Esquerda Anticapitalista Galega ante las elecciones del 21O

Martes 11 de septiembre de 2012, por elecciones

(Castellano)

Las elecciones del 21 de octubre en Galicia vienen marcadas por la profundidad de la crisis capitalista y los profundos recortes sociales del gobierno Feijoo, en total sintonía con los del gobierno del Partido Popular en el Estado Español. Su estrategia está clara: que la crisis del capital la paguen los de abajo, la clase trabajadora, los estudiantes y trabajadores autónomos. Una auténtica doctrina del shock, con un gobierno cómplice de los planes neoliberales de la Unión Europea, pero también con las recetas clásicas de la derecha heredera del franquismo, como representan los ataques contra los derechos de las mujeres o un nacionalismo español agresivo y virulento.

Las consecuencias de estas políticas aparecen ya en la vida cotidiana de las clases trabajadoras. El paro aumentó en más de un 14%, alcanzando a 257.267 personas, de las que 107.471 no perciben ningún tipo de ayuda. Los que tienen trabajo ven aumentar su precariedad y disminuir su capacidad adquisitiva, con medidas como el aumento del IVA o bajadas salariales a los trabajadores del sector público. La degradación de la educación y la sanidad pública afecta diariamente a decenas de miles de familias trabajadoras. Mientras, los culpables de la crisis siguen impunes, como Novagalicia Banco, responsable de la estaba de las preferentes a cientos de personas. El empresario gallego es incapaz de generar empleo, acelerando la desindustrialización del país, como demuestra la desastrosa situación del sector naval.

El PSOE, el otro partido del régimen junto al Partido Popular, carece de alternativas más allá de maquillar la austeridad con una fraseología “democrática”. No podemos olvidar que fue este partido, que ya no tiene nada de socialista ni de obrero, el que comenzó con las medidas contra la mayoría social cuando Zapatero estaba el poder impulsando, por ejemplo, la reforma constitucional que prioriza el pago de la deuda sobre todos los demás gastos del Estado; en resumen, salvar a los ricos y abandonar a los pobres. Por lo tanto, los partidos del régimen tienen que ser uno de los enemigos a batir en estas elecciones. Su alternativa es más de lo mismo: un sistema cada vez más antidemocrático y alejado de las necesidades de la población. Su único objetivo es defender los intereses de los empresarios que explotan a la clase trabajadora.

¿Hay alternativas en la izquierda?

En la izquierda antineoliberal se presentan dos candidaturas como alternativa a PP y PSOE. Por un lado, está la candidatura del BNG, centrada en el aumento del autogobierno como solución a la crisis económica, pero que no descarta la reedición del bipartito con el Partido Socialista. El BNG aparece como un partido burocratizado, ajeno a la mayoría de la juventud, con un programa reformista basado en ofrecer una alternativa de gobierno creíble. Desde luego, el BNG está lejos de ser aquel BNG combativo, siempre a pie de calle y que conectaba con los sentimientos e ilusiones de los que buscaban una alternativa a los partidos del régimen. Su larga marcha por las instituciones pareció transformarlo en un partido cada vez más acomodado, aunque sigue manteniendo una fuerte identidad de izquierdas en su electorado, en su orientación sindical a través de CIG y en buena parte de su militancia, la más numerosa de la izquierda gallega. Esto último lo vemos en la revitalización de la presencia del BNG en las movilizaciones de los últimos meses, y sobre todo después de la escisión, aunque sólo en las convocadas por organizaciones propias o controladas por ellos; el BNG parece incapaz de interactuar y confluir con las protestas, nuevos movimientos sociales u organizaciones que surgen en Galicia, asumiendo una dinámica cada vez más autorreferencial.

La otra alternativa es la coalición entre IU y ANOVA, Alternativa Galega*. Se trata de una coalición que despierta ilusiones entre sectores importantes de la juventud urbana y desencantados de izquierda, lo que saludamos como positivo. En la prensa, en las redes sociales y en algunos sectores de la izquierda organizada se especuló con que Esquerda Anticapitalista Galega podría haberse unido a esta coalición, también denominada como la SYRIZA gallega. Nos vemos en la obligación de desmentir esta posibilidad (por lo menos de cara a estas elecciones) y explicar nuestras razones.

