¿FMI o soberanía popular?

Martes 5 de febrero de 2013, por Mar

Julio C. Gambina, miembro de ATTAC Argentina, miembro de la Red internacional CADTM

En una situación sin antecedentes, por primera vez en la historia, el Directorio Ejecutivo del FMI, en base a un informe de Christine Lagarde, Directora Ejecutiva del Fondo, acaba de sacar “una declaración de censura a Argentina en relación con el incumplimiento de su obligación ante el FMI establecida en el Convenio Constitutivo” (el convenio remite al “Fortalecimiento de la eficacia del artículo VIII, sección 5”).

No hay dudas que es una iniciativa más de chantaje del poder económico mundial expresado en la hegemonía del FMI, ya que Brasil por ejemplo no acordó con la medida y se sumó a las lógicas críticas provenientes desde la Argentina. La medición inflacionaria del INDEC y la deuda pública. La cuestión de fondo relativa a la sanción consigna que la Argentina no avanzó lo suficiente “en la adopción de las medidas correctivas desde su reunión del 17 de septiembre del 2012 para mejorar la calidad de los datos oficiales reportados al FMI sobre el Índice de Precios al Consumidor del Gran Buenos Aires (IPC-GBA) y el Producto Bruto Interno (PBI).”

En la misma censura, el Directorio del FMI le solicita a la Argentina “adoptar medidas correctivas para remediar la inexactitud de los datos sobre el IPC-GBA y el PBI prontamente, pero a más tardar para el 29 de septiembre de 2013”, agregando que con ello busca “alinear esos indicadores con las pautas y acuerdos estadísticos internacionales que aseguran una medición apropiada”. El Directorio emplaza a Christine Lagarde a informar al Directorio sobre avances hasta el 13 de septiembre del 2013, y a partir de esa información se “volverá a examinar el tema y la respuesta de Argentina de conformidad con los procedimientos del FMI.”

En buen romance, el FMI censura a la Argentina y le da plazo hasta fines de septiembre para adecuar sus mediciones de precios sobre el Gran Buenos Aires y los del PBI que se derivan del anterior. Si Argentina no cumple, el Directorio deja en suspenso amenazas de más graves sanciones, entre las que se pueden anticipar hasta la separación de la Argentina del organismo internacional. La respuesta del gobierno ha sido enfáticamente crítica, aún cuando se anticipan cambios en el sistema de medición del INDEC hacia el último cuatrimestre del presente año, en consonancia con el ultimátum del FMI.

Es por ello imaginable un espacio de negociación entre el Fondo y el Gobierno, algo que sugiere la censura del FMI, y más allá de las declaraciones que se hagan desde distintos sectores, oficialistas o críticos. Hasta puede pensarse en que será muy difícil para el organismo internacional llegar a la expulsión de la Argentina, según establecen las normas del Fondo, luego de una censura como la realizada. Por el contrario, puede pensarse a esta medida del FMI como una presión más (chantaje) del sistema financiero internacional para terminar de arreglar las cuestiones pendientes del default del 2001, es decir, la situación con los “holdouts” o fondos buitres, más la deuda con el Club de París, que en total rondan los 20.000 millones de dólares sin contar intereses compensatorias que puedan demandar los acreedores en un proceso de negociación.

La verdad es que la crítica a los indicadores ofrecidos por el Instituto de Estadísticas y Censos, INDEC viene siendo realizada en el país por los propios trabajadores del organismo de estadísticas, a la que se suman innumerables organizaciones y estudiosos asociados a la información emanada del INDEC. La crítica a las estadísticas oficiales viene desde el 2006, cuando luego del canje del 2005, las autoridades del INDEC intervienen las cifras que se difunden, afectando a la credibilidad de un sistema que solo puede resolver el Estado, y que cualquiera de las estimaciones privadas que se realizan tiene límites insondables.

El efecto de la manipulación de las cifras dificulta la medición aceptable de la inflación, limitando la capacidad de definir el efecto regresivo del aumento de los precios en los trabajadores y sus familias, como en el conjunto de los ingresos populares. Al mismo tiempo deforma la realidad de la evolución económica, sobrevalorando los ritmos de crecimiento de la economía local, algo que incide en la lógica de la disputa del consenso de la sociedad. El alto crecimiento económico actúa sobre el sentido común favorable de la población. Indicadores de mayor inflación desde el 2006 hasta el presente modifica sustanciales variables de la macroeconomía, sea el PBI, o muy especialmente los pagos que debieron hacerse a los acreedores de la deuda que ingresaron a los canjes del 2005 y 2010, más los que puedan incorporarse si la Argentina reabre la deuda con el 7% que aún no ingresó a las condiciones pautadas para el canje de deuda, asunto que se tramita en estas horas en la justicia de Nueva York. ¿Las adecuaciones del sistema estadístico operarán desde cuando las haga públicas el gobierno, o regirán retroactivamente? En cualquiera de ambas circunstancias, el efecto sobre las finanzas argentinas será importante y se descargará como nuevas y mayores restricciones al gasto público social en promoción económica, del empleo, la educación, la salud, la vivienda u otras necesidades de la población.

