardia ya mosqueado le dice, “¿Y usted cómo lo sabe?”. El hombre entonces responde: “! Pues porque soy viajante, he pasado por esos sitios, y todo es mentira¡”. A lo que el guardia le respondió con su tono habitual: “Pues oiga, viaje usted menos y lea más los periódicos”.

Desde luego, len los periódicos no se explican el porque los jóvenes “no quieren vivir peor que sus padres”, ni el arsenal de alternativas desarrollados desde el pensamiento y desde el movimiento –dos partes que habían ido hasta ahora más bien separadas-, no es su misión. Su misión es la de agitar “barruerament” contra las luchas a la manera zafia e impresentable de Rahola.

Claro que, sí lo miramos bien, la tribuna de marras tiene una inapreciable dimensión reveladora cuando dice: “El problema está en el clásico de las barbas y el vecino... Cuando Francia estornuda, algunos países enferman de gripe, y en España algunos empiezan a tomarle el gusto a la toma del asfalto. "

Quizás no esté  lejano el día en que los periodistas serviles no tengan donde escribir porque los periódicos estarán con los huelguistas. O sea el día en que la libertad esté en mano de los que ahora padecen la libertad económica de los mercados, una libertad que niega y corrompe odas las demás libertades.

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