Plataforma de izquierdas de Syriza. Por un gobierno de ruptura.

Domingo 14 de julio de 2013, por Pacheco

Este texto fue presentado por la Plataforma de Izquierdas para el debate en el Comité central de SYRIZA que tuvo lugar los días 17-18 de Mayo y el texto presente fue el resultado tras haber sido reformado posteriormente para el congreso fundacional de la coalición en Julio.

Introducción de la plataforma al congreso de SYRIZA

Después de 9 años de recorrido, SYRIZA se dirige a su 1º congreso, el fundacional. Quienes estuvimos desde el principio y cuantos entraron en estos años saben muy bien que no empezamos desde cero, que los principios fundacionales en sus líneas generales se establecieron ya a lo largo de estos años.

Unas líneas trazadas que permanecen básicamente inalterables: unidad en la acción de toda la izquierda, unidad-acuerdo por encima del proyecto político concreto de sus miembros, componentes y corrientes, prioridad en los movimientos de resistencia, intervención en la sociedad, solidaridad internacionalista en la lucha contra el neoliberalismo, la guerra y el racismo en un proyecto antiimperialista y altermundista.

El carácter fundacional del congreso no significa que abandonaremos estos principios para adoptar algunos otros, sino que esclareceremos nuestro proyecto político y orientación ideológica en las condiciones de lucha por la anulación de los memorándums y el derrocamiento de la austeridad y completaremos nuestra forma organizativa y marco estatutario como partido unitario de la izquierda radical.

Las fuerzas que componen la Plataforma de Izquierdas (DEA, Kokkino, APO, miembros no inscritos), miembros de SYRIZA desde el inicio o en gran parte de su recorrido, registramos de manera resumida nuestra aportación. Con posiciones programáticas y políticas presentadas en el diálogo precongresual, confrontamos con la dirección interrogantes y respuestas a las grandes cuestiones que nos preocupan.

I-Cancelación de los memorándums y acuerdos de préstamo o destructivos autoengaños para el beneplácito con la troika y el capital

En Junio de 2012 la ruptura frontal con el sistema se pudo evitar, debido a que SYRIZA no ganó las elecciones. Sin embargo, el espanto de “los de arriba”, en Grecia y a nivel internacional, fue tan grande y sus ataques a SYRIZA tan violentos que se hizo evidente que a la anulación de los memorándums se le hará frente por parte de los representantes y apoyos del capitalismo nacional e internacional como “casus belli”.

La reciente experiencia de Chipre no permite ya ninguna falsa ilusión: el camino de salida y contra los memorándums de austeridad no permite ninguna aprobación con los prestamistas y por el contrario conduce a una ruptura frontal con ellos.

La expectativa de un nuevo consenso con los prestamistas en el marco de un nuevo acuerdo de préstamo, en el que la troika financiará un programa de retirada de la austeridad es un autoengaño suicida. Un “acuerdo intermedio”, con una “concesión digna” con la troika, que permitirá políticas de alivio para la clase obrera y los sectores populares y una paulatina inversión de la austeridad y sus consecuencias, no existe.

La crisis del capitalismo es tan profunda que el dilema es categórico: o anulación de los memorándums como acción básica para el derribo de las políticas de austeridad, que abre un proceso de ruptura frontal con el sistema, o repliegue y finalmente sumisión a las posiciones de los prestamistas de la troika, con la “renovación” de las políticas de austeridad en el marco asfixiante que plantea la crisis capitalista.

II- Nuestro proyecto político: ruptura y derrocamiento o cambio reformista

Después del ascenso de SYRIZA como oposición oficial en las elecciones de Junio de 2012, el objetivo del gobierno de la izquierda hoy constituye un reto factible y concentra todo nuestro proyecto político. Se remite a una agitación política que será el inicio sólo de enfrentamientos y derrocamientos, políticos y sociales, que tenga como grandes protagonistas a la clase obrera y los movimientos de resistencia.

Es un autoengaño que se plagará muy caro creer que con el gobierno de la izquierda la cancelación de los memorándums adoptará la forma de un “cambio” natural paralelo exigido por la evolución de la coyuntura económica, que será preparado construyendo “puentes” con el sistema y ganando el beneplácito o tolerancia de importantes sectores del capital internacional, que se logrará a través de una campaña comunicativa sostenida en los medios de comunicación.

Es ilusorio considerar que la situación se verá favorecida con tácticas de moderación hacia nuestros adversarios, evitando la batalla ideológica y rechazando las luchas marginales, que se conseguirán los objetivos de derrocamiento de la izquierda sin una preparación previa, organización y “formación” en la práctica de las luchas, de modo que seamos capaces sin llegar a una confrontación total, que se puede lograr con la herramienta de partido-electoral, sin operatividad y capacidad de conectar con la calle y de intervenir en la clase obrera y en los movimientos de resistencia.

La brecha política divisoria entre las fuerzas pro-memorándum y la izquierda no es un inconveniente ni impedimento, sino la expresión de una profunda polarización de clase en la sociedad y es una ventaja para la izquierda, pues ofrece la posibilidad histórica de vincular y representar políticamente a la clase obrera y los sectores populares.

Si en lugar de tal política, de “profundidad” social y de clase, seguimos con la línea de “ampliación política” hacia el centro y la responsabilidad institucional, perderemos la izquierda, nuestra posición social y de clase, perderemos desde la izquierda sin ganar de la derecha y sufriremos una “mutación” política que anulará nuestra fisionomía como partido de la izquierda radical de ruptura.

El 27% de Junio no expresa el agotamiento de la dinámica de radicalismo y del objetivo del gobierno de la izquierda, ¡sino solamente el primer gran éxito en este recorrido! Tenemos que profundizar en esta dirección y no cambiar de orientación, yendo hacia atrás en busca del centro. La decisión en este asunto depende absolutamente de si insistimos en la ruptura y derrocamiento.

III- Programa de ruptura de carácter socialista y lucha por la transformación social

La idea de que un gobierno de la izquierda hará una política de izquierdas pero sin tomar medidas de carácter socialista y de que las confrontaciones del “día siguiente” no afectarán a la lucha por la transformación social está por desgracia bastante extendida en nuestras líneas. Sin embargo se trata de una idea peligrosa y equivocada.

Al “día siguiente” de un gobierno de la izquierda, que no se rebajará y avanzará con firmeza en la materialización de su programa, los propietarios intentarán socavarlo sistemáticamente, los capitalistas llevarán sus depósitos al extranjero, los empresarios chantajearán con despidos masivos y cierres patronales, el sistema internacional coaccionará con el corte del suministro de liquidez, etc.

Para sostener y poder aplicar este programa de la izquierda se necesitará, como acción de supervivencia, tomar medidas como el control en los flujos de capital, la tributación de las grandes rentas, la socialización de los sectores cruciales de la economía. Serán medidas en una dirección socialista, que abrirán el camino a la transformación social.

Al “día siguiente” de un gobierno de la izquierda, para poder garantizar la suficiencia alimentaria, en medicamentos y energía, servicios públicos a bajo precio para todos, para dar respuestas inmediatas y efectivas a los chantajes del capital nacional e internacional, será necesario antes que nada, por razones de supervivencia, poner bajo propiedad y control social empresas públicas y sectores básicos de la economía.

Nuestro programa por una nacionalización de las empresas públicas privatizadas o en proceso, o no se aplicará nunca o inevitablemente tomará la forma de discusión del “derecho sagrado” a la propiedad individual por el que consideran que tienen los capitalistas sus propiedades. Estas nacionalizaciones abrirán un proceso de transformación social de contenido socialista, al tener como objetivo arrancar a los empresarios y partidos políticos del capital un gran sector de producción y consumo.

Una transformación tan grande como ésta no puede quedarse a mitad de camino: el objetivo no puede ser “congelar” en un “equilibrio del terror” pactado con el sector privado de la economía, ya que nuestra visión no es la economía capitalista “mixta”, sino que se complete un proceso de socialización de los medios de producción.

Al “día siguiente” de un gobierno de la izquierda, no bastará con que se legisle el restablecimiento del salario mínimo en el sector privado y el de las relaciones laborales mientras que los empresarios den una encarnizada batalla para que no se apliquen estas medidas, forzarán al gobierno y a los trabajadores con despidos, cierres y deslocalizaciones, etc.

El gobierno de la izquierda que no se propone rebajarse estará obligado a tomar medidas: legislar el traspaso a la autogestión obrera de las empresas que cierran o despidan de forma masiva, derogar el abusivo e ilegal decreto contra las huelgas y el procesamiento de quienes las ejercen, profundizar en los cambios en las relaciones laborales inclinadas a favor de los empresarios. Todas estas medidas desencadenarán un nuevo estallido del movimiento obrero, extenderán los experimentos de autogestión de clase, pondrán las cuestiones clave de “quién gestiona la producción y quién decide: los trabajadores o los empresarios”. En pocas palabras, abrirán el camino a transformaciones de carácter socialista. Si el gobierno de la izquierda (y SYRIZA) vacila en seguir este camino, se replegará, acabará comprometiéndose con el capital y finalmente será derribada.

IV- Gobierno de la izquierda sin o con control obrero y social

Todos estamos de acuerdo en que el poder gubernamental no es más que un bastión para la continuidad de la lucha desde mejores posiciones, y que debe aprovecharse para continuar la lucha teniendo como objetivo el poder de los trabajadores. El camino para lograrlo es la prolongación del control obrero y social a la producción y el estado.

Al “día siguiente” de un gobierno de la izquierda, la gente recobrará el ánimo y se movilizará para retomar el control de su vida en sus manos, en los lugares de trabajo, en la educación, en los medios de comunicación y en el mundo de la cultura, etc. Teniendo que enfrentarnos a los difíciles bloques del poder “desde arriba” (fuerzas de represión, burguesía y partidos del capital, poder judicial), no quedará más que crear sus propios órganos de lucha y poder para extender el control obrero y social a la producción y el estado.

El gobierno de la izquierda mediante su labor legislativa deberá facilitar este proceso y SYRIZA protagonizarlo en las luchas y apoyar sin reservas la creación y extensión de órganos y formas de control obrero y social. Si esto no se hace, se verá obligada a replegarse y a rebajarse en un pacto con el poder explotador establecido, con el desenlace final del derribo del gobierno de la izquierda y la derrota del movimiento.

V- Ruptura en Grecia sin o con ruptura con la eurozona y el sistema internacional

La experiencia de Chipre nos ha ofrecido una dura pero valiosa lección: la salida de la “camisa de fuerza” de los memorándums y de la austeridad sin ruptura frontal con la eurozona y el neoliberalismo no es posible. Cuando afrontemos el dilema de la izquierda chipriota “O os sometéis a los memorándums o detenéis el suministro de liquidez o la financiación”, tenemos que estar decididos y preparados para llegar hasta el final. De otro modo, sufriremos una humillante rebaja y aplastante derrota.

La determinación de que llevaremos a cabo nuestro proyecto político y programa hasta el final también significa determinación en levantar el peso de la inevitable ruptura con la eurozona y el sistema internacional. Significa que debemos incorporar como parámetro decisivo de nuestro programa la posibilidad de salida del euro.

No debe ser como objetivo para restablecer la competitividad del capitalismo griego por medio de una moneda nacional y una política de devaluaciones, sino para materializar nuestro programa contra cualquier política de devaluación del valor de la fuerza de trabajo y destrucción de los derechos laborales y conquistas, ya sea dentro o fuera del euro. La destrucción de la moneda europea no es un fin en sí mismo.

Es por esto por lo que no necesitamos un “plan B” sino voluntad política y estar preparados para todas las posibilidades a fin de asegurar el único e innegociable “plan A”: gobierno de la izquierda para cancelar los memorándums y derrocar la austeridad como primer paso en un proceso de transformación social de carácter socialista.

La ineludible ruptura con la eurozona y el sistema internacional no será victoriosa si no desencadena una amplia mediterránea y europea “primavera de los pueblos” y si de forma paralela no conoce la solidaridad de los movimientos de resistencia y de la izquierda europea e internacional. Todo esto no ocurrirá automáticamente, sino que debe prepararse desde ahora. Necesitamos una izquierda de clase, internacionalista y antiimperialista. Necesitamos una SYRIZA con todas estas características, que pueda construir “puentes” entre los movimientos de resistencia y las revueltas populares, desde la “primavera árabe” hasta Occupy Wall Street, desde Turquía hasta Suecia, desde Atenas hasta Lisboa, Roma, Barcelona y París, desde América Latina hasta África y Oriente Medio.

Tal internacionalismo no puede ser más que de clase y demostrarse por encima de todo en nuestro país: con la defensa incondicional de los inmigrantes, en la indiscutible lucha contra nuestro nacionalismo y chovinismo, contra el racismo y el fascismo. La solidaridad internacionalista se construye y no brota de forma automática, es un “regalo” que se ofrece para luego volver.

VI- Política del “fruto maduro” y bajas expectativas o de derrocamiento del gobierno

Si ésta es nuestra perspectiva, si tales son nuestras decisiones y rupturas requieren y suponen la materialización de nuestro proyecto político, éste determina la forma en que hacemos política a partir de hoy. Tal perspectiva implica que no seguimos la política del “fruto maduro” a la espera de nuevas elecciones, sino que llamamos a una desobediencia política, asumimos iniciativas y somos protagonistas y organizamos las luchas para derribar al gobierno tripartito.

Esta perspectiva significa que no sólo apoyamos sin reservas y amonestaciones por “formalidad” las difíciles luchas sociales (trabajadores del metro, estibadores, OLME [sindicato de profesores], etc), sino que organizamos un frente central social y político de solidaridad con el objetivo de ganarlas y derrocar al gobierno de Samaras.

Esta perspectiva significa que no cultivamos ni debemos en absoluto fomentar bajas expectativas en el mundo de la izquierda y del movimiento, pero por el contrario consideramos aquellas expectativas radicales como mandato para reforzar nuestro compromiso con el cumplimiento de nuestro programa: anulación de los memorándums, ruptura y derrocamiento. Esta perspectiva significa que el centro del peso de la acción de SYRIZA no es el trabajo parlamentario y la táctica comunicativa, sino reforzar la capacidad de lucha de las diferentes organizaciones de modo que no pierdan el contacto con la calle e intervengan decididamente en los movimientos de resistencia y centros sociales, orientadas para derribar al gobierno tripartito “desde la izquierda y desde abajo”.

Sólo de éste modo estaremos mejor preparados y acercaremos el “día siguiente” del gobierno de la izquierda, sólo de este modo también nos “educaremos” para las duras confrontaciones que requiere y supone llevar a cabo el proyecto político de SYRIZA como expresión de una izquierda radical.

VII- Qué tipo de partido unitario y para qué objetivo

Para apoyar y materializar un proyecto de tal envergadura, necesitamos el partido: que ponga pie firme sobre organizaciones vivas y combativas en sus barrios y lugares de trabajo, que eleve el nivel de las intervenciones sociales y políticas, que organice la unidad en la acción, que profundice en la dirección radical-antisistema el programa y proyecto político, que refuerce sus compromisos internacionalistas.

Necesitamos un partido fuerte en la participación de sus militantes, en sus procesos internos y sus intervenciones, en sus contactos sociales, en las iniciativas políticas, en los avances del movimiento de resistencia y su combatividad, y no coercitivo y prohibitivo en sus tendencias y componentes. Se ha demostrado que tanto las tendencias como los componentes han contribuido al máximo precisamente en las características combativas y radicales de SYRIZA.

Evidentemente todo esto abre nuevas y grandes cuestiones de la estrategia de partido. Sin embargo al mismo tiempo todos hemos estado de acuerdo en que las fuerzas que componen SYRIZA pueden compartir orientación estratégica (el socialismo) pero no estrategia común. Esta estrategia común significa una respuesta común a la cuestión de cómo cambiaremos la sociedad, es decir, respuesta al dilema estratégico “reforma o revolución” – la voluntad de cambiar la sociedad es la “orientación” común pero no la estrategia común.

Esta contradicción no se resolverá con figuras organizativas coactivas y reglamentos estatutarios, sino solamente del siguiente modo: insistencia en el debate sobre el proyecto político para que constituya la base del acuerdo entre las organizaciones, con una apertura al mismo tiempo del debate sobre las cuestiones estratégicas, pero con la plena consciencia de que en este nivel no puede forzarse ningún acuerdo.

Con estos datos, SYRIZA no puede ser un partido de unidad ideológico-estratégica, sino un partido de unidad política con importantes desacuerdos en el proyecto y programa político. No podemos superar esta realidad con coacciones ni en nombre de la “recomposición” (que no puede imponerse por decreto) ni en nombre del “partido de los miembros” (que de acuerdo con su carácter ideológico-político puede adoptar muchas y diferentes formas).

En SYRIZA no puede imponerse un modelo de partido unitario que no se corresponda con un partido de unidad estratégica (en la tradición de la izquierda, las tendencias estaban garantizadas también en los partidos de unidad estratégica – exceptuando los partidos estalinistas). Si no puede forzarse el acuerdo estratégico, tampoco la “autodisolución” de sus componentes. Si debido a las diversas estrategias existentes se reproducen inevitablemente serios desacuerdos en el proyecto político, no puede socavarse la constitución y funcionamiento de las tendencias dentro del partido.

De aquí se deduce la necesidad de un modelo de partido unitario, pero también con el derecho garantizado a la doble adhesión para cuantos quieran hacer uso de este derecho de constituirse en componentes para respuestas estratégicas (que de común aceptación no pueden ser comunes a la de SYRIZA en su conjunto).

VIII- Cuál es el peligro para el gobierno de la izquierda

En cualquier caso, no debemos creer a Samaras y demás papagayos del sistema que sostienen que SYRIZA “no puede gobernar” ya que supuestamente tiene muchas identidades y tendencias. Sabemos qué quieren decir: SYRIZA no puede gobernar como gobiernan los partidos de la gestión burguesa – de hecho, el ejercicio del poder de este tipo exige partidos de líderes, que se disgregan y borran, sin vida interna y sin contacto con los movimientos y la sociedad, hechos para revertir las presiones contra el sistema y “desinfectar” las de la sociedad hacia el poder.

Es indudable que ningún miembro de SYRIZA, desde la dirección hasta las bases, quiere un partido tal. Por el contrario, queremos refutar los deseos del sistema de convertirnos en un partido más. En nuestro congreso fundacional tenemos que tomar decisiones (políticas, estatutarias, organizativas) que nos van a blindar de este (único y real) peligro, el de la “socialdemocratización” de SYRIZA.

El retroceso de la vitalidad, combatividad e intervención en los movimientos de todas nuestras organizaciones, las demostraciones de la autonomía de la dirección respecto a decisiones colectivas, la “moderación” del programa, los personalismos políticos y la promoción de cuadros dirigentes a través de relaciones con los medios y grupos de poder, el cada vez más amplio abismo entre la línea política de las decisiones de los órganos colectivos y la línea política que expresan el presidente y comité central del partido son los peligros reales que tenemos que combatir.

Para construir un partido plural y diverso de militantes en las luchas y movimientos, de la izquierda radical de la ruptura y el derrocamiento, pondremos todas nuestras fuerzas en este congreso y sobre todo en la batalla política e ideológica que se renueva e intensifica tras él.

http://www.kokkino.org/index.php?op...

Por qué queremos un gobierno de la izquierda de ruptura y derrocamiento

Aclaremos cuáles son los puntos políticos y programáticos para la conformación de una correlación social y política que se corresponda con un gobierno de la izquierda. Éstos determinarán también la aritmética de las correlaciones de fuerzas.

1-En primer lugar, la perspectiva del gobierno de la izquierda no es, simplemente, un acto matemático sumatorio, como habitualmente se suele argumentar (por ejemplo: SYRIZA+KKE+ANTARSYA). Requiere una ecuación multiplicadora y no una simple suma aritmética de las fuerzas políticas. Así pues no parece que de la simple suma de escaños de los partidos de izquierda en el parlamento se llegue a 151, algo que nunca que ocurrido.

Tenemos detrás muchas experiencias, como los gobiernos del Frente Popular, de Unidad Popular en Chile y otras varias menos intensas y de los movimientos, como la participación de los comunistas en gobiernos no comunistas después de la Segunda Guerra Mundial (por ejemplo, Francia en 1981). Por una parte, eventualmente puede que no alcancemos los 151 escaños después de unas elecciones, pero se necesitará un proceso social y político de lucha para obtenerlos.

2-El “gobierno de la izquierda” se convirtió en el punto programático básico – junto con la abolición de los memorándums – en base al cual SYRIZA subió de un 4% inicial al 17% de Mayo y 29% de Junio de 2012. Es decir, proponía una concurrencia de las fuerzas de la izquierda, tanto de sus organizaciones políticas (SYRIZA, KKE, ANTARSYA y organizaciones políticas más pequeñas de la izquierda extraparlamentaria), como también de sus fuerzas sociales, de modo que se aplique el programa de transición de la izquierda anti-memorándum.

Si para las elecciones de Mayo del año pasado no hubiera propuesto esta concurrencia estratégica en base a un programa contrario a los memorándums (un frente unitario de la izquierda), hoy SYRIZA no sería el primer partido parlamentario de la oposición y principal rival político e ideológico del gobierno de Samaras.

¿Cuál era y es este programa? Recordemos sus puntos básicos. Abolición de los memorándums y de sus leyes aplicadas, denuncia de los acuerdos de préstamo, cuestionamiento de la aplastante y mayoritaria parte de la deuda, y en caso de lograrse acuerdo, rescisión unilateral de los pagos, enfrentamiento con las fuerzas del capital y la eurozona y ruptura en dirección radical y anticapitalista con un horizonte estratégico socialista y sin límites artificiales.

Este programa, más allá de las declaraciones públicas correspondientes y expresiones en el año que ha pasado, continúa siendo el programa de SYRIZA para un gobierno de la izquierda. Un gobierno de la izquierda que debe cumplir este programa y ningún otro. No puede venir y decir que simplemente va a eliminar ciertos aspectos de los ajustes de los memorándums y dejar su tronco intacto (otra cuestión es la agenda de abolición del conjunto de las leyes y ajustes de memorándum, los cuales son tan extensos que no se pueden eliminar en una noche).

De este modo, partiendo de estas premisas, en consecuencia cualquier alianza de SYRIZA deberá, con el objeto de que exista un gobierno de la izquierda, mantenerse dentro de este marco programático y no alterarlo. Ninguna fluctuación sustancial de este programa se corresponde con este gobierno de la izquierda.

3- El gobierno de la izquierda no puede constituirse sin el apoyo pleno y activo, reivindicación y acción de las clases y sectores populares. Sin el apoyo de la clase obrera del sector público y privado, de las capas amplias de asalariados, de los trabajadores autónomos, de los campesinos pobres y medios, de los trabajadores del mundo intelectual y la cultura, de los muy variados grupos sociales oprimidos.

Estas fuerzas sociales tienen que hacer suyo el gobierno de la izquierda. Tienen que exigir la completa aplicación del programa anterior, apoyar su proceso de aplicación y ejecución y llevar a cabo una crítica manifiesta y reivindicación-oposición a cualquier retirada sustancial y repliegue programático.

En este sentido, el gobierno de la izquierda debe ser la expresión de un bloque social y de clase por encima de todo y la hegemonía de las fuerzas del trabajo asalariado dentro de él. Por lo tanto, el gobierno de la izquierda es un bloque social y de clase o un conjunto de fuerzas y no simplemente un sector del aparato político-parlamentario del estado. Se apoya en él y lo activa condicionado por la movilización social que lo refleja y retroalimenta.

4- El gobierno de la izquierda no puede más que constituirse en base a una política de lucha sostenida por la hegemonía política de la izquierda, también en su composición electoral. Si SYRIZA no se dirige a las otras fuerzas organizadas de la izquierda y no busca la concurrencia y el acuerdo con ellas, exactamente tal como hizo en 2012, corre el riesgo de perder el apoyo de los votantes y simpatizantes de las otras fuerzas organizadas de la izquierda, los cuales en las elecciones de 2012 la apoyaron de modo decisivo, diferenciándose oportunamente de sus direcciones.

En consecuencia, cualquier debilidad o reflujo en la petición de la unidad política de la izquierda restablecerá y fortalecerá en perjuicio de SYRIZA aquellas direcciones de organizaciones de la izquierda que apoyaron o apoyan ahora que SYRIZA simplemente se limite a recoger los votos para llevar a cabo una gestión burguesa alternativa.

5- La renuncia al llamamiento a la unidad de la izquierda y la demanda de constitución del gobierno de la izquierda inclinará la balanza simbólicamente, pero en realidad lo hará a favor de soluciones de gobierno burgués alternativas, con la plena participación o con alguna participación de SYRIZA. Esto significará la consolidación de un proceso conservador de desplazamiento hacia el centro de SYRIZA. Su naturaleza, así como el conflicto social, provocaría sin duda una caída al vacío.

El primer escenario será una forma de “gobierno de salvación nacional”, es decir, una cohabitación o gobierno ya sea con fuerzas burguesas contrarias a los memorándums (como ANEL, [Griegos independientes]) o antiguas fuerzas pro-memorándum y quizás en el futuro de nuevo contrarias, como DIMAR, las cuales reclaman no la anulación, sino su renegociación. En este caso habrá un proyecto gubernamental de cambios distributivos, sin la completa anulación de los memorándums y sus leyes de aplicación.

El segundo escenario es el de un gobierno de centroderecha-centroizquierda o también simplemente centrista de “salvación nacional”, ya sea bajo la forma de “bloque constitucional” y supuesto enfrentamiento con Amanecer Dorado, o bien bajo la forma de “bloque popular” para evitar la bancarrota del país. Se tratará pues de un gobierno de “unidad y salvación nacional”, la cual constituirá la última versión parlamentaria de gestión de la crisis.

Es seguro además que igualmente esta forma – y en menor medida la anterior – agravará la miseria y la cruda explotación y destrucción social de los amplios sectores populares y de clase obrera y reproducirá el dominio absoluto de la troika y el capital.

Por otra parte, incluso si se pone de manifiesto el signo “antifascista”, seguirán reproduciéndose las condiciones sociales del fascismo. Precisamente por esto, la insistencia en el gobierno de la izquierda constituye la única salida.

6- La orientación hacia las direcciones, pero también a las bases de KKE y ANTARSYA, además de a organizaciones más pequeñas de la extrema izquierda, pone los pilares necesarios para el gobierno de la izquierda y no tiene un carácter estático sino dinámico. No se mantiene en la posición actual la correlación y disposición de las direcciones de estas fuerzas, sino que se implica en el cambio de las correlaciones internas y en la convergencia de las líneas que desean la unidad de la izquierda.

Como demostraron también los conflictos en el diálogo interno para el 19º congreso del KKE, pero también las diferentes expresiones públicas habidas en la 2ª conferencia de ANTARSYA, las correlaciones no son nada si no están consolidadas o afianzadas. Somos un movimiento dialéctico que tiene como objetivo la variación de estas correlaciones y satisfacer la demanda política de clase de la unidad de la izquierda.

7- La concurrencia política de la izquierda no incluye exclusivamente sólo a SYRIZA, KKE y ANTARSYA. Puede incorporar también a fuerzas que resultan de la crisis de los actores y partidos de la socialdemocracia y el centro-izquierda. Aquí no pueden integrarse fuerzas o cuadros directivos que estuvieron activamente al servicio de políticas de memorándum de gobierno.

Sin embargo sí se incluyen, por el contrario, sindicalistas, ciudadanos activos en los movimientos sociales y en las luchas, que aunque pertenecieran anteriormente a partidos pro-memorándums, con su acción militante real los discutieran, debilitaran sus políticas de austeridad y fortificaran posiciones críticas.

8- Aunque en el caso de que para las fuerzas políticas de la izquierda se haga imposible la convergencia y un recorrido unitario en lo político, social y también electoral, la dirección sobre éstas debe poder tener un carácter post-electoral. Es decir, en caso de victoria electoral de SYRIZA – del tipo relativa o absoluta – debe ponerse en marcha básicamente una interlocución con estas fuerzas para la formación de gobierno.

Por supuesto siempre está contemplada la posibilidad también de un definitivo y total rechazo a esta propuesta, de una negación. Es importante que esta dirección a la izquierda y orientaciones sean públicas, de cara al pueblo y no en despachos y dentro de compartimentos estancos, de manera que cada fuerza sea responsable social y políticamente de sus decisiones.

En caso de un rechazo tal, SYRIZA tendrá que estar en disposición de expresar la unidad de la izquierda desde abajo y en base a los movimientos de manera autónoma, a través de su militancia y sus propios poderes políticos y parlamentarios.

http://rproject.gr/article/giati-th...

Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista

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