Sinistra Anticapitalista. Austeridad en salsa Renzi

Viernes 25 de abril de 2014, por Mar

El ascenso de Matteo Renzi, antes secretario del Partido Democrático y luego como presidente del consejo de ministros, se ha caracterizado por la discontinuidad respecto al pasado reciente. El consenso que rápidamente ha ganado en la opinión pública se ha construido antes en la crítica a la incapacidad del gobierno Letta de proponer reformas estructurales y medidas valientes que sacaran a Italia de la crisis.

Luego más tarde con la presentación, en una rueda de prensa que parecía un auténtico programa de teletienda, de un programa de intervenciones económicas, sociales e institucionales de fuerte impacto: ochenta euros netos para los bolsillos de los trabajadores que cobren menos de 1500 euros al mes, reforma del mercado de trabajo y de las redes de la Seguridad social, financiación de las escuelas, abolición del senado y de las provincias, cambio de la ley electoral.

En realidad el gobierno de Matteo Renzi es la continuidad de los gobiernos que lo han precedido. Continuidad en la mayoría que lo sostiene, transversal respecto a las dos principales formaciones políticas que confrontaron en las últimas elecciones. Incluso Forza Italia, que ya no es mayoritaria en el gobierno, se abstiene de practicar una fuerte oposición en virtud de los acuerdos en las reformas institucionales y del acuerdo básico sobre las políticas económicas y sociales.

La continuidad fundamental con el pasado de hecho reside en la aplicación de las políticas de austeridad que descargan los costes sociales internos de la crisis sobre la clase trabajadora, a pesar de los anuncios realizados desde la primera hora.

La primera manzana envenenada Renzi ya la ha ofrecido a los trabajadores con la promesa de 80 euros en un cheque de pago para aquél que reciba un salario inferior a 1500 al mes. Mientras tanto todavía no hay ningún paso concreto en esta dirección, es más, la promesa ya ha cambiado. En la dirección del PD del pasado 28 de Marzo, Renzi rebajó el umbral de los 1500 euros mensuales a 1300, lo que llevaría a un porcentaje de trabajadores eventualmente interesados del 50% al 35%, uno de cada tres.

Pero luego habría que entender cuál sería la cifra real que entraría en el bolsillo de los beneficiarios. Los 80 euros prometidos vendrían de la propia deducción de los mismos empleados, por lo tanto es improbable que sea esta cantidad para todos, para la mayoría serán incluso menos. Por último, estos 80 euros mensuales podrían ser sólo durante el 2014, reduciéndose en torno a los 60 euros ya desde 2015, cuando las deducciones deberán repartirse en 12 meses en lugar de 8. Pero hasta Mayo todavía hay tiempo de reducir más o anular cualquier ventaja para los trabajadores.

Mientras tanto, el gobierno ya ha enviado por decreto la ley sobre la reforma de los contratos de trabajo y los plazos de aprendizaje. Al principio esta Ley de empleo debía consistir en la unificación de los tipos de contrato en uno solo a tiempo parcial, pero sin ningún derecho para los nuevos contratados hasta los tres años. En su aplicación práctica, en lugar de abolir las modalidades de trabajo precario, se han potenciado, legalizando lo que viene ocurriendo desde hace muchos años en la sociedad italiana y de lo que especialmente los trabajadores más jóvenes tienen experiencia directa.

El contrato a tiempo parcial ya no necesita ninguna causa específica para ser activado, y puede ser renovado sin intervalos entre un contrato y otro hasta ocho veces. Esto significa que a lo largo de 36 meses de empleo precario con una misma persona contratante, con un intervalo mínimo entre 8 renovaciones, el número de contratos puede ser enorme, y después de tres años de precariedad se puede reanudar con otro empresario, sin estar obligado a una contratación permanente.

Por si esto no fuera bastante para los empresarios, que mientras tanto se ahorran un descuento del 10% del IRAP (impuesto sobre actividades productivas), siempre pueden usar los contratos de aprendizaje, que desde hoy no prevén la obligación de contratar el 30% de los solicitantes para poder activar nuevos contratos. Ni siquiera habrá la necesidad de inscribirse en un “plan formativo individual” para el candidato, que podrá ser trabajador de pleno derecho como los otros, pero pagado un 35% menos.

