Contribución de Kokkino a la conferencia nacional de jóvenes de Syriza

Viernes 27 de diciembre de 2013, por Pacheco

Del 19 al 22 de Diciembre tendrá lugar la Conferencia nacional de jóvenes de SYRIZA, poniendo las bases para constituir la Juventud de SYRIZA que se completará con su congreso fundacional. Llamamos a la juventud a construir un puente en el abismo entre los grandes porcentajes de apoyo de SYRIZA en la juventud y las pequeñas fuerzas organizativas en los barrios, escuelas y lugares de trabajo.

El tiempo anterior y posterior a esta conferencia es un período de transición que no debe caracterizarse por la introspección sino por el intento de que los jóvenes de SYRIZA conozcan, se inspiren y luchen junto a los jóvenes trabajadores y estudiantes por el derrocamiento de este gobierno, para reivindicar un gobierno de la izquierda pero también un cambio de toda la sociedad encaminado al socialismo.

Al mismo tiempo, llamamos a empezar a construir una organización juvenil, democrática, plural, radical, parte activa de SYRIZA y de la sociedad. En este camino no podemos avanzar con modelos organizativos preestablecidos sino que estamos abiertos a que nuestras estructuras organizativas sirvan al objetivo de una lucha conjunta de los trabajadores y de la juventud.

El texto de contribución que Kokkino presenta a la juventud constituye una opción de políticas y puntos organizativos que pretendemos que se debatan previamente, en la misma conferencia pero también después de ésta, aportando así por la formación de una juventud de izquierda radical.

En esta nota introductoria no debemos dejar sin señalar que la conferencia de jóvenes se desarrolla en un periodo que abre una lucha muy importante dentro de la universidad por parte de los trabajadores administrativos. Independientemente del desenlace del conflicto y antes de éste, el peso de nuestras fuerzas debería caer en el respaldo a esta lucha, en la constitución de comités de apoyo, lo que haría mucho más significativo el proceso previo a nuestra conferencia.

Los de arriba, los de abajo y la crisis

Desde 2007-08 con el principio de la crisis en el mercado de las inmobiliarias, el capitalismo mundial se zarandea por la crisis más grande que ha conocido nunca. Una profunda crisis del capitalismo que no tiene que ver solamente con los “malos” bancos y la bolsa, sino con la forma en que funciona la máquina capitalista desde su nacimiento. Uno de los elementos básicos de esta crisis es la sobreacumulación de capitales, que pueden invertirse de nuevo para generar beneficios a los capitalistas.

De acuerdo con la teoría marxista, la principal forma de superar esta contradicción en provecho de las clases dominantes es la destrucción de las fuerzas productivas y medios de producción, o más comprensible, la destrucción de fuerza de trabajo y por ejemplo de fábricas (u otros medios de producción). Una forma de hacer esto es la guerra. En Europa (o en el llamado mundo occidental), donde no tenemos conflictos bélicos, la contradicción del capital excedente y del trabajo excedente se resuelve con una guerra económica, o bien con memorándums y la austeridad en el caso de Grecia.

Pero afortunadamente frente a los ataques económicos y políticos de las clases dominantes, en los últimos años nuestro mundo ha experimentado quizás los mayores movimientos internacionalistas de las últimas décadas, grandes levantamientos y revoluciones que han provocado pánico en el cuartel de los de arriba: Túnez, Egipto, Siria, el movimiento de los indignados en España, las millones de personas en las plazas de Grecia, el movimiento Occupy en EEUU, levantamientos en Turquía y Brasil.

La profundización y extensión de la crisis del capitalismo internacional se combinan con la crisis política del sistema en Grecia y crean condiciones de rápida polarización sociopolítica y la perspectiva de gran aceleración de los acontecimientos.

Los de arriba no pueden gobernar como antes

La “historia de éxito” del equipo Samaras-Stournaras (ministro de Economía) ya se ha derrumbado. La única promesa que puede dar el bloque burgués es una interminable ampliación de la brutal austeridad, un dilatado aumento de un paro sin precedentes y ninguna luz al final del túnel: a pesar de los sangrientos sacrificios, la deuda se dispara por encima de los niveles de 2009 (317 millones de euros en el segundo trimestre de 2013) y hace cada más probables nuevos memorándums y medidas de austeridad.

Para que pueda sobrevivir el sistema, moviliza a todas sus armas haciendo aún más evidente que el estado, sus instituciones, la policía, los medios de comunicación son mecanismos de propaganda, represión y disciplina para los de abajo. Los de arriba no dudan en sacrificar sus instituciones burguesas y parlamentarias estableciendo un régimen de emergencia para mantenerlas y seguir aumentando sus beneficios. El ascenso del fascismo, que se alimenta de la desesperación y la pobreza de la gente, es en gran parte el resultado de la opción gubernamental de una agenda de extrema derecha. Colocar en la diana a los inmigrantes como la fuente de todos los males tiene como objetivo, por una parte, dividir a la clase obrera para que no sea un cuerpo unitario que defienda los intereses comunes, y por otra, tener de forma permanente una mano de obra barata disponible.

Sería un delito subestimar el peligro que representa con reflexiones tranquilizadoras de que la corriente fascista se interrumpirá por sí sola o de que “todavía estamos a tiempo” de hacerles frente. Aparte de constituir el largo brazo del sistema, es también un fenómeno orgánico de la decadencia capitalista.

Históricamente, el objetivo del fascismo es la “liquidación de la clase obrera y de sus organizaciones”. Por lo tanto, la única forma de deshacernos del fascismo es la lucha de todos los trabajadores y de la juventud por medio de sus organizaciones de masas contra los fascistas. Para ser efectiva, tiene que ser al mismo tiempo una lucha contra las causas que engendraron y alimentan el fascismo, en contra de la pobreza y la degradación de nuestra vida.

Los comités de lucha populares, las asambleas populares, donde realmente se hallan y se concentran todas las fuerzas, pueden dar una salida diferente a las comunidades locales. Pero si entramos en el “arco constitucional” que a Syriza ofrece el gobierno o subestimamos a Amanecer Dorado, regresará más crecido. No podemos combatir el fascismo con quienes lo alimentan.

Consecuencia de la crisis es también el rápido deterioro de la vida de las mujeres. La opresión de las mujeres y el sexismo no son un fenómeno nuevo. La crisis y el conservadurismo que ésta trae reconducen a muchas despedidas a casa o las llevan a encontrar trabajo en condiciones denigrantes, mientras ha aumentado la violencia en el hogar un 47% en el último año. A todo esto hay que añadir todo tipo de ataques a personas con identidad sexual distinta de la dominante (gays lesbianas, trans, queer).

La situación de la juventud hoy

La juventud es hoy una de las mayores víctimas de la crisis. El desempleo es la gran herida de los jóvenes. En niveles sin precedentes, del orden del 65%, es ya una “regla”. Miles de jóvenes en grandes ciudades viven con sus familias o solos sin derechos elementales a la salud, al transporte gratis, a un suministro de alimentos gratuito.

Esto tiene muchas y serias consecuencias. En principio, una sensación de desesperanza e indignación con el sistema que no puede asegurar a los jóvenes lo más básico. También el desprecio de la educación y del título que se supone que hará más fácil la obtención de un puesto de trabajo, el cual produce cambios decisivos en el cómo se perciben a sí mismos los y las estudiantes.

Si la titulación no puede asegurar al joven trabajo, si mientras estudia se ve obligado a trabajar para sobrevivir, la percepción de la identidad estudiantil y de la universidad como espacio social recibe un fuerte golpe. Las y los estudiantes están determinados mucho más por su posición en el mercado de trabajo (o de desempleo) que por la situación económica de sus familias y menos por si estudian o no. Con un salario por debajo de los 500 euros, sin convenios colectivos y con pocos sindicatos activos, la juventud está obligada a trabajar en condiciones de esclavitud asalariada y sin derecho a huelga. La agresión a la juventud incluye también el ataque a la universidad y a la escuela pública. La formación se convierte cada vez más en un privilegio de unos pocos y a muchos jóvenes se les excluye de la educación porque suspendieron en los exámenes o porque trabajan para sobrevivir.

La juventud también es la principal destinataria de la dura represión que experimenta la sociedad. Los controles diarios de la policía, la violencia en las manifestaciones, los procesos estudiantiles y las persecuciones de todo tipo aprietan la soga al cuello de los jóvenes que salen a luchar.

