Una mirada al Foro Social Mundial de Dakar 2011

Martes 3 de mayo de 2011, por Mar

Entrevista a Esther Vivas | Anuario de Movimientos Sociales – Fundazioa Betiko

¿Nos puedes explicar cual es el balance general del Foro Social Mundial (FSM) de Dakar?

El FSM de Dakar ha sido un Foro en general combativo. Su importancia radica en que se ha llevado a cabo en un contexto en el que se ha puesto de manifiesto que la crisis es sistémica. Ahora plantear alternativas al modelo es fundamental. Pero, también, hay que tener en cuenta las diferencias entre el momento en el que surgió el Foro y en el que nos encontramos. Hoy vemos que la crisis es estructural, sistémica, de modelo y, evidentemente, este contexto ha influido en el Foro a la hora de plantear alternativas a esta crisis múltiple, ecológica, social, alimentaria, de los cuidados y económica.

De hecho, la crisis actual da la razón al movimiento altermundialista. En sus inicios, a finales de los años 90, éste ya realizaba una crítica a la globalización neoliberal y capitalista y hoy, diez años después, se ha puesto aún más de manifiesto que este sistema no funciona. En este sentido, el FSM, en general, a pesar de sus debilidades y contradicciones, sigue siendo un punto de referencia importante para la convergencia de las resistencias a la globalización.

¿Crees, no obstante que en este último Foro ha habido un cambio respecto al anterior en el que ya estábamos en un contexto de crisis?

Sí. El anterior Foro Social Mundial en Belém (Brasil), en enero del 2009, fue importante porque se celebró justo después del estallido de la crisis económica, del crack de Wall Street y Lehman Brothers. En ese momento, el Foro visualizó una crítica radical al sistema y se plantearon una serie de alternativas. Pero desde entonces hasta ahora el contexto ha cambiado.

En el inicio de la crisis, el discurso oficial era que era necesario “refundar” el capitalismo, pero, en realidad, la práctica política que se ha llevado a cabo ha sido la de apuntalar el sistema para que éste siga funcionando y las políticas neoliberales se han acentuado. Después nos dijeron que la crisis era coyuntural, que pasaría rápido, pero en estos momentos se ha demostrado que esto no ha sido así.

Por eso decía que se había dado un cambio respecto la edición del Foro Social Mundial en Belém. Mientras que en el anterior se planteó una respuesta frente al estallido de la crisis económica, ahora hemos visto que ésta es profunda, que va para largo, y que por lo tanto es necesario un replanteamiento de raíz del modelo actual.

¿En este Foro cuales han sido los temas que más se han priorizado?

Uno de los temas más relevantes ha sido el de las revueltas en el mundo árabe y en el Magreb. Esto ha tenido mucho peso. El Foro Social Mundial se inauguró poco después de que Ben-Alí abandonase Túnez y que la “revolución” hubiese triunfado echando al dictador. Y el último día del Foro coincidió con la salida del poder de Mubarak en Egipto. Así es que las revueltas populares en estos países tuvieron un peso muy significativo, sobretodo, a nivel transversal; aunque también es cierto que hubiesen podido tener mucha más centralidad. Estas movilizaciones fueron importantes porque pusieron encima de la mesa que la revolución hoy todavía es posible, que la acción colectiva sirve, que es útil. Y aquí, en un contexto faltado de victorias concretas, estas revueltas son un soplo de aire fresco.

En el Foro en Dakar tuvieron, también, mucho peso organizaciones y movimientos sociales africanos, especialmente de África Occidental. Este hecho es relevante porque el Foro Social Mundial ha tenido, tradicionalmente, mayor impacto y participación de colectivos de América Latina y Europa. Llevar el FSM a África ha significado un aumento de la participación de los movimientos sociales del continente. En este sentido, los talleres que abordaron el impacto de las políticas neoliberales en África fueron importantes.

Normalmente se nos da una imagen de África como un continente con muchos conflictos armados, luchas por los recursos naturales, pero hay también movimientos sociales potentes. En especial en Sudáfrica, donde ha habido movimientos de gran envergadura que luchan contra la privatización de los servicios públicos, contra los cortes de agua y luz, por el acceso a la tierra, etc. En Mozambique, también, hay un movimiento campesino significativo que defiende la ocupación y el derecho a la tierra. Y estas movilizaciones, en menor o mayor medida, se han visto reflejadas en el Foro.

