Las izquierdas y la dialéctica entre lo social y lo político

Miércoles 8 de abril de 2015, por Jesús

Ernesto Díaz | Vientosur.info

Al calor de la victoria electoral de Syriza y de los límites que se le impone desde la Troika y las insituciones capitalistas, se ponen al descubierto en el Estado Español dos grandes cuestiones: lo primero es que ganando las elecciones no podremos cambiar directamente la situación política. Hay una serie de limitaciones estructurales impuestas por las instituciones que nos lo impide; lo segundo es que tendremos que tener un anclaje en la movilización social fuerte para superar estas limitaciones institucionales.

En nuestro Estado, aparte de las presiones de la Troika, tenemos por ejemplo el artículo 135 de la Constitución, la ley de equilibrio presupuestario... y otros tantos elementos como límites estructurales al cambio. Para superar estas, u otras resistencias que vendrán, habrá que pensar cual es el rol de lo que quede por fuera de la institución ganada, de lo que quede en los márgenes del estado capitalista y del parlamento. Hace falta repensar cual es la dialéctica institución-movilización, elecciones-autoorganización, lo político y lo social. Hace falta analizar esta dialéctica tanto desde la actitud actual de las izquierdas como desde el punto de vista de la dinámica que puede nacer al calor del ciclo electoral.

La actitud de las izquierdas en la dialéctica político-social

¿Cual ha sido y está siendo la actitud de las izquierdas ante esta cuestión? Son diversas, y cada postura revela ulteriormente los objetivos estratégico de cada una.

1-El PSOE en primer lugar continúa interviniendo en conflictos sociales. Pero lo hace únicamente como forma de responder a su deterioro político y al descenso de su correlación de fuerzas en los distintos parlamentos. La participación en estos conflictos no vienen dado, de forma general, por una creencia en que la removilización social podría acelerar el cambio político. Es simplemente una maniobra para recomponer el espacio perdido en las instituciones, que les pone en mala situación a la hora de preservar un buen aparato partidario y miles de puestos de trabajo de burócratas pro-austeridad.

Esta forma de intervención social es acorde con un partido que ha perdido cualquier estrategia política tendente a frenar la austeridad y romper con el régimen del 78. Es una intervención social que tiene por objeto la supervivencia de un aparato, que tiene poca credibilidad por las políticas aplicadas desde los distintos gobiernos.

2-IU en el periodo de gobierno andaluz ha sido el claro ejemplo de la relación institución-movilización heredada por la tradición eurocomunista. Se concreta en la subordinación de todos los movimientos sociales al reforzamiento de la estrategia electoral, intentando disciplinar los movimientos ejemplares y redireccionarlos hacia el reforzamiento de la presencia institucional. El claro ejemplo fue la Corrala Utopía, donde una serie de familias reclamaba un alquiler social ocupando casas de bancos. La orientación de IU fue la de intervenir en el conflicto de la Corrala, intentando reorientar esta lucha hacia la institución y resolverlo con el acuerdo de priorizar el realojo temporal de parte de las familias de la Corrala. Lo hacía usando sus responsabilidades de gobierno en la Junta, relacionadas con la vivienda.

Esta forma de entender las relaciones es coherente con la forma de entender estratégicamente el cambio por parte de IU: la subordinación de la movilización y autoorganización social a la estrategia electoral es coherente con la estrategia eurocomunista y su esperanza en la posibilidad de reformar las instituciones. La reorientación de la lucha social como la Corrala se veía como una oportunidad para ganar una batalla de posición frente al PSOE, contribuyendo positivamente a una estrategia de largo desgaste institucional frente al barco socialista. Podían haber estimulado la autoorganización de la Corrala y hacer de la lucha ejemplar un vector para el resto de familias con problemas. Pero optaron por una jugada que solo tenía por objeto ganar unos miles de votos al PSOE.

La diferencia con el PSOE se basa en que en IU existe una credibilidad sincera de un posible cambio político desde las instituciones/1. Aunque sea una estrategia completamente inadecuada para frenar la austeridad y romper con el régimen del 78 (ambos objetivos que podría asumir cualquier militante de IU, aunque sea de boquilla) al menos se basa en una creencia honesta de que una mayoría electoral en los parlamentos podría cambiar las cosas. Aunque también tiene relación con la supervivencia de muchos cargos públicos.