Resistencias: los de abajo no quieren ser gobernados como antes Frente a las políticas de los memorándums, la clase obrera y el pueblo de Grecia han opuesto una prolongada y dura resistencia al máximo nivel en toda Europa. En la era de los memorándums, las fuerzas del régimen infravaloraron el factor de la resistencia. Pero a la vuelta de unos años se encontraron enfrente, incluso de manera más masiva y furiosa, las movilizaciones obreras y populares.

En concreto contamos aproximadamente treinta huelgas generales, concentraciones de millones de personas en las calles y plazas, el derrocamiento de dos gobiernos y más recientemente la heroica resistencia de los trabajadores de la ERT y de los administrativos de universidades y colegios. Ésta es también la respuesta a cuantos hoy nos dicen que “la gente no puede sacrificarse más” en las luchas, intentando - principalmente las direcciones sindicales – cargar sus responsabilidades sobre las espaldas de la gente.

Sin embargo el gran problema de todas las luchas del último periodo es que muchas veces están aisladas y descoordinadas. Que las huelgas dispersas no se convierten en un río de huelgas sostenido que barre con todo. El lema de la huelga general sostenida que susurran los trabajadores en cada batalla como deseo tiene que convertirse en una voz fuerte, en el altavoz de la izquierda.

Las luchas juveniles

La juventud ha dado un potencial a todas las grandes luchas sociales y políticas de los últimos años. Empezando por la victoria del movimiento estudiantil contra la revisión del proyecto educativo A16, por la masiva participación de los jóvenes en la revuelta de Diciembre de 2008, donde la juventud se puso al frente de ésta y la orientó contra la sociedad burguesa, el consumismo y los bancos de manera algo confusa. Fue una “imagen para el futuro”, no sólo por las prácticas de lucha del movimiento sino a que fue golpeado el conjunto del sistema en los inicios de la crisis capitalista.

A pesar de esto, la juventud (principalmente después de 2008) ha tenido una fuerte presencia tanto en las huelgas como en el movimiento de las plazas a través de una participación sobre todo individualizada y no por medio de los instrumentos sindicales y políticos colectivos, asunto que muestra el rechazo de los jóvenes a la política y a la organización sindical. En su mayoría la juventud no se organiza en la izquierda porque muchas veces la considera parte del sistema, no construye ni participa en sindicatos.

Lo que ganemos no será de manera simbólica. Lo que falta hoy a la juventud no es la “idea original”, sino que la izquierda demuestre su utilidad en la juventud en un nivel muy práctico, anotando victorias allí donde ésta estudia, vive o trabaja. Principalmente en las universidades donde desde siempre existió la independencia de los movimientos estudiantiles por parte de la izquierda, debe hacerse entendible que sólo con luchas comunes de estudiantes y trabajadores podremos salvar la universidad pública.

La historia moderna, con los mejores ejemplos de Mayo del 68 y la Politécnica de Atenas del 73, mostraron que el movimiento estudiantil puede funcionar como el detonador de movimientos más amplios pero no puede sustituir a la clase obrera. Es necesario trabajar en esta dirección para unir las demandas de la juventud con las de los trabajadores y la sociedad. La juventud es aliada de los trabajadores en objetivos y estrategia.

El gobierno de la izquierda

La oportunidad para la izquierda, los trabajadores y la juventud es realmente histórica, volviendo a poner en primer plano la cuestión de la perspectiva socialista, no en términos de “segunda venida” sino como parte de un proyecto político de ruptura y derrocamiento.

La juventud de SYRIZA debe estar orientada al objetivo estratégico del socialismo. Para nosotros el socialismo es básicamente el “grado inferior del comunismo”. Es una sociedad en la que la clase obrera conquiste el poder político y social en cuanto acabe con el estado burgués, organizada con los principios de la democracia obrera. Una sociedad sin explotación, sin propiedad individual sino social de los medios de producción. El gobierno de la izquierda es solamente una parada en una gran marcha que puede llegar mucho más lejos. Un gobierno de los partidos de izquierda, de SYRIZA, KKE y ANTARSYA, junto con personalidades de la izquierda, y no un gobierno de salvación nacional o con fuerzas de la derecha y el centro-derecha (Griegos Independientes, DIMAR). Un gobierno que tome medidas claras a favor de nuestra gente y que frente al realismo del “No hay dinero” no se apresure en gestionar la pobreza sino que tome decisiones de ruptura con el capital y se enfrente con los que detentan el poder.

