El éxito del 15-M abre una puerta a la esperanza

Martes 17 de mayo de 2011, por Mar

Comunicado de Izquierda Anticapitalista

El éxito de la convocatoria estatal lanzada por “Democracia real ya” el 15-M ha sido rotundo. En 60 ciudades- según figuran en la relación de la web convocante -se han producido manifestaciones, muchas de las cuales han tenido una participación importante. Además, ha habido también respuestas solidarias en diversos puntos de Europa como Lisboa, Porto, Coimbra, Faro y Braga en Portugal; Dublín, Amsterdam, París y Londres.

Entre los miles de manifestantes ha habido muchísima gente joven, aunque también personas de todas las edades; gente trabajadora, precaria, parada, hipotecada, ha sido la que ha salido la calle para expresar su protesta, guiada por la consigna “Democracia real ya. No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.

Una vez más, como ya sucedió en el caso de las revoluciones en los países árabes, las redes sociales han servido de vehículo privilegiado a la convocatoria; de la que hay que decir, no obstante, que no ha sido sólo “virtual”, puesto que se han realizado asambleas preparatorias y grupos de trabajo en las diferentes ciudades.

En los momentos previos a la acción, ¡Toma la calle 15-M! llegó a contar con el apoyo de más de 42.000 personas en su página estatal de Facebook y de un número extensísimo- varios centenares -de colectivos y organizaciones sociales, entre los cuales se ha encontrado “Juventud sin futuro” que ya realizó una manifestación en Madrid y en otras ciudades del Estado español a principios de abril pasado. El reputado escritor y economista José Luis Sampedro- prologuista del libro ¡Indignaos! de Stephane Hessel -también manifestó su adhesión públicamente, mediante una carta.

La convocatoria ha sido presentada como apartidista y asindical, aunque se ha aclarado que ello no significaba apolítica y desde luego las pancartas, carteles y consignas gritadas en las manifestaciones lo han dejado bien claro. Las dudas que pudieran haber existido sobre la manipulación del 15-M por sectores afines a la derecha o incluso a la extrema derecha políticas, se han visto desmentidas por los hechos; cualquier persona con un mínimo de objetividad que haya presenciado las acciones lo podrá corroborar.

La indignada protesta, que sin embargo no ha perdido el carácter dinámico y festivo, ha cargado contra la corrupción política, el mercantilismo financiero depredador y la supeditación de los grandes partidos del sistema a los poderes bancarios y empresariales. Se ha tratado de una respuesta, limitada aun pero masiva, a la crisis, a las políticas aplicadas frente a la crisis por parte del PSOE y del PP, y a al desastroso comportamiento de las direcciones de los sindicatos mayoritarios. Ante el papel nefasto de los grandes partidos y sindicatos y la incapacidad actual de otras fuerzas políticas y sindicales para aparecer como alternativas creíbles, se ha producido un incipiente proceso de autoorganización de la gente joven y trabajadora para mostrar su rechazo al actual estado de cosas. Así ha tenido lugar el 15-M.

Los medios de comunicación de masas han hecho lo posible por ocultar primero la convocatoria y manipular después los resultados y los contenidos reales de la protesta. Aquellos afines al PSOE minimizan la protesta y la difuminan, se habla de los 50 detenidos de Madrid empezando a criminalizar; los próximos al PP llegan a afirmar que era una acción contra el gobierno del PSOE, cuando una de las consignas más gritadas fue “PSOE-PP la misma mierda es”. La realidad es que, de entrada, el movimiento surgido el 15-M parece muy poco integrable por cualquiera de los partidos del sistema.

Los convocantes de las manifestaciones han expresado que se tiene la voluntad de dar continuidad a la respuesta y ésta parece también la intención de la mayoría de los que han acudido a ella. El incipiente movimiento de masas tiene ante si importantes retos cuya solución no va a ser fácil. En primer lugar, de cara al futuro, deberá afinar su plataforma de propuestas alternativas frente a la crisis, que han adquirir mayor concreción y relevancia, para que su acción sea efectiva. Las ilusiones de determinada gente participante e incluso del mismo Manifiesto de la convocatoria en alguno de sus enunciados, en el sentido de que este movimiento no es de izquierdas ni de derechas, son eso, ilusiones. Porque para oponerse a la corrupción política, a los dictados del sistema financiero y a la crisis o para poner en pie una democracia real se han de aplicar medidas que son claramente de izquierdas y que ya las propuestas de “Democracia real ya” recogen en algunos aspectos.

Pero también la propia organización del movimiento- si quiere seguir adelante -deberá superar listones importantes, como los de articular a sus participantes más allá de las redes sociales- que continuarán siendo un instrumento muy útil -en los espacios físicos de las ciudades, pueblos y barrios y en los centros de trabajo, condición imprescindible para dar eficacia a su trabajo a medio y largo plazo.

La gente anticapitalista deberá favorecer en esta situación, de manera solidaria y leal, la definición política y la articulación organizativa del incipiente movimiento, siempre desde el respeto más absoluto a sus iniciativas y a su independencia organizativa, en los cuales halla justamente su fuerza.

A pesar de los problemas existentes, que no hay que ocultar y que conviene tener bien presentes, nos hemos encontrado ante una iniciativa con posibles perspectivas de futuro que señala una primera respuesta de la gente joven y trabajadora ante la crisis, después del 29-S y tras el desmovilizador Pacto Social firmado por las direcciones sindicales mayoritarias. Se ha abierto una puerta a la esperanza.

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