CUP. La primera voz de izquierdas en el Parlament

Jueves 20 de diciembre de 2012, por elecciones

Pepe Gutierrez-Álvarez

Si partimos del supuesto que ser de izquierdas es, no solamente luchar por otra sociedad sino también hacer todo lo posible por mejorar la situación de los de abajo, hasta ahora nadie había defendido tales criterios en el Parlament.

Comienza la décima legislatura catalana desde que el 15 junio de 1977 las izquierdas, PSC (30, 55%), PSUC (19, 86%), Ezquerra de Catalunya, (4, 77% en este caso, el PTE puso la militancia, y ERC el diputado elegido, Heribert Barrera, un viejo republicano al que era mejor no preguntarle sobre la emigración) lograron una mayoría cuyas consecuencias se pueden resumir en una palabra: des-mo-vi-li-za-ción so-cial. Las libertades, tan duramente logradas en una lucha en la que la participación popular fue lo más importante, resultó ser algo así como el parto de los montes.

Lo que siguió fue una demostración de la inteligencia de los que mandan. Los mismos que habían obligado a que las izquierdas rompieran con la República, movieron los hilos para que regresara el “president” de la Generalitat en el exilio: Joseph Tarradellas. A Tarradellas se le citaba en unas palabras que pedían un “golpe de timón”, y la verdad es que cumplió su cometido de “normalizar” la situación. La única oposición de izquierdas que tuvo la ofreció Antoni Gutiérrez Díaz, al que cierta prensa llamada “el Lenin catalán”, y al que recuerdo haber e4scuchado hablar de “la revolución” en el mitin que ofreció en el cine Navarra de mi barrio, Pubilla Casas. Ese problema no fue otro que la negativa por parte de Antoni en ponerse corbata. El “eurocomunismo” no daba para más, bueno también sirvió para romper las huelgas. El mayor logro social de esta etapa fue la pensión del propio Tarradellas. Veníamos de un tiempo de crecimiento y de conquistas logradas en la calle, no era pues cuestión de aventuras. Había un horizonte y se llamaba Europa. Lástima que el modelo socialdemócrata europeo al que decía admirar hasta Jordi Pujol, comenzaba a decaer.

Esta es igualmente la tercera legislatura bajo el signo de la crisis económica más cínica jamás conocida por la historia. Para simplificar podemos citar a Richard Pert, geógrafo marxista entrevistado en “El Viejo Topo” (diciembre 2012/nº 299): Tradicionalmente, el 1% más rico se quedaba, por ejemplo en 1980, con el 10% de los beneficios totales. En los estados Unidos, en la actualidad, el porcentaje es del 20% o más, ha llegado al 24% por en algunos momentos…”

Esta es la clave de la cuestión, y a esto hay que añadirle el complemento de la corrupción de la que apenas si se logra ver la punta de iceberg. Después del listado encabezado por el insigne Salvador Millet cuyos negocios con el erario público se realizaron al ampro de la élite burguesa ilustrada, siguen apareciendo más. Ahora tenemos el del “holding privado” CRC que ha levantado un poco la alfombra de la Sanidad, un ámbito en el que los diversos gobiernos –o sea, no solamente el de CIU-, han ido cumpliendo con sus objetivos. Unos objetivos que no son otros que los de convertir la política en una forma de negocio. Por si todavía no lo saben, cuando estas cosas salen a la luz pública, la clase política tiene sus procedimientos de simulación. Se llaman “comisión de investigación parlamentaria” en la que, como sucedió con el asunto del 3% que se le “escapó” a Pascual Maragall de algún recuerdo de juventud-, siempre es bueno que esté presidida por alguien “de izquierdas”, en el caso Joan Boada, todo un profesional. Joan no debía de tener la conciencia muy tranquila hizo “la espantá” el día de la ocupación de la zona próxima al Parlament. El día en el que “La Vanguardia” comparó con el 23-F, aquel 23-F cuyos servicios a la corona no tienen nombre.

La izquierda estaba al fondo de la derecha, decían en las asambleas del 15 durante las cuales algunos insignes sindicalistas luego parlamentarios como Joan Coscubiela y otros cargos-, se paseaban como se solía hacer en la clandestinidad, sin levantar sospechas. En las cortes obviamente piden la palabra, y dicen cosas que, por lo general, están bien o incluso bastante bien, lo cual no importa demasiado. No porque la cuestión es que las palabras no dan a ninguna parte. Y si me permiten sus señorías, ¿Qué han dicho ustedes sobre este constante deterioro en los derechos y conquistas sociales?, y sí han dicho, ¿para qué han servido sí valga la paradoja, los retrocesos no han hecho más que aumentar?. Qué han dicho de la corrupción, y de la burbuja inmobiliaria o sobre los bancos. En cuanto a la policía, han tenido que ser algunos de sus miembros los que recuerden que banqueros y políticos tienen patente de corso…

Pero esta legislatura no es otra más, y no solamente porque los escaños estén más distribuidos, ni porque el bipartidismo se ha quedado cojo, siendo esto importante. Los es porque sucede después de la oleada de manifestaciones que siguieron a la irrupción del 15-M, y lo es también después de la última Diada, dos situaciones que no se han encontrado antes pero que están condenadas a encontrarse.