Un gobierno de este tipo no puede más que lograrse mediante la movilización masiva de los trabajadores y la juventud por el derribo del gobierno actual de Samaras y tiene que crear las condiciones previas para un equilibrio de fuerzas sociales a favor del movimiento popular.

Un gobierno de la izquierda tendrá que tener especialmente elaborado un programa para la juventud que incluya el derecho a la educación pública, universal y gratuita, medidas de alivio para los parados como el transporte gratuito, un generoso aumento del subsidio de desempleo con la introducción de un salario básico mínimo decente, asistencia sanitaria gratuita, prohibición de los despidos, los desahucios, de los gases lacrimógenos en las manifestaciones, la disolución de la policía antidisturbios, etc.

A la cuestión de dónde encontraremos dinero tenemos que responder con claridad. Gravaremos con impuestos a los ricos, a la Iglesia, dejaremos de comprar armamento y gases lacrimógenos, detendremos la contratación de policías. La juventud que está encolerizada, que supuestamente es indiferente y nos da la espalda quiere escuchar un discurso claro y radical y éste sólo puede articularlo y materializarlo SYRIZA.

La organización juvenil que necesitamos

La forma de constituir la juventud de SYRIZA tendrá que servir a las necesidades de hoy. La transferencia de modelos ya preparados de funcionamiento organizativo como éste de la juventud de Synaspismós no ayuda en nada. Tendremos que darnos tiempo, experimentar, debatir en primer lugar los criterios con los que elegimos el modelo organizativo A o B y después. En este recorrido no hay caminos fáciles ni atajos.

Tendremos que aprovechar la etapa de transición hasta el congreso para probar qué modelo sirve al objetivo de aproximarnos a la juventud y al objetivo de derrocamiento. El criterio básico para nosotros es la vinculación de la juventud con la sociedad y por extensión con la izquierda y los miembros del conjunto de SYRIZA.

1-Queremos una juventud anticapitalista, con una orientación de clase que intervenga en todos los espacios donde vive y trabaja la juventud. Surge de la necesidad de una organización juvenil de izquierda que tenga como principales tareas hacer que la juventud trabajadora sea consciente de que es parte de la clase obrera y que con su intervención puede construir todas las resistencias juveniles para defender el interés de clase de todos los oprimidos.

Queremos una juventud que esté a la cabeza en la construcción de sindicatos en los lugares donde trabaja, que no tema hacer huelga y a romper el miedo frente al patrón. Queremos una juventud que apoye realmente a los jóvenes trabajadores. Las organizaciones sectoriales aisladas de jóvenes no ayudan a la unidad y coordinación de todos los trabajadores.

Los jóvenes maestros no tienen intereses diferentes de sus mayores, ni los jóvenes médicos de los viejos. Incluso aunque trabajen en condiciones laborales diferentes y peores son todos parte de una única misma clase obrera del mismo modo que los trabajadores inmigrantes. Los trabajadores no pueden dividirse según la edad del mismo modo que no pueden dividirse en base a su género, raza o nacionalidad. En cada lugar de trabajo tendrá que haber una organización de trabajadores de SYRIZA.

Consideramos obvio que la juventud tiene que organizar su presencia y participación más allá de las huelgas generales en cualquier lucha obrera grande o pequeña. Cuando la gente pregunte dónde están los jóvenes tiene que responder la juventud de SYRIZA.

2-Queremos una juventud que una y que no se cierre en su caparazón. Queremos una juventud no sólo ni principalmente estudiantil, sino para todos los jóvenes: para los que estudian pero también para los que se ven obligados a abandonar sus estudios, para los que forman su conciencia en el sector educativo y para quienes lo hacen en los centros de trabajo y en el paro.

En las universidades la necesidad de coordinación y de comités de lucha de todos los sectores educativos es grande. Por lo tanto nuestra estructura organizativa tendrá que servir a este objetivo. Necesitamos organizaciones comunes para los estudiantes y trabajadores y estructuras comunes en las universidades que debatan conjuntamente sus problemas y necesidades y diseñen una intervención común. Sólo así pueden empezar a resolverse los fenómenos de falta de apoyo de una lucha por parte de otras.

3-Queremos una organización de jóvenes con una estructura “dura” pero al mismo tiempo democrática. Esto significa la existencia de organizaciones de base con funcionamiento regular, una definición clara del miembro y una intervención social y política viva. Significa también una elección democrática de los órganos de orientación, control y participación en los procesos de producción de la línea política, elección y revocación en los órganos.