En primer lugar, una candidatura anticapitalista debe partir de ciertas líneas rojas a nivel programático. El hecho de definir al enemigo, en este caso los partidos del régimen, resulta fundamental, dejando clara la separación entre ellos y nosotros. No descartar explícitamente el gobierno con el PSOE es algo que sólo contribuye a aumentar la confusión, más aun con experiencias como las de IU en Andalucía, donde aplica recortes desde el gobierno. La coalición IU-ANOVA no deja claro este punto esencial. Esta ambigüedad en las alianzas llevó a que Beiras considerase un pacto con Compromiso por Galicia, una amalgama de liberales de derechas “galleguistas” en los que se encuentran personajes como el hijo de Cuiña. Alianza que, afortunadamente, no llegó a concretarse, pero que demuestra que aun quedan cosas por clarificar. Un proyecto político no puede dar bandazos en función de las declaraciones de sus líderes, sino que tiene que mantener una coherencia política que les permita ganar la confianza de los ciudadanos.

Por otro lado, el término anticapitalista implica una forma de hacer política, desde abajo, basada en la movilización e impulso de la autoorganización de los trabajadores y la juventud. La coalición se hizo desde arriba, totalmente subordinada a las fechas electorales, en lugar de tratar de forjar una alianza a través de las movilizaciones que vienen teniendo lugar en los últimos meses contra las políticas del gobierno del PP. Una confluencia basada en asambleas, con debate, proponiendo alternativas unitarias y radicales en las movilizaciones (no podemos obviar la actitud de IU en el movimiento sindical, completamente acrítica con la dirección de CCOO), implicando a la gente que no está organizada en partidos, sería una alternativa con mucha más fuerza y continuidad y serviría para generar conciencia y contraír hegemonías anticapitalistas dentro de la sociedad. Sería una buena forma de demostrar que la izquierda tiene alternativas como la auditoría de la deuda, la nacionalización de la banca, el derecho de autodeterminación del pueblo gallego, la recuperación de las empresas cerradas, etc… y explicar como llevarlas a cabo en concreto.

En definitiva, nosotros vemos la coalición “Alternativa Galega” como un buen punto de partida, que consideramos positivo, pero que aun tiene cosas por aclarar, para poder empezar a consolidarse como un proyecto más allá de las elecciones. Es un avance en la medida que puede restarle votos a PP-PSOE y supone también la apertura de debates en la búsqueda de alternativas de izquierdas: los anticapitalistas siempre tendremos las puertas abiertas para esa búsqueda de la unidad a través de diálogos y contraír una nueva cultura política capaz de acabar con el capitalismo.

La posición de los anticapitalistas

Esquerda Anticapitalista Galega no presentará candidaturas en estas elecciones. No creemos que sea nuestra prioridad en este contexto, pero sí estaremos presentes en las elecciones con una campaña que lleve la alternativa anticapitalista, feminista, ecologista y revolucionaria a los trabajadores precarios, a los desempleados, a los estudiantes, que realmente son los únicos que pueden emanciparse por si mismos.

Para nosotros, la verdadera campaña se da en las calles, a través de la movilización y la autoorganización desde abajo. Creemos que para esto es imprescindible conformar un bloque social anticrisis, con sindicatos, movimientos sociales y la izquierda política, que desde la pluralidad sea capaz de luchar unificadamente contra los recortes: estamos convencidos de que la mejor campaña que podrían hacer los partidos de izquierdas que se presentan a las elecciones sería impulsar movilizaciones que les permitieran generar una correlación de fuerzas favorable a la clase trabajadora.

Estas elecciones pueden acelerar la crisis del PP y del PSOE y ser un revulsivo que anime las movilizaciones de los de abajo: consideramos necesario votar en estas elecciones, no porque consideremos que sean la solución a todos nuestros problemas, pero sí porque pueden ser un dique de contención contra las políticas neoliberales. Un parlamento con un mayor número de diputados de BNG e IU-ANOVA sería una buena noticia: llamamos a votar críticamente por una de estas opciones, recordando que el voto es sólo una parte de la lucha de clases y que la revolución se construye en las calles, en las fábricas, en los centro de trabajo precario, en las facultades, en las plazas… Necesariamente las fuerzas de izquierda institucional tendrán que tomar una decisión después del 21-O. Si optan por el camino de la adaptación a la política parlamentaria, conformándose con ser fuerzas integradas en el sistema, o si hacen oposición a los partidos del capital, a través de una política alternativa, optando por acumular fuerza social a través de movilizaciones unitarias, con los movimientos sociales y sindicatos y con millones de personas que sufren la crisis capitalista. Nosotros tenemos claro que la segunda vía es la única posible para construir una izquierda de combate y confianza, con credibilidad y capacidad para ser una alternativa para los de abajo.

