Syriza: un grano de arena en el engranaje

Domingo 8 de febrero de 2015, por Redacción Web

Éric Toussaint entrevistado por Benito Pérez (del diario Le Courrier de Ginebra)

Éric Toussaint, especialista en la deuda pública, antiguo consejero económico de gobiernos progresistas sudamericanos analiza para Le Courrier los comienzos de Syriza a la cabeza del Estado griego.

Éric Toussaint tiene un aspecto fatigado después de una semana agotadora. Sin embargo, la mente permanece clara y el entusiasmo intacto: la victoria de Syriza en las legislativas griegas ha abierto uno de esos paréntesis donde la historia se acelera y se escribe ante nuestros ojos. Politólogo, curtido en las cuestiones económicas, fundador y portavoz del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM) es un observador clave de la batalla que se está librando entre Grecia y sus acreedores, principalmente los Estados del norte de Europa. Como prueba, el interés despertado por sus intervenciones el sábado, en Ginebra, durante la Jornada de Reflexión sobre Economía, organizada por Le courrier. Antiguo consejero del gobierno ecuatoriano y del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, Toussaint fue también requerido por Syriza. Esperando una eventual implicación, Éric Toussaint no se calla y observa la experiencia griega con una mirada esperanzadora, pero a su vez crítica.

¿Cómo juzga usted los primeros días del gobierno de Syriza en el ámbito económico?

Éric Toussaint: Las primeras medidas se han tomado para subsanar una serie de políticas injustas, impopulares y nefastas para el país. En concreto, el gobierno ha concedido la gratuidad de la electricidad a 300.000 hogares que estaban sin corriente eléctrica; restablecido el salario mínimo legal a su nivel anterior (751 euros); ha decretado la readmisión de 3.500 trabajadores despedidos; la disolución del órgano creado por la Troika para gestionar las privatizaciones; la renuncia a la venta de los puertos de El Pireo y Tesalónica… En resumen, el gobierno ha demostrado que respetará el mandato que le ha confiado el pueblo griego. Sólo podemos congratularnos por ello.

La composición del gobierno, con el nombramiento de Yanis Varoufakis en el puesto clave de las finanzas ¿está de acuerdo con ese espíritu?

Por mi parte, lamento que solamente haya hombres entre los diez súper ministros, aunque varias mujeres figuren como importantes viceministras. En el plano económico, si Varoufakis ocupa el primer plano, el hombre clave es Yanis Dragasakis (viceprimer ministro), que pertenece más bien al sector moderado de Syriza. Este gobierno es el producto de sabios equilibrios. Por mi parte, señalo la presencia muy importante de Giorgos Katrougalos, encargado de la Reforma Administrativa, que incluso acaba de anunciar la readmisión de las personas despedidas. Este jurista está, junto con nosotros, en el origen de la Iniciativa para una auditoría ciudadana de la deuda griega.

El nombramiento de Panos Kammenos en Defensa y la alianza de Syriza con el partido de derecha AN.EL, de todas formas, hacen más difícil la aplicación de otras promesas electorales, como la voluntad de hacer pagar a la Iglesia y de adelgazar la vaca sagrada del ejército.

Sí. Son dos concesiones preocupantes. Desde hace un año y medio, Alexis Tsipras multiplica las declaraciones positivas sobre la Iglesia, sobre su papel para enjugar los heridas sociales causadas por la austeridad. Y se olvida de recordarle la necesidad, para ese gran propietario de tierras, que debe contribuir mucho más a las finanzas públicas.

En cuanto a la presencia de Kammenos en Defensa, está claro que es un mensaje al ejército. Syriza no lo tocará. Empero, el presupuesto militar griego es proporcionalmente uno de los más importantes de la Unión Europea. Alemania y Francia, que son los principales proveedores del ejército griego, velaron para que los sucesivos gobiernos se limitaran en la aplicación de la austeridad en el ejército. Dicho esto, Kammenos tiene una barrera de contención a su lado, en la persona del viceministro Costas Ysichos, un greco-argentino ex miembro de Montoneros, situado a la izquierda de Syriza.

También quiero subrayar que, a pesar de la presencia en su seno de un partido con tufo racista, el gobierno ha decidido conceder inmediatamente la nacionalidad griega a los hijos e hijas de inmigrados nacidos o que crecieron en Grecia. En el contexto griego es importante, ya que el anterior gobierno había alentado la xenofobia. Syriza nos muestra que su alianza con AN.EL se detiene en las cuestiones económicas y que no habrá contrapartida para los inmigrantes.

Sobre la cuestión central de la deuda, hay voces dentro de Syriza que propugnan una moratoria en los pagos, que deberían estar indexados con el crecimiento.

