Escola d´Estiu de Banyoles: Hablemos de Kubrick

Lunes 22 de agosto de 2011, por Mar

Pepe Gutiérrez-Alvarez

Hablar de cine, del gran cine, es hacerlo de muchas otras cosas, y Kubrick da para mucho que hablar. Cuando a Orson Welles, hace ya muchos años, le preguntaron si había algún cineasta norteamericano nuevo que le interesara especialmente no se lo pensó dos veces al responder: “De lo que yo llamaría la generación joven, Stanley Kubrick me parece un gigante”. En aquella misma época, un anónimo cronista del “Times” escribió, a propósito de “Atraco perfecto” que el “cine de Kubrick testimonia más audacia con sus diálogos y su cámara de la que Hollywood ha visto desde que Orson Welles abandonó la ciudad”. Con el tiempo, curiosamente, Kubrick también abandonaría la ciudad, su país, para recluirse en una inmensa casa situada en el condado de Hertfordshrei, a media hora de Londres en coche. Rueda todas sus películas en Inglaterra, aunque en la financiación intervengan las “majorS” norteamericanas, primero la Metro GoldWyn Mayer y después la Warner Brothers.

Joven rebelde, maestro, genio... también hubo quien se mostró muy severo al enjuiciar la trayectoria de uno de los escasos directores que aún puede vender películas con el único reclamo de su nombre. Así, en su ya clásico estudio titulado “The American Cinema”, Andrew Sarris incluía a Kubrick en el capítulo titulado “Seriedad forzada” acompañando a directores como Richard Brooks, Sidney Lumet y otros de la llamada “generación de la televisión”, con los que comparte cronología pero también trayectorias distanciadas. Para Sarris, tan agudo y brillante en muchos de sus juicios, Kubrick “pasó cinco años y gastó diez millones de dólares en una película de ciencia ficción tan falta de vida y sentimiento que una computadora llamada Hall acabó siendo el personaje más amable de sus enormes escenarios. ‘2001: una odisea del espacio’ confirma también la incapacidad de Kubrick para relatar un suceso en la pantalla con coherencia y con un punto de vista armónico. Quizá la tragedia de Kubrick fue que se le aclamó como un gran director aun antes de haber llegado a ser un artesano competente”. Semejante severidad queda hoy como un pintoresco vapuleo a uno de los directores más misteriosos, personales y famosos del cine contemporáneo.

En sus comienzos, Kubrick se perfiló como heredero directo del cine negro, en la línea de Lang, Siodmak o Fuller. Su estilo conciso, la luz casi expresionista de sus primeros largometrajes, e incluso la singularidad de ese almacén de maniquíes donde se enfrentan Jamie Smith y Frank Silvera en KiIler’s Kiss, justifican perfectamente esta opinión inicial sobre Stanley Kubrick. Tampoco en sus siguientes obras faltarán las huellas inconfundibles de esa violencia entre expresionista y barroca, de esa tendencia a revestir la muerte de teatralidad —baste con recordar el asesinato de Quilty (Peter Sellers) en Lolita, y los crímenes de La naranja mecánica— heredada tal vez de una ascendencia judía de la Europa central, que enriqueció al cine americano a partir de 1932. Pero Kubrick se zafó rápidamente del encasillamiento en un determinado género. Además, al abordar cualquier tipo de género —thriller, comedia de costumbres, peplum, ciencia, (o política) ficción— su creatividad rompe moldes y trastoca esquemas, sometiéndolos a las exigencias de su propia imaginación. Dota a sus películas de esa fuerza creativa capaz de arrancarlas de cualquier orbe convencional, liberándose él mismo de la dependencia de los grandes estudios.

De hecho, sus cortometrajes, e incluso su película KilIer’s Kiss (1955), respondían, en cuanto a los medios técnicos y económicos con que contó para su realización, a un tipo de cine no profesional. Más tarde, entabló una partida, difícil pero sin concesiones, con las grandes compañías. Fue uno de los primeros cineastas estadounidenses de los años cincuenta, que trabajó al margen de ellas, y también uno de los primeros en poder ir aumentando sus exigencias, a medida que crecía la envergadura de sus proyectos. Kubrick ha conseguido, gracias a su obstinación y a un sentido innato de la producción (tanto en los detalles como en los aspectos más amplios), lo que no consiguieron un Fleischer, ni un Coppola, que ha visto su independencia (si no su continuidad) seriamente comprometida. Lucas ha aprendido la lección, pero lo que no puede aprenderse son la fuerza y la originalidad, la noción de autor, e incluso la unidad y autenticidad de la obra de Kubrick. Se le reprocha lo que jamás se reprochó a otros: el recurrir a la literatura para crear sus obras (Lolita, de Nabokov; 2.001: odisea del espacio, de A. C. Clark; La naranja mecánica, de Burgess; Barry Lyndon, de Thackeray...) pero sobre todo, Kubrick desconcierta, y no suele dar explicaciones. A pesar de todo ello, parece razonable preferir la riqueza de sus obras al análisis de intenciones: doce películas le han bastado para ser considerado, hoy en día, como uno de los más importantes cineastas de la segunda mitad del siglo, incluso si no volviera jamás a rodar.

Consumado jugador de ajedrez (como Nabokov), durante cuatro años trabajó como fotógrafo para Look. Debutó en el cine con un corto, que reflejaba un día en la vida de un boxeador (Walter Cartier), y que vendió a la RKO. Más tarde, rodó un reportaje dedicado a un sacerdote de Nuevo México, que volaba de parroquia en parroquia en una avioneta Piper Club (Fliying Padre). Un préstamo de 10.000 dólares, le permitió dirigirlo que apenas podría llamarse un largometraje, Fear and Des/re (1953), episodio sangriento y lúdico de una imaginaria guerra. KiIler’s Kiss, pudo rodarse gracias al mismo sistema de financiación que la anterior. Fue entonces cuando Kubrick conoció a James B. Harris, joven y rico, que le propuso asociarse a la producción de Atraco perfecto. El cineasta tenía veinticinco años, y no era ya un desconocido. Había dado incluso prueba de una profesionalidad que no pasaba por alto ningún aspecto de la creación cinematográfica, empezando por su punto clave: la producción. Trabajaba sobre guiones elaborados con gran minuciosidad, y en los que colaboraba: Atraco perfecto, Killer’s Kiss, Senderos de gloria y todos los títulos que siguieron a Teléfono rojo: ¿volamos hacia Moscú? En sus películas, la música fue paulatinamente abandonando su habitual función redundante (con la única excepción de la del entierro del pequeño Bryan Lyndon), en provecho de un asincronismo de índole afectiva o mental; la utilización del Danubio azulen 2.001: odisea del espacio, o de la Novena Sinfonía en La naranja mecánica, son ejemplos representativos. Debe observarse también la importancia que Kubrick concede al vestuario y decorados de sus obras, así como la iluminación; se podría afirmar que no existe, en ninguna de sus películas, una sola luz que no haya sido previamente estudiada. Su marcada preferencia por la cámara móvil, que él mismo maneja, no excluye los amplios movimientos de la grúa, ni del travelling, que representa una recurrente figura estilística cuyos recursos nunca se han apartado, ni desvinculado de un marco soberanamente controlado. Tampoco es frecuente que un cineasta goce de un poder de supervisión concediéndole el derecho, tras las primeras proyecciones, de retirar las copias (todavía escasas), para ajustar el montaje de la película. El control que tiene Kubrick sobre sus obras (incluidos los carteles y la elección de las salas donde van a proyectarse), es sin duda un caso único en el cine contemporáneo. Este poder, arrancado a fuerza de voluntad o — ¿quién sabe?— heredado de su ciencia de jugador de ajedrez, ha permitido a Stanley Kubrick, ser el único artífice de sus películas. Y lo que es evidente cuando se contempla el conjunto de su obra, es que ésta, no sólo no aparece nunca como ilustración de una tesis, sino, muy al contrario por su diversidad y complejidad, como una creación visionaria y pesimista, de rara intensidad poética. Nada de lo que hay de inquietante en la naturaleza humana le es ajeno. El orden y la tecnología, el Estado y la ambición, la intuición (El resplandor) y el amor (Lolita), son destructivos. Entre los proyectos que Kubrick hubiera querido llevar a cabo, y que diferentes obstáculos le impidieron realizar, citaremos El rostro impenetrable, que recuperaría Marlon Brando, y una “biografía” de Napoleón. El sentimiento que el cineasta guarda con respecto al género humano, merece ser recordado por lo que tiene de lúcido, en una época en que la demagogia falsamente humanista siembra la confusión, y porque corrobora fielmente el análisis crítico de la obra: “A pesar del mayor o menor grado de hipocresía que existe con respecto a este tema, todos nos sentimos fascinados por la violencia. Después de todo, el hombre es el asesino con menos remordimientos de la Tierra. El atractivo que dicha violencia ejerce sobre nosotros revela en parte que, en nuestro subsconciente, no somos tan distintos de nuestros primitivos antepasados" (Newsweek, 1972).

