Absolución para los “estudiantes" AntiLou de Sevilla juzgados por defender la educación pública

Martes 12 de julio de 2011, por Mar

Comunicado de Izquierda Anticapitalista de Andalucía

Desde el 4 de Julio están siendo juzgad@s 24 activistas que participaron dentro del movimiento estudiantil en las luchas en contra de la imposición de la Ley Orgánica de Universidades (LOU) del gobierno de Aznar. Se les juzga por unos sucesos acontecidos el día 8 de Febrero de 2002, día que se aprobaba la Ley por la Junta de Gobierno de la Universidad de Sevilla y unos estudiantes trataron de bloquearla. Por estos sucesos se les pide unas abultadas penas de 1 año de cárcel por desórdenes públicos, multas por daños al patrimonio de 60.000€ y otros 60.000€ en concepto de responsabilidad social por los destrozos producidos. Todo hace pensar que las multas imputadas por la fiscalía forman parte de la continuación del castigo que estos activistas han sufrido desde entonces por su compromiso en la lucha contra la mercantilización y privatización de la educación superior. Por ello, Izquierda Anticapitalista muestra su solidaridad hacia ell@s.

La lucha contra la implantación de la LOU puso en pie de guerra a toda la comunidad universitaria, recibiendo muchos apoyos externos, y consiguiendo ser una de las movilizaciones más masivas vividas en la Universidad en los últimos tiempos. Era la época del gobierno duro e implacable de Aznar, el del chapapote del Prestige, el del Decretazo, el de la Guerra de Irak… La LOU venía a abrir la puerta a la mercantilización de la Universidad y a la privatización de la educación superior reconvirtiendo el beneficio social como agente de emancipación por el del beneficio privado como agente empresarial. Era una ley que recortaba la participación estudiantil, daba plenos poderes a la figura del Rector, viraba la gobernanza de la universidad hacia criterios empresariales, apuntaba a la eliminación de las humanidades con el argumento de que no dotaba de más competencias a la Sociedad, léase empresas, restringía autonomía a la Universidad despojando el poder al Claustro, donde estaba representada la comunidad universitaria, y dándoselo al Consejo Social de la Universidad, representada por las Empresas… La lucha fue muy fructífera en cuanto a las movilizaciones masivas, encierros generalizados, asambleas permanentes articuladas por un Comité General de Huelga que se convirtió en un poder estudiantil organizado que parecía imparable y con poder para detener la LOU. Pero, una vez que el PSOE y los grandes sindicatos creían haber desgastado al Gobierno con la multitudinaria manifestación del 1 de Diciembre de 2001, tocaron a rebato a través de sus medios oficiales y la lucha decayó rápidamente vaciando las asambleas y regresando la normalidad a las Universidades. Pero esto no significaba que la lucha hubiera decaído, l@s estudiantes, profesor@s y personal de servicios a la cabeza de la lucha siguieron tratando de mantener viva la llama contra la LOU.

Así pueden comprenderse los sucesos del 8 de Febrero de 2002. Ese día estaba convocada una Junta de Gobierno en la Universidad de Sevilla para aprobar la LOU en la Universidad de Sevilla y comenzar a aplicarla. Los estudiantes se concentraban a las puertas del Rectorado con la intención de reclamar la desobediencia civil a esta injusta ley y la celebración de una Asamblea general de la Universidad. El Rector y su equipo no solamente se negaron a escuchar a los estudiantes, sino que cerraron las puertas a los estudiantes, antes “compañer@s” de pancarta, siempre abiertas y provocaron unos sucesos que los medios se encargaron de criminalizar con títulares como “la kale borroka sevillana asalta el Rectorado”. A partir de aquí, los poderes estatales, judiciales y de la Universidad encontraron la excusa perfecta para reprimir y criminalizar al movimiento estudiantil. El grado de masividad y el poder mostrado por el movimiento en su conjunto eran el peor de los escenarios posibles para aplicar la LOU. Era por tanto prioritario apagar la lucha como fuese. Por ese entonces, la lucha social contra el Gobierno de Aznar se recrudecía en la calle con múltiples manifestaciones obreras y jornaleras contra el Decretazo, de mineros y campesinos, en el horizonte estaba convocada una Huelga General para Junio, y el movimiento antiglobalización tenía prevista una Contra cumbre en Sevilla en Junio en protesta contra la presidencia española de la Unión Europea. Todo eso era el caldo de cultivo para que se tomasen el asunto de los sucesos del Rectorado como un aviso a navegantes: 15 detenidos los días siguientes, peticiones de prisión incondicional por alarma social, 5 expulsados en la Universidad de manera preventiva... La represión tuvo sus efectos convirtiendo en derrota una lucha masiva y haciendo que durante años la Universidad fuera una balsa de aceite.