Si es el caso, ya es una evolución de la posición griega, probablemente debido a las reacciones muy enérgicas y muy negativas de los diferentes personajes clave de la zona euro, que dejaron entrever, como mucho, una reestructuración de los reembolsos… La suspensión de pagos, así como la auditoría de la deuda, forman parte de las armas que, únicamente como segundo recurso, podría utilizar Syriza. La primera estrategia del gobierno es reclamar una negociación y convocar a una conferencia internacional sobre todas las deudas. También está la voluntad de instalar el debate en el centro de las instituciones europeas, repudiando la legitimidad de la Troika (Banco Central, FMI y Comisión Europea).

Los frentes parecen como paralizados. ¿Una engañifa para que suban las apuestas, o un diálogo imposible?

Me inclino por la segunda opción. Syriza propone dos cosas elementales: o mantenemos el equilibrio presupuestario— de lo que pocos gobiernos europeos pueden vanagloriarse— pero repartiremos en forma diferentes las cargas, aliviando las que pesan sobre las víctimas de la crisis, y aumentando la de los ganadores; o se negocia el alivio de la deuda. Ahora bien, para los dirigentes europeos, la deuda es un instrumento para imponer las medidas neoliberales de ajuste estructural que Syriza justamente decidió suspender. Ningún compromiso parece posible. En el límite, si Syriza hubiera dicho: continuaremos con el modelo neoliberal pero debéis aliviar la carga de la deuda, quizás la UE habría aceptado. De hecho, Europa exige que Tsipras reniegue de su palabra. Probablemente le han dicho: «Mire a Hollande, lo hizo muy bien antes que usted, haga como todo el mundo, compórtese normalmente y siga el camino trazado…» El elemento más importante de esta semana es que Syriza ya ha puesto un grano de arena en el engranaje, y eso es decisivo.

El arma de Syriza: suspender el pago de la deuda

¿De qué armas dispone cada campo para ganar un pulso inevitable?

Las cifras ilustran el desafío planteado en 2015. Grecia debe pagar 21.000 millones de euros en varias tandas, estando los principales vencimientos en marzo y en julio-agosto. Estaba previsto, por el antiguo gobierno y por la Troika, que esta última preste el dinero necesario para que Grecia pueda honrar sus reembolsos pero con la condición de que continúe las privatizaciones y el resto del plan de austeridad.

En esa situación, el arma de Grecia es simple: suspender el pago. Luego, según mi parecer, el gobierno griego debería crear una comisión de auditoría para determinar qué deudas son legítimas y han de ser pagadas. La auditoría puede dar argumentos de derecho para fundamentar una suspensión de pagos, incluso de un repudio de deudas ilegales, es decir, contratadas sin respetar el orden interno del país o los tratados internacionales.

Encontré una disposición reglamentaria de la Unión Europea adoptada en 2013 que obliga a todos los países bajo ajuste estructural a auditar su deuda, con el fin de explicar por qué la deuda alcanza esos montos y eventualmente registrar irregularidades.

¿Cómo puede ser ilegítima una deuda contraída voluntariamente por un gobierno democrático?

Principalmente por el hecho de que esos préstamos fueron concedidos bajo condiciones abusivas. Se obligó a Grecia a llevar a cabo políticas de contrarreforma social que violaban derechos, así como una política de austeridad que destruyó la economía e hizo imposible el pago de la deuda. Se puede demostrar que el gobierno actuó ilegalmente en beneficio de intereses particulares, lo que haría nula la transacción. Una auditoría de la deuda griega tiene fácil realización: el 80 % de esta deuda está en manos de la Troika y se remonta, como muy lejos, al año 2010.

Usted lo ha dicho, la mayoría de las acreencias griegas están desde entonces en manos públicas europeas. ¿No es injusto que el contribuyente europeo pague por ello?

Los parlamentos de esos países aceptaron esos préstamos con pretextos mentirosos. Se decía: «Hay que salvar a Grecia, ayudar a los pobres jubilados griegos», aunque en realidad, los gobiernos francés, alemán, belga habían sido requeridos por sus preocupados bancos, que veían cómo Grecia ya no podía pagar sus préstamos de alto riesgo y de muy alto tipo de interés. El objetivo de Merkel y Sarkozy era permitir a sus bancos liberarse sin daños de esa deuda, y al mismo tiempo aprovechar esa situación para imponer medidas antisociales y privatizaciones. En realidad, no se trataba de salvar a los jubilados griegos, ¡por el contrario, había que reducirlos! Por consiguiente, si la operación sirvió para salvar a los bancos acreedores, los gobiernos lo único que deben hacer es compensar el coste de la anulación de las deudas por un impuesto a esas entidades. En realidad, las sumas en juego no son tan importantes para la UE. La ausencia de reacción de las bolsas internacionales demuestra que no hay riesgo sistémico. El bloqueo actual es más bien una cuestión ideológica. El riesgo para la UE es el de crear un precedente, el de un país que podría quedarse en la UE sin aplicar las políticas neoliberales. Hacer que Syriza fracase es un mensaje enviado a los electores chipriotas, portugueses, irlandeses o españoles. En particular, a estos últimos, que podrían estar tentados de votar Podemos dentro de unos meses.