Hay mucho que hablar de Kubrick, no en vano sus principales películas fueron adoptadas y reconocidas por las últimas generaciones de cinéfilos inconformistas. Su trayectoria podía entenderse como una revancha de la capacidad del artista por hacer su propia obra a pesar del engranaje dominante, de ese engranaje que había condenado a otros que, como Eric Von Stroheim u Orson Welles, acabaron en el ostracismo. Esperemos que en las tres noches de la Escola d´Estiu de Banyotes, podamos, gracias a las nuevas tecnologías que nos permiten revisar en casa su obra, desarrollar un buen forum…

Muy poca gente conoce la existencia de tres películas de aprendizaje, de entrada porque no han sido distribuidas por estos lares, y no suelen ser mencionadas en los ensayos de divulgación sobre el realizador. Creo que vale la pena ofrecer un pequeño cuadro sobre ellas:

  • 1950: “Doy of the Fight”. Producción, dirección, fotografía, montaje y sonido: Stanley Kubrick. Duración: 16 minutos, Reportaje-documental sobre el boxeador de pesos medios Waler Cartier. Le costó a Kubrick 3.900 dólares y fue comprado por la RKO para proyectarlo en el cine Paramount de Nueva York.
  • 1951: “Fying Podre”. Producción, dirección, fotografía, montaje y sonido: Stanley Kubrick. Duración: 9 minutos. Un documental que Kubrick define como “una tontería sobre un cura que tenía una parroquia a 400 millas en Nuevo Méjico, y se traslada de un lugar a otro en avioneta”.
  • 1953: “Fear and Desire”. Director, productor, fotografía y montaje: Stanley Kubrick. Guión: Howard O. Sackler. Música: Gerald Fried. Intérpretes: Frank Silvera, Kenneth Harp, Paul Mazursky, Virginia Leith. Duración: 69 minutos. El propio Kubrick la describe hoy como ‘aburrida y embarazosamente pretenciosa’. Sospecho que no le disgusta saber que la única copia localizable está en manos privadas y que, por el momento no puede contarse con esta película para proyectarla públicamente. Su argumento gira sobre cuatro soldados perdidos tras las líneas enemigas en una guerra que no se menciona, tratando de saber quiénes son, además de donde se encuentran”. (Alexander Walker, en “Stanley Kubrick Directs”). Kubrick logró reunir diez mil dólares, procedentes de su padre y un tío, para financiar esta película.

Su filmografía reconocible es esta:

  • 1955: “KiIIer’s Kiss”. (El beso del asesino). Productores: Stanley Kubrick y Morris Boussel. Producción: Stanley Kubrick. Productions, para la United Artists. Argumento, guión, dirección, fotografía y montaje: Stanley Kubrick, Música: Gerald Fried. Intérpretes: Franck Silvera, Jaime Smith, Iren Kane, Ruth Sobotka. Duración: 64 minutos. La historia del triángulo formado por una bailarina con el dueño de la sala de baile donde trabaja y un boxeador mediocre Kubrick pudo reunir 40.000 dólares aportados por diversos amigos y un familiar, el farmacéutico Morris Boussel pero el coste total ascendió a 75.000 dólares. Con el tiempo, devolvió hasta el último centavo a quienes les habían prestado el dinero. El filme que descubrió a Kubrick, un “thriller”, que si no me equivoco fue estrenado a través de la Televisión. Es una película que hubiera pasado desapercibida de no ser de Kubrick, empero a mí me vino a la memoria cuando vi “Sangre fácil” de los Coen Brothers.
