La importancia de llamarse Pablo Iglesias Possé

Miércoles 18 de junio de 2014, por Mar

Pepe Gutiérrez-Álvarez

Nadie podrá negarle el mérito a Pablo Iglesias jr., de haber convertido al otro, al de todos, en una referencia de honestidad y de conciencia de clase que fue.

En el curso de un –deslumbrante- acto sobre Remedios Varo de hacer un par de meses, se contaron un par de anécdotas que tienen su punto. La primera la ofreció la conferenciante, profesora de Bellas Artes que en el curso de una de sus clases preguntó sí algunos de los presentes sabía quien era Trotsky. Después de un cierto silencio, uno levantó la mano y respondió, “Sí, fue uno que tuvo un lío con Frida Kahlo”. Animado por el ejemplo, un profesor de historia presente, explicó algo parecido, esta vez sobre Pablo Iglesias, a lo que un alumno levantó la mano para decir muy convencido: “Sí, es un chico que sale en algunos programas de tele”.

Más allá de la gracia –que la tiene-, las anécdotas resultan reveladoras del poder actual de la imagen, pero también del olvido social y político al que hemos llegado después de la suma de la noche franquista y de la venalidad que acompañó al régimen del 78, sin olvidar la naturaleza de unos tiempos en el que lo efímero pesa mucho más que las tradiciones de clase. Con todo, tal olvido puede resultar más sorprendente en el caso del un hombre que representó la decencia básica de la que hablaba Orwell: vivir de tu trabajo, no deber nada ni reírle las gracias al patrón, el trabajo honrado es lo primero, no explotes a nadie, ser solidario, auténtico, etc. Valores que don Pablo representó y encarnó como parte de las mejores tradiciones obreristas tanto en su alma socialista como en su alma anarquista más allá de las diferencias, que las hubo.

Es verdad que no parece que tenga que haber motivo para tanto olvido sobre Pablo Iglesias ya que el partido que creó o que al menos lleva sus siglas, creó una potente Fundación a su nombre, editó sus obras, trabajos que de una manera u otra se venía haciendo desde la segunda mitad de los años sesenta cuando ZYX publicó la biografía que le dedicó Julián Zugazagoitia. Sobre Pablo Iglesia Posse (El Ferrol, 1850-Madrid, 1925) se han escrito trabajos memorables, el mejor quizás el de su camarada Juan José Morato y del que se puede encontrar un buen material en las redes. No hay que forzar nada para constatar que fue un marxista más bien limitado pero convencido (tradujo del francés El programa socialista, la obra que Kart Kautsky escribió contra Eduard Bernstein), se sabe que las miseria le provocaron la enfermedad que, finalmente, le llevó a la tumba y que fue lo que se dice un tipo honrado en el sentido más pleno del término. Uno de los capítulos más intensos de Pablo Iglesias, educador de muchedumbres, que le dedicó Morato, es el que narra como esta verdad resplandeció cuando la derecha –la misma de siempre- orquestó una campaña de acusaciones contra él. Cuando uno ve la grabación de aquel Congreso del PSOE, en el que Felipe González utiliza este ejemplo para asegurar –en vísperas del “caso Roldán”- que ahora se estaba haciendo lo mismo y que él saldría de su mandato con los mismos cuartos con los que entró...

Eso fue lo que sucedió…con Pablo Iglesias.

Por ser su padre empleado del Ayuntamiento, Pablo asistirá a la escuela desde los seis hasta los nueve años para aprender lo básico, pero la muerte de su padre obligará al resto de la familia, se trasladará a Madrid, haciendo el viaje a pie y tirando de un pequeño carro en el que llevan lo poco que poseen. Su madre, que se pone a servir en casas, no tiene medios para sostener a la familia e ingresa a sus dos hijos en el Hospicio de San Fernando. Allí, Pablo acabó sus estudios primarios y donde aprende el oficio de tipógrafo. A los 12 años, al salir del hospicio, empieza a trabajar en una imprenta, y con las propinas que recoge como repartidor, comienza su inclinación por la lectura, afición facilitada por su oficio y que le lleva a abrazar las incipientes ideas socialistas o sea a aquello de la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos, de no más deberes sin derechos, no más derechos sin deber. Dos ideas que actualmente podían figurar en las pancartas de las marchas por la dignidad de los trabajadores.