Concretamente, una suspensión del pago de las deudas significaría la suspensión de la ayuda monetaria europea y el aumento vertiginoso, para Grecia, de los tipos de interés en los mercados de capitales. ¿El Estado podría llegar a no tener liquidez?

No, nada indica que el presupuesto no seguirá siendo equilibrado. Porque Grecia no tiene necesidad de fondos que, de todas maneras, irían a parar a reembolsos. Con respecto a la proporción de la financiación griega obtenida en los mercados de capitales, esta es mínima. De cualquier forma, el tipo de interés ya tuvo un enorme aumento desde hace 8 días, antes incluso de que la suspensión haya sido puesta en marcha.

¿Cuáles son las armas que tiene a su disposición la UE para asfixiar a Grecia?

Los bancos griegos van muy mal, tanto que sus propietarios organizan su descapitalización, como lo hemos visto en la Bolsa. Sin embargo, esos bancos reciben préstamos del Banco Central Europeo (BCE) para asegurar su liquidez. Pienso que el BCE podría bloquear esos préstamos a pesar de que se produzca un derrumbe del sistema bancario griego. Frente a eso, Grecia deberá actuar rápidamente, expropiar a los propietarios de las entidades bancarias y transformarlas en un servicio público. Pero eso supondría la radicalización del proyecto de Syriza.

¿Puede el gobierno griego esperar unos verdaderos apoyos internacionales?

Por supuesto, de los movimientos sociales, Lo hemos visto en estas últimas semanas, numerosos movimientos que nunca habían llamado a votar por un partido dieron el paso. Ese apoyo, especialmente dentro de los grandes países de la UE, puede ser importante. Si los grandes sindicatos alemanes como DGB o Verdi apoyaran abiertamente a Syriza y dijeran al gobierno SPD-CDU: «sacad vuestras manos de Grecia», eso podría pesar. En cuanto a los Estados fuera de la UE podemos imaginar que hay gobiernos que respaldan a Grecia con una óptica oportunista, pienso particularmente en Rusia. Si le presta algunos miles de millones a tipos de interés muy bajos sin poner condiciones, eso podría ayudar a Grecia. Por supuesto, preferiría que fueran otros gobiernos. Hace diez años, Hugo Chávez hubiera tomado la iniciativa. Pero ahora Venezuela no tiene capacidad financiera.

¿Todo eso para regular un poco el capitalismo?

Una cuestión inquieta mucho a los economistas: ¿la ruptura preconizada por Syriza es o no es posible sin salir del euro? ¿Qué piensa usted?

Bien, vamos a ver qué pasa. Syriza tiene una buena fórmula: «ningún sacrificio por el euro», puesto que no vale la pena. Syriza no tomará la iniciativa para abandonar la zona euro, ya que la mayoría de los griegos continúan apegados a la moneda única. Además, una salida no tendría ningún interés, excepto en caso de nacionalización de los bancos y de control estricto de los movimientos de capitales, lo que explica las reticencias del ala menos radical de Syriza. De forma más general, una decisión como esa aumentaría el nivel de conflictividad con Europa.

El interés para el gobierno griego sería poder endeudarse en una nueva moneda nacional con su propio Banco Central. Con la condición indispensable de que la población tenga confianza en ese nuevo «dracma».Podríamos también imaginar una reforma monetaria redistributiva, con un tipo de cambio diferenciado según el volumen de las transacciones, con el fin de favorecer a los menos ricos. Eso ya se hizo, por ejemplo en Bélgica al finalizar la segunda guerra mundial. También permite luchar contra la inflación (véase el recuadro «Reforma monetaria redistributiva»)

Por el contrario, una devaluación para que sean más atractivas las exportaciones griegas sería arriesgada para el poder adquisitivo de los helenos. Y sería permanecer en la misma lógica de competitividad.

Los países de la zona euro no tienen ningún interés en expulsar a Grecia

No, aunque podría ser como un castigo político. Para mostrar lo que cuesta rebelarse… Pero no existe ningún mecanismo legal para hacerlo.