Para nosotros es imprescindible el derecho estatutario a la existencia/ funcionamiento de tendencias políticas (y no sólo de corrientes ideológicas) como válvula democrática frente al fraccionalismo y como medio de expresión de las minorías pero también de las tendencias que tienen una diferenciación estratégica.

4-Si queremos una juventud que se encuentre e intervenga en todos los espacios donde ésta vive, estudia, se divierte y trabaja, debemos evitar un modelo organizativo centrado en el estudiante. Por eso también tiene gran importancia la creación de organizaciones locales de jóvenes de SYRIZA. Pero al mismo tiempo tendremos que encontrar modos de que la juventud de la organización esté en contacto con los demás miembros del partido y tome parte en sus decisiones.

La vinculación de la juventud con el partido no puede hacerse sólo a nivel institucional y electoral. La cuestión no es que voten los jóvenes para las elecciones autonómicas y parlamentarias, sino que participen en el debate político junto con el resto de militantes del partido. Esto puede lograrse con una condición de doble adhesión a la juventud y al partido, como ocurre en muchos partidos y organizaciones de la izquierda en Grecia y en el extranjero.

Más allá de las acciones juveniles, tendrá que garantizarse el trabajo con los comités locales de SYRIZA en reuniones conjuntas y regulares y que no se prive al partido de la contribución y radicalismo de la juventud. Las y los jóvenes tienen que participar en SYRIZA, expresar su propia opinión, trasladar sus problemas y encontrar soluciones comunes, especialmente si los jóvenes trabajadores son útiles para el intercambio de experiencias con el resto de trabajadores miembros de SYRIZA.

5-Queremos una juventud de SYRIZA antifascista. Estaremos en la primera línea de las luchas contra el fascismo y en la construcción de un movimiento antifascista de masas y combativo, con iniciativas unitarias en cada espacio. Al mismo tiempo debemos situar enfrente de nosotros la propia explotación capitalista que engendra el fascismo. Tenemos el deber de organizar la defensa colectiva de nuestra gente.

Queremos una juventud antirracista que integre a los inmigrantes como miembros iguales en nuestras organizaciones. Reivindicamos igualdad de derechos políticos y la nacionalidad para todos los niños que nacieron o crecieron aquí. Derecho al voto en las elecciones locales y nacionales. Luchamos por la libre circulación de los inmigrantes y refugiados. Derogación de FRONTEX y del acuerdo Dublín, que encierra a los inmigrantes en el primer país de entrada a la UE. Alto a las deportaciones y a los campos de concentración.

6-Queremos una juventud antisexista. Luchamos contra cualquier tipo de opresión y discriminación por razón de sexo o identidad sexual, al igual que debemos combatir cualquier tipo de explotación. Reforzamos nuestra acción feminista por los derechos de las mujeres y nuestra acción sexista por los derechos de las personas LGTB, por la emancipación y liberación sexual.

7-Queremos una juventud internacionalista y antiimperialista, necesitamos una SYRIZA con estas características, que construya puentes con los movimientos de resistencia y las revueltas populares, desde la “primavera árabe” hasta Occupy Wall Street, desde Turquía a Atenas, Lisboa, Roma y Barcelona, desde Bulgaria y Rumanía hasta Rusia, desde Latinoamérica hasta Oriente Medio.

Un internacionalismo de este tipo no puede ser más que de clase y se demuestra en primer lugar en nuestro propio país dando ejemplo de lucha y desarrollando de todas las formas posibles una red internacional para que se transmita la llama. Al mismo tiempo luchamos contra el nacionalismo y el chovinismo.

Por último, es una necesidad imperiosa, en este momento en que la crisis estructural del capitalismo vuelve a sacar a la superficie todas sus profundas contradicciones, poder hacer realidad un proyecto político que abra caminos para la transformación socialista de la sociedad. Debemos elegir la salida desde el capitalismo en crisis (y no la salida desde la crisis del capitalismo) y abrir hoy la vía para la revolución como la única solución real en beneficio de los trabajadores y de todos los oprimidos.

Inspiremos a la juventud del 2014 con los lemas de Mayo del 68: “Nosotros somos la fuerza” y “Sólo una solución: revolución”.

http://rproject.gr/article/keimeno-...

Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista

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