Aprende aritmética y francés en las clases nocturnas, avanzando en formación gracias a una pasión por la lectura de teatro y obras clásicas de ciencia política y, más adelante, para traducir a los socialistas franceses y hacerse entender en los congresos internacionales a los que asiste y en los que será conocido. Aprovechando las libertades de la Constitución de 1869 (la “Revolución Gloriosa”), la sección española de la AIT organiza diversos actos públicos en Madrid. En 1870, solicita su ingreso en la sección de tipógrafos de la Internacional. Por entonces conoce a Paul Lafargue, el yerno de Marx, refugiado en España huyendo de la represión contra los participantes en la Comuna de París y. autor de una obra inmortal de inequívoco signo libertario, El derecho a la pereza, actualmente más vigente que nunca.

De la mano de Lafargue, Pablo Iglesias comienza a preparar la fundación en España de una organización marxista siguiendo el modelo del partido socialista alemán de August Bebel. La publicación de "La Solidaridad", portavoz de la Internacional, supone el inicio de una larga labor periodística que solamente acabará en el final de su vida y sobre cuya orientación no hay la menor duda: se tratar de formar a los trabajadores para que alcancen el nivel de organización y de conciencia necesarias para llegar al socialismo basado en dos principios básicos, la dictadura del proletariado y el internacionalismo. Cuando llega la ruptura con los anarquistas, encabezados por la alianza Democrática socialista liderada por Mijhaíl Bakunin, Iglesias solicita su ingreso, en 1873, en la Asociación del Arte de Imprimir y al año siguiente sale elegido como su presidente, dedicándose de pleno a la creación del partido obrero cuyos criterios básicas se parecen a los del PSOE actual como un huevo a una castaña. El acto de creación será el 2-05-1879 (centenario de la revolución francesa), en un banquete de fraternidad internacional celebrado –clandestinamente por supuesto- en la taberna Casa Labra, situada en la calle Tetuán en el centro de Madrid. Participan en el histórico evento 25 “subversivos”, 16 tipógrafos, cuatro médicos muy sensibilizados por las condiciones sanitarias de la clase trabajadora y de la que la familia de Pablo era un buen ejemplo, un doctor en Ciencias, dos plateros, un marmolista y un zapatero…Uno de los médicos, Jaime Vera, será quien vele de la salud frágil de Pablo y también el más importante teórico marxista de esta fase heroica junto con Antonio García Quejido, que fue el primer secretario general de la UGT (12-08-1888) y que, en 1922, fue uno de los fundadores del PCE. Otros destacados militantes de entonces serán el vasco Facundo Perezagua y el asturiano Isidoro Acevedo.

Como miembro activo de la Internacional socialista, Pablo Iglesias trató con los grades socialistas de su época y Federico Engels y siguiendo con el ya mencionado Lafargue, el líder de la SFO, Jules Guesde, con el que mantendrán tantas semejanzas, Karl Kaustky, Wilhem Liebknecht entre otros.

