Las manifestaciones del pasado 28F, dos formas de entender la crisis en Andalucía

Sábado 2 de marzo de 2013, por Mar

Jesús Rodríguez, militante de Izquierda Anticapitalista-Andalucía

La conmemoración del 28F ha puesto en evidencia el abismo abierto en la izquierda tras la constitución del pacto entre PSOE e IU Andalucía y su gestión “responsable” de la crisis. Por un lado acudían al llamado de CCOO, UGT, PSOE e IU afiliados y simpatizantes de dichas organizaciones a manifestaciones poco concurridas, con escasa repercusión, a pesar del llamamiento y esfuerzo de los cuatro convocantes. El mensaje de estas convocatorias era exigir al gobierno de Rajoy el fin de las políticas de austeridad, eludiendo la responsabilidad del propio gobierno de la Junta en los recortes. Una operación de maquillaje político avalada por las direcciones de CCOO y UGT que no ha encontrado eco entre los sectores, también de dichos sindicatos, que vienen resistiendo a las políticas de austeridad del gobierno de Griñán y Valderas. Un PSOE, que arrastra el problema de la descomposición de su base social, ve como dicha orientación de IU y de las direcciones de los sindicatos mayoritarios le permite un cierto colchón para volver a legitimarse como la única alternativa posible, desde Andalucía, a la política del PP. Los incidentes con los trabajadores de Delphi en Cádiz también tiene que ver con este despropósito, con esta orientación de IU y de las direcciones sindicales mayoritarias.

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Por otro lado, unas 40 organizaciones llamaban a una manifestación alternativa en Sevilla contra los recortes vengan de donde vengan, animando a construir un sentido común alternativo a la lógica de la austeridad e independiente de todos los gobiernos que hoy la aplican. La manifestación de este llamado “Bloque Crítico” en el que están, entre otros, el SAT, CGT, USTEA, Izquierda Anticapitalista, Ecologistas en Acción, Corriente Roja, PCPE o En Lucha, tampoco ha sido multitudinaria. Sí ha sido grande, decente, más grande que la “oficial” en Sevilla, pero no multitudinaria.

Dicha manifestación contaba con algunos sectores del 15M de vivienda o con los bomberos forestales de Málaga, como sectores interesantes en esta convergencia. Pero había ausencias significativas. Dado que la fecha no parecía arrastrar tras de sí a los sectores que han venido incorporándose a la resistencia social en los últimos años, y dado que al final han sido manifestaciones (las unas y la otra) con la gente más o menos organizada en estructuras sindicales o políticas, iba a ser muy interesante saber dónde iba a estar cada organización. Ya que la pelea no era influir en un sector de “masas” porque estos sectores no iban a acudir a la convocatoria, la cuestión entonces era medir en la calle el respaldo a la lógica de la austeridad “responsable” de la Junta de Andalucía frente a aquellos que iban a marchar para denunciar todos los recortes y la conformación de un bloque social por abajo capaz de doblegar a los mismos. Este era el envite final de ambas manifestaciones. Y aquí muchos se han retratado. Más allá de los militantes de IU que son del SAT (que ha puesto más energías en el concierto antirrepresivo de la noche anterior) no ha habido una gran participación de militantes de Izquierda Unida en la alternativa. Llama la atención la enorme adaptación de la UJCE y la JCA a los postulados del PCA. Los primeros no han hecho ni el intento de ir a construir una oposición de izquierdas con el sector más consecuente de IU. La retórica combativa "da para lo que da" cuando al final mandan los hechos. La dirección de la UJCE conduce a esta organización hacia el oportunismo y vive de la nostalgia identitaria (de no se sabe qué) para mantener cohesionados a los militantes más combativos, como única manera de contrarrestar su silencio y su práctica de adaptación hacia el PCA. Los segundos, más valientes al principio, yendo a reuniones del bloque, han tenido que ceder frente a las maniobras de la dirección provincial del PCA, y es una pena para gente que quiere dejarse el pellejo y converger con otros sectores en esta crisis.

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El 28F debe ser un punto de comienzo, de construcción de un laboratorio político, para la unidad social por abajo contra los recortes. No parece que, de todas formas, este bloque se pueda ir constituyendo a base de eventos con fechas conmemorativas, sino que debiera partir de las fechas de la movilización real establecidas por los nuevos movimientos originados al calor de las resistencias contra los recortes.

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