Pero esta represión no ocurrió sólo en Sevilla, diferentes activistas del movimiento estudiantil fueron llevados a juicio, 3 años de cárcel para tres estudiantes en Madrid, en las Palmas, en Salamanca o se les abrieron expedientes disciplinarios en Santiago de Compostela o en Barcelona.

La represión y la criminalización del movimiento estudiantil sirvieron de cortina de humo para impedir que el foco de atención se centrase en la privatización de la Universidad que hoy es casi un hecho consumado, a pesar de la lucha de los estudiantes contra la LOU y posteriormente contra el Plan Bolonia. Pero a pesar de esto, la lucha de los estudiantes AntiLou no ha sido en balde, hubo una clara transmisión de experiencias en los métodos organizativos de tal manera que la durante ese proceso se han creado diferentes organizaciones estudiantiles permanentes, no expuestas los arbitrios del movimiento.

También, las diferentes respuestas que se han dado desde el movimiento estudiantil y que ha paralizado en algo la profundización de la mercantilización de la Educación superior, su sumisión a los intereses del mercado y de la banca, con el llamado Proceso de Bolonia se han inspirado y fueron impulsadas por la bases que creó el movimiento estudiantil contra la LOU, aunque no ha supuesto detener el encarecimiento progresivo de las matrículas, las tasas o la pérdida de becas.

Según los propios compañer@s AntiLOU de Sevilla durante el Juicio se ha puesto de manifiesto que:

  • No existen pruebas que inculpen a nuestros/as compañeros/as en los hechos que se les imputan, más allá de su participación y compromiso en la defensa de la educación pública.
  • Las identificaciones y acusaciones contra los 24 acusados/as se hicieron de forma a veces inducida por las fuerzas de seguridad del Estado contra determinados/as portavoces/zas de colectivos sociales de la ciudad, y a veces arbitrarias, como es el caso de algunos de los acusados/as que ni siquiera se encontraban presentes cuando se desarrollaron los hechos objeto de esclarecimiento.
  • La policía ha reconocido haber identificado a imputados/as tirando de su lista de activistas sociales de la ciudad, convirtiendo la militancia político-social en una actividad de riesgo.
  • Los guardias de seguridad de la Universidad reconocen haber gaseado a los estudiantes con extintores contribuyendo a elevar el nivel de crispación general. Sin duda, el nulo protocolo de seguridad de la Universidad unido a la voluntad de reprimir a los estudiantes resultó una mezcla terrible. Hay que decir también que los guardias han renunciado a las indemnizaciones solicitadas por el fiscal para ellos, esto evidencia al menos un nivel de honestidad reconocible después de 9 años de los hechos.
  • Los daños solicitados en su momento por la Universidad no se corresponden con los generados el 8 de febrero de 2002. Existe cierta voluntad de hacernos pagar los lujosos arreglos de las dependencias rectorales (incluido un despacho nuevo para el rector)
  • Se ha producido un triple proceso de criminalización de determinados/as compañeros/as: las expulsiones de la universidad de cinco portavoces del movimiento desde 2002 a 2007, el presente proceso penal y la campaña orquestada por algunos medios de comunicación de la ciudad que justificaron una supuesta "alarma social" que avalaba las detenciones, las expulsiones y el presente proceso penal.

Por todo ello, Izquierda Anticapitalista se solidariza con estos activistas y pide la libre absolución de este juicio porque ya han pagado más que de sobra sus penas a lo largo de este procesos y porque se les pena por haber mantenido la lucha más allá de lo que los poderes políticos y universitarios estaban dispuestos a permitir.

Hoy como ayer, la represión se abate contra todo aquel que trata de luchar contra la reformas regresivas impuestas por las diferentes políticas neoliberales: desde la lucha contra la privatización de los servicios públicos, a quien lucha en sus trabajos contra la reforma laboral o contra la mercantilización de la cultura o los espacios públicos… Izquierda Anticapitalista no sólo apoya aquellos que son reprimidos por su actividad social y compromiso sino que ve prioritario esta solidaridad para crear resistencias más fértiles contra este sistema injusto. La necesaria convergencia anticapitalista comienza en la solidaridad primera de ayudar a fraguar estas luchas y de defender a los que luchan.

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