El desarrollo del PSOE y de la UGT se hará siguiendo prudentemente las normas clásicas de la socialdemocracia clásica, la misma que falleció en 1914, ase trata de seguir la “táctica probada” de “acumular fuerzas”, evitando en lo posible la confrontación con un Estado especialmente despiadado, habituado a actuar impunemente. Pero, por supuesto, esta prudencia no excluye la creciente participación en las luchas obreras, más incentivadas por los anarquistas y desde 1911, por la CNT. Pablo Iglesias fue detenido por una huelga en 1882 y lo volvió a ser en 1909, por su denuncia de la represión que siguió la revolución de julio, la llamada Semana Trágica de Barcelona; y la última vez cuando tiene sesenta años. En todas las ocasiones rechaza las peticiones de indulto. Su nombre aparece inscrito en las “listas negras” de la patronal, que le niegan el trabajo “para evitar problemas”, dado que por sus ideas aparecía como un “indeseable”, un “freaki” como diría ahora Joaquín Almunia.

La aparición, el 12 de marzo de 1886, de "El Socialista", y el sueldo que recibe como impresor, redactor y director de este periódico, van a salvarlo de sus angustias económicas, aunque con tal de ahorrar, Pablo traslada su cama y sus enseres a la imprenta del semanario, al que quedará ligado hasta el fin de sus días.

En 1890, el Primero de Mayo se celebra por vez primera en Madrid una impresionante manifestación siendo Iglesias el encargado de entregar al Gobierno, en un acto que se repetirá en los sucesivos años, unas reclamaciones no menos vigentes, porque: ¿cuánta es la gente trabajadora que puede dividir ahora su vida 8 horas para trabajar, 8 para el ocio y 8 para dormir? Después de un largo esfuerzo, el PSOE obtiene tres concejales (1903) en el Ayuntamiento de Madrid: Pablo Iglesias, Largo Caballero y García Ormaechea. 58 concejales socialistas más saldrán elegidos en otros ayuntamientos de España, lo que supone un primer avance contra el sistema de caciques, que hasta ahora habían dominado la época de la Restauración borbónica, del rey felón. En 1908, se crea la primera Casa del Pueblo de Madrid, propiedad conjunta de los obreros de Madrid. Contra los patronos, los militantes cuentan ahora con una gran sede, que tiene en lo alto una sola bandera, la roja, ¿se acuerdan? Ofrecen salas de reuniones para los obreros, una sala de cine y otra para teatro sirve para mítines, una biblioteca y la sede del primer seguro médico gestionado por los obreros de Madrid. Los lectores podrán encontrar una viva descripción en la novela La forja de un rebelde, de Arturo Barea de la que existe una digna adaptación cinematográfica en formato de serial de TV. El modelo que ya funciona en Europa como arte de una red social impresionante, cunde por toda España, que pronto se ve plagada de estas “sucursales”, sobre todo en Asturias, País Vasco...

En 1910, gracias a la alianza republicano-socialista a la que en principio se opuso siguiendo sus criterios “guedistas”, Pablo sale elegido, con el respaldo de 40.899 votos, es pues el primer diputado socialista que entra en el Congreso, al lado del escritor Benito Pérez Galdós, tan representativo del sentimiento naturalista y socialista de lo más avanzado de corriente literaria que tan bien representó Emile Zola. Desde el punto de vista social no estaría de más comprara la inagotable labor de Iglesias con la del socialismo light encarnada por Felipe González. Este periodo señala el cenit de la trayectoria política del “abuelo” cuyas limitaciones empezarán a mostrarse.

El “pablismo” militante, parte de un proyecto propio en el que caben tanto el alma reformista (de verdad por supuesto, no invertida que tanto caracteriza lo que queda de la socialdemocracia europea), como la revolucionaria. En ningún momento se plantea el problema de la división –casi al 50%- de la clase obrera entre socialistas y anarcosindicalistas. Su visión de la formación cultural de la clase trabajadora es muy modesto, y se siente intimado por los intelectuales como Julián Besteiro o Fernando de los Ríos, a cual más idealista en el sentido kantiano del término. La “Gran Guerra” le sobrepasa completamente, de hecho se inclina por los Aliados sin plantearse tan siquiera la existencia del imperialismo, de reflexionar sobre su significado. También la revolución de Octubre la produce estupor, sui bien –aunque eso se suele ocultar- jamás dejó de defenderla. Suena a burla que Pablo Iglesias interpretara la presenta frase de Lenin, “Libertad, ¿para qué?”, en el mismo sentido que hasta el franquismo repitió hasta la saciedad.