Quiera que no, a pesar de que el Parlament sigue siendo un terreno muy apartado de las calles, las cosas han cambiado también en el hemiciclo. CIU aparece disminuida y dividida, y lo estarán más. Habían pensado que evitarían las consecuencias de la marea “antiretalladas” cabalgando la Diada, pero no ha sido así; ya no podrá gobernar como antes. Su espacio soñado el 11-S-2012 lo ha ocupado ERC que pasa a ser la segunda fuerza, sobre todo representa dicho sueño, y aparece un tanto apartada del desastre social. No me creí lo que me contó Joan Tarda sobre el “alma marxista” de ERC, compuesta por gente que provenía del PSUC o del PSANS aunque él la represente bastante bien en Madrid. Quizás sea esta “alma” la que advierta que la apuesta soberanista está condenada al fracaso si se la quiera utilizar para “colocar” la política de los tiburones. Por la senda neoliberal por más maquillada que sea, habrá reacción en los antiguos “barrios rojos”. Por más desteñidos que hayan sido en las últimas décadas, está apareciendo nuevos actores sociales que no se van a creer a cualquier Montilla, eso se acabó. También reaccionará la “Catalunya profunda”, cada vez más afectada por los timos de la crisis.

Pere Navarro quiere recuperar el terreno perdido reeditando las promesas “europeístas” (entre el franquismo y el “comunismo” en descomposición) que en los años ochenta tan bien les sirvió para “representar” electoralmente el pueblo antifranquista. Pero lo que está sucediendo es justamente lo contrario, ni los mayores desafueros de la derecha le están permitiendo reproducir lo que lograron en la época inicial de Zapatero, aquel que prometió “No os fallaré”, y que ahora declara que “Lo hecho, hecho está”, que es una manera de decir, mejor olvidar. Quim Arrufat, ahora parlamentario de las CUP y regidor en Vilanova i la Geltrú nos contaba que los del PSC que antes habían privatizado sin complejo, ahora trataban de oponerse a las privatizaciones de CiU en dicha ciudad con el argumento de que “no había que mirar hacia atrás sino para adelante”. Por más que esté tardando más de la cuenta, el declive del socialiberalismo es tal que ya no hay garantía de alternancia. Cuando se da como en Francia, las ilusiones duran menos que un caramelo en la puerta de un colegio.

Sube IC-EUiA hasta el punto que ha entrado en el Parlament un militante del POR, que define EUiA como una combinación entre el PSUC y el POUM, paralelismo que requerirá alguna que otra precisión. Lo dicho sobre la izquierda en el Parlament vale para el PSUC en descomposición, y vale también para IC. La clamorosa victoria electoral de CiU en las Elec. Iones anteriores no se justifican sin el desastre del “Tripartito”. Sus defensores quieren justificar este desastre señalando que hizo cosas buenas, y no se trata de negarle buenas intenciones. Es obvio que, por ejemplo, en el asunto de “memoria histórica” o en tal o cual gestión, hay diferencias. Sólo faltaba. El problema es sí dichos aspectos tenían la suficiente relevancia modificar su inclinación básica de gestión de un curso neoliberal que no deja margen para la menor reforma social. Estas ya no eran posibles ni tan siquiera en los municipios en los que ante de la “Ley del Suelo” de Aznar, se podía desarrollar una cierta gestión socialdemócrata… Por lo demás, con la “socialdemocracia” (invertida) de capa caída, la “política de alianzas”, el horizonte de tocar poder, aunque solamente sea para la promoción del entramado partidario inclinado hacia las instituciones, ha entrado en crisis.

Cierto, IC-EUiA ha cambiando en parte su narración, es lo propio de la izquierda institucional cuando está en la oposición, pero no han hecho falta muchos días para demostrar que se discurso no tiene ninguna correspondencia con lo atormenta a la población trabajadora. Es un discurso de izquierda…institucional, un discurso que afea una dinámica establecida que únicamente se podrá modificar desde la calle. Es desde la calle que ha llegado –por primera vez desde 1977- la izquierda al Parlament. La irrupción de las CUP en el Parlament ha tratado de reflejar la calle en los debates, palabras que se dijeron tanto en las asambleas del 15 como de las mejores que se dijeron en la última Diada.

Los tres compañeros de esta formación han escenificado su apuesta por la ruptura democrática y por la indignación. Han llevado ante sus señorías que hacen negocio con la política, sus consecuencias. De los inadmisibles casos de desahucios hipotecarios proponiendo como candidato a presidir la cámara autonómica a un ciudadano valenciano que intentó suicidarse antes de perder su casa; han denunciando la impunidad de la policía “que parla catalá”. Votando por un joven asesinado supuestamente por un policía de paisano y otro víctima de un grupo fascista en el País Valenciano, de una inmigrante fallecida en un centro de internamiento temporal. De Andreu del Cabo, compañero de la CGT y de la Fundació Andreu Nin, sindicalista molesto y mal visto por las “cúpulas” oficialistas despedido de la empresa de transportes públicos de Barcelona. No se han olvidado por supuesto de Ester Quintana, la manifestante que perdió un ojo durante la última huelga general a consecuencia, más que probablemente, de una pelota de goma lanzada por los Mossos. Obviamente, estos votos han sido declarados nulos, las camisetas de colores contra los recortes y los desahucios que lucían los parlamentarios de la CUP constituían un llamativo aporte de aire fresco entre las familias políticas que tanto cuida su vestuario, sus maneras, sus comisiones y sus compromisos.

Pero en realidad, ellos no hablaban para esos señores. Hababan para nosotros, y les hemos aplaudidos como lo hacemos en las asambleas. Seguro que los Duran i Lleida, Puig, etcétera, se les han atragantado. Ya no están tan seguros de su impunidad. En cuanto a ERC y EUiA, seguro que se verán obligados a tomar buena nota.

En la medida en que sean capaces de cambarse, también lo serán de cambiar el orden de cosas, entre ellas, las perspectivas de la izquierda que se profesionaliza ni se deja sus principios cuando entra en los parlamentos.

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