  • 1956: “Atraco perfecto”. (The Killing). Productor: James B. Harris Producción: Harris-Kubrick Productions, para United Artists. Director: Stanley Kubrick. Argumento. Stanley Kubrick, de una novela de Lionel White. Guión: Stanley Kubrick y Jim Thompson. Foto: Lucien Batid. Música: Gerald Fried. Montaje: Betty Steinberg. Intérpretes: Sterling Hayden, Coleen Gray, Vincent Edwards, Jay C. Flippen, Marie Windsor, Elisha Cook jr. Duración: 83 minutos. Sin duda el primer gran éxito de Kubrick es un “thriller” geométrico, de precisión implacable, sobre el atraco a un hipódromo minuciosamente preparado que se inspira en La jungla del asfalto, de Huston (en parte por la presencia de Hayden), pero que “sabe” a muy diferente. Un extraordinario grupo de actores característicos (a destacar el inolvidable “pobre diablo” d Elisha Cook) rodean a Sterling Hayden, en su antológica creación del jefe y cerebro de la banda. Primer y brillante resultado de la asociación de Kubrick con el entonces joven y ambicioso productor James B. Harris, notable realizador y todo un personaje sin el cual no se entendería gran parte de su obra. El operador Lucien Ballard protestó porque Kubrick le trataba de imponer los objetivos que debe utilizar en cada plano, pero a pesar del prestigio y de la veteranía del fotógrafo escarizado, Stanley impone sus criterios con una sangre fría que se hará proverbial. El filme, todo un prodigio de estilo, cuesta sólo 320.000 dólares y obtiene una gran aceptación entre el público. Su revisión demuestra que ha superado la implacable prueba del tiempo.
  • 1957: “Senderos de gloria”. (Paths of Glory). Productor: James B. Harris. Producción: Bryna Productions (Kirk Douglas), para United Artists. Director: Stanley Kubrick. Guión: Stanley Kubrick, Jim Thompson y Caldes Willingham, según la novela homónima de Humphrey Cobb. Fotografía: George Krause. Música: Gerald Fried. Montaje: Eva Kroll, Intérpretes: Kirk Douglas, Ralph Meeker. Adolphe Menjou, George Macready, Wayne Morris, Richard Anderson. Duración 86 minutos. Todo comenzó cuando Kubrick, que había leído de niño la novela de Humphrey Cobb “Senderos de gloria”, y quiso llevarla al cine. El guión fue rechazado por los grandes estudios hasta que lo leyó Kirk Douglas y aceptó protagonizar el filme, participando asimismo en la producción con su compañía Bryna, aunque sus honorarios como actor se elevaron a 350.000 dólares sobre el millón que costó en total. Basada en un hecho verídico ocurrido en la primera guerra mundial, en el que se abrió consejo de guerra contra tres soldados acusados de cobardía, la película estuvo prohibida en Francia hasta 1975 y en España no llegó hasta 1986, luego se convirtió en una referencia inexcusable en toda “movida” antimilitarista. Según Kubrick “No era, en ningún caso, un filme ni a favor ni en contra del ejército. Como mucho, era un alegato contra la guerra, que puede colocar a los hombres en tales situaciones de conciencia”, no obstante, es evidente que ni el ejército ni los gobiernos lo entendieron así. De hecho, se puede considerar como el mayor alegato antibélico desde Sin novedad en el frente, de Lewis Milestone, y entre sus detalles cabría anotar el empleo del macarthista Adolphe Menjou como un mando militar tan inhumano como verosímil.
  • 1960: “Espartaco” (Spartacus). Productores: Edward Lewis y Kirk Douglas. Producción: Bryna Productions, para Universal. Director: Stanley Kubrick. Guión: Dalton Trumbo, sobre la novela homónima de Howard Fast. Fotografía: Russell Metty y Clifford Stine (Technicolor) Música: Alex North. Montaje: Robert Lawrence. Intérpretes: Kirk Douglas, Laurence Olivier, Jean Simmons, Charles Laughton, Peter Ustinov, Tony Curtis John Gavin. Duración: 196 minutos. Anthony Mann había iniciado el rodaje de esta película sobre el famoso esclavo tracio sublevado contra la esclavitud en Roma, pero fue despedido por Kirk Douglas, actor y productor, al parecer celoso por el protagonismo que Man daba a los actores británicos, quien le pidió a Kubrick que se hiciera cargo de la filmación. Este, por su parte, había abandonado el proyecto de “El rostro impenetrable», por incompatibilidad –obvia- con Marlon Brando, productor y protagonista del filme, que el mismo acabó realizando. Al ver algunas escenas rodadas por Kubrick, Howard Fast, entonces comunista herético (rompió con el USAPC después de que la URSS aplastara la revolución húngara de 1956) notorio, y autor de diversas novelas de didáctica revolucionaria. Esta fue un éxito a pesar del la censura gubernamental que no permitió su distribución; Douglas le leyó y se empeñó a repetir el éxito que había obtenido con “Los vikingos”. Según parece, Douglas impuso sus criterios de manera que Kubrick rechazó durante muchos años este filme-mamut de encargo cuya valoración crítica es muy discutible, si bien se convirtió en un “fenómeno extrafílmico” ya que reflejó muy bien el sentimiento de la lucha por los Derechos civiles, así como la creciente radicalización de la juventud. La Universal cercenó trece minutos de metraje, la mayoría relativos al intento de Marco Craso (Laurence Olivier) de seducir a su esclavo Antonino (Tony Curtis), que luego fueron repuestos en un nuevo montaje que es que se ha distribuido en dos DVD. El filme obtuvo cuatro Oscar, Uno de ellos para Peter Ustinov (mejor actor secundario), y quedará como la primera superproducción que exalta la revolución (socialista), y que rompe con el esquema hasta entonces dominante (Quo Vadis, etc), según el cual los esclavos se liberaban…al convertirse al cristianismo.
  • 1962: “Lolita”. (Lolita) Productor: James B. Harris. Producción: Sven Arts-Anya Transworld, para MGM. Director: Stanley Kubrick. Guión: Vladimir Nabokov, sobre su propia novela homónima, y Stanley Kubrick. Fotografía: Oswald Morris. Montaje: Anthony Harvey. Música: Nelson Riddle. Intérpretes: James Mason, Sue Lyon, Shelley Winters, Peter Sellers. Duración: 153 minutos. Ultima colaboración de Kubrick y Harris, que compraron por 150.000 dólares los derechos de la novela de Vladimir Nabokov que había escandalizado la opinión pública reaccionaria tanto como “El amante de Lady Chatterly”. Nabokov se negó primero a escribir la adaptación cinematográfica, pero finalmente aceptó a causa -aseguraba— de haber tenido un curioso sueño. El filme se rueda en Inglaterra, principalmente evitar problemas con la censura norteamericana. La historia de obsesión era ideal para cineasta como Kubrick, en además se permitió la broma, en un momento de película, de hacerle decir al cínico Clare Quilty (Peter Sellers): “Soy Espartaco; liberadme”, aludiendo a su última experiencia en Hollywood de Kubrick. “Creo que sería correcto afirmar que “Lolita” es “una de las pocas historias modernas de amor”, dirá Kubrick .Más tarde (1987), añadirá: ‘Lolita’ es uno de los ejemplos más significativos de fue algunos grandes libros no pueden convertirse simplemente en grandes películas”. Las interpretaciones de James Mason y de Peter Sellers, son antológicas.