3-Por su parte, Podemos sigue siendo una fuerza viva y en formación, y no muestra una relación homogénea con el conflicto social. La dirección mayoritaria de Podemos ha optado por una relación instrumental con los movimientos sociales, donde el apoyo a estos no está vetado, pero su apoyo está condicionado al reforzamiento mediático de Podemos. Las "Marchas del cambio" son la cristalización de dicha relación: una convocatoria social hecha desde y para el reforzamiento y visibilización de Podemos. La movilización impulsada por la dirección no tenía por objetivo construir una movilización larga, en unidad con el espectro social y político. No se puso como objetivo intentar relanzar la movilización social para conseguir una victoria social. Solo pretendía dar bombo a una organización. Aunque la marcha del cambio no fuera negativa, mostraba carencias como las apuntadas por algún compañero/2.

Dicha relación instrumental expresa cual es la prioridad política del equipo de Errejón: subordinarlo todo a la victoria electoral de noviembre. En esta vía no encontramos solo la moderación discursiva y programática que dicho equipo lleva a cabo a velocidades supersónicas, sino también el abandono de un campo de politización y construcción enorme: la movilización social y construcción de poder popular. No se ve el campo de la movilización como un terreno donde también se juega la construcción y disputa de las correlaciones de fuerzas, algo que ya ha mostrado sus límites en las elecciones andaluzas/4. Esta relación instrumental es igualmente coherente con el nivel de cambio que dicho equipo pretende: romper con el régimen del 78 no pasa por la cabeza de muchos de su equipo. Es igualmente coherente con la forma de concebir la política como mero marketing televisivo y el camino electoral como única herramienta de cambio/3.

Por su parte muchos de los círculos de Podemos expresan una relación con la movilización y con la autoorganización social mucho más positiva que la dirección. Desde muchos círculos se tiene la intención de constituir Podemos en un sujeto político diario, un referente también de la movilización social. El trabajo institucional es central, y la gente de los círculos lo saben. Dan la batalla de forma intensa en este terreno. Pero intuyen, por una parte, que las limitaciones institucionales les impedirán aplicar un programa de cambio solo con una victoria electoral, y de otra parte que el conflicto social es una pieza importante del puzzle del cambio para la construcción de correlaciones de fuerza contra las clases dominantes. Hay muchos ejemplos sobre ello y se encuentran muy descentralizados. Pero sin duda el más representativo es la presencia de muchos compañeros de círculos en el cortejo de Podemos en las "Marchas de la dignidad". Un evento de movilización construido de forma mucho más unitaria y que expresa una relación de no subordinación de la movilización al proyecto electoral, sino que ve en este una pieza clave.

Esta relación más dialéctica que se da en muchos círculos entre lo social y lo político, entre el peso de la batalla social y la batalla institucional, es a mi modo de ver una cristalización de dos cosas: lo primero de la existencia entre una parte importante de la base de Podemos de una mayor radicalización, de la búsqueda de objetivos que van más allá de la reforma del régimen y que buscan la ruptura con este; y segundo de una intuición, aún no teorizada, sobre los límites de la batalla electoral y la construcción necesaria de autoorganización popular para cumplir los objetivos de ruptura con el régimen.

El avance electoral y la posibilidad de un nuevo ciclo social

Ahora toca pensar más en profundidad la forma general que podría tomar esa relación entre lo social y lo político, sobre todo en un contexto de avance de fuerzas como Podemos dentro de las estructuras del estado capitalista. Y sobre todo con el objetivo de seguir aportando a esa dialéctica positiva que se intenta construir desde los círculos.

Hay que partir de como se ha dado esta relación entre lo social y lo político en nuestro pasado inmediato. Sin ningún tipo de organización política que representara a los conflictos sociales, y con las centrales sindicales sin querer retomar el pulso social, la brecha entre lo social y lo político era enorme. Las resistencias cotidianas no encontraban eco alguno en las instituciones. Lo electoral iba de un lado y lo social por otro. La ausencia de una fuerza dentro de las instituciones que sirviera para prolongar la lucha social hacia dentro del conflicto institucional divorciaba enormemente ambos espacios/5. La única relación entre ambos espacios se daba en periodos electorales y tomaba la forma rutinaria de consejos programáticos desde el poco tejido asociativo a los partidos (asociaciones de vecinos, organizaciones ecologístas...).

