El pueblo sirio “raja la baraja”

Martes 9 de agosto de 2011, por Mar

Izquierda Anticapitalista Cádiz

Os dejamos unas notas de Munif Malhum, nuestro camarada de la sección de la Cuarta Internacional en Siria. Interesante posicionamiento de apoyo al movimiento popular frente al regimen de Bashar al-Asad y el rechazo al intervencionismo imperialista, y cómo señala el interés de Occidente tanto en el debilitamiento del régmen de al-Asad como en el debilitamiento del movimiento popular a través de la represión del mismo régimen que Occidente dice rechazar.


El pueblo sirio “raja la baraja”, Munif Malhum

La Intifada del pueblo sirio por la libertad y la dignidad llega a su tercer mes ampliándose y profundizándose en el área del territorio sirio. La sangre tiñó a sus mártires por la patria siria de norte a sur, de este a oeste, con más de 1.100 mártires, decenas de miles de detenidos y desaparecidos. Pueblos y ciudades (Daraa, Homs Baniyas y algunas ciudades cercanas a éstas) han sido invadidas por el ejército, cuerpos de seguridad y grupos paramilitares, cometiendo masacres y reprimiendo con violencia las protestas.

Más de dos meses después del estallido de la Intifada parece claro que el sistema ha optado por la violencia como única forma de acabar con las protestas, a partir de la experiencia del conflicto que tuvo lugar en los años setenta y ochenta del siglo pasado, entre el régimen y las fuerzas religiosas armadas. Sin entrar en las diferencias con este conflicto armado (movimiento aislado y limitado a algunas ciudades, y que fue reprimido y destruido mediante el uso de la violencia), el movimiento popular se expande y se extiende por cada paso que se da en su contra. Y entre la acción militar y la opción de la confrontación armada, el pueblo eligió confrontar a las fuerzas de seguridad de forma pacífica.

Los que han estado observando estos acontecimientos durante los dos meses pasados que el régimen se ha unido para elegir una opción que garantice la seguridad han podido observar que ésta ha fracasado. A día de hoy esta única opción asociada con la represión en todas sus formas de los manifestantes, es decir, empujar a parte de los agentes del sistema a dialogar con los manifestantes, no como una forma de resolver y salir de la crisis, sino como maniobra dirigida a la opinión pública mundial, en lugar de dirigirse al pueblo sirio, parece haber fracasado.

Y ciertamente, Occidente no busca el cambio de régimen en Siria, la cuestión de los derechos humanos y las libertades de los pueblos de la región árabe, incluido el pueblo sirio no ha estado nunca en el orden del día de las potencias imperialistas occidentales. Y su alegría de hoy por las revoluciones árabes no es más que la intención de contener estas revoluciones.

Lo máximo que el Occidente imperialista quiere, con EEUU a la cabeza, de Siria hoy es el debilitamiento del actual régimen a partir del movimiento popular para someter a Siria más fácilmente a sus intereses o que el régimen se debilite igualmente pero elimine a su vez al actual movimiento popular.

Las sanciones impuestas por Occidente al régimen no aliviarán la presión de éste sobre el movimiento popular, por el contrario aumentará la unidad y la solidaridad entre la elite gobernante, que harán de estas sanciones materiales de propaganda contra el movimiento popular al que presentarán como un aliado de las fuerzas del imperialismo.

Las fuerzas populares que forman la espina dorsal y el cuerpo principal de las protestas en Siria están unidas en torno a una sola demanda: la salida del sistema, y ​​librarse de la angustia y el miedo que lleva reinando en este sistema durante más de cuatro décadas, al que no le interesa mucho sacar a la luz las detenciones, los asesinatos diarios y el entierro de nuestros mártires.

La diferencia hoy entre el poder y las elites políticas y culturales está en dos puntos:

¿Será el Estado que venga un Estado civil (frente al Estado militar actual[1]) simplemente o un Estado civil y laico? ¿Cuál es el papel del factor externo en el cambio? ¿Puede la influencia externa imperialista ayudar en algo a la compleja situación siria? ¿O rechazarse categóricamente toda injerencia externa en el conflicto? Ciertamente la intervención extranjera será un mayor coste para Siria que el coste de una confrontación sin injerencias externas.

El pueblo sirio tras más de cuatro décadas preso “raja la baraja” y tras tanto sacrificio no volverá a dejarse dominar. El movimiento de protesta continuará como una ola que no se corta en el mar, habrá momentos buenos, y otros no tanto, por un camino largo y complejo, pero hacia un lugar seguro.

[1] N. Del T.

Traducción de Jose Gallego, militante de Izquierda Anticapitalista - Cádiz

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