  • 1963. “Teléfono rojo. ¿Volamos hacia Moscú?. Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb. Guión: Stanley Kubrick, Terry Southern, Peter George (Novela: Red Alert”, de Peter George. Fotografía: Gilbert Taylor. Música Laurie Johnson. Montaje: Anthony Harvey. Intérpretes Peter SellerS, George C. Scott, Sterling Hayden, Keenan Wynn Slim Pickens. Duración: 94 minutos A partir de una novela “seria”, Kubrick elaboró una vitriólica farsa en clave de “política-ficción” que se estrenó en su día en España con diversos cortes y adulteraciones cde la censura del régimen. La película tampoco cayó nada bien entre la militancia más prosoviética. En 1986 fue respuesta en su versión íntegra. A partir de este filme, Kubrick pasa a ser un indeseable para los conservadores norteamericanos. Resultan impagables las composiciones de Peter Sellers (en tres papeles distintos) y de George C. Scott, el general que desea aprovechar un error estadounidense, para borrar a los rusos de la faz de la Tierra. "La más demoledora sátira sobre la guerra fría y el peligro atómico de la historia del cine. El genio creador de Kubrick desborda en cada secuencia y alterna farsa y drama, crítica ácida y apabullante dominio técnico para relatar esta delirante odisea. La puesta en escena resulta un prodigio de imaginación visual, redondea una obra maestra absoluta, divertida y angustiosa a partes iguales" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
  • 1968 “1001 uno odisea del espacio”. (2001: A Space Odyssey). Productor Stanley Kubrick, Producción: Hawk Films MGM. Director: Stanley KubriCk. Guión: Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke, basado en el cuento corto del segundo, “El centinela”. Fotografía: Geoffrey Unsworth y John Alcott (Metrocolor). Música: temas de Richard Strauss, John Strauss, Gyórgy Ligeti, Aram Khachaturz Intérpretes: Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester. Duración: 141 minutos (la duración, en su preestreno en Nueva York, fue de 161 minutos, pero el propio Kubrick decidió cortar unos 20 minutos). Sin contar el tiempo que Kubrick empleó en preparar el proyecto y redactar el guión se invirtieron dos años y medio en la filmación de “2001” en Inglaterra, con un coste de 10.500.000 de dólares. Estrenada en Nueva York un mes antes de los acontecimiento de mayo del 68, la película de Kubrick -definida como un análisis del destino de la humanidad y una hipótesis sobre su línea evolutiva- se convirtió en uno de los títulos más emblemáticos y destacados de la década, dando pie a toda clase de disquisiciones filosóficas, sobre todo entre los jóvenes de la generación si bien el público mayoritario la aceptara como una espectacular producción de fantaciencia. La Academia de Hollywood, con su proverbial miopía, “obsequió” al filme con una sola estatuilla a los mejores efectos visuales. La película conoció varios reestrenos, y fue escogida como la mejor de su género en un simposium de la revista “Dirigido por…” sobre el cine de ciencia-ficción.
  • 1971 “La naranja mecánica”. (A Clockwort Orange) Productor: Stanley Kubrick. Producción: Hawk Films, para Warner Brothers. Director: Stanley Kubrick. Guión Stanle1 Kubrick, sobre la novela de Burgess. Fotografía: John Alcott (Technicolor) Música electrónica: Walter Carlos. Montaje: BilI Butler. Intérpretes: Malcolm McDowell, Patrick Magge, Michael Bates, John Clive. Duración: 137 minutos. Meditación ciertamente pesimista sobre la violencia en nuestra sociedad, incluida la institucional, que suscitó viva controversia y obtuvo un enorme éxito comercial. Kubrick realizó personalmente un estudio de mercado, introduciendo en su ordenador los resultados obtenidos por las salas en los dos últimos años y el índice de frecuentación de espectadores, teniendo en cuenta el tipo de películas estrenada en ellas. Una vez obtenidos los resultados, seleccionó los cines norteamericanos en que se estrenaría su filme. La Academia concedió tres estatuillas a la película, pero nuevamente desperdició la ocasión de concederle a Kubrick —candidato al Oscar— el premio al mejor director.
  • 1975: “Barry Lindon (Barry Lindon). Productor: Stanley Kubrick. Producción Hawk Films-Peregrine Films, para Warner Bros, Director: Stanley Kubrick. Guión: Stanley Kubrick, según la novela de William Tackeray. Fotografía: John Alcott (Eastmancolor). Música: fragmentos de Schubert, Vivaldi, Bach, Haendel, Mozart, Paisiello, Le Grand, con arreglos y dirección de Leonard Rosenman. Montaje: Tony Lawson. Intérpretes: Ryan O’Neal, Marisa Berenson, Patrick Magee, Hardy Krúger, Gay Hamilton. Duración: 187 minutos. Once millones de dólares para una producción rodada por Kubrick con su acostumbrado sigilo, según un clásico menor escrito por William Tackeray (cuya obra más celebrada sería “Vanity Fair”), en el siglo XIX, en torno a un pícaro irlandés que transita progresivamente los caminos del cinismo y el engaño para llegar a caballero. Con López Vázquez como narrador en el doblaje castellano dirigido nada menos que por Carlos Saura, un rótulo nos advierte al final de la película que todo sucedió “durante el reinado de Jorge III, cuando vivieron y se querellaron estos personajes. Buenos o malos, guapos o feos, ricos o pobres, hoy todos son iguales”.
