“Lo humano primero” (Frente de Izquierdas) o el callejón sin salida antiliberal

Viernes 20 de enero de 2012, por Mar

Pascal Morsu/Viento Sur

Los dirigentes del Frente de Izquierdas (Front de Gauche-FDG) explican la decisión del NPA de presentar a Philippe Poutou como sectarismo, como la voluntad de preservar intereses sectarios. La realidad es evidentemente otra. Sencillamente, no estamos de acuerdo con numerosos aspectos del programa del FDG y ante todo con su coherencia global. Cuando comienza la campaña electoral, tiene que darse el debate. Muchos trabajadores, jóvenes, distinguen con dificultades lo que separa las posiciones de ese Frente y las del NPA. Estudiar el fondo de Lo humano primero, el programa del FDG, es por tanto indispensable.

Antes de entrar en el fondo del asunto, hay que señalar la diferencia de concepción que ha presidido la elaboración de los documentos programáticos del NPA y el del FDG.

Para nosotros, un programa consigna una serie de reivindicaciones anticapitalistas e intenta alimentar al movimiento en una orientación de ruptura con el sistema actual. Es un programa de movilización con el objetivo del establecimiento de un nuevo tipo de poder, un gobierno de los trabajadores que lleve a cabo una política anticapitalista.

El método del FDG es otro. Para ellos, el cambio sería posible en el marco de las instituciones actuales -sencillamente hay que reorientar la política seguida actualmente en su seno, democratizarlas. Es el contenido de la famosa “revolución ciudadana”, que supuestamente permitiría “que un gobierno de izquierda hiciera buen trabajo y abriera una salida a la crisis” llevando a una VI República que se parece como dos gotas de agua a la IV (de la que sabemos cuánto tuvo de “social”...).

Lógicamente, jamás Lo humano primero plantea la perspectiva de un enfrentamiento social y político con la clase de los capitalistas y el estado que la sirve. Las huelgas, las movilizaciones, las luchas de estos últimos años están ausentes. Todo está visto en términos de leyes y de medidas gubernamentales en el marco del sistema actual. Esto lleva a un documento ni realista ni creíble, que parece sobre todo una colección de votos piadosos, en ausencia de toda reflexión sobre el medio de arrancar las reivindicaciones.

Frente a la crisis...

Lo humano primero reafirma la legitimidad de toda una serie de reivindicaciones obreras -en cualquier caso las compatibles con el mantenimiento de buenas relaciones con las direcciones sindicales, en primer lugar de la FSU y de la CGT. Así el programa del FDG se pronuncia a favor de frenar la RGPP (Revisión General de las Políticas Públicas, programa de “modernización” del la acción del estado ndt), un aumento (ciertamente insuficiente) del SMIC (Salario mínimo interprofesional), etc. Habrá que señalar, sin embargo, que dos reivindicaciones decisivas faltan en el llamamiento, sin duda porque son denunciadas ferozmente por esas direcciones.

La primera es la de la indexación de los salarios con los precios (escala móvil de salarios), sistema que existía en Francia hasta 1982.Esta protección, ciertamente imperfecta, tenía el mérito de existir. Desde su derogación, año tras año los asalariados ven su poder de compra recortado por la subida de los precios. En la función pública se estima que la pérdida de poder de compra desde 2000 es de más del 15%. De ahí la importancia de esta reivindicación.

La segunda es la consigna anticapitalista de prohibición de los despidos, que ha tomado un fuerte valor simbólico desde hace varios años y a la que la dirección CGT se opone con todas sus energías. En el lado contrario, el FDG preconiza “un derecho de veto suspensivo sobre los despidos y la obligación de examinar las contrapropuestas presentadas por los sindicatos”, sin precisar lo que ocurriría tras este plazo de examen.

El formato de este artículo impide analizar Lo humano primero en todos sus detalles. Señalemos sin embargo que el programa del FDG se extiende sobre el laicismo, pero “olvida” la consigna de “fondos públicos para la escuela pública” para la enseñanza. Lo mismo en lo que se refiere a la derogación del estatuto de Alsacia-Lorena (en esas regiones, los ministros de los cultos católico, protestante e israelita están pagados con fondos públicos). Sobre las cuestiones policiales, el FDG demanda un aumento de las fuerzas de policía, un plan de construcción de comisarías. En definitiva el Frente reclama más policías en los barrios populares....

Deuda, BCE

La cuestión de la deuda pública se ha vuelto decisiva. Sobre este tema nuestra posición es clara: “la deuda que resulta de los regalos fiscales y sociales hechos a los más ricos debe ser anulada”. Será uno de los ejes de la campaña de Philippe Poutou cuando millardos de euros han sido tragados por el pago de la deuda, en consecuencia con la política de regalos a los capitalistas realizada desde hace 30 años.