En un principio, la mayoría del PSOE votó a favor de la adhesión de la Internacional Comunista aunque las muy sectarias 21 condiciones ya fueron un impedimento. Entonces se orientó hacia la llamada internacional de Viena, la llamada Internacional Dos y Media, para finalmente, regrese al seno de la internacional socialista como si nada hubiese pasado. No hay que decir que a Pablo Iglesias le afectó la creación del PCE y que, como le sucedió a tantos otros socialistas de la primera época, se guiara por la tradición e incluso que creyera posible la vía fabiana cuando los laboristas británicos llegaron al poder…apara acabar en un desastre. Su tiempo ya había pasado, pero otra cosa son las maniobras de apropiación indecente llevada a cabo por un equipo como el de Felipe-Guerra, tan renovador tan renovador que acabarían convirtiendo a Julián Besteiro con marxismo pasado por agua en un radical. Su entierro, en diciembre de 1925, fue uno de los acontecimientos sociales más emotivos de su tiempo. Su rostro y su ejemplo quedó.

Aunque tuvo muy poca formación y sus escritos nunca alcanzaron el vigor y la fuerza que tuvieron los de Anselmo Lorenzo, Pablo Iglesias produjo alrededor de dos mil colaboraciones en periódicos y revistas de España y del extranjero. Sus escritos completos fueron editados en dos gruesos volúmenes. Se trata siempre de escritos circunstanciales al servicio de la causa socialista, del proletariado. Se trata de un obra “embalsamada” de la que se puede reclamar José Bono o Elena valenciano que opuso el pablo Iglesias de verdad –aunque muerto o sea, que no podía hablar por él- al Pablo Iglesias Turrión, que ha entrado en la historia conectando con el nombre del hombre al que la derecha más indigna de Europa no le pudo sacar el más mínimo chanchullo y que seguramente habría tirado por la ventana al que le hubiera ofrecido algo parecido a lo de las puertas giratorias.

Recuerdo que al principio lo de Pablo Iglesias de ahora, me llamó la atención y no de manera favorable. Le comenté a Miguel Romero que me parecían tan presuntuoso como llamarse Jean Jaurés en Francia o Antonio Gramsci en Italia, a lo que miguel me contestó que vale, que él también le chocaba pero que lo de “La Tuerka” además de muy importante estaba muy bien. Lo suyo no es ninguna novedad, siempre ha habido militantes que han hecho este tipo de homenaje desde el siglo XVIII. La historia del anarquismo está repleta, yo conocí a uno muy prolífico que siempre me preguntaba cual me gustaba más dentro de una lista de hijos llamados Vladimir, Rosa, Alejandra, Ernesto, etc. Conocí a un tal Zinóviev que era un estalinista y en Venezuela hay un camarada trotskista al que padre le puso nada menos que Stalin y que no se lo ha cambiado, no es el nombre lo que hace la rosa. Es algo por lo tanto normal y legitimo, sobre todo cuando el nominado es digno del nombre.

De momento, este Pablo se ha ganado un lugar en una historia que buscaba voces y rostros a la altura de los tiempos. Su irrupción en los programas de tertulianos, o sea en campo contrario al propio, es una fuente magistral de lecciones políticas. Mientras que los otros bla, bla, bla, o sea izquierda, centro, derecho, izquierda, democracia, bla, bla, bla, Pablo (y Monedero y demás), Pablo dice lo que piensa con datos.

Nuevamente las palabras del socialismo cobran su significado y desde este punto de mira, quizás Pablo Iglesias Turrión esté haciendo más que nadie para que los jóvenes de este país comiencen a saber que tuvieron un abuelo que dio pleno honor a la palabra socialista.

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