  • 1978: “El resplandor” (The Shining). Productor: Stanley Kubrick. Producción: Stanley Kubrick Productions-The Produce Circle Co. Director: Stanley Kubrick. Guión: Stanley Kubrick y Diane Johnson, sobre la novela de Stephen King. Fotografía: John Alcott (Technicolor) Música: Bartók, Walter Carlos, Pnderecki, Elkind, Ligeti. Montaje: Ray Lovejoy. Intérpretes: Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd, Scatman Crothers, Barry Nelson. Duración: 146 minutos. De una novela del siglo pasado, Kubrick pasa a adaptar un libro de Stephen King, autor de moda del género de terror. “No se puede explicar el tipo de historia que cuenta mi película. Los grandes maestros de narraciones fantásticas, por lo menos, no lo hacen: escriben para intrigarnos. El filme está construido como un rompecabezas y yo pongo la última pieza en la última imagen.”
  • 1987: ”La chaqueta metálica” (Full Metal Jacket). Productor: Stanley Kubrick. Director: Stanley Kubrick. Guión: Stanley Kubrick, Michael Herr y Gustav Hasford, basado en la novela “The Short-Timers”, de este último. Fotografía: Douglas Milsome (color). Música: Abigail Mead. Montaje: Martin Hunter. Intérpretes: Matthew Modine, Adam Baldwin, Vincent D’Onofrio, Lee Ermey. “¿Que si existe algún punto de comparación entre ‘Apocalipsis Now’, de Coppola, y ‘Full Metal Jacket’? Arriesgándome a una comparación musical, yo diría que Coppola quisiera ser Wagner y yo prefiero poder pensar que soy Mozart. Más clásico que romántico (...) Construir dos calles de decorado para luego destruirlas afectó terriblemente mi presupuesto de 17,5 millones de dólares (...) He rodado este filme porque el libro era muy bueno, no porque buscara una historia sobre Vietnam.” Lo cierto es que la película suscitó la reacción airada de la derecha conservadora, y fue asumida como un alegato contra la fabricación de “marines” sin los cuales el poderío imperial made in USA, no existiría. Kubrick demuestra que debajo de toda la palabrería democrática se encuentran una fábrica de deshumanización dura y, despiadada. Los cadetes se esmeran en demostrar que todo es grotescamente absurdo, y a sufrir toda clase de sometimientos hasta que en la segunda parte ya aparecen como profesionales de la muerte.
  • 1999, Eyes wide shut. Dirección: Stanley Kubrick.Tom Cruise (Dr. William "Bill" Harford), Nicole Kidman (Alice Harford), Sydney Pollack (Victor Ziegler), Leelee Sobieski (hija de Milich), Thomas Gibson (Carl), Marie Richardson (Marion). Madison Eginton (Helena Harford), Jackie Sawiris (Roz), Leslie Lowe (Illona), Todd Field (Nick Nightingale), Sky Dumont (Sandor Szavost), Louise J. Taylor (Gayle), Stewart Thorndike (Nuala). Guión: Stanley Kubrick y Frederic Raphael; basado en la novela «Relato soñado» de Arthur Schnitzler. Producción: Stanley Kubrick. Música: Jocelyn Pook. Fotografía: Larry Smith.Montaje: Nigel Galt. Diseño de producción: Les Tomkins y Roy Walker.Dirección artística: John Fenner y Kevin Phipps. Vestuario: Marit Allen. Decorados: Lisa Leone y Terry Wells.Dirección de producción: Margaret Adams y Lisa Leone. William Harford es un médico respetable de Nueva York cuya vida parece ir sobre ruedas. Tiene una mujer preciosa con la que lleva 9 años casado, una hija y un trabajo que le gusta. Pero una noche, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le cuenta unas fantasías eróticas y cómo estuvo a punto de dejarle por un hombre que ni siquiera conocía. Abrumado por esta confesión, sale a la calle a visitar a un paciente. De vuelta a casa paseando, entra en un local donde un antiguo compañero le cuenta una misteriosa historia. A partir de entonces, un mundo de sexo y fantasías se abre ante él, uniéndose a una congregación secreta dedicada al hedonismo y al placer sin límites… "Inteligente y contradictoria. Salta de un largo arranque de gran e inquietante vuelo, un despliegue de cine preciso y vigoroso, a una hora de globo cinematográfico endeble e impreciso, en el que la brillantez recubre la oquedad" (Ángel Fdez. Santos: Diario El País)
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