*Alternativa Galega fue el nombre inicial de la coalición IU-ANOVA, que tendrá que ser cambiado por haber sido utilizado por otra organización política de corta vida en la década de los 90.


(Gallego)

As eleccións do 21 de outubro na Galiza veñen marcadas pola profundidade da crise capitalista e polos profundos recortes sociais do goberno Feijoo, en total sintonía cos do goberno do Partido Popular no Estado Español. A súa estratexia está clara: que a crise do capital a paguen os de abaixo, a clase traballadora, os estudantes e os traballadores autónomos. Unha autentica doutrina do shock, cun goberno cómplice dos plans neoliberais da Unión Europea pero tamén con receitas clásicas da dereita herdeira do franquismo, como os ataques contra os dereitos das mulleres ou un nacionalismo español agresivo e virulento.

As consecuencias destas políticas aparecen xa na vida cotiá das clases traballadoras. O paro aumentou en máis dun 14%, alcanzando a 257.267 persoas, das que 107.471 non perciben ningún tipo de axuda. Os que teñen traballo ven aumentar a súa precariedade e diminuír a súa capacidade adquisitiva, con medidas como o aumento do IVE ou as baixadas salariais aos traballadores do sector público. A degradación da educación e a sanidade pública afecta diariamente a ducias de milleiros de familias traballadoras. Mentres, os culpábeis da crise seguen impunes, coma Novagalicia Banco, responsábel da estafa das preferentes a centos de persoas. O empresariado galego é incapaz de xerar emprego, acelerando a desindustrialización do país, como demostra a desastrosa situación do sector naval.

O PSOE, o outro partido do réxime xunto ao Partido Popular, carece de alternativas máis alá que maquillar a austeridade cunha fraseoloxía "democrática". Non podemos esquecer que foi este partido, que xa non ten nada de socialista nin de obreiro, o que comezou coas medidas contra a maioría social cando estaba Zapatero no poder, impulsando por exemplo a reforma constitucional que prioriza o pago da débeda sobre tódolos demais gastos do estado; en resumo, salvar aos ricos e abandonar aos pobres. Polo tanto, os partidos do réxime teñen que ser un dos inimigos a bater estas eleccións. A súa alternativa é mais do mesmo: un sistema cada vez mais antidemocrático e afastado das necesidades da poboación. O seu único obxectivo é defender os intereses dos empresarios que explotan a clase traballadora.

Hai alternativas na esquerda?

Na esquerda antineoliberal preséntanse dúas candidaturas como alternativa o PP e o PSOE. Por unha banda, está a candidatura do BNG, centrada no aumento do autogoberno como a solución á crise económica, pero que non descarta a reedición do bipartito co Partido Socialista. O BNG aparece como un partido burocratizado, alleo a maioría da mocidade , cun programa reformista baseado en ofrecer unha alternativa de goberno críbel. Dende logo, o BNG está lonxe de ser aquel BNG combativo , sempre a pé de rúa que conectaba con sentimentos e ilusións dos que buscaban unha alternativa os partidos do réxime. A súa longa marcha polas institucións pareceu transformalo nun partido cada vez máis acomodado, aínda que segue mantendo unha forte identidade de esquerdas no seu electorado, na súa orientación sindical a través da CIG e en boa parte da súa militancia, a máis numerosa da esquerda galega. Isto último podémolo ver na revitalización da presenza do BNG nas mobilizacións nos últimos meses e sobre todo despois da escisión, mais só nas convocadas por organizacións propias ou controladas por eles, O BNG parece incapaz de interactuar e confluir cas protestas, novos movementos sociais ou organizaciós que xurden pola Galiza, asumindo unha dinámica cada vez máis autorreferencial .

A outra alternativa é a coalición entre IU e ANOVA, Alternativa Galega*. Unha coalición que esperta ilusións entre sectores importantes da mocidade urbana e desencantados da esquerda, o que non podemos máis que saudar como positivo. Na prensa, nas redes sociais e nalgúns sectores da esquerda organizada especulouse con que Esquerda Anticapitalista Galega podería unirse a esa coalición, tamén autodenominada como a SYRIZA galega. Vémonos na obriga de desmentir esta posibilidade (ao menos de cara a estas eleccións) e explicar as nosas razóns.