Para terminar, otro tema central fue el papel de la mujer y, en concreto, de la mujer en África, con una presencia significativa de mujeres africanas. La Vía Campesina lanzó, por ejemplo, una campaña sobre la violencia contra las mujeres en el campo. A menudo hablamos de la violencia que afecta a las mujeres en ámbitos urbanos y se quería visualizar también esta situación en el mundo rural. Asimismo, se organizaron otros talleres sobre mujer y políticas agrícolas y alimentarias. En África, alrededor de un 80% de la producción de alimentos recae en las mujeres pero, en cambio, éstas, normalmente, no tienen acceso a la tierra, a las semillas, al agua, en definitiva, a los medios de producción. Las mujeres tienen un papel importante en la agricultura y la alimentación familiar, la recolección de alimentos, el trabajo en las huertas familiares, pero, en cambio, la esfera pública agrícola y comercial la ocupan los hombres. Y es que no sólo el sistema capitalista genera desigualdades en el campo sino que también el sistema patriarcal invisibiliza a la mujer y no reconoce su papel como garante de la soberanía y la seguridad alimentaria de los pueblos.

¿Cuál es hoy el papel o rol del Foro en el marco político internacional?

El Foro Social Mundial es un punto de encuentro y de debate de alternativas pero no quiere ser un actor político en sí mismo, sino que delega esta función en los movimientos sociales que lo integran, que son quienes elaboran declaraciones, acuerdan agendas de movilización, etc. El Foro como tal no se pronuncia formalmente. Y éste es uno de los debates que hay en su seno. La pregunta que se ha planteado, en distintos momentos del FSM, es si éste tenía que ser un espacio o un movimiento. Al final, se ha apostado porque el Foro Social Mundial sea un espacio de encuentro y que la Asamblea de Movimientos Sociales y las asambleas de redes temáticas jueguen un rol más político.

¿Qué tipo de organizaciones sociales y de movilización tuvieron más presencia en el Foro?

En el Foro hubo presencia de diversos actores sociales, movimientos, Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), etc. Algunas veces se ha planteado el debate acerca de las relaciones entre movimientos sociales alternativos y las ONGs, que tienen una mayor capacidad de acceso a recursos y, por lo tanto, más facilidad para participar en espacios como el Foro Social Mundial. Mientras que los movimientos sociales de base se centran más en la acción local y tienen menos capacidad para hacerse visibles en estos eventos y seguir su preparación.

Esta tensión existe en particular en el Consejo Internacional del Foro Social Mundial, donde el peso de las ONGs se ha ido incrementando, en detrimento de los movimientos sociales y las organizaciones populares, que han ido cediendo terreno al estar más centradas en campañas y actividades propias. El Foro Social Mundial y los foros regionales en África, América Latina, Asia… serán útiles siempre y cuando estén al servicio de las luchas sociales y de la movilización. Por este motivo un Foro con un perfil sólo de ONGs sería extremadamente débil.

Una pregunta también relevante para nosotros/as es ¿hasta que punto las distintas ediciones del Foro Social Mundial y en concreto este último en Dakar han podido trabajar algunos ejes o temáticas de forma transversal y romper con la clásica sectorialización que se produce a menudo con las luchas?

En cada Foro Social Mundial, en función de dónde se lleva acabo, tienen más relevancia unos temas que otros. Por ejemplo, en el Foro Social Mundial anterior, en Belém, tuvieron mucho peso las cuestiones relacionadas con los derechos de los pueblos indígenas y el cambio climático, debido a la propia ubicación del evento. En el FSM en Dakar también se han tratado estos temas y se ha planteado una agenda de movilización contra el cambio climático más allá de Copenhague y Cancún.

Pero no es fácil que haya una transversalidad temática. A pesar de que el Foro Social Mundial se plantea como un espacio de trabajo en red, a menudo se acaba priorizando la coordinación sectorial. Y aunque se apueste por una cierta transversalidad, a veces cuesta o es difícil de llevarla a cabo. El Foro Social Mundial es muy útil para las redes de movimientos sociales, como la red contra la deuda externa, por la justicia climática, por los derechos colectivos de los pueblos, y permite a estos actores encontrarse, plantear agendas de movilización para los siguientes años. La transversalidad, en cambio, es más difícil conseguirla.

¿Pero se ha planteado dentro del Foro?

Se plantea en el discurso, a nivel general, pero llevarla a la práctica siempre implica dificultades. Y esto pasa a nivel de Foro Social Mundial pero también aquí en el Foro Social Catalán.

El punto de encuentro de los actores más combativos del FSM es la Asamblea de Movimientos Sociales, dinamizada por La Vía Campesina, la Marcha Mundial de Mujeres, el CADTM, entre otros, donde se establece una agenda de movilización para el próximo período y se aprueba una declaración política. De hecho, esta Asamblea se ha ido conformando como un actor cada vez más importante dentro del Foro Social Mundial. Por ejemplo, la movilización del 15 de febrero contra la guerra del año 2003 salió de la Asamblea de Movimientos Sociales del FSM de ese mismo año. Y en esta edición en Dakar, la Asamblea de Movimientos Sociales fue un punto de encuentro que aglutinó a unas dos mil personas y aprobó una agenda de movilización donde destacaba el 20 de marzo como jornada de solidaridad con las revueltas populares en el mundo árabe.

¿Has dicho antes que este Foro constata la dimensión sistémica de la crisis, pero la pregunta sería hasta que punto el Foro está diseñando una repuesta realmente alternativa a esta situación sistémica, pues siempre hay el debate en relación al Foro sobre su capacidad de dar respuesta?

En el Foro Social Mundial siempre se han dado discusiones sobre alternativas concretas y, en su conjunto, se ha intentado dibujar un horizonte alternativo al dominante. Las alternativas siempre han estado allí, en discusión permanente, como la abolición de la deuda externa y el no pago de una deuda externa ilegítima e ilegal, con ejemplos prácticos como las experiencias de repudio de la deuda en América Latina. Ahora sería momento de tomar nota de estas experiencias aquí, frente a los planes de rescate de Grecia, Irlanda, Portugal y quien sabe si del Estado español.

También se plantean alternativas como la soberanía alimentaria, la tasación de las transacciones financieras internacionales, el acceso a una vivienda digna, etc. Se ponen encima de la mesa alternativas claras, viables, concretas, pero el problema está en que no hay voluntad política, por parte de los gobiernos, para llevarlas a cabo.

Se plantean alternativas y el reto está en la incidencia política real del Foro Social Mundial como actor. Y esta urgencia se plantea como más necesaria que nunca en el contexto de crisis actual. Creo que el reto es, junto con la discusión de propuestas concretas, ofrecer una perspectiva coherente opuesta al modelo actual dominante y avanzar en el debate sobre estrategias de transformación del mundo.

Por ejemplo, uno de los temas recurrentes de discusión en el Foro Social Mundial es la relación entre partidos y movimientos sociales. Yo pienso que hay que defender la necesidad de construir una alternativa anticapitalista en el terreno político, comprometida con los movimientos sociales y de base y entender su relación en términos dialécticos. Pero al mismo tiempo hay que criticar a aquellas formaciones políticas que acuden a eventos como el FSM para hacerse la foto y buscar una legitimidad que no tienen.

¿Consideras que el Foro tendría que adquirir este papel de actor político?

Éste es un debate siempre abierto. La dificultad para que el FSM sea un actor político relevante radica en la gran diversidad de actores políticos y sectoriales que lo integran y que participan en el mismo. Y, precisamente, ésta es una de las grandes virtudes del Foro. Darle una perspectiva más política encorsetaría su dinámica con la consiguiente generación de tensiones en su seno.

Por tanto, por un lado tenemos la necesidad de plantear alternativas a la altura de las circunstancias e incidencia política también a la altura de las circunstancias, pero la realidad con la que contamos es el Foro. Y éste no tiene capacidad para actuar políticamente, pero los actores políticos que allí se encuentran sí la tienen.

¿Consideras que existen otro tipo de limitaciones que puedan incidir en esta débil capacidad de incidencia o de respuesta del Foro?

Sí. Más allá de esta reflexión, el FSM y la Asamblea de Movimientos Sociales tienen una serie de límites y dificultades fruto del contexto en el que nos encontramos. El Foro surgió al calor de una movilización global muy potente, los inicios del movimiento altermundialista. Entonces, el FSM se visualizó como un referente tanto desde el interior de los movimientos sociales, como impulsor de una agenda de luchas, discurso y estrategia, como a nivel externo, de referente altermundialista.

Pero actualmente las movilizaciones y las respuestas frente a la crisis se dan sobre todo a escala nacional y/o local y no tanto a escala global. En lo global, son importantes las protestas por la justicia social y climática, pero más allá de éstas no tenemos un movimiento aglutinador como fue el movimiento altermundialista a comienzos de los años 2000 o el antiguerra en el 2003.

Y esta tendencia es adversa para el FSM, quien se presenta como un punto de referencia a escala internacional en un contexto donde no existe una dinámica global potente como la había en sus inicios, y esto facilita su desconexión respecto a las luchas reales. Además, el FSM refleja, también, los límites de los movimientos sociales en la actualidad y su dificultad para ir más allá de los núcleos militantes ya organizados y tener una incidencia social y pública real a pesar del contexto de crisis.

Es decir, hay un contexto de crisis que nos empuja a dar respuestas globales a nivel discursivo y propuestas concretas, pero la realidad es extremadamente adversa en términos de movilización. Las luchas son, al menos en Europa, todavía débiles y prima la fragmentación por encima de la convergencia. Y en este contexto, además, se intensifican las políticas neoliberales, a pesar del descrédito que han tenido.