El FMI, las crisis y el capitalismo contemporáneo

Pretendemos señalar que la crítica al sistema de información estadístico es correcto, aunque el FMI no tiene autoridad moral para el reclamo, ya que la “declaración de censura” es una iniciativa de chantaje para subordinar los recursos públicos de la Argentina para atender las necesidades de crisis mundial que atraviesa el capitalismo mundial, especialmente el sistema financiero y el ámbito de la especulación global, totalmente funcional al sistema capitalista contemporáneo.

El FMI no es neutral, es un instrumento de organización del sistema mundial construido en 1945 para ordenar el sistema mundial bajo la hegemonía estadounidense. Es más, las adecuaciones ocurridas desde entonces, se asocian a la disputa de la hegemonía mundial que se habilita a partir de la crisis de 1971, cuando EEUU rompe unilateralmente los acuerdos de Bretton Woods que dieron nacimiento al Fondo.

La responsabilidad del FMI en la crisis de los ´70, las que siguieron, y en la actual, no son responsabilidad exclusiva de la burocracia del organismo, o falta de pericia técnica (como sostienen innumerables comentarios) sino que han sido absolutamente funcionales y en sintonía con las necesidades de desregulación y liberalización de la economía mundial, especialmente el libre movimiento de capitales internacionales y la hegemonía del capital transnacional, donde el sistema financiero jugó un papel destacado.

Debe recordarse que fue desde los organismos internacionales, especialmente el FMI que se lideró el proceso de reestructuración regresiva de las finanzas y la economía mundial. La desregulación del sistema financiero estadounidense en los ´80 bajo la administración Reagan, expandida a escala global, explica la acumulación de ganancias y poder de los grandes bancos de inversión de EEUU y luego europeos y japoneses. Son esos bancos los que provocaron la debacle actual y que actúa como aspiradora de recursos fiscales a costa del desempleo y miserabilización de la población del país potencia y de los principales países del capitalismo mundial. Es un ajuste antes aplicado sobre los países más atrasados de América Latina, África, Asia y Europa del este luego de la debacle soviética. No puede entenderse el programa mundial de la liberalización de la economía y del neoliberalismo de los últimos cuarenta años (1973/2013) sin el FMI. El Fondo se asoció a la represión del Terrorismo de Estado en Sudamérica, que dio origen al ensayo que luego generalizarían Reagan y Thatcher desde la hegemonía estadounidense y británica sobe el sistema mundial. La hegemonía es de EEUU pero el Director Ejecutivo del FMI siempre fue un europeo, en general “liberales”, aunque también socialistas como el recordado Dominique Strauss Kahn, que de no ser por la denuncia de acoso sexual tenía expectativas de dirigir al Estado francés, ese mismo que hoy dirige las tropas de intervención en Mali.

¿Qué hacer?

La exigencia explícita del FMI apunta a la adecuación estadística a los mecanismos de información según la práctica de los países hegemónicos del sistema mundial, y la implícita a la subordinación del país a un sistema que no admite el mínimo desafío al orden capitalista mundial. Es una situación que el organismo analizará en plazo cierto (septiembre próximo). El FMI emplaza a la Argentina, siendo ello inaceptable.

Ante la situación generada, la Argentina tiene que regularizar por mecanismos propios y sin intromisión del FMI el INDEC, tal como lo reclaman los trabajadores de ATE del organismo y diversos sectores económicos, sociales, políticos y especialistas del campo de la estadística y las ciencias sociales. Un reclamo que se reitera desde la virtual intervención en 2006/2007, y al mismo tiempo denunciar al FMI, los acuerdos de la Argentina con el organismo, e incluso retirar la membrecía, al tiempo que llevar la discusión al Mercosur, la Unasur y la Celac. Estos ámbitos de integración son los que privilegia la Argentina y en ellos se debe estimular al conjunto o algunos de los países de la región a actuar en consecuencia, más allá de la solidaridad ya otorgada por algunas países y que debe demandarse de todos.

El argumento de fondo es que el FMI es corresponsable de la crisis mundial actual y ya no sirve ni siquiera para estabilizar el capitalismo, que la situación amerita una crítica al capitalismo y a sus instrumentos, entre ellos e el FMI y el resto de los organismos internacionales. La Argentina tiene que asumir una actitud soberana al respecto y junto a denunciar al FMI y retirarse del organismo, es el momento para realizar una asignatura pendiente del régimen constitucional desde su inicio en 1983: investigar la deuda pública vía auditoria y suspender transitoriamente hasta obtener los resultados del estudio sobre legalidad de la deuda los pagos al exterior.

Nuestra posición asume que es el momento político para poner en evidencia que detrás del FMI y los organismos internacionales está el imperialismo, los principales Estados capitalistas, sus mecanismos de articulación como el G20 y las transnacionales como sujetos principales del sistema capitalista mundial. Desde la Argentina puede potenciarse una iniciativa que desde lo local convoque al movimiento popular mundial a repudiar el accionar del FMI, no solo por la censura a la Argentina, sino por la agresión sistemática a los pueblos del mundo desde su surgimiento.

Se trata de convocar desde la soberanía popular a la lucha de los pueblos contra el FMI, símbolo e instrumento de construcción del régimen de explotación capitalista, por lo que la denuncia y la campaña a desarrollar supone la denuncia del propio capitalismo, su crisis, y la necesidad de construir una sociedad anti capitalista.

La Paz, 4 de febrero de 2013

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