En primeiro lugar, unha candidatura anticapitalista debe partir de certas liñas vermellas a nivel programático. O feito de definir o inimigo, neste caso aos partidos do réxime, é fundamental, deixando claro a separación entre eles e nós. O feito de que non se descarte explicitamente o goberno co PSOE é algo que só contribúe a aumentar a confusión, e máis con experiencias como as de IU en Andalucía, onde aplica recortes dende o goberno. A coalición IU-ANOVA non deixa claro ese punto esencial. Esta ambigüidade nas alianzas levou incluso a que Beiras chegara a considerar un pacto con Compromiso por Galicia, unha amalgama de liberais e dereitas "galeguistas" nos que se atopan personaxes como o fillo de Cuíña: alianza que afortunadamente non chegou a concretarse, pero que demostra que aínda hai cousas por clarificar. Un proxecto político non pode dar bandazos en función das declaracións dos seus líderes, senón que ten que manter unha coherencia política que lles permita gañar a confianza dos cidadáns.

Por outra banda, o termo anticapitalista implica unha forma de facer política, dende abaixo, baseada na mobilización e o impulso da autorganización dos traballadores e da mocidade. A coalición fíxose dende arriba, totalmente subordinada ás datas electorais, en troques de tratar de forxar unha alianza a través das mobilizacións que veñen tendo lugar nos últimos meses contra as políticas do goberno do PP. Unha confluencia baseada en asembleas, con debate, propoñendo alternativas unitarias e radicais nas mobilizacións (non podemos obviar a actitude de IU no movemento sindical, completamente acrítica coa dirección de CCOO), implicando a xente que non esta organizada nos partidos, sería unha alternativa con moita máis forza e continuidade e serviría para xerar conciencia e construír hexemonías anticapitalistas dentro da sociedade. Sería unha boa forma de demostrar que a esquerda ten alternativas como a auditoría da débeda, a nacionalización da banca , o dereito de autodeterminación do pobo galego, a recuperación de empresas pechadas, etc.. e explicar como levalas a cabo en concreto.

En definitiva, nos vemos a coalición "Alternativa Galega*" como bo un punto de partida, que consideramos positivo, pero aínda con cousas por aclarar, para empezar se consolidarase como proxecto mais alá das eleccións. É un avance na medida que pode restarlle votos os PP-PSOE e supón tamén a apertura de debates na busca de alternativas de esquerdas: os anticapitalistas sempre teremos as portas abertas para esa busca da unidade a través de diálogos e construír unha nova cultura política capaz de rematar co capitalismo.

A posición dos anticapitalistas

Esquerda Anticapitalista Galega non presentará candidaturas estas eleccións. Non cremos que sexa a nosa prioridade neste contexto, pero si que estaremos presentes nas eleccións cunha campaña que leve a alternativa anticapitalista, feminista, ecoloxista e revolucionaria aos traballadores precarios, aos desempregados, aos estudantes, que realmente son os únicos que poden emanciparse por si mesmos.

Para nós, a verdadeira campaña dáse nas rúas, a través da mobilización e a autorganización dende abaixo. Cremos que para iso é imprescindíbel conformar un bloque social anticrise, cos sindicatos, movementos sociais e a esquerda política, que dende a súa pluralidade sexa capaz de loitar unificadamente contra os recortes: estamos convencidos que a mellor campaña que poderían facer os partidos de esquerdas que se presentan as eleccións é impulsar mobilizacións que lles permitan xerar unha correlación de forzas favorábel a clase traballadora.

Estas eleccións poden acelerar a crise do PP e do PSOE é ser un revulsivo que anime á mobilización dos de abaixo: consideramos necesario votar estas eleccións, non porque consideremos que sexan a solución a todos os nosos problemas, pero si porque poden ser un dique de contención contra as políticas neoliberais. Un parlamento cun maior numero de deputados do BNG e IU/ANOVA sería unha boa noticia: chamamos a votar criticamente por estas opcións, recordando que o voto é so unha parte máis da loita de clases e que a revolución constrúese nas rúas, nas fabricas, nos centros de traballo precario, nas facultades, nas prazas... Necesariamente as forzas da esquerda institucional terán que tomar unha decisión despois do 21O: se optan polo camiño da adaptación á política parlamentaria, conformándose con ser forzas integradas no sistema ou se facer oposición aos partidos do capital, a través dunha política alternativa, optando por acumular forza social a través de mobilizacións unitarias, cos movementos sociais e sindicatos e cos millóns de persoas que sofren a crise capitalista. Nós temos claro que a segunda vía é a única posíbel para construír unha esquerda de combate e de confianza, con credibilidade e capacidade para ser unha alternativa para os de abaixo.

*Alternativa Galega foi o nome inicial da coalición IU-ANOVA, que terá que ser cambiado por mor de que xa foi utilizado por outra organización política de corta vida na década dos 90.

SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0