En el contexto actual, las medidas del gobierno de Syriza son valientes, pero consisten principalmente en un retorno a una situación anterior, que no era realmente muy progresista. Existe también ese llamamiento a un New Deal europeo. ¿Cuál es, en el fondo, el proyecto político de Syriza?

Francamente, me planteo la misma pregunta. Pero con ese calendario lo sabremos en los próximos meses. Hasta hoy, la opción era retornar un poco al Estado social. ¡Se está muy lejos de alcanzar la situación anterior! Aparte de Syriza, mi preocupación es que la izquierda radical europea ya no proyecta una alternativa de poder fuera del marco de un capitalismo reglamentado. Ciertamente, la relación de fuerzas no es apropiada y la restauración de derechos sociales es ya un avance. Pero se hicieron tantos sacrificios... El capitalismo ha mostrado tan claramente hacia donde nos conducía que realmente tendríamos que darle una posibilidad a un proyecto emancipador o socialista, llamémosle como queramos, siempre y cuando ponga fin a la injusticia social y que la población participe directamente en las opciones políticas y económicas de la sociedad. Creo que sería lamentable que todos esos sufrimientos, todos esos esfuerzos terminaran solo en un capitalismo un poco regulado. Evidentemente, hay que llevar esas transformaciones con el acuerdo de la población, a su ritmo. Syriza fue elegida para restaurar un poco de justicia social, no con un programa de emancipación. Pero para arrastrar a la población, es necesario poder presentarle un proyecto, una perspectiva. Y en ese aspecto hay un verdadero déficit de reflexión y de elaboración.

Recuadro: |1|

Reforma monetaria redistributiva

Una redistribución de riquezas puede hacerse también mediante una reforma monetaria apropiada. Sin desarrollarla aquí, nos podemos inspirar en la reforma monetaria belga realizada después de la segunda guerra mundial por el gobierno belga o, en otro extremo del planeta y en otra época, la realizada por las autoridades nicaragüenses en 1985. Uno de los objetivos es hacer una punción especialmente sobre los ingresos de aquellos y aquellas que se hubieran enriquecido a costa de los demás. El principio es simple: en el momento de un cambio de moneda, por ejemplo un antiguo euro por un nuevo dracma, se trata de que la paridad automática llegue hasta un determinado tope.

Por encima de ese tope, la suma excedente debe ser colocada en una cuenta bloqueada y su origen justificado y autentificado. En principio, lo que excede a ese tope es cambiado a una tasa menos favorable (por ejemplo dos antiguos euros por un dracma nuevo). En caso de origen delictivo confirmado, esa suma puede ser embargada. Una reforma monetaria de ese tipo permite repartir una parte de la riqueza de manera socialmente más justa. Otro objetivo de la reforma es disminuir la masa monetaria en circulación para poder luchar contra las tendencias inflacionistas. Para que sea eficaz, tiene que haberse establecido un control estricto sobre los movimientos de capitales y sobre los cambios.

Aquí doy un ejemplo—por supuesto, los baremos indicados pueden ser muy modificados después de un estudio serio del reparto del ahorro líquido de las familias y de la adopción de criterios rigurosos—.

1 € se cambiaría por 1 dracma nuevo hasta 200.000 € 1€ = 0,7 dracmas nuevos entre 200.000 y 250.000 € 1€ = 0,6 dracmas nuevos entre 250.000 y 350.000 € 1€ = 0,5 dracmas nuevos entre 350.000 y 500.000 € 1€ = 0,4 dracmas nuevos entre 500.000 y 600.000 € 1€ = 0,2 dracmas nuevos por encima de 600.000 € 1€ = 0,1 dracma nuevo por encima de un millón de euros

Si una familia tiene 200.000 € de efectivo, obtendrá con el cambio 200.000 dracmas nuevos Si tiene 250.000 €, obtendrá 200.000 + 35.000 = 235.000 dracmas nuevos (D.n.) Si tiene 350.000 €, obtendrá 200.000 + 35.000 + 60.000 = 295.000 D.n. Si tiene 500.000 €, obtendrá 200.000 + 35.000 + 60.000 + 75.000 = 370.000 D.n. Si tiene 600.000 €, obtendrá 200.000 + 35.000 + 60.000 + 75.000 + 40.000 = 415.000 D.n. Si tiene 1 millón €, obtendrá 415.000 + 80.000 = 495.000 Dracmas nuevos Si tiene 2 millones €, obtendrá 415.000 + 80.000 + 100.000 = 595.000 D.n.

Traducción: Griselda Piñero.

Fuente: Le Courrier, http://www.lecourrier.ch/127395/syr... Notas

|1| Este recuadro, redactado por Éric Toussaint, ha sido agregado a posteriori de la entrevista publicada por el diario Le Courrier.

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