Resolución Retomar la vía internacionalista

Lunes 16 de febrero de 2015, por Mar

La crisis estructural que vivimos en el Estado Español se inserta-y es una de sus manifestaciones- en la crisis o recesión mundial que empezó en 2008. Tener presente el carácter estructural y global, de larga duración, de la crisis económica es fundamental para determinar las condiciones en que se desarrollan y seguirán desarrollándose los procesos políticos en las formaciones sociales de los Estados-Nación concretos.

Partiendo de ese escenario- marco, tenemos que resaltar varias cuestiones. En primer lugar, el carácter político de la crisis: en todo el globo, ha habido expresiones políticas concretas y particulares, desde las revoluciones árabes, hasta las revueltas ambiguas y caóticas de Europa del Este, pasando por los procesos de movilización y politización en el sur de Europa, particularmente en Grecia, Portugal y el Estado Español.

En segundo lugar, que una crisis de estas características supone un maremoto geopolítico, que acelera las guerras encubiertas por los recursos que por ejemplo, desangran Africa, pero a la vez suponen un cambio de ciclo en la hegemonía mundial, acelerando tendencias que se venían expresando subyacentemente. Aunque Estados Unidos sigue siendo la potencia imperial hegemónica, entramos en un periodo multipolar, en donde emergen nuevas potencias regionales (Irán, Rusia), continentes enteros comienzan a salir de su rol subalterno a nivel geopolítico (America Latina) y un nuevo actor, China, amenaza con disputar la hegemonía comercial y económica a los EEUU.

En tercer lugar, esta crisis ha supuesto para todos los trabajadores y trabajadoras, en mayor o menor medida, sea del país que sean, una profundización de la expropiación de los derechos colectivos a través de las políticas de austeridad, concretadas en el empeoramiento a nivel global de las condiciones laborales, de una profundización favorable al capital en prejuicio del trabajo en la distribución de rentas, así como el aumento del paro. No podemos obviar que esto afecta de forma muy especial a las mujeres trabajadoras, que son las que más sufren esta nueva situación en todos los rincones del planeta.

Europa se ha consolidado como un espacio unificado en la aplicación de estas políticas, con las instituciones de la Unión Europa organizando e impulsando la austeridad. Hay una particularidad que no debemos obviar en nuestro análisis: el eje centro-periferia coloca a los países del Sur de Europa en una posición más precaria que los del Norte, debido al rol subalterno de sus burguesías nacionales. El proceso europeo sirvió para acentuar este proceso de desigualdad territorial, fortaleciendo la primacía política del centro y debilitando los mecanismos y división del trabajo a nivel Europeo: en el Sur se consolidaba un modelo de desarrollo dependiente en lo económico mientras que el norte monopolizaba la producción de alto valor añadido.

Tenemos que destacar también que, a diferencia de otras crisis como la del 73, el movimiento obrero se enfrenta a esta crisis en una situación de desestructuración profunda, sin precedentes en la historia, producto de las derrotas sufridas a lo largo del desierto neoliberal. Esto tiene repercusiones concretas en la respuesta a la crisis: mientras estructuralmente esta crisis es más global que cualquiera de las anteriores, la respuesta política ha sido más nacional que nunca.

Esta “nacionalización” del descontento ha tenido expresiones acabadas en el ascenso de los populismos de derechas, desde el Frente Nacional de Marine LePen a los movimientos racistas de los países escandinavos o las expresiones neofascistas en Grecia y Hungría. Todos ellos apuestan por primar el eje nacional sobre el eje de clase, colocando el antagonismo a nivel externo entre los pueblos y a nivel interno entre los trabajadores nativos y los inmigrantes.

Sin embargo, la solución a los problemas generados por el capitalismo pasa por asumir los marcos objetivos y más favorables de lucha. “Nuestra lucha es internacional”, como decían los precarios portugueses de “Que se lixe a Troika”, no es un mero ejercicio de retorica, es una necesidad urgente para acabar con la austeridad y evitar que el monstruo del totalitarismo fascista resurja en Europa. Para nuestro Movimiento, será una prioridad estimular una perspectiva internacionalista en la conciencia y en la estrategia de los trabajadores, partiendo de las diferentes coyunturas nacionales y comprendiendo el desarrollo desigual y combinado de las diferentes formaciones sociales que componen el planeta.

Por eso, creemos necesario:

1) Difundir y aprender de las luchas de los explotados y de las oprimidos de todos los lugares del planea, pues forman parte del patrimonio colectivo de todos y todas aquellas las que quieren un mundo más justo. 2) Internacionalizar los movimientos contra la austeridad y la democracia, tratando de que las estructuras de resistencias actualmente existentes en los marcos nacionales se vinculen entre ellas para generar espacios de coordinación global. 3) Generar vínculos entre los trabajadores y pueblos del Sur de Europa, pero también con los trabajadores del centro del capitalismo, pues son aliados potenciales en la lucha contra la austeridad y los recortes. 4) Fortalecer a la IV Internacional como herramienta para la coordinación de los y las anticapitalistas, intercambiando experiencias y tratando de convertirla en un instrumento útil para la internacionalización de la lucha de clases, la liberación feminista y la perspectiva ecosocialista.

Por último, nuestro movimiento tiene un enorme reto concreto por delante. SYRIZA puede ganar las lecciones en Europa y convertirse en el primer gobierno de izquierdas que rompe con la lógica de la austeridad. SYRIZA no llega sola; centenares de miles de personas han depositado la esperanza en un gobierno de izquierdas para acabar con la miseria, miles de personas que han estado en las calles griegas en huelgas generales experimentando la lucha de clases y la auto-organización. Somos conscientes de que el SYRIZA y todo el movimiento anti-austeridad griego están atravesados por múltiples debates y contradicciones. Pero también somos conscientes de que buena parte del futuro de los trabajadores, de la democracia y de la izquierda a nivel global se juega en este país. Asumimos como una tarea política prioritaria apoyar y defender al futuro gobierno de izquierdas de SYRIZA frente a los ataques del capital internacional, impulsando campañas de solidaridad para demostrarle al pueblo griego que no está solo, practicando la solidaridad activa. Sabemos que la mejor ayuda que le podemos dar al futuro gobierno griego es derrotar a las clases dominantes en el Estado Español, pero mientras tanto, los que apostamos por una vía internacionalista hacia una sociedad socialista y democrática, no podemos dejarlos sólos. Por eso, los y las anticapitalistas asumimos el compromiso de extender, apoyar y defender al futuro gobierno encabezado por SYRIZA, que esperamos que sirva de ejemplo para demostrar que “otro mundo es posible”.

SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0