¿En qué medida se ha modificado la agenda de la Asamblea de Movimientos Sociales dentro del Foro a raíz de la situación de crisis económica?

El impacto de la crisis sistémica se evidencia ya en el discurso de la Asamblea de Movimientos Sociales en el FSM en Belém, en el 2009, justo después del estallido de la crisis. Entonces, vimos un cambio relevante pasando de un discurso antineoliberal y de una serie de propuestas que no planteaban un cambio radical del modelo económico a demandas que iban más allá como la nacionalización de la banca, la nacionalización de sectores energéticos estratégicos, etc., que se incluyeron en la declaración final de esta Asamblea de Movimientos Sociales. Se planteaban demandas que a lo mejor antes de la crisis hubiesen parecido fuera de la realidad, pero, en cambio, la crisis las puso de actualidad.

Y este cambio de discurso se ha reforzado ahora en el Foro Social Mundial en Dakar y en la declaración de la Asamblea de Movimientos Sociales. De hecho, las dos jornadas de movilización aprobadas en esta Asamblea son la del 20 de marzo en solidaridad con las revueltas en el mundo árabe y el 12 de octubre como jornada global contra el capitalismo. Veremos la capacidad de impacto que se tiene.

¿Qué valoración haces de la organización del Foro Social Mundial en Dakar?

Hay que tener en cuenta que este FSM se ha llevado a cabo en África después que la última edición en el continente tuviese lugar en Nairobi en el 2007, y ha significado un paso adelante respecto a este último. El Foro Social Mundial en Nairobi fue uno de los más controvertidos con un coste de entrada muy elevado que dificultó la participación de la población y las organizaciones locales, con la contratación de seguridad privada, financiación de multinacionales, etc. Todo esto conllevó una crítica rotunda por parte de los movimientos sociales que participaron. Pero en Dakar estos errores no se han repetido. Sí que ha habido otros problemas en temas organizativos, distribución de espacios, pero no contradicciones en términos políticos como las que se plantearon en Nairobi.

Asimismo, para poder movilizar a redes sociales locales, organizaciones como el CADTM han hecho un esfuerzo muy importante y las semanas previas al FSM montaron una caravana que recorrió varios países del África Occidental dando a conocer la iniciativa y animando a la gente a su participación. El CADTM, también, organizó un encuentro de mujeres en Kaolak, al sudeste de Dakar, para aportar sus propuestas al Foro Social Mundial y dinamizó encuentros en la periferia y en los barrios más empobrecidos de la capital senegalesa.

¿Esta diferencia entre grandes organizaciones y pequeños movimientos locales que antes comentabas es más evidente en el contexto africano que en otros continentes?

Como te decía antes, por un lado, hay la dinámica del Consejo Internacional, que es el órgano decisorio del Foro, donde el peso de las ONGs es muy relevante al contar con más recursos para participar. Anteriormente, el peso de los movimientos sociales de base era mayor, pero éstos se han ido retirando poco a poco al dar más importancia a su agenda de movilización.

Pero más allá del propio Foro Social Mundial, pesan mucho las dinámicas locales y regionales donde éste se organiza. Y en África sí que las ONGs tienen mucho peso en comparación con los movimientos sociales que están menos estructurados que en otras regiones del mundo. En cambio, en América Latina es muy distinto. Allá el peso de los movimientos sociales, como el Movimiento de los Sin Tierra (MST) u otros, es muy importante y tienen un papel significativo, por ejemplo, en el Foro Social de las Américas.

¿Hay zonas de África de las que pudieras decir que su movilización está teniendo una mayor incidencia dentro de este continente?

Sí. En Sudáfrica ha habido movimientos sociales muy potentes vinculados al movimiento altermundialista, de lucha contra la privatización de los servicios básicos y también un movimiento de los sin tierra. Aunque hay que tener en cuenta las particularidades de un país como Sudáfrica en comparación con otros países del África Subsahariana. Sudáfrica juega un papel subimperialista en la región, un rol parecido al que pueda tener Brasil en América Latina. Y el papel e incidencia de algunos movimientos sudafricanos en otros países del África negra puede ser parecido al de movimientos sociales brasileños en América Latina.

De hecho, se está empezando a dar una cierta alianza entre movimientos sociales de Brasil y Sudáfrica, sobretodo de cara a establecer una agenda de movilización contra el cambio climático y por la justicia social y climática. La próxima cumbre del clima va a celebrarse a finales del 2011 en Durban, Sudáfrica, y en el 2012 va a tener lugar la cumbre de Río +20, en Brasil. El objetivo es establecer una agenda de movilización de Durban a Río.

Muchas gracias.

SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0