La propuesta recientemente presentada por AKEL (Partido Comunista del Pueblo Obrero, anteriormente en el gobierno) de salida de Chipre de la eurozona ofrece nuevos datos, políticos y económicos, también en Grecia y probablemente en otros países europeos. La propuesta es radical a la vez que habla de terminar con el memorándum limitando las destructivas consecuencias que éste tiene para la economía.
Las conclusiones que hace AKEL en relación a las repercusiones en la economía de Chipre por la aplicación del memorándum son muy correctas: “La salida del euro constituiría un serio golpe para el sistema bancario. En el caso de Chipre esto ya ha ocurrido. La contracción de la economía y el impacto en la deuda pública es también una realidad que de una u otra manera se producirán a causa de la aplicación del memorándum”.
“La vuelta a la moneda nacional puede ser gestionada a condición de que se lleve a cabo mediante un proceso organizado y la aplicación de restricciones a la circulación de capitales, las cuales ya existen”. Sin embargo, su propuesta de salida de la eurozona dista mucho de las correspondientes propuestas que hacen sectores de la izquierda en Grecia. A continuación pasamos a explicarlas. La gran masa del pueblo chipriota, principalmente los trabajadores, de los que procede la fuerza electoral de AKEL, no tienen ni juegan ningún papel en este proceso, al menos como lo ve la organización política. La única participación de los trabajadores es, en el mejor caso, un referéndum, pero en ningún caso la asunción de los costes, de los sacrificios, que se exigirán para salir de la eurozona.
Por el contrario, el papel central en todo el proceso se otorga a los partidos políticos dentro de Chipre, que tendrán que decidir y organizar conjuntamente la retirada (“es necesario que exista el compromiso de todas las fuerzas políticas para materializar la hoja de ruta para el acuerdo de préstamo”, explica la troika en una carta al primer partido chipriota). Lo que es incluso peor: la retira que se propone debe ser “coordinada”, es decir, con el acuerdo y el entendimiento de la UE y la eurozona.
En definitiva, los protagonistas del proceso serán la burguesía de Chipre y los sectores dominantes del capitalismo europeo. Es decir, como afirmamos nosotros, aquello que se defenderá en todo este proceso serán los intereses de estas clases y no los de los trabajadores. Una parte inseparable de las propuestas que hacen sectores de la izquierda en Grecia (ANTARSYA, una parte de SYRIZA y el KKE) para salir del euro es la suspensión de pagos a los prestamistas para que el dinero que se ahorre de los reembolsos se utilice para las necesidades populares (salarios, pensiones, servicios sociales). Esto está ausente por completo en la propuesta de AKEL, que se mueve enteramente en una filosofía inversa diciendo que “la importancia de la salida coordinada está entrelazada con el proceso de renegociación del pago de la deuda externa con los prestamistas del país”.
En definitiva es probable que Chipre siga teniendo relaciones con la eurozona, que siga siendo financiada por ésta, que le siga pagando sus deudas, pero que internamente tenga su propia moneda como arma de devaluación de manera que pueda volver a ser competitiva en los mercados internacionales. Se trata de una propuesta para los capitalistas heleno-chipriotas. Por eso también es una propuesta con la que “juegan” otros partidos en Chipre. Otro segundo elemento que impregna a toda la izquierda antisistema griega es la nacionalización de los bancos, tema totalmente ausente en la propuesta de AKEL.
El criterio de la ruptura
Es verdad que en Grecia una parte mayoritaria de SYRIZA no quiere llegar a la ruptura real con la clase dominante del país, esperando – sin duda muy erróneamente – que así el partido llegue más fácilmente el gobierno. Y puesto que hasta hoy la permanencia en el euro continúa siendo la opción central de una aplastante mayoría de los capitalistas griegos, el euro se mantiene como tema tabú en SYRIZA.
En Chipre el sector mayoritario de AKEL tampoco quiere llegar a esta ruptura real con los capitalistas heleno-chipriotas (lo ha demostrado a menudo y sobretodo en su reciente etapa en el gobierno). Sin embargo, ya que la troika escogió como solución la liquidación del sistema bancario, es decir, el golpe a una parte muy grande de la clase dirigente de Chipre, esta debate seriamente la posibilidad de abandonar el euro.
Ésta es la razón por la que AKEL puede proponer con facilidad la salida del euro, sin llegar a una ruptura con el capital chipriota, pero no con el europeo, puesto que éste es aliado imprescindible para las campañas del capital chipriota en la región. Por otra parte, las propuestas burguesas de salida de la denominada “moneda única” aumentan cada vez más en Europa, propuestas que por lo general no son compatibles con los intereses de los trabajadores. En pocas palabras, podemos decir que la sustitución del memorándum por otro memorándum para rescatar la competitividad de Chipre, la permanencia del control del sistema bancario en los fracasados banqueros y en el personal político que los apoyó, pero también el entendimiento con la UE y la eurozona, no constituyen elementos de salida por la izquierda.
Sin embargo, una posible salida de Chipre del euro, especialmente si resulta tras un referéndum, no deberá ser afrontada de manera indiferente por la izquierda griega y el movimiento obrero en Grecia (por ejemplo, como afrontó el inicial “no” chipriota el gobierno tripartito griego). Si se abre la caja de Pandora y si se sensibiliza también el pueblo griego, la oportunidad no deberá quedar sin explotar. Basta que los vientos incontrolados sean amainados por un timón fijo que pueda conducir al final de toda austeridad.
Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista