Huelga de la limpieza de Madrid

Viernes 8 de noviembre de 2013, por Mar

Antonio Liz

Vengo de participar en la manifestación que se ha convocado en el madrileño barrio de Carabanchel Alto en solidaridad con las trabajadoras y trabajadores de la limpieza de las calles y de parques y jardines. Allí estábamos, además de las trabajadoras y trabajadores con sus representantes sindicales (UGT, CCOO y CGT), vecinas y vecinos de Carabanchel y militantes de COBAS, PCPE, Corriente Roja e Izquierda Anticapitalista, entre los que me cuento.

La causa originaria de esta huelga concreta hay que buscarla años atrás, cuando el ayuntamiento madrileño privatizó la limpieza. Este proceder no tiene nada que ver con criterios de eficiencia laboral ni de abaratar costes. Al contrario, cada vez hay menos eficiencia porque cada vez hay menos trabajadores y trabajadoras de la limpieza en las calles y no se han abaratado costes sino que se han incrementado con las contratas.

No hace falta ser muy espabilado para darse cuenta que las empresas que contrata el ayuntamiento para el mantenimiento de la limpieza de sus calles y de sus edificios tienen como objetivo ganar dinero y no prestar un servicio modélico al ayuntamiento de Madrid. Sabido es que una contrata tiene que repartir beneficios entre los miembros de su consejo de administración y pagar a sus mandos intermedios con el sudor de sus trabajadores y trabajadoras. Pero esto no fue un hecho desconocido en origen para el ayuntamiento, al contrario, ya sabían que este era el objetivo único de las empresas. Y lo sabían porque es en lo que creen, en la privatización de la riqueza. Así, no es de extrañar que en los consejos de administración de las empresas que tienen las contratas encontremos parientes y amigos de los políticos que han privatizado los servicios. Normal, defienden a su clase, a esa que es propietaria de los bancos, de las empresas y de los políticos. Sí, la burguesía necesita políticos profesionales para que redacten las leyes que necesitan para hacer negocios suculentos y, como no, para justificar este proceder con el retórico argumentario de que las trabajadoras y trabajadores hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, como si la deuda de los bancos –que hoy es del Estado por el proceder de sus políticos- la hubiéramos generado nosotros. Convertir a las víctimas en verdugos es ya una vieja historia, ejercicio posible gracias a que los grandes medios de comunicación se rigen por criterios informativos de veracidad y honradez intelectuales, como todos sabemos.

La huelga va a ser larga ya que las trabajadoras y trabajadores están decididos a defender sus sueldos mileuristas y las empresas concesionarias a echarle un órdago al conjunto de los trabajadores y trabajadoras de limpieza de todo el ayuntamiento. No se olvide que estas empresas no sólo tienen en su poder esta concesión sino otras, como la limpieza y el mantenimiento de los edificios del ayuntamiento. Así, si lograran bajarles el sueldo a los que limpian en la calle automáticamente seguirían con los que limpian los edificios del ayuntamiento y, acto seguido, pasarían el testigo procedimental a otros sectores.

Pero que la huelga de las trabajadoras y trabajadores de la limpieza de las calles no es sólo una lucha sectorial lo ha captado muy bien la clase trabajadora. Tanto que de alargarse esta huelga en el tiempo estamos seguros que veremos crearse comités de solidaridad en barrios y empresas porque el conjunto de la clase se juega mucho con la victoria o la derrota de esta huelga. Ya se ha publicado más de un manifiesto con esta intención y la propia manifestación de hoy es un hecho práctico que avala lo estimado.

Los grandes medios de comunicación tratarán de criminalizar por todos los medios “democráticos” a su alcance -la mentira escondida en las medias verdades- el proceder defensivo de la clase trabajadora. Así, en vez de centrar la atención en que es una injusticia social querer despedir a más de mil trabajadores y de que pasen a cobrar salarios de hambre los que no sean despedidos, se centrarán en actos “vandálicos”, en la quema de contenedores y la basura esparcida por las calles. Por supuesto, no explicarán que el proceder extremista de algunos se debe a la rabia acumulada, rabia que tiene su causa en la explotación pura y dura que la burguesía y sus políticos están ejercitando con una reforma laboral que permite cualquier cosa, desde que te despidan por intentar que no te echen de tu casa o porque has estado de baja.

¿Cuál es la solución? Para cuadrar los presupuestos del ayuntamiento hay que socializar los servicios de limpieza y mantenimiento, despedir a todos los “asesores” puestos a dedos, que la alcaldesa y los concejales no cobren por encima del salario medio de un trabajador del ayuntamiento e incrementarle los impuestos a los que más tienen, a través del IBI, por ejemplo.

Damos por hecho que la señora alcaldesa, sus concejales y asesores no están por la labor de renunciar a sus privilegios ni a cortar los lazos familiares con las empresas. Pues bien, las trabajadoras y trabajadores de otros sectores tampoco queremos cortar los lazos de clase que nos une con las trabajadoras y los trabajadores de la limpieza, sabemos que su fuerza es la nuestra y su victoria nuestra victoria. Esto es el comienzo.

Madrid, 7, noviembre, 2013

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