Miguel Romero, el Moro, nos ha dejado

Lunes 27 de enero de 2014, por Mar

Paco Robs y François Sabado, militantes del Nouveau Parti Anticapitaliste

Para nosotros, militantes de la IV Internacional, durante los últimos 40 años, Moro, -Le Maure- ha sido una referencia militante. Fue uno de los fundadores de la Liga Comunista Revolucionaria, sección española de la IV Internacional a partir de los años setenta. Él participó, desde finales de los sesenta, en las organizaciones del movimiento estudiantil de Madrid y en el FLP (Frente de Liberación Popular), contra la dictadura franquista. El Moro fue uno de aquellos jóvenes estudiantes, producto de la radicalización de la juventud de los años sesenta, que vinculaban su compromiso contra el franquismo con los procesos revolucionarios de la época, desde Mayo del 68 a la lucha por la liberación del pueblo vietnamita y la primavera de Praga. Era profundamente intrenacionalista. Mayo del 68, la intervención de la JCR (juventud comunista revolucionaria) y los primeros años de la Ligue Communiste en Francia le llevaron a trabajar con la IV Internacional. Él fue el principal dirigente de la LCR durante todos esos años de clandestinidad y de transición postfranquista. Luego fue, a contracorriente del desencanto posterior al fin de la dictadura franquista, uno de los impulsores de la LCR y, con ello, de la izquierda revolucionaria en el Estado español. El Moro fue uno de los principales animadores de la IV Internacional en Europa pero también en América Latina, donde participó en una serie de debates estratégicos sobre la revolución en América Latina, especialmente en Centroamérica. Contribuyó, junto a Daniel Bensaid, con quien le unía una verdadera complicidad política y una profunda amistad, en la construcción de las secciones de la Internacional en Bolivia, México y Brasil.

Posteriormente decidió mantener su compromiso político con la creación de la revista Viento Sur, una publicación de referencia, tanto por su calidad como por su apertura intelectual y política. La ha dirigido y animado hasta el final de su vida, a pesar de que un cáncer le desgarraba y sus fuerzas se agotaban.

Con la creación de Izquierda Anticapitalista apareció una organización revolucionaria que hizo suyos los combates que nunca dejó de compartir. A esa organización aportó todo el apoyo del que se sintió capaz. Moro ha sido para nuestra generación un ejemplo de lo que significa el compromiso político. Desde la clandestinidad a la construcción cotidiana de organizaciones revolucionarias, Moro ha estado siempre presente. Lejos de cualquier dogmatismo y sectarismo, él buscó en todas las experiencias revolucionarias aquello que podía cambiar las cosas, lo que podía conducir a la práctica política concreta. Pero él ha sido, sobre todo, un ejemplo en las relaciones militantes, por su profundo respeto por los individuos, por la búsqueda de lo que unía por encima de lo que dividía y por su produnda simpatía.

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