En todo esto se mantiene en pie la idea la idea de desmantelar todo derecho para los trabajadores recién contratados durante los primeros años de empleo, no hay ninguna garantía contra los despidos ilegítimos, con la eliminación total del ya muy reducido artículo 18 del Estatuto de los trabajadores. Esta parte de la reforma llevará un poco de más tiempo, junto a la de la Seguridad Social, pero la orientación es clara: más precariedad, chantaje y explotación, con el silencio-asentimiento de los principals sindicatos de trabajadores. Respecto a las privatizaciones Renzi amenaza con retomar la misma velocidad que caracterizó en su día la furia de eliminar el patrimonio público de los gobiernos de centro-izquierda pasados, con el de Prodi a la cabeza. Por otro lado, las declaraciones del ministro de Economía de Padoan en el Forum de Confcommercio en Cernobio, justo después de la rueda de prensa-teletienda de Renzi, han sido claras: “La reducción de la presión fiscal se puede sólo hacer con permanentes reducciones del gasto”.

El gobierno Renzi está absolutamente determinado a mantenerse dentro de las limitaciones presupuestarias del pacto fiscal y la troika. Ha prometido ya el desbloqueo del pago de las deudas a las empresas, en cambio de la deuda hacia las trabajadoras y trabajadores que sufren la carga fiscal no se habla. El pago a las empresas daría lugar a un aumento sustancial de la deuda pública y un nuevo plan de privatizaciones, algunas ya iniciadas por el gobierno Letta (Correos, estaciones, cajas de préstamos y depósitos, etc.)

Además de la importante reducción de gastos, se ha informado de la contratación de 85 mil trabajadores de más, de modo que el gobierno se prepara a recortarlos dando un nuevo golpe al empleo y sobre todo a los servicios que garantizan los derechos fundamentales de los ciudadanos a partir de la sanidad y la educación públicas.

Respecto a esto último, los viajes de Renzi a las escuelas italianas recuerdan al presidente con los obreros con el casco amarillo (por no ir más atrás en la historia de Italia). Mientras los medios de comunicación nos presentan imágenes de escolares celebrando la llegada del presidente (¿por qué no visita las escuelas superiores?) y se anuncia la construcción de centros que en realidad serían insuficientes incluso para satisfacer la emergencia de la seguridad en las escuelas, la ministra Giannini ha aclarado que su modelo de escuela es marcadamente empresarial.

Basta comprobarlo en la nueva forma de valoración de la antigüedad para los docentes, que ahora deberán ser retribuidos de acuerdo con su productividad, medida en base a las horas de clase más allá de las previstas por el contrato y por las infames pruebas Invalsi; contratación de enseñantes por elección directa de los directores de centros, con el “buen disfrute” de la libertad de enseñanza en la escuela pública.

Para los cientos de miles de precarios que trabajan a tiempo parcial (y para los que sigue sin ser válido el límite de 36 meses, por lo que Italia está siendo procesada en el Tribunal de Justicia Europeo) el destino sigue siendo el de ser contratados en Septiembre y despedidos en Junio, hasta que un recorte tras otro a lo largo del curso escolar les obligue a acaba en el paro o a reinventarse laboralmente en otro sector, obviamente contratados a tiempo parcial. En las próximas semanas el gobierno Renzi tendrá que presentar el documento clave de la aplicación de las políticas de austeridad europea, el Documento de Economía y Finanzas. El presidente ha ido a Europa para acreditarse por los otros jefes de gobierno más influyentes como garante de la compresión fiscal requerida por las instituciones de la Unión Europea, además de la revisión del pacto fiscal.

Si la relación déficit/PIB no se mantiene en el 3%, como es probable que llegue al 2,6% o como mucho al 2,8%, el recorte a la presión fiscal que beneficia sobre todo a las empresas recaerá todavía más sobre las espaldas (y bolsillos) de los trabajadores y ciudadanos, que podrían tener que enfrentarse a más recortes en los servicios sociales y en las pensiones.

El Partido Democrático ya ha tirado la máscara, pero todavía son muchos los que se niegan a querer ver el marcado signo de clase de las políticas de su gobierno. La izquierda sindical y política en Italia debe retomar la palabra y movilizar a trabajadoras y trabajadores del país contra este gobierno y las políticas de austeridad de la Unión Europea.

El pasado 12 de Abril ha sido un primer momento importante en esta dirección, con la manifestación nacional contra la austeridad. Hay que trabajar para que esta fecha no se quede en un evento aislado, como ocurrió con las manifestaciones del 18 y 19 de Octubre, sino que tome como base un movimiento de masas en todo el país, tanto en las ciudades como en los puestos de trabajo y de estudio.

Un movimiento solidario con las trabajadoras y trabajadores que en toda Europa se están oponiendo al abrumador poder de la burguesía, desde Portugal a Grecia (donde hubo el 9 de Abril otra huelga general), desde España a Francia para derrocar a los gobiernos de la austeridad, de centro-derecha como de centro-izquierda.

http://anticapitalista.org/2014/04/...

Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista

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