Sin embargo la victoria electoral o la ocupación de espacio institucional por parte de Podemos (o sus variantes de unidad popular municipal) puede cambiar parcialmente esta situación. Y esto viene dado por algo muy simple: aquellos que sufren la crisis y que pretenden luchar para resolver sus problemas encontrarán un aliado entre los cargos públicos de estas candidaturas. Existirá la posibilidad de extender el conflicto social hacia dentro de las instituciones, rompiendo esta dicotomización tan aguda que hemos vivido, y aún vivimos, entre lo social y lo político.

Pero más allá de la extensión del conflicto social hacia dentro del estado, elemento en común que podríamos tener con los eurocomunistas, la clave debe ser otra: hacer de nuestros cargos públicos impulsores de la movilización social. Agitadores políticos para la construcción de poder popular desde lo social. Organizadores del conflicto social y potenciadores de la autoorganización popular.

Aquí tenemos un matiz importante con respecto a la estrategia eurocomunista. La resolución de algunos problemas por medio de las instituciones será importante. Cualquier fuerza política que solo utilice las instituciones en sentido propagandístico tiene un techo de cristal insalvable. En este tema tenemos que ser serios. Pero lo importante en realidad es donde ponemos el acento. Y en este sentido algunos somos claros. Tenemos que usar la disposición ofensiva de la clase en lo electoral para reactivar ciclos de movilización y autoorganización, que permitan elevar niveles de conciencia, de politización y organización de la gente. Tenemos que servirnos de nuestra capacidad institucional para desbloquear el impasse social e intentar ganar victorias también por fuera de las instituciones. La dirección en este caso se invierte: si la estrategia eurocomunista se basa en la subordinación de lo social a la fuerza institucional, nuestros cargos públicos deben trabajar para hacer lo contrario, conseguir reactivar el movimiento social y desatar un nivel de movilización y autoorganización que nos permitiera parar la austeridad y romper con el régimen del 78.

Mayo. Las municipales como primer experimento

Lo que presentamos es una hipótesis de trabajo que ir concretando con experiencias. Tiene su base en el análisis que hacemos del parcial reflujo de la movilización social, traducida con Podemos en ofensiva electoral. Y el objetivo es precisamente utilizar la ofensiva electoral para reactivar el ciclo de luchas sociales, en mejores condiciones. Pero de revelarse cierta esta hipótesis hablaríamos de un nuevo ciclo de luchas sociales, mucho menos fragmentado y sobre todo con una relación dialéctica entre lo social y lo político que tiene precedentes lejanos en nuestro estado.

Las elecciones municipales serán sin duda la primera convocatoria para ver las potencialidades reales de dicha hipótesis. La cercanía directa con las clases populares hace de las elecciones municipales el mejor escenario para estudiar este nuevo rol que los cargos públicos de izquierda pueden tener con los problemas sociales y cuales sus posibles soluciones. La consigna en este sentido sigue siendo la de un compañero cercano: audacia, audacia, audacia.

Ernesto Díaz es miembro de Anticapitalistas

Notas

1/ A este respecto sería muy positivo retomar la lectura de Ernest Mandel, Crítica del eurocomunismo.

2/ Véase http://vientosur.info/spip.php?arti....

3/ Entre muchos elementos, la victoria del PSOE se explica por su arraigo social. A esto solo le daremos la vuelta construyendo relación de fuerza diaria, en los conflictos sociales.

4/ Recomiendo la lectura de La razón populista de Laclau, referente intelectual de Errejón, donde casi toda la estrategia política se concentra en la construcción de una identidad popular (pueblo) para el abordaje de la lucha electoral.

5/ Conviene recordar que la dicotomía entre lo social y lo político no solo viene dado por la ausencia de una fuerza de los trabajadores dentro de las instituciones. A este respecto es importante retomar parte de la lectura de Poulantzas en Poder político y clases sociales en el estado capitalista. En un capítulo este autor muestra perfectamente como el divorcio entre lo social y lo político viene dado también por como se estructura de forma concreta lo político en el estado capitalista, dejando fuera de su regulación (aunque solo de forma virtual) lo social.

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