El río grândola: un grito de dimisión

Jueves 7 de marzo de 2013, por Pacheco

esquerda.net

Según la organización de la manifestación “Que se joda la troika” más de un millón y medio de personas en todo el país exigió la dimisión del gobierno del PSD-CDS. La adhesión superó la cifra de la anterior manifestación unitaria del 15 de Septiembre. Esta moción de censura popular expresa la voluntad de un pueblo que quiere tomar el presente y el futuro en sus manos. En democracia, el pueblo es quien más ordena.

Los diferentes gobiernos de la troika no nos representan. Este gobierno no nos representa, es ilegítimo. Fue elegido en base a promesas que no ha cumplido. Prometió que no subiría los impuestos pero los aumentó hasta niveles insoportables. Garantizó que no tocaría las pensiones ni recortaría los subsidios, pero no hay día en que robe a los trabajadores y pensionistas. Prometió que no despediría funcionarios ni aumentaría el desempleo, pero a cada hora que pasa hay más gente sin trabajo. Esta moción de censura es la expresión del aislamiento del gobierno. Puede cocinar leyes y recortes con la banca y su mayoría parlamentaria. El presidente de la República lo puede aprobar todo a la vez que subvierte la Constitución que juró hacer cumplir. Pero este gobierno ya no tiene legitimidad. Tiene contra él a la población, que exige, como punto de partida, la dimisión del gobierno, el fin de la austeridad y del dominio de la troika sobre el pueblo, que es soberano.

¡Que el pueblo tome la palabra! Porque el gobierno no puede y no conseguirá nunca hacer dimitir al pueblo, pero el pueblo puede y hará dimitir al gobierno desde la calle. No hay gobierno que sobreviva a la oposición de la población.

Esta moción de censura popular es el grito de un pueblo que exige participar. Es la afirmación pública de una creciente voluntad del pueblo para retomar en sus manos las riendas y conducir al país, derrocando el poder corrupto que arrastran a lo largo de varios gobiernos. El 2 de Marzo, en todo el país y diversas ciudades del mundo, bajo el lema “Que se joda la troika. El pueblo es quien más ordena”, el pueblo manifestó una clara voluntad de ruptura con las políticas impuestas por la troika y llevadas a cabo por este gobierno.

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Quienes van a vengar el 25 de Abril saben ahora, después del 15 de Septiembre y 2 de Marzo, que la movilización popular no es un fenómeno aislado o un grito ocasional. Es la expresión de un campo social en lucha, un reflejo permanente de la sociedad nacional, una mayoría que toma la palabra contra los recortes que transforman la sociedad. La manifestación ha cambiado el futuro inmediato de la lucha social.

La agenda inmediata de este campo social es el derrocamiento del gobierno. La moción de censura popular en la Plaza do Paço podría ser su manifiesto. En los próximos días será conocida la gravedad de los nuevos recortes, ocultos hasta después de la manifestación por la troika y por el gobierno. Durante las próximas semanas, la exigencia de este poder y de este programa que nadie votó debe tomar la forma de un reconocimiento mutuo –territorial, descentralizado y abierto- de las fuerzas que el 2 de Marzo se unieron. En cada plaza, en cada localidad, el pueblo debe volver a recabar apoyos y continuar difundiendo la censura del gobierno. El recorte de 4 mil millones de euros, los aplique la troika donde los aplique, será en el hueso del estado social. Sin embargo, la resistencia a este ataque tuvo en el 2 de Marzo un momento sin precedentes. No sólo por la construcción de esta protesta por las mareas de educación, de sanidad, de los jubilados, que la preparaban en los lugares de trabajo y de servicios públicos, en los espacios asociativos y sindicales, como por la fuerza unitaria de su convocatoria, que congregó a profesionales y usuarios, sindicalistas y militantes de los movimientos, trabajadores en activo y jubilados.

En vísperas de los duros enfrentamientos sindicales, estas iniciativas dieron muestra de una amplia disponibilidad para una movilización política unitaria en defensa de la escuela pública, del Servicio Nacional de Salud y de la Seguridad Social. De esta manera el calendario de las luchas continúa y se refuerza.

El pueblo que canta el Grândola exige a las fuerzas anti-memorándum el enunciado de una respuesta común y pasos concretos para una alternativa compartida. En primer lugar, tenemos esa responsabilidad el Bloco de Esquerda y el PCP, debido a nuestra demanda de nuevas elecciones y porque ambas fuerzas políticas proponemos un gobierno de izquierda de ruptura con la troika. Pero esta unidad no debe agotarse en el diálogo entre los partidos anti-troika.

Muy al contrario, este proyecto de un gobierno de izquierda será tan amplio como la claridad de su programa. En espacios como el Congreso democrático de alternativas y la Auditoría ciudadana de la deuda encontramos centenares de opiniones y voluntades que deben ser centrales en la configuración de una alternativa política. En las múltiples expresiones organizadas que surgen con este pueblo que ocupa las ciudades estará también la fuerza de este proyecto.

Entre estas voces están aún las de mucha gente socialista que rechaza entrar en los ejercicios de calentamiento de la austeridad en la versión de Seguro (líder del PS). Son aquéllos que reconocen la necesidad de renegociación de la deuda y de invertir realmente las políticas económicas. La unidad en la izquierda deja en jaque todas las políticas de memorándum. La dimensión de movilización popular en Portugal es un ejemplo de carácter internacional. Por su escala, por la claridad de su grito, por su referencia inspirada en la liberación de 1974. Además, los gobiernos inestables y violentos están siendo devastados en toda la periferia europea. En España, apenas una semana antes del 2 de Marzo, centenares de miles de personas salieron a las calles en la Marea Ciudadana que recorrió más de 80 ciudades. Construir una agenda internacional contra la dictadura de la deuda está al alcance de los pueblos que se están levantando hoy.

Es al calor de estas tareas urgentes en el que las izquierdas podemos actuar ahora. El río que la Grândola reunió debe crecer unido.

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Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista

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