Mujeres en viñetas

Lunes 20 de enero de 2014, por Mar

Ilustración de Nuria Pompeia, galardonada con el I premio Honorífico de la AAC

Pikara Magazine

La creación de la Asociación de Autoras de Cómic busca promover la equidad y la visibilidad de las mujeres en un sector en el que predomina la mirada masculina. Frente a quienes cuestionan la creación de ‘una habitación propia’ para las autoras de cómic, @vNesa argumenta por qué es una iniciativa necesaria.

@vNesa

El mundo del cómic es un mundo desigual, mayoritariamente masculino. Hay muchos más profesionales hombres trabajando en él, la mirada que predomina en sus historias es masculina y el número de lectores es mucho mayor que el de lectoras. Es también un entorno en proceso de cambio, como la sociedad misma, donde las mujeres poco a poco van tomando espacio. La propia gente del cómic en España llaman a su ámbito muchas veces “mundillo” o “gueto”, pero no nos engañemos, el mundo del cómic por muy minoritario que todavía sea, sigue encuadrándose en esta sociedad y comparte los mismos problemas, no es una isla aparte.

En este entorno es donde ha nacido la Asociación de Autoras de Cómic (AAC). Vio la luz en el contexto del Festival de Cómic de Mujeres que se celebró en Granada del 28 al 30 de noviembre y espero que llegue para quedarse, una temporadilla al menos. Surgen con el objetivo de luchar por la equidad en el mundo del cómic: “Estamos hablando de hacer justicia, para lo que, desde la ACC, trabajaremos por la visibilidad de la labor de las mujeres dentro de la industria del cómic”, adelantan.

En el blog de la AAC se puede leer una actualización a modo de comunicado en la que dan algunas pinceladas de los objetivos del proyecto y donde explicitan su condición de “Work in Progress”, abierto a la participación con ideas, sugerencias, recursos: “(…) Queremos que el debate esté vivo y que los objetivos se nutran a través del principio de inteligencia colectiva”. Entre esos objetivos que han abocetado están la recuperación del trabajo de mujeres olvidadas que formaron parte del mundo del cómic, incrementar el número de lectoras, fomentar la divulgación desde la perspectiva de género, y estimular la comunicación y creación de vínculos entre las autoras, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

Con su presentación pública llegó también la polémica. A pesar de estar aún en “Fase BETA”, de no haber elaborado sus estatutos y de tener solo un borrador de manifiesto, desde el mismo día de su presentación las críticas han corrido como la pólvora por las redes sociales: que si crear una asociación de autoras es discriminatorio (a pesar de que incluso han explicitado que admiten autores), que si remarcar el género en el nombre es sexista y perpetua la desigualdad, que si en el cómic no hay sexismo y solo se valora la calidad, que si no hay más mujeres es porque no les interesa este tema, además de un sinfín de comentarios menos educados. La mayoría de los debates han surgido a partir de la publicación de un post en el blog de la autora Carmen Pacheco.

Dentro de un ámbito que siempre ha sido casi exclusivamente masculino y al que ahora empiezan a acercarse mujeres, es normal y lógico que haya un grupo que quiera juntarse y crear un espacio femenino (o ¿feminista?), ¿no? Entonces… ¿cuál es ese planteamiento tan peliagudo que se supone tiene la AAC y tanto malestar causa?

A pesar de que en nuestra infancia dibujamos por igual, la realidad es que hay muchos más autores de cómic que autoras. Cuanto menos este hecho debe hacernos reflexionar. Los hay que finiquitan la reflexión dictaminando que es un tema que no interesa a las mujeres, así, como si lo lleváramos en el código genético, en plan CROMOSOMA X+X = no interés por los tebeos. No me vale esa respuesta, ya que estamos hablando de un medio de expresión desde el que se pueden contar muchas cosas, con la potencia enorme de aunar imagen y palabra y en el que no es necesaria una gran inversión económica como requiere el cine por ejemplo. Basta con lápiz y papel, o tableta gráfica y ordenador para la gente más digitalizada, imaginación y tener algo que contar. Y nosotras tenemos todos esos ingredientes.

¿Percibimos las mujeres que este campo de trabajo y expresión es territorio masculino y por ello nos cuesta interesarnos por él? El hecho es que es un terreno que, por haber sido copado casi exclusivamente por hombres, su punto de vista, sus vivencias, son las que se narran. Cada vez hay más variedad de temáticas, pero los protagonistas siguen siendo mayoritariamente ellos y la mirada es masculina. En el imaginario social es aún bastante peor: lo identifican con ese mundo de fantasías clásicamente masculinas del héroe cachas y la chica guapa con poca ropa a la que hay que salvar. Y claro, es la pescadilla que se muerde la cola. Como nota positiva, en los últimos años el auge de la novela gráfica ha contribuido a esa diversificación de las temáticas y en ella encontramos autoras con obras muy interesantes, como las que mencionó Sofía A. en su artículo para Pikara.

Las mujeres en el cómic, además de tener mucha menor presencia, carecemos sobre todo de poder. Somos casi inexistentes como editoras, libreras, articulistas, críticas, organizadoras de salones, presencia en asociaciones, etc. ¿Qué relevancia se concedería en esos espacios a cualquier reivindicación que hicieran las autoras de cómic en la línea que propone la AAC? En los eventos de cómic, para que se vea una mujer en la tarima es casi imprescindible que el tema verse sobre “Cómic y mujer”, si no es así estamos fuera. Entre las preguntas del público también suelen faltar voces femeninas. Un espacio propio, en el que cobrar protagonismo en un entorno más “amable” puede ayudar a empoderarnos unas a otras para salir “a las fieras” en un entorno mixto. Si cada vez hay más mujeres trabajando o intentando trabajar en el medio, es importantísimo organizarse colectivamente para que las relaciones de poder cambien poco a poco en este entorno tan masculinizado. Por cerrar los ojos el problema no va a desaparecer, así que mejor abrirlos y dejar que la “revolución personal” se haga en grupo.

Se habla también, muchas veces de manera negativa, sobre la diferente “sensibilidad” de las mujeres ya sea en cine, literatura o cómic. Incluso la AAC lo indican en su texto introductorio de la web: “Buscamos ocupar un lugar igualitario en el mercado del cómic; que se nos reconozca por nuestro trabajo, no por nuestro género o sensibilidad”. Discrepo en parte con este punto: yo creo positivo reivindicar esa mirada distinta, aunque sea fruto de la socialización diferenciada hombres-mujeres. Desde que estamos aún en la barriga materna nos inoculan diferentes, deseos, proyectos de vida, roles, y eso se plasma en mayor o menor medida en nuestras creaciones. Esto mutará, las mujeres (y hombres) de ayer no contaron lo mismo que las que narran hoy, ni las que lo harán mañana. Aquí la discriminación se visualiza en el hecho de que en el aquí y en el ahora de esta sociedad, las “cosas de hombres” se ven como unisex, la norma, lo genérico, al igual que pasa con el lenguaje. Las obras realizadas por ellos son por tanto más susceptibles de consumirse por cualquiera independientemente de su entrepierna. El trabajo artístico, literario, cinematográfico hecho por mujeres es en muchas ocasiones eso, “cosa de mujeres”, y se percibe como destinado solo a nosotras. Pero nosotras llevamos consumiendo cosas “de ellos” toda la vida, la historia está marcada por la cultura producida en masculino y lo femenino tiene el lastre patriarcal de considerarse de segunda categoría, inferior, tanto que nosotras mismas lo infravaloramos en ocasiones.

Así las cosas, es de cajón que se necesite un empujón extra para compensar siglos (o milenios, buff) de hegemonía cultural masculina. Con esa losa a nuestras espaldas, no seamos ilusas y veamos igualdad de oportunidades donde no la hay, trabajemos para que con el tiempo las cosas vayan cambiando, y si a ello puede echar una mano esta asociación, ¡bienvenida sea! Estamos en el momento perfecto para que aparezca un grupo liderado por mujeres que trabaje para visibilizar la labor que ya se está realizando en este medio. Puede que así otras se animen a considerar esta herramienta de expresión, tanto a nivel profesional como artístico o de lectura, y será más fácil equilibrar la balanza. Lo explica la autora Clara Soriano en su blog: “Mi intención al formar parte de esta asociación y de sus próximas actividades, es sacar la cultura del cómic a la calle. Y que niñas y chicas jóvenes (y por añadidura niños y chicos jóvenes) conozcan otra visión de la mujer artista. Que no hace falta vivir del físico. Que es NORMAL dedicarse al guión, la escritura de género, el dibujo de cómic, el concept art, la animación, o hacerte un matte paint que te pasas sin tener pelo en la cara (a no ser que tengas un problema hormonal. Respect si es así)”

Las mujeres en el cómic somos como agujas en un pajar, así que seguro que viene bien tener una brújula para encontrarnos. Que un colectivo minoritario se junte para organizase, trabajar, colaborar, compartir, debatir, es una muy buena noticia, para todas y para todos. Que además dejen la puerta abierta a compañeros, me parece bien, siempre y cuando quienes tiren sean mujeres. Hay que considerar cómo se puede sentir una mujer que llega a un entorno que ha sido creado y habitado casi exclusivamente por hombres, y viceversa: un entorno masculino en el que empiezan a llegar mujeres con voz propia y que quizá quieran hacer las cosas de manera diferente ¿Cómo es esa colisión? ¿se puede caer en paternalismos? ¿ninguneos? ¿encasillamientos? Esta asociación puede servir para articular todo esto.

Creo que estoy cayendo en la trampa que caemos muchas veces: no sé si realmente todos estos argumentos son indispensables o es que algunas tenemos la manía de dar justificaciones y explicaciones que debieran ser innecesarias. Ellos llevan años juntándose, asociándose, colegueando, solitos (entre otras cosas porque solo estaban ellos)… así que ¡nosotras nos queremos juntar y punto! El argumento “definitivo” que he leído por ahí en contra de la Asociación de Autoras de Cómic es el de quienes la consideran innecesaria. Yo les diría: si hay mujeres que han tenido la necesidad de crearla, ¿no es razón suficiente para que se inicie este proyecto? No echéis piedras sobre su tejado casi antes de haber sido parida. El debate es interesante, pero basta de hacer sangre siempre ante cualquier cosa que huela a feminismo, ¡no mordemos!

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