Tal no es la posición de Lo humano primero. Se limitan a evocar una “readecuación negociada de las deudas públicas...” sobre la que hay consenso en “la clase política”, al ser tan evidente que los países de Europa del Sur no podrán devolver su deuda.

El FDG defiende también “una reformulación de las misiones y estatutos del Banco Central Europeo”, salido del tratado de Maastricht. Pero ¿qué vale todo esto, cuando no es reivindicada la denuncia de ese tratado (y el PCF se opone a ella)?

Europa, Unión Europea

Más allá del BCE, en estos tiempos de crisis de la “construcción europea”, el lugar que le concede Lo humano primero es comprensible.

El NPA está a favor de una ruptura con el conjunto de los tratados que fundan la “Unión Europea” y se pronuncia por una Europa libre del capitalismo, por los Estados Unidos Socialistas de Europa.

El NPA concede una atención particular a la necesidad de distinguirse de los diversos tipos de chauvinismo que contaminan el debate. Lo menos que se puede decir es que esta preocupación no es compartida por un FDG que exalta en todos las paredes del país “la Francia rebelde”....

Pero más allá de eso, se podría creer que sería posible un acuerdo con un Jean-Luc Mélenchon que describe justamente la UE como una “construcción liberal”. Salvo que … el PCF no comparte estas posiciones que le opondrían frontalmente a los social-liberales. Hace mucho que renunció a poner en cuestión la UE y sus tratados. Como mucho se limita a reivindicar “realmente reorientar esta UE” para “no matar la idea europea” (¿la de Delors?).

De ahí el acento puesto en la “ruptura con el tratado de Lisboa” (no la UE). Hay que explicarlo: el NPA evidentemente se opone a ese tratado. Pero no se le puede dar el lugar que le da el FDG. Es un eslabón de una cadena, con los tratados de Maastricht, Amsterdam, el Acta Única, etc.

Todo esto plantea por otra parte otro problema. En el momento actual, el cambio de un tratado que rige el funcionamiento de la UE (o la actividad del BCE) necesita primero el acuerdo de todos los estados miembros. En estas condiciones, la “ruptura con Lisboa” es una utopía (sería preciso el acuerdo de Merkel, Monti, etc.). Romper realmente con Lisboa, es romper con la UE, cosa que el FDG no quiere decir.

Control del sistema bancario

Se sabe ahora el poder de hacer daño de las grandes instituciones financieras, capaces de tomar a la sociedad entera como rehén. El tiempo en que los bancos tenían por papel reciclar el ahorro disponible y redirigirlo hacia la producción está muy lejano. En adelante, el corazón del trabajo de los grandes bancos es sencillamente la especulación, púdicamente titulada “gestión de activos”.

De ahí la posición del NPA: “apropiación pública y social completa del sistema de crédito” bajo control de los asalariados y de la población /2. Esta última clausula no tiene por otra parte nada de anodino: se trata de conocer y combatir los diversos chanchullos de que son capaces los capitalistas de ese sector (se ha visto el papel de Goldman-Sachs en Grecia, por ejemplo).

La posición del FDG es diferente: el objetivo sería constituir un “polo público bancario”, principalmente mediante reagrupamiento de las instituciones financieras públicas existentes (Caja de Depósitos, Oseo, etc.). Lo esencial es que ese polo coexistiría con los bancos privados actuales, que no serían socializados más que en caso en que “no respetaran la nueva reglamentación en materia de lucha contra la especulación y la financiarización de nuestra economía”. En otros términos, nada de expropiación del capital bancario por el FDG.

Ese es un desacuerdo claro entre antiliberales y anticapitalistas. ¿Cómo llevar a cabo una política de izquierdas sin atacar a los bancos, a instituciones cuya potencia y nocividad están demostradas?

La cuestión ecológica

A propósito de este tema, se encontrará en Lo humano primero numerosas propuestas que compartimos, por ejemplo la nacionalización de los trusts de la energía -Total, EDF, Areva... Es tanto más indispensable en la medida que se ha visto hasta dónde puede ir una multinacional como Areva con su campaña de lobby en dirección al PS (cuyos dirigentes no han tenido nada que decir al respecto).

Pero lo esencial está en otra parte. Desde Fukushima, se sabe el riesgo que el capitalismo hace correr a las poblaciones. Esta catástrofe no tiene nada de fortuito, sino que es el producto de la contradicción permanente que existe entre las necesidades sociales y las ganancias privadas.

Esto, los dirigentes del FDG lo saben tan bien como nosotros. Si, pero una vez más, los del PCF no quieren oír hablar de la detención de lo nuclear. De ahí que Lo humano primero se limite a preconizar un debate público, guardándose bien de tomar posición sobre el fondo.

Es un nuevo desacuerdo entre nosotros. Seremos los únicos en defender durante la campaña la perspectiva de la salida de lo nuclear en diez años. Para que conste.

El sueño roto del reformismo

Lo que resulta de la lectura del programa del FDG es el sueño de volver al régimen (capitalista) instaurado tras la crisis de 1929 y que prevalece durante los “Treinta gloriosos”, el régimen llamado de la “economía administrada”. De ahí la preconización de una serie de medidas “keynesianas” directamente salidas de las elaboraciones del consejo científico de Attac: separación de las actividades bancarias de depósito e inversión, prohibición de los productos especulativos, etc.

Sin embargo, contrariamente a lo que afirma la dirección del FDG, no hay vuelta posible a los “Treinta gloriosos”, un momento excepcional de la historia del capitalismo, que había estado condicionado en particular por las necesidades de reconstrucción tras la Segunda Guerra mundial. Se sabe que esta fase de la época imperialista acabó al comienzo de los años 1980 -se entró entonces en la fase neoliberal actual. Para los capitalistas, esta transición se había vuelto indispensable debido a la bajada de las tasas de ganancia que vio el sistema imperialista mundial: “desde 1967 en los Estados Unidos, luego en el conjunto de los grandes países capitalistas con las recesiones generalizadas de 1974-75 y 1980-82” /3.

Volver a los “Treinte gloriosos” es una utopía: sería bajar aún más las tasas de ganancia, el motor de la producción capitalista, cuando ya están a media asta. La única solución que permitiría contemplar la preservación duradera de las conquistas, es la ruptura con el capitalismo, la transición hacia el socialismo. Pero esto, precisamente, el FDG no quiere decirlo.

Derivan de lo anterior dos posicionamientos políticos opuestos. Jean-Luc Mélenchon se esfuerza por hacer creer que es posible mejorar de forma duradera las cosas sin proceder a la expropiación del capital, lo que no es defendible ni creíble. Al contrario, uno de los objetivos de la candidatura de Philippe Poutou es acusar al capitalismo, demostrar que ninguna conquista será duraderamente preservada sin ruptura con la economía de la ganancia, sin gobierno de los trabajadores -lo que no excluye evidentemente la posibilidad de arrancar concesiones temporales al capital.

La cuestión de las cuestiones

Por importante que sea, la cuestión del programa debe ser sin embargo relativizada. Tan esencial como ella es la cuestión de los medios de los que se dota uno para ponerlo en marcha -la cuestión del poder, del gobierno.

Sin embargo, el FDG está dividido sobre el tema. Se pidió recientemente a J.L Mélenchon comprometerse a que ninguna componente del FDG participara en un gobierno social-liberal. Respuesta: “(...) el Frente de Izquierdas no disuelve los partidos que le componen. Cada uno de ellos sigue siendo soberano. Puedo repetir lo que ya he dicho. Mi trabajo es hacer posible el reagrupamiento de todo el arco de las fuerzas y de las culturas que se reconocen en el Frente de Izquierdas. Se muy bien que algunos piensan que hay que participar en una coalición gubernamental, incluso si está bajo la dirección socialista y otros piensan que eso está totalmente excluido. Mi lugar está en la elección presidencial...” /4.

El Frente de Izquierdas se presenta por tanto a las presidenciales cuando sus componentes divergen sobre la cuestión del gobierno -¡increíble pero cierto! Pero el propio Jean-Luc Mélenchon reconoce que la dirección del PCF contempla, si la situación se lo permite, participar en un eventual gobierno Hollande, asociarse a una política de rigor (Hollande ya lo anuncia).

Se comprenderá que sea imposible para nosotros rehuir una cuestión así. No se puede ni pensar en que el NPA de una ayuda a cualquiera que se prepare para participar en un gobierno que lleve una política de “rigor de izquierdas”.

La candidatura de Philippe Poutou tiene por objetivo permitir al electorado popular expresar su rechazo de Sarkozy sin apoyar en nada el “rigor de izquierdas”. Basta con tomar la medida de las ambigüedades del FDG para comprender hasta qué punto era indispensable.

Notas:

1/ Dominique Plihon, Le nouveau capitalisme (La Découverte, 2004).

2/ Nos réponses à la crise. Document programmatique voté par le 1er congrès du NPA.

3/ Michel Husson, Le néolibéralisme, stade suprême ? (Internet)

4/ Le Monde – chat du 5.10.2011.

2/01/2012

Tout est à nous -diciembre 2011

http://www.npa2009.org/content/%E2%...

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

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