Podemos: doble militancia y pluralismo político

Jueves 16 de octubre de 2014, por Redacción Web

Raúl Camargo Fernández

El debate de los documentos para la Asamblea Ciudadana de Podemos está provocando una intensa actividad en los Círculos de la organización , que han presentado más de 200 borradores para el debate de los principios éticos, organizativos y políticos de la nueva iniciativa. El pluralismo ha emergido sin problema y, aunque hay muchas coincidencias en la mayoría de textos, la diversidad de opiniones es generalizada. Ese pluralismo es consustancial a Podemos, un movimiento político de ruptura de aluvión, donde desde el mismo momento en que se presentó el Manifiesto “Mover Ficha” han confluido personas con muy diversas procedencias, organizadas o no, todas ellas haciendo gala de una gran generosidad personal o colectiva. Los temas más polémicos hasta este momento se centraban en la propuesta del grupo promotor, el nucleado en torno a Pablo Iglesias, respecto a no presentarse bajo la marca Podemos a las elecciones municipales o en el modelo organizativo a adoptar, si uno basado en un fuerte liderazgo de un Secretario General u otro con el poder más repartido y descentralizado, entre otras propuestas intermedias. Pero en medio de este intenso debate, el grupo promotor incluye en su documento una transacción para prohibir que “miembros o afiliados de organizaciones políticas de ámbito estatal” puedan optar a cualquier cargo interno dentro de Podemos, sin perjuicio de ulteriores restricciones al derecho de sufragio pasivo derivadas a un reglamento que tendrá que redactar el Consejo Ciudadano. Esta medida no responde a ninguna presión realizada desde abajo, ya que muy pocos borradores de los más de 80 presentados incluían esta propuesta.

Existen al menos cinco motivos por los que esta claúsula supone un serio quebranto de los principios de los que ha hecho gala Podemos hasta ahora:

1. Restringir el acceso a cargos internos de Podemos a militantes de organizaciones políticas que no compitan electoralmente con ella desmiente el carácter abierto y aquella fórmula tantas veces repetida de que aquí “no se le pide el carnet a nadie”. Podemos debe tener mecanismos de selección y revocación exigentes, y exigir lealtad y respeto a las decisiones adoptadas mayoritariamente a sus representantes, pero en un movimiento tan amplio como este, excluir de sus órganos de dirección a personas que son militantes de organizaciones que comparten los fines de Podemos supone que solo se reconoce a la corriente mayoritaria, encabezada por los profesores de la Complutense, que obviamente diseñan sus propias estrategias .

2. Una de las claúsulas más sorprendentes de la prohibición de la doble militancia es la que hace referencia solo a organizaciones de ámbito estatal. Es decir, cualquier partido regional o nacional puede tener representantes en los órganos de Podemos y, en este caso, no parecen existir problemas en que las direcciones de esos partidos se reúnan para diseñar su intervención en Podemos. El ejemplo más sarcástico de esta curiosa excepción es que un afiliado de CiU o del PNV podría ser cargo interno de Podemos pero personas que participaron en su fundación, como los y las militantes de Izquierda Anticapitalista, no.

3. En algunos foros se aduce que los partidos que participan en Podemos podrían convertirse en una tendencia o corriente interna. Esta sería una opción sobre la que se podría reflexionar pero el problema es que el borrador organizativo del grupo promotor tampoco reconoce este derecho democrático. Incluso la fórmula empleada de “organización política” podría poner en apuros a miembros de sindicatos y asociaciones que se definen como “sociopolíticos”, como es el caso de CCOO, la Confederación Intersindical o ATTAC.

4. La propuesta tiene un encaje jurídico cuestionable ya que establece derechos distintos para afiliados a una misma organización. La restricción del derecho de sufragio pasivo para cargos internos es un derecho fundamental cuya aplicación debe fundamentarse muy bien. La pertenencia a organizaciones que respetan los fines de Podemos y que son leales con las decisiones que se toman mayoritariamente, aunque no compartan todas y cada una de ellas, no es un argumento suficiente para una medida tan drástica.

5. En último lugar, desde el equipo de Claro que Podemos (nucleado en torno a Pablo Iglesias) se señala que esta medida es un freno contra los arribistas de partidos de la “casta” que quieran hacer carrera en Podemos. Nada más lejos de la realidad. Los arribistas lo primero que hacen es romper el carnet de su partido madre para poder escalar sin problemas en la nueva estructura. Incluso, en muchas ocasiones, la gente que puede tener este tipo de propósitos no tiene militancias previas.

En definitiva, en medio de un debate que tendría que ser sobre todo de perspectivas políticas y de propuestas organizativas para ampliar el espacio de la ruptura con el régimen del 78 y sus instituciones económicas, sociales y políticas, se ha introducido una medida que restringe los derechos fundamentales de una de las partes fundadoras de este proyecto sin ni siquiera ofrecer la posibilidad de hacer uso del derecho de tendencia o corriente. Mucha gente que participa en Podemos viene de movimientos sociales, de colectivos diversos o de organizaciones políticas que han dado la cara desde el primer día por esta iniciativa. Esperemos que nadie pretenda depurar un movimiento que debería hacer dentro exactamente aquello que pretende trasladar luego al conjunto de la sociedad. Porque sin pluralismo, no hay democracia.

15/10/2014

Raúl Camargo Fernández es militante de Izquierda Anticapitalista y participa en Podemos.

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