Las urnas y las luchas

Miércoles 18 de abril de 2012, por elecciones

El ascenso del Frente de Izquierdas hace rechinar muchos dientes no solo en la derecha sino también en la izquierda. Si Parisot le ha calificado de “heredero de una forma de Terror”, se oye sobre todo el rechinar de los dientes, largos hasta rayar las parqués, de esos marquesitos socialistas que cada cinco años hacen su juego de chantaje con el voto útil para imponernos su política de gestores del capitalismo. Gérard Collomb, el alcalde de Lyon, ha llegado incluso a llevar la tontería hasta comparar el Frente de Izquierdas ¡con los Khemers rojos! Es cierto que el buen hombre, de imaginación delirante, había calificado ya a Eva Joly como Khemer verde. En el NPA, no deploramos ni minimizamos el éxito del Frente de Izquierdas. Más bien hay que intentar ver si puede abrir una situación nueva.

¿La brecha?

Quienes quieren votar a Mélenchon no quieren contentarse ya con esa izquierda en rebajas, que les promete justo hacer retroceder a la sociedad un poquitín menos rápidamente que la derecha. Es una reacción así la que puede hacer posible una respuesta radical frente a la crisis. Pero, ¿cómo concretarla? Desgraciadamente Mélenchon y –todos- sus aliados mantienen la ambigüedad sobre el fondo de estas elecciones. La “insurrección cívica”, es la radicalidad encerrada en la cajita de las instituciones, la esperanza de un escrutinio que podría ser en sí mismo la salida política de la revuelta. Mélenchon y sus aliados (de una cierta forma se reparten los papeles) juegan con una ambigüedad sabiamente mantenida entre la desconfianza contra Hollande y la esperanza de que la izquierda, a condición de estar electoralmente reequilibrada, podría quizá realizar (¡después de todo!) una “política de izquierdas”, incluso bajo la dirección de Hollande. Mélenchon no irá, pues, a un gobierno “Hollandreu”, mientras Pierre Laurent recuerda que los comunistas tienen “vocación de gobernar”. En definitiva, la decisión de una participación gubernamental será tomada “inmediatamente después de las legislativas”.

Pero Hollande (cualquiera que sea el resultado de Frente de Izquierdas) aplicará de todas formas la austeridad. No lo oculta, toma incluso así el riesgo de perder unas elecciones que sin embargo parecían ganadas por adelantado. Sarkozy, a la vez que saca un nuevo argumento de campaña bien retorcido, se ha hecho, de nuevo, el portavoz de la patronal: atención, ¡“La sanción será inmediata en los mercados”! Es que las finanzas, y a través de ella todos los poseedores, no es tontamente electoralista…

¿Entonces? Nosotros también tenemos que preparar nuestra tercera vuelta, social esta vez. Cualquiera que sea el presidente elegido, Sarkozy u Hollande. Por otra parte, esas decenas de miles de personas que han ido no solo, no sin más, a escuchar a Mélenchon, sino a manifestarse en La Bastilla y luego en Toulouse, lo saben, precisamente ellas, que en plena batalla electoral tienen la dicha de reencontrar el gesto de la manifestación. Pero cosa rara en esas plazas de resistencia y de lucha: es ahí donde Mélenchon, transmutado en raro híbrido de Mitterrand y Malraux, ha hablado menos de ella, de las luchas, para glosar con amplitud sobre la futura Constitución, la futura República… en el caso en que, decididamente, ¡fuera elegido presidente!

Sin embargo, los simpatizantes del Frente de Izquierdas, sus militantes, defienden esas exigencias con convicción, repetidas en numerosas ocasiones por el propio Mélenchon: detener de una forma u otra los despidos, restablecer la jubilación a los 60 años con el 100%, titularizar a los 800.000 asalariados precarios del Estado, asegurar la gratuidad total de los cuidados, aumentar masivamente el SMI, rechazar el nuevo tratado europeo de austeridad, rechazar toda política de austeridad en general.

Es este combate el que hay que preparar, incluso contra un gobierno Hollande. Hace cinco meses, el NPA proponía ya una reunión de las organizaciones para organizar el combate común contra la austeridad. Sin respuesta. Hace más de un mes hemos propuesto vernos para hacer posible una marcha contra los despidos, desde todos los centros de trabajo en los que los trabajadores pelean por su empleo. Ni una respuesta. Pero continuaremos porque es necesario. Es el espíritu de nuestra campaña con Philippe: una campaña que ve más lejos que cuatro rondas electorales y dos decenas de diputados. ¡Ese es también el sentido del voto Poutou!

11/04/2012

Yann Cézard (NPA)

http://www.npa